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30 de julio de 2023

lp--Nadie recuerda y todos votaron--ic

El Caudillo Español Nazi Penitenciario Homosexual Clima-sanitario hace unas semanas decretó en una de sus homilías televisivas, que los españoles debían perder de nuevo el tiempo y arriesgar su salud (según los dogmas del nazismo poscoronavirus homosexual español): debían votar estropeando sus vacaciones, votar a pesar del terror que la población española siente por el calor de los veranos nazis españoles.

Los distintos rebaños españoles obedecieron al amo sacrificando su tiempo, sus vacaciones, su dinero, bienestar e intimidad. Obedecieron en masa como si de calzarse en el hocico un bozal de nuevo se tratara. Votaron y obedecieron en una multitud que hacía tiempo que no se veía, angustiándose por obedecer al Caudillo, ejecutando trámites complicados o desplazándose largas distancias para cumplir los deseos de su amo.

Lo hicieron porque nacieron para ello, porque pertenecen a una raza humana especial cuidadosamente seleccionada para la dictadura. Nacieron para obedecer a todo jerarca nazi o fascista, en toda época. A todo dictador “democráticamente elegido”.

Hace poco más de tres años, bajo la dictadura del Caudillo Español Nazi Penitenciario Homosexual Clima-sanitario (el Sánchez), la población con la respiración prohibida mediante el bozal (mascarilla en jerga nazi española) del silencio, la humillación y la sumisión (incluso a cielo abierto) y tras meses de encarcelamiento policial y militar; tenía miedo de hablar o de expresar su opinión ante amigos o vecinos. Desde el primer momento, solo se atrevían a aplaudir a sus amos nazis del Estado.

De idéntica forma a como se actuaba en el franquismo. Hace tres años atrás tenían un miedo atroz a que un vecino o amigo los denunciara por decir algo contra el régimen chino-español del coronavirus.

–Yo no aguanto esta mierda–le dije a un conocido al salir de un estanco y quitarme aquella mierda de bozal en la calle.

Los que escucharon en la cola de la entrada miraban al suelo con su bozal bien prieto, encogiendo mucho el cuello entre los hombros cobardemente para que mi aliento no les llegara a pesar del bozal que calzaban en los hocicos; pero sobre todo, distanciarse de aquella frase. Como sus padres y abuelos hicieron durante el franquismo.

La gente estaba absolutamente convencida de que se encontraba frente a una dictadura asesina, que la podía meter impunemente en la trena durante el tiempo que el alcalde, policía o juez impusiera por puro capricho corrupto. De hecho, todo ciudadano hace menos de tres años, tenía tratamiento policial de delincuente, se nos presuponía la culpabilidad de un delito. Ser trabajador en España equivalía (aun hoy, porque el nazismo se instaló para las próximas cinco o seis décadas, o una próxima guerra civil) a ser un ladrón o criminal.

Y aún hoy está convencida la población española de vivir en un nazismo; pero con la gracia de que es maricón y festivo. La chusma guarda embarazosamente silencio de aquellos tres años atrás, del asesinato de viejos y gente enferma crónica, la humillación y la prohibición de las necesidades biológicas humanas como el respirar y el sustento con las que el Estado los extorsionó y humilló. Guarda el silencio del acto más vergonzoso y humillante que han vivido en muchos años como si no hubiera ocurrido.

Con sus ademanes del silencio y la cobardía, sin mentar los abusos del Estado, sus crímenes y vejaciones; aún hoy día reconocen vivir en una dictadura con absoluta normalidad. El nazismo español penitenciario homosexual clima-sanitario es ese policía sentado a la mesa en los hogares para vigilar que lo que comen sea legal al régimen y que follan como está prescrito. Tal vez el policía se folle a la mujer para que el marido aprenda.

El silencio mafioso es una losa indigna sobre las cabezas de los cabestros españoles. Se trata de la omertá que en las últimas campañas electorales los partidos políticos nazis todos, han pactado para no sacar el tema a debate o atacarse con él. Hay tanta corrupción y delito en el Estado, la casta política nazi ha ganado tanto dinero con la dictadura que todo político está sucio de mierda nazi y corren un velo sucio ante la dictadura de un “Estado de derecho”.

