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Mostrando entradas con la etiqueta escritura. Mostrar todas las entradas
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13 de julio de 2024

lp--El peso de un bolígrafo--ic

Es muy ilustrativo y esclarecedor para entender la sociedad actual, el asunto del peso de los objetos de escritura. Hay mucho afeminamiento en machos y hembras juzgando el “peso” de una pluma, bolígrafo o lápiz.

¿Cómo es posible que sientan fatiga por algo que pesa unos gramos y además se apoya en el papel? ¿Cómo es posible cansarse con una pluma “pesada”?

Las sociedades del coronavirus obedientes del encarcelamiento (“yo me quedo en casa”), el bozal nazi (mascarilla) y la vacuna que no vacuna; se ha degradado tanto y le tiene tanto horror al mínimo esfuerzo, que no se debe escribir de ella sin insultarla u ofenderla con todas las palabras posibles.

Esta sociedad es un monstruo deforme construido con millones de cuerpos humanos grapados entre sí que, enfermo y con el cerebro podrido, se arrastra mezquino a los pies de su amo, el telepredicador más publicitado. Siguiendo con ciega devoción los miedos y consignas del psicópata pervertido que ha votado.

Y todo ocurre en “democracia”, donde enfermos mentales dementes como Hitler son mayoritariamente votados secularmente.

Los cobardes exhiben con orgullo su mezquindad y así hacen de la cobardía, inmovilidad e infantilismo, virtudes cívicas como el votar.

Esta degradación es la que lleva a las mayorías a votar a alguien tan infame y degradado como ellas. Necesitan un amo igual para seguir haciendo virtud de sus indignidades.

Se quejan de que el bolígrafo pesa y ni siquiera saben sujetarlo. Algunos llevan al extremo del plumín las puntas de los dedos y no ven una mierda de lo que escriben, otros rodean con el pulgar el bolígrafo como cuando la profesora les enseñaba a escribir las primeras letras, otros doblan la muñeca tanto que parecen sufrir parálisis cerebral. Pareciera que quieren demostrar con orgullo que padecen alguna enfermedad cerebral o una tara intelectual que les impide la coordinación motriz instintiva y lógica para tomar un objeto de escritura y escribir de una forma sencilla y natural.

La incapacidad intelectual y su incultura es otra de esas indignidades transmutadas en orgullosa virtud.

Forman una reata de asnos con el rabo enhiesto de una injustificada vanidad.

Socialmente, por mucho que cacareen los politicastros contra la violencia, yo afirmo que nunca ha sido tan necesaria en las ciudades como en esta tercera década del siglo XXI.




Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

29 de mayo de 2024

lp--Escribir pausadamente--ic

Escribo lentamente para no desangrarme también rápidamente (como los segundos pasan) y así tener tiempo para describir lo que padezco y siento.

Cuanto más rabio, más adrenalina, la presión arterial sube y la sangre brota en obscenos borbotones casi negros por nariz, lagrimales y entre uña y carne.

Sí, todo la hostia puta de sórdido.

Así que sin apretar, lenta y sedosamente derramo en el papel mi hastío y la mezquindad humana que me pringa la piel como un mal hongo.

Hay un motivo de amor y miles de millones de odio, indiferencia absoluta por sus vidas cuando me siento bienhumorado. Como ellos la sienten por la mía, no soy especial.

Es lógico, incluso legal, sentirse agraviado por toda esa caterva de mezquinos, gritones y malolientes.

Comprendo que los dibujantes de cómics crearan primero al villano que desea destruir a la humanidad, y luego al super héroe para hacer feliz a la chusma lectora. El dibujante busca lo mismo que yo escribiendo: aniquilar la mezquina humanidad, cáncer de sí misma.

Es inevitable que casi todo mi cerebro piense en ella. Y esa pequeñísima parte de mi seso, la que controla por ejemplo, el cagar o las náuseas, piensa además en esos miles de millones sin rostro; en su erradicación como primer sueño o deseo vehemente.

Es más fácil odiar que amar. Es la razón de que el odio exija tan poco cerebro para ser gestionado.

El amor es una galaxia inabarcable en el espacio profundo que precisa la inmensa mayoría de mis neuronas para gestionarlo.

El deseo es una bestia voraz de conexiones sinápticas y quema neuronas como una tostadora averiada el pan.

Pensando en ella no sufro hemorragias, pero me desoriento en su cosmogonía y cosmología. O en la inmediatez de un “te amo” irrefrenable. Sí que pierdo el control de la realidad soñando con ella, amándola desbocadamente. Y por ello, para proteger mi integridad mental, acabo de nuevo en la casilla de salida odiando. Pero no con furia, sino fríamente. Tomando un café entrecerrando los ojos por el humo del tabaco; observando a la humanidad e incinerándola sin ningún tipo de alegría, como quien realiza su mal pagado trabajo diario. Meditando sobre el espacio que nos dejaría la extinción, su silencio y cadencia temporal.

