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26 de noviembre de 2019

Muertes sanitarias



Andanada 1 (directa a la yugular).

¿Qué es la sociedad actual, la “movilizada” (en la que las reses portan un teléfono móvil o celular como guía de preceptos morales y condicionales)?
Se trata de un conjunto de reses humanas normales, homosexuales y transexuales que padecen ataques de tristeza y euforia en función de lo que ven (sin asimilar) en internet.
Desesperadas las reses por tontas injusticias que en muchos casos son falsas, por los llamados memes de superación espiritual y conciencia social y por videos que pueden llegar a marcar profundamente sus mediocres días. Es una sociedad sin criterios, pastoreada con absoluta precisión por preciosistas o catastrofistas mensajes de no más de veinte palabras.
Confunden su propia frustración con rebeldía. Hasta tal punto que, al no realizar apenas esfuerzo alguno por sobrevivir, se pueden permitir perder su tiempo y su intimidad adorando a sus iluminados o mesías políticos y religiosos.
En las grandes granjas humanas (ciudades) es tan densa la población por metro cuadrado, que ya se ha creado una genética endogámica que produce gran cantidad de esterilidad reproductiva entre machos y hembras, malformaciones y enfermedades de las llamadas raras en gran cantidad de crías humanas.
Nunca ha sido tan obvio el analfabetismo intelectual y lingüístico, como en esta sociedad contaminada por un exceso de información que los cerebros humanos son incapaces de procesar; creando así generaciones de reses que ostentan una ingenuidad infantil tardía.
¿Si no es con ejecuciones multitudinarias (sacrificios de control genético), como se repara este gran problema de degeneración cognitiva humana?


Andanada 2 (por si sobrevive alguna res defectuosa).

Combaten las nostalgias y frustraciones con insatisfactorias y banales distracciones. Visitando lugares atestados de carne habladora y gritona, escuchando la misma música con las mismas gorras, camisetas y los mismos “perreos”. Leyendo las mismas mentiras y estupideces vacías, con los rostros iluminados por el falso oropel de una tecnología que no acaban de entender, de la que no comprenden su fin último.
Pobres desgraciados los que no tienen valor para soportar sus tristezas en soledad.
De ellos será el reino de la vulgaridad.
De hecho, ellos han creado semejante reino.
Vaya mierda…
La sociedad ya está saturada de cosas, amores, ternuras y filosofías inservibles.
La chusma no está contenta y no sabe por qué.
De ahí que se hagan fanáticos de populistas gurús de cualquier ralea para que les muestren el camino hacia una felicidad y premios que no existen. Por eso compran pantallas luminosas para escapar de su miseria intelectual y comen mierda.
Debe estallar sin más demora una guerra o varias, que acaben con las actuales generaciones para que se renueve una genética y un pensamiento pobres y de nuevo, los seres humanos tomen el camino de la valentía, la determinación y el esfuerzo.
Donde se atrevan a vivir sus soledades sin llantos indignos y patéticos.
Una sociedad donde la envidia no sea la única cualidad humana.
Que empiecen las muertes, es muy urgente, imperioso por decir poco.
Por decir lo mínimo.




Iconoclasta

22 de noviembre de 2019

Por cierto


Me gusta el frío que atasca el mecanismo del bolígrafo obligándome ha girarlo con más fuerza de lo habitual para convertir mi pensamiento en algo tridimensional (o sea, para escribir… A veces me paso dos pueblos con la retórica. Más que deformación profesional es torpeza congénita, es un asco tener esta verborrea literaria).
El frío hace las cosas deliciosamente difíciles porque te lleva a sentir un instante de aventura en una vida aborrecible en su uniformidad.
Por cierto ¿dónde estás, cielo?
Nunca lo sabrás porque es tarde para mí, para hablarte al oído; pero hasta en los momentos más tranquilos e intrascendentes, cuando no debería molestarte por mis babosadas, ocurre que pienso en ti.
Y no pienses que te comparo con un bolígrafo, piensa que me atascaría dentro de ti… Ñam…
Cómo me gustaría verte sonreír al leer esto, amor.
Sigo caminando, hasta siempre, cielo.
Que tus braguitas estén húmedas… Ñam…
¿Ves? Es que no puedo tener la pluma (o lo que sea) quieta.
Muaaaaaaaaaa…





Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

21 de noviembre de 2019

Universos finitos


¿De verdad el universo es infinito?
Solo la nada es infinita y no lo es tampoco, puesto que no existe.
Ergo el universo es nada.
¿Qué se puede esperar de la nada? ¿Un accidente como La Tierra? Con todas su consecuencias. Malas consecuencias…
Sin embargo la nada no es un ente, es ausencia de todo, no se puede accidentar lo que no existe.
ES AUSENCIA DE TODO.
ES AUSENCIA DE TODO.
ES AUSENCIA DE TODO.
ES AUSENCIA DE TODO.
Como cuando mueren humanos que dejan un espacio, un vacío allá donde respiraban y no influyen ni en una molécula de aire.
Solo puedo entender que el universo es un cajón lleno de restos de infamias de un ser más grande que el humano.
El tamaño importa, las putas lo saben aunque sean piadosas con sus clientes.
Si a su vez, ese tipo grande ve un universo, es que la cajonera está dentro de otra cajonera; pero ambas finitas.
Hasta que el último gigante caiga muerto y toda su mierda tripas se conviertan en meteoritos cruzando el puto universo lleno de residuos biológicos y piedras que son huesos.
Coño…
Es agobiante la filosofía astrofísica, es tan estéril como el jadeo de una puta barata.
¿Por qué asocio universo con putas?
Tal vez ambas cosas sean un fraude para la imaginación.



Iconoclasta
Foto de Iconoclasta

15 de noviembre de 2019

Distorsión invernal


El mundo se distorsiona en función del grosor del hielo que se forma en los ojos por las lágrimas al congelarse, son cosas de la temperatura que aunque sean simples y lógicas, cuando te las cuento adquieren un hermoso aire trágico.
No estoy loco, solo un poco triste de melancolía cuando pienso en tu calidez.
Te diría caminando cogidos de la mano, tranquilamente como aviones a reacción (me encantan las estelas de vaho que exhalamos en el aire frío), que por muchas distorsiones y refracciones que causen mis lágrimas con la luz, todo lo humano conserva con desesperante definición su mediocridad atávica cuando vago solo.
Sé que puede parecer repetitivo; pero… Si no te lo cuento a ti ¿a quién, cielo?
Pensarte me da paz y cobijo. Tu existencia me da un lugar higiénico cuando la vulgaridad me asfixia.
Estoy amargado a conciencia, alimento mis frustraciones y tristezas para no encajar entre ellos, entre los humanos. Una rebeldía inútil; pero absolutamente digna aunque me joda.
Solo necesito estar en ti, dentro de tu cuerpo, con las almas mezcladas en volutas que danzan perezosamente ingrávidas alrededor de los cuerpos jadeantes.
Porque el día que sienta que pertenezco a esta sociedad ya no seré digno de ti.
Sería terrible, amor. 
Que no te preocupen mis lágrimas congeladas, son mi volición, mi necesidad de ti.




Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

5 de noviembre de 2019

Las nubes que descienden


Fumo y observo las nubes bajar y cubrir los altos bosques, haciendo fascinantes espectros de los árboles. He escuchado como el sonido se retira, se esconde en lo más profundo del bosque, bajo las otoñales hojas muertas. Como si se inclinara el rumor del bosque ante la aparición de sus majestades.
Como si todos los seres contuvieran la respiración, así se crea el silencio cuando las nubes bajan al bosque.
Como yo la contengo ahora consumiéndose el cigarrillo entre mis viejos dedos.
No hacen daño sus ilustrísimas; pero me hacen demasiado pequeño. Como si fueran maestras de viejas escuelas rancias que ordenan silencio con el semblante grave y fiero de aquellos maestros perros.
Solo que las nubes son mucho más hermosas y son amadas. A pesar de que al cubrirme me convierten en un ser más que habita la fronda y sinceramente, me siento mucho más indefenso que los animales que callan y apenas respiran.
Salvo los escandalosos cuervos, negros y graciosos ácratas…
El tiempo ha pasado en un suspiro contenido y cuando he llegado a casa, he visto en el televisor a los mismos patéticos de siempre, empleando y prostituyendo su tiempo quemando papeles y mierda por orden de sus amos, gritando como putas y maricones enceladas, con alaridos tóxicos escupen la rabia de que no les han regalado el país de Nunca Jamás. Gritando para esconder el ridículo de una ingenuidad infantil en rostros adultos. La vergüenza de ser adultos torpes, crédulos, decadentes…
He vomitado en el instante que apagaba el televisor y deseado que Barcelona fuera cubierta por sus majestades las nubes y que fueran venenosas. Que mataran indiscriminadamente a cientos de miles de seres porque imbecilidad y fanatismo solo con dolor y muerte se erradican. Porque lo que está podrido debe derribarse o quemarse y hacer algo nuevo tras haber barrido escombros, cenizas y esqueletos.
En un tiempo de gritos y llantos por libertades y paz pueriles, indignas de adultos, yo mascullo cosas de violencia, dolor y muerte.
Alguien tenía que hacer el trabajo sucio y desear que a tantos se les pudriera el corazón envueltos en mis nubes queridas.
Nubes, ahora sí, de justicia verdadera.
Me da miedo seguir imaginando y caer también en una imbécil ingenuidad, he de ser cuidadoso si no quiero morir indigno.





Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.