No es broma ni sarcasmo cuando afirmo que la población española es el resultado de una selección ganadera del fascismo o dictadura. Una raza escogida mediante el cruce de hembras y machos de carácter servil, maleable, manso; en una tierra aislada del conocimiento y la ética durante siglos. Un ganado incapaz de cuestionar o expresar opinión, gracias a esa mansedumbre o cobardía genética.

Exactamente como desde hace cientos de años se ha hecho con vacas, cerdos y perros.

Mientras el pueblo español tenga pasto que rumiar, qué más da lo demás.

Como animales, sin inquietudes intelectuales, de libertad y ética.

Sin una cultura eficiente y honrada.

Hace tres años, durante aquellos encarcelamientos del coronavirus, los aplausos a los jerarcas nazis, el hocico tan mezquinamente cubierto a todas horas con el bozal, las vacunaciones masivas del “si te lo mandan debes vacunarte” y el odio a los no vacunados y su deseo de matarlos de hambre por no ser obedientes como ellos. En la población española surgió lo más mezquino y reptil del ser humano.

El gen recesivo de la dictadura se activó y así el nazismo o el fascismo infectó su organismo como un cáncer pudre la sangre y se desarrolló el silencio temeroso de la sumisión; salvo por los aplausos que la policía, con las sirenas de sus patrullas, exigía todas las tardes en los barrios de todas las ciudades, a pesar de los miles de muertos diarios decretados por el nazismo español. Se impuso la trashumancia masiva hacia los puestos veterinarios de vacunación que no vacunaba o compra de bozales. La exhibición del brazalete nazi segregador o pasaporte covid con orgullo nacionalsocialista o hitleriano y la atención religiosa a las homilías o partes nazis del resultado de muertos y contagios. Desarrollaron devoción por aquellos nazis que aparecían cada día en su televisor. Y una indigna y vergonzosa dependencia.

Toda aquella inmundicia de hace tres años ha votado con fe religiosa a aquellos nazis como si no hubiera existido aquella historia negra y humillante. Votaron a los mismos, a todos ellos con esa desidia tan propia de los borregos que carecen de memoria, de inteligencia suficiente para gestionarla.

Hará poco más de una semana, votó la población ganadera española más de lo mismo eternizando su cobardía y humillación con su indolencia.

Han votado de nuevo incluso festivamente, a aquellos que con la policía y ejército los trataron como criminales y animales prohibiéndoles respirar decentemente o trabajar para ganar el sustento.

Es una cuestión de raza, las hay aptas para la crianza libre y las hay más específicas para corrales. Cada cual adaptada por selección ganadera a los distintos tipos de pastoreo y prohibiciones.

España es sanguínea y sangrientamente fascista y ladrona.

Hace apenas una semana votaron todos sin memoria reciente, votaron más que nunca. Pareciera que cuanto más pega el amo al perro, más le quiere y le obedece.

Perdieron hace una semana la oportunidad de despreciar a los amos, a los nazis, a los fascistas carceleros, penitenciarios. Perdieron la oportunidad de no votar a ninguno de los nazis mierdosos y criminales de izquierdas y derechas que los mataron, humillaron, extorsionaron, acosaron, arruinaron y enfermaron. Perdieron la oportunidad de mostrar un mínimo rechazo a la dictadura indigna y maricona. Perdieron la oportunidad de dejar de ser esas vacas seleccionadas y criadas en una tierra aislada de Europa y del mundo, tanto que no llega la cultura, el conocimiento y la ética. Una tierra enferma y oscura de fascismo y fascistas que surgen a la menor oportunidad como las pulgas de las ratas propagando la peste.

Les votaron de nuevo con la memoria en blanco a uno y a otro bando, iguales de nazis, iguales de ladrones, iguales de extorsionadores, iguales de asesinos. Perdieron de nuevo la dignidad vejándose ante los carceleros y ladrones. Ahora cada rebaño muge miedosa y lastimeramente la “derrota” de sus nazis amados. Mugidos de ganado genéticamente seleccionado, frustradas las reses de los rebaños porque no ha ganado el dictador que reverencian, el que los molía a palos y latigazos y humillación y ruina… Cualquiera de tantos que había tres años atrás.

Pudieron no votar y mostrar determinación, valor y decencia; pero sobre todo, desprecio a los fascistas del coronavirus que les golpearon y violaron con mano que no tiembla.

Y han perdido la gracia del ser humano si alguna les quedaba.

