Ciudadano -1 se despierta, consulta en el móvil la predicción del tiempo y cagando, da un repaso a las noticias.
Es día de elecciones generales. No hay avisos de una mutación nueva del coronavirus. Y decide que irá al colegio electoral pronto, una vez haya desayunado.
Y en efecto, tras elegir una mascarilla oscura estampada con copos de nieve (es invierno), sale de casa para dirigirse al colegio electoral. Durante el recorrido revisa que su brazalete nazi o certificado de vacunación veterinaria del coronavirus, luzca en verde el código QR.
Porque para acceder a la sala de votación, primero debe presentar el brazalete nazi antes de cruzar las rejas del colegio y las alambradas de espinas de seguridad.
Dos soldados con máscaras herméticas antigases y armados con subfusiles protegen la reja de entrada al colegio y tras ellos, se encuentra el presidente de la mesa electoral, que con su móvil en la mano, da el visto bueno o no a los ciudadanos que presentan su brazalete nazi y los soldados se separan o no para permitir o negar el paso al interior del colegio.
En una zona de aparcamiento adyacente al colegio, hay una tienda de campaña militar con una cruz roja, es un centro de vacunación móvil rápida para los votantes cuyo brazalete nazi esté caducado o luzca rojo.
El Ciudadano -1, tranquilo y orgulloso de que su brazalete esté en orden y su bozal sea el correcto según las especificaciones del Gobierno Penitenciario Autonómico de su Región Militar, se acerca hasta los dos soldados armados.
El presidente de la mesa electoral asoma la cabeza entre los subfusiles que mantienen en alto los militares:
–Muestre su brazalete nazi, por favor.
Ciudadano -1 eleva el móvil hasta la altura del rostro del presidente electoral que con su propio teléfono móvil escanea el código QR.
–Su brazalete nazi no está actualizado con la última pauta.
Ciudadano -1 observa el código QR ahora en rojo.
–Le aseguro que hace menos de tres minutos, estaba en verde.
–Acaba de decretarse la 9ª revacunación de invierno –responde el presidente de la mesa electoral indicándole con la cabeza que se dirija al centro militar de vacunación.
Ciudadano -1 se apresura como perro de ocho patas hacia el centro de vacunación veterinaria militar para evitar que entre alguien antes, tiene prisa para acabar el trámite del Buen Ciudadano.
Al cabo de veintiocho segundos vuelve a la entrada del colegio con el móvil en alto.
Por un momento los soldados le han apuntado el pecho hasta cerciorarse de que solo alzaba un teléfono.
El presidente de la mesa, escanea de nuevo su brazalete nazi.
–Perfecto, yasvotao.
–Oiga, ni siquiera he entrado en el colegio –replica -1 sudando copiosamente por la reacción de la vacuna.
–Sí que ha votado. La novena vacuna tiene efectos secundarios como breves lagunas mentales, amnesia. Nada grave.
– ¿Y a quién he votado?
–No lo sé, su voto ha sido secreto.
– ¡Oh! Está bien. Adéu!
–¡Eh, Ciudadano! ¿Acaso no quiere votar? –le increpa el presidente de la mesa electoral cuando -1 comienza a alejarse.
– ¡Pero si ya he votado! Me lo acaba de decir.
–Yo no –le responde el presidente con semblante serio.
–Me acabo de pinchar la novena vacuna del invierno.
–No señor, eso fue ayer, en las pre elecciones. La vacuna, con toda probabilidad, le provocó un fuerte shock.
Ciudadano -1 respira agitadamente por ansiedad, y le muestra temblorosamente el brazalete nazi al presidente para que lea el código QR.
–Está caducado –le responde malhumorado el presidente de la mesa electoral–. Vaya al puesto de vacunación y haga lo que cualquier ciudadano ejemplar del régimen haría.
Ciudadano -1, de nuevo se encamina confuso hacia el centro de vacunación militar. Es un día soleado, aunque la periferia de su visión forma una zona oscura que parece hacerse más grande por momentos.
Una vez pinchada la décima vacuna, se acerca de nuevo al acceso de entrada al colegio electoral.
–Ya tengo la pauta completa de la vacuna –le dice al presidente de la mesa electoral mostrándole el brazalete nazi.
El presidente escanea de nuevo.
– Molt bé! ¡Yasvotao!
– ¿De verdad? ¿A quién?
–A nuestro Nuevo y Normal Caudillo Penitenciario Fascista del Coronavirus.
–Yo pensaba votar a Unidas Jodemos…
El presidente con displicencia le muestra en su móvil un video de una mujer votando al Nuevo Caudillo Fascista.
–Esta era usted hace apenas quince minutos.
– ¡Es una mujer!
–Exacto, era usted con los efectos secundarios de la décima dosis.
–¡Vale! –exclama con cansancio y desánimo Ciudadano -1– Adéu!
Ciudadano -1, aturdido camina paralelo a la valla del colegio electoral, dirección a su casa. Cuando de repente tose.
Los micrófonos unidireccionales instalados en la valla, recogen el sonido de su tos. De la tienda médica militar, emerge un soldado con un fusil de precisión con mira telescópica. Apunta cuidadosamente a la nuca del Ciudadano -1 y dispara.
Al presidente de la mesa electoral se le escapa una risotada al ver el impacto de la bala en la nuca de -1.
Cuando su rostro toca el suelo, no queda nada de conciencia en él.
La mascarilla se ha rasgado con el impacto. Junto al tejido textil y cerebral, en el suelo, en forma de estela, se puede también observar restos de huesos, parte de la nariz, medio labio y varios dientes, algunos rotos. Hora de la muerte por coronavirus: 11:14.
Las noticias de las 11:15 anuncian a través de mensajes a móviles, radio, televisión y boletines impresos con urgencia por los ayuntamientos que, en pleno día de elecciones generales en la Nueva y Normal España Penitenciaria Fascista del Coronavirus, se ha detectado la primera víctima mortal por coronavirus kappa (-1) -en honor al primer ciudadano que ha muerto infectado e intubado en un hospital militar con esta nueva variante o cepa del coronavirus-.
Se decreta el uso indefinido de la triple mascarilla en exteriores y el encarcelamiento diurno y nocturno por estado de alarma en toda España y sus taifas autonómicas. Se prohíbe así mismo y se castigará severamente cualquier acto por procurarse el sustento vital mediante ejecución pública con un disparo en la cara.
El Nuevo y Normal Tribunal Sanitario Penitenciario Fascista Español del Coronavirus, avala la destrucción de los mínimos derechos biológicos y sociales (año 13 de la Nueva y Normal Era de la Dictadura Penitenciaria Fascista Española del Coronavirus).
Iconoclasta