Han demostrado de nuevo, con naturalidad innata, sin pretenderlo; ser un ganado de buena crianza nazi.

No es su culpa, no pueden evitarlo. Es un problema de raza, de genética.

De sangre sucia.



Iconoclasta

9 de mayo de 2023

lp--El gran error de votar, o un acto ingenuo--ic


Votar es el mayor error que una persona con inquietudes de libertad y honestidad pueda cometer. Con ese aparente acto festivo y frívolo, cada voto es una autorización a la dictadura para que el estado ¡con tu permiso y sonrisa! robe y destruya tus más necesarias libertades y necesidades biológicas.

Porque votar, en definitiva, es creer en el estado y pedirle que haga de ti lo que le plazca.

Es un acto terrible y suicida contra la libertad y la dignidad.

El voto autoriza al tirano a hacer tu vida gris e invadir tu intimidad. A erradicar la ilusión de tu día a día para llenarlos con sus dogmas de prohibición y castigo.

Porque lo que llama el estado “civismo” es contrario a tu supervivencia: votar al enemigo para que haga contigo lo que quiera con tu permiso y fe religiosa en él.

Firmar un cheque en blanco y dárselo al criminal.

Depositar tu voto en la urna que te ordenan, es comulgar con la dictadura, recibir en toda la boca su hostia de usura y tiranía, eternizándolas para joder el nacimiento de próximas generaciones.

Es una frivolidad digna de una infancia no formada aun intelectualmente.

El voto es la aberración de la libertad y la voluntad.

Si tú has votado, es tarde ya. Solo, si se diera el caso, podrías educar a tus hijos para que no cometan tu error, que no voten jamás, que no se ahorquen gratis ante el tirano.



Iconoclasta

 

28 de diciembre de 2021

Un día electoral en la Nueva y Normal España Penitenciaria Fascista del Coronavirus


Ciudadano -1 se despierta, consulta en el móvil la predicción del tiempo y cagando, da un repaso a las noticias.

Es día de elecciones generales. No hay avisos de una mutación nueva del coronavirus. Y decide que irá al colegio electoral pronto, una vez haya desayunado.

Y en efecto, tras elegir una mascarilla oscura estampada con copos de nieve (es invierno), sale de casa para dirigirse al colegio electoral. Durante el recorrido revisa que su brazalete nazi o certificado de vacunación veterinaria del coronavirus, luzca en verde el código QR.

Porque para acceder a la sala de votación, primero debe presentar el brazalete nazi antes de cruzar las rejas del colegio y las alambradas de espinas de seguridad.

Dos soldados con máscaras herméticas antigases y armados con subfusiles protegen la reja de entrada al colegio y tras ellos, se encuentra el presidente de la mesa electoral, que con su móvil en la mano, da el visto bueno o no a los ciudadanos que presentan su brazalete nazi y los soldados se separan o no para permitir o negar el paso al interior del colegio.

En una zona de aparcamiento adyacente al colegio, hay una tienda de campaña militar con una cruz roja, es un centro de vacunación móvil rápida para los votantes cuyo brazalete nazi esté caducado o luzca rojo.

El Ciudadano -1, tranquilo y orgulloso de que su brazalete esté en orden y su bozal sea el correcto según las especificaciones del Gobierno Penitenciario Autonómico de su Región Militar, se acerca hasta los dos soldados armados.

El presidente de la mesa electoral asoma la cabeza entre los subfusiles que mantienen en alto los militares:

–Muestre su brazalete nazi, por favor.

Ciudadano -1 eleva el móvil hasta la altura del rostro del presidente electoral que con su propio teléfono móvil escanea el código QR.

–Su brazalete nazi no está actualizado con la última pauta.

Ciudadano -1 observa el código QR ahora en rojo.

–Le aseguro que hace menos de tres minutos, estaba en verde.

–Acaba de decretarse la 9ª revacunación de invierno –responde el presidente de la mesa electoral indicándole con la cabeza que se dirija al centro militar de vacunación.

Ciudadano -1 se apresura como perro de ocho patas  hacia el centro de vacunación veterinaria militar para evitar que entre alguien antes, tiene prisa para acabar el trámite del Buen Ciudadano.

Al cabo de veintiocho segundos vuelve a la entrada del colegio con el móvil en alto.

Por un momento los soldados le han apuntado el pecho hasta cerciorarse de que solo alzaba un teléfono.

El presidente de la mesa, escanea de nuevo su brazalete nazi.

–Perfecto, yasvotao.

–Oiga, ni siquiera he entrado en el colegio –replica -1 sudando copiosamente por la reacción de la vacuna.

–Sí que ha votado. La novena vacuna tiene efectos secundarios como breves lagunas mentales, amnesia. Nada grave.

– ¿Y a quién he votado?

–No lo sé, su voto ha sido secreto.

– ¡Oh! Está bien. Adéu!

–¡Eh, Ciudadano! ¿Acaso no quiere votar? –le increpa el presidente de la mesa electoral cuando -1 comienza a alejarse.

– ¡Pero si ya he votado! Me lo acaba de decir.

–Yo no –le responde el presidente con semblante serio.

–Me acabo de pinchar la novena vacuna del invierno.

–No señor, eso fue ayer, en las pre elecciones. La vacuna, con toda probabilidad, le provocó un fuerte shock.

Ciudadano -1 respira agitadamente por ansiedad, y le muestra temblorosamente el brazalete nazi al presidente para que lea el código QR.

–Está caducado –le responde malhumorado el presidente de la mesa electoral–. Vaya al puesto de vacunación y haga lo que cualquier ciudadano ejemplar del régimen haría.

Ciudadano -1, de nuevo se encamina confuso hacia el centro de vacunación militar. Es un día soleado, aunque la periferia de su visión forma una zona oscura que parece hacerse más grande por momentos.

Una vez pinchada la décima vacuna, se acerca de nuevo al acceso de entrada al colegio electoral.

–Ya tengo la pauta completa de la vacuna –le dice al presidente de la mesa electoral mostrándole el brazalete nazi.

El presidente escanea de nuevo.

– Molt bé! ¡Yasvotao!

– ¿De verdad? ¿A quién?

–A nuestro Nuevo y Normal Caudillo Penitenciario Fascista del Coronavirus.

–Yo pensaba votar a Unidas Jodemos…

El presidente con displicencia le muestra en su móvil un video de una mujer votando al Nuevo Caudillo Fascista.

–Esta era usted hace apenas quince minutos.

– ¡Es una mujer!

–Exacto, era usted con los efectos secundarios de la décima dosis.

–¡Vale! –exclama con cansancio y desánimo Ciudadano -1– Adéu!

Ciudadano -1, aturdido camina paralelo a la valla del colegio electoral, dirección a su casa. Cuando de repente tose.

Los micrófonos unidireccionales instalados en la valla, recogen el sonido de su tos. De la tienda médica militar, emerge un soldado con un fusil de precisión con mira telescópica. Apunta cuidadosamente a la nuca del Ciudadano -1 y dispara.

Al presidente de la mesa electoral se le escapa una risotada al ver el impacto de la bala en la nuca de -1.

Cuando su rostro toca el suelo, no queda nada de conciencia en él.

La mascarilla se ha rasgado con el impacto. Junto al tejido textil y cerebral, en el suelo, en forma de estela, se puede también observar restos de huesos, parte de la nariz, medio labio y varios dientes, algunos rotos. Hora de la muerte por coronavirus: 11:14.

Las noticias de las 11:15 anuncian a través de mensajes a móviles, radio, televisión y boletines impresos con urgencia por los ayuntamientos que, en pleno día de elecciones generales en la Nueva y Normal España Penitenciaria Fascista del Coronavirus, se ha detectado la primera víctima mortal por coronavirus kappa (-1) -en honor al primer ciudadano que ha muerto infectado e intubado en un hospital militar con esta nueva variante o cepa del coronavirus-.

 Se decreta el uso indefinido de la triple mascarilla en exteriores y el encarcelamiento diurno y nocturno por estado de alarma en toda España y sus taifas autonómicas. Se prohíbe así mismo y se castigará severamente cualquier acto por procurarse el sustento vital mediante ejecución pública con un disparo en la cara.

El Nuevo y Normal Tribunal Sanitario Penitenciario Fascista Español del Coronavirus, avala la destrucción de los mínimos derechos biológicos y sociales (año 13 de la Nueva y Normal Era de la Dictadura Penitenciaria Fascista Española del Coronavirus).



Iconoclasta