No los necesito. Ni siquiera en mi imaginación desbordada cabe otro ser, algo ajeno a ella.

Al final te tengo a ti ocupando todo mi pensamiento y al resto del planeta para ubicarme en un lugar concreto para sobrevivir, cosa imposible en tu infinita esencia.

No debería odiar, con la indiferencia bastaría; pero no soy budista o un beato religioso y requiero cometer excesos para liberar la presión de tu posesión.



Iconoclasta

 

13 de junio de 2022

Deja de escribir

Tengo miedo de que mis ojos se rompan como cuentas de cristal y que no haya sangre. Solo el ruido del viento a través de las cuencas vacías.

Tengo miedo de que el río fluya a lo alto y los peces, pobrecitos, mueran en el frío cosmos.

Me horroriza que el aire se convierta en agua y mis lágrimas no caigan rostro abajo.

Y edulcorar el café con vidrio en polvo.

Y cagar sangre.

No quisiera que los cadáveres no se pudrieran y los vendieran como ceniceros.

Tengo pánico a que mis palabras manchen de gris mis encías y los dientes crezcan hacia dentro.

Y que el sol se aproxime y evapore mi reloj que jura que aún vivo.

Está todo tan roto que mi pene es una flor que ha hecho afiladas raíces que me cuelgan sangrantes de la nariz.

Y por los ojos si tuviera.

No quiero que mi padre resucite y llore por la carne que no tiene y que le decepcione porque mis ojos no le sirven; se rompieron en algún momento de mi pensamiento…

Y que vea el río perderse en la nada cósmica y aniquiladora y no pueda lavar cálidamente sus huesos macilentos.

Pobre padre…

Pobre madre que sonreía tanto como para contagiarme y no quiero pensar en ella porque es infinito mi dolor si le borrara una sonrisa. Sería un hijo de puta si lo hiciera.

Es terrible temer tanto.

No quiero que el papel se haga arenas movedizas que se traguen mi alma que escribo.

Temo al amor que se transforma en un susurro que coagula el corazón con sus imposibilidades y lo único posible es el tormento. No quiero el corazón de piedra y toser arena entre llantos.

Temo que mi gato se convierta en ratón y se devore a si mismo y yo no pueda dejar de llorar por ello desde mis cuencas negras.

Tengo miedo al imán que no sé porque, solo atrae la miseria.

Temo que los forenses vuelen como super héroes con capas de acero inoxidable haciendo su trabajo en los vivos.

El universo es material de derribo, un roto infinito y los agujeros negros regurgitan los años tragados. Y la demencia se extiende por la nada.

Y nada cubre a nada.

Y los pedazos de dios flotan quejumbrosos ignorando que un día soñaron crear algo y no se acuerdan bien el qué. Solo son piedras flotantes con Alzheimer, y hay en su superficie una tristeza vítrea por la ausencia de la mentira piadosa que cuentan las madres a sus bebés cuando creen solo en ellas.

Madre es lo único que existe cuando se inicia la vida.

Cómo me quería, no puedo entender tanto amor a lo que soy.

No puedo…

Qué desolación.

Siento la pena infinita y el espanto por los peces que nadan en el cosmos con sus grandes pupilas congeladas en la indiferencia a su propia muerte. No se inmutan cuando las piedras los rompen haciéndolos pedazos.

Pobrecitos, tanto nacer para eso…

No puedo soportar la inexistencia de los petirrojos que observan mis pedazos formarse en el papel piando canoros en una rama verde como un lagarto.

Es pánico irracional que las hojas no existan y mi pensamiento sea solo la pesadilla corriendo por la sangre sucia de un yonqui no vivo, de un podrido en vida.

No quisiera lavar los huesos de mi padre cuando llore.

Ni los de mi madre cuando sonría como un sol.

Por favor… Deja de escribir.

Ya. Ya pasó, tranquilo.

No lo vuelvas a hacer.

No.





Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.


27 de enero de 2022

Verso inconexo


Soy el verso inverso

que rima lo que no sintió

y esconde lo que no fue.

Soy un verso inmerso

en un frustrado universo

el eructo de un festín inapetente.


Se puede escribir del orgullo de ser,

la vanidad de lo logrado.

Del sudor bien empleado.

Del tiempo acelerado.

O se puede esconder lo que hice,

lo que no supe, lo que no pude.


O se puede no escribir y dejar que la presión provoque un aneurisma cerebral y morir.

No soy orgulloso, soy un fracasado y si no escribo, no existo.

Seguiré escondiendo mi fracaso con cierta malicia, porque de morir no me libro.




Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

25 de junio de 2021

Cuidado donde pisas


En el vasto páramo de las letras, sé cuidadoso al pisar.

Las equis te expulsan y las as te pueden amar y abandonar.

Atento porque los dedos corren apremiados por la emoción y el amor es traicionero.

Podrías escribir la historia errónea con la palabra fallida o la indescifrable.

¿Y no querrás eso, verdad? No quieras añadir a la saña con la que te trata el planeta, tus errores. Las emes son de muerte, y las efes de fracaso. Apenas de felicidad si ella no está cerca pronunciando alguna belleza de las suyas. De esas que deja caer suavemente en tu oído y luego al teclado, como las flores de los cerezos tapizan la vida con mantos de nata y fresa.

Cuando camines entre palabras y letras, no te apresures. Te va la dicha en ello. Pulsas por error y se desata el apocalipsis: las tristezas transmiten un temblor a los dedos, el miedo a pisar la tecla/mina que ahora pudiera ser fatal, la que aunque borres de la pantalla, quedará grabada en tu retina como un mal presagio.

Y piensas en sus dedos con esperanza, ella te guiará por el desierto de las letras que las lágrimas de una tristeza tan vieja como tú desenfocan. Porque sus dedos son precisos y preciosos y un día siguieron el camino de tu rostro. Resiguieron sensualmente tus labios. Sellaron tras el beso su conjuro de amor: “¡Shh… No digas nada amor! Solo ámame”. Fuiste condenado a amarla y la buscas en todas las cosas, en todas las palabras, en todas las letras.

En todas las teclas peligrosamente desenfocadas.

Es la más hermosa condena de amor jamás contada.

Y escribes: ¿Cómo lo hago para describir mi sonrisa si la pena me come ahora? Y el miedo a que una letra me devore una falange, para que no te pueda enviar el amor necesario de una forma tridimensional y tangible, que trascienda las sutiles frecuencias del amor al aire mismo que respiras.

Te hamo.

¿Has visto amor? Peligro es mi apellido. Estoy seguro de que si lo repitiera, si te “hamara”, de alguna forma la vida me golpearía furiosa como aquellos maestros cuando era niño.

Y las teclas me arrancarían los dedos…

¡Te hamo!

¡Shhhh…! Que se jodan las teclas.




 


Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

13 de abril de 2020

Un instante de paz


Me siento ingrávido ante tus ojos, tu mirada es un universo.
Ansío tu boca como oasis en el desierto.
Tu piel es un océano de aceite cálido.
Y soy una ola furiosa en tu sexo.
Entre todas las cosas bellas eres sobrenatural.

Necesito escribirlo porque pensarlo o decirlo son cosas tan efímeras… Y ya sabes lo que dicen de las palabras y el viento.
Deslizar la pluma por el papel es lo más cercano a follarte.
No quiero morir sin que conste en acta mi brutal amor por ti.
Y escribirte me da paz.
Te amo, cielo.




Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

9 de julio de 2015

Lectoescritura en las redes sociales


Alguno consigue entender bien lo que lee la mayor parte de las veces, el resto, que son la inmensa mayoría (esos que dan su voto a los políticos más idiotas), no se entera de nada y de lo poco que se enteran, no aciertan a explicárselo a sí mismos.
Y si han de escribir, la cosa empeora.
Hay una dificultad irreparable en el cerebro humano.
Entender algo tras leer, se ha elevado a categoría de don.
Si se trata de sintetizar o resumir lo que se ha leído, y se consigue, estamos asistiendo a un milagro o una extraña conjunción o alineación cósmica que ocurre cada cientos de miles de años.
Justo lo que pasa con los manuales religiosos tipo biblias, corán, libro muertos, torá, el quijote, el capitalismo, Así habla Zaratustra, etc...
Nadie los lee, los que lo leen no se enteran de nada y un reducido número de fenómenos que llegan a entender algo de todo eso, lo manipulan para leerles su propio mensaje a los que no se han enterado de nada y así poder eternizar la ignorancia a través de un hermoso chorro de siglos en los que no cambiará absolutamente nada.
Los más cultos que he conocido, todos son adictos a la civilización egipcia de los faraones y saben decir Osiris y pirámide. Ser egiptólogo, es una de las carreras que más deslumbra a todo el mundo en las redes sociales. Y aún hoy día, hablar de que las pirámides fueron levantadas por levitación extraterrestre, es un hecho verídico ampliamente aceptado.
El nivel de lectoescritura de los ciudadanos y como llevarlos por el camino adecuado, es algo que conoce cualquier gobernante o alto funcionario, porque cuando acceden al cargo, les dan un manual de instrucciones ya antiquísimo donde se les instruye en como expresarse ante la peña que les ha votado y los que no les han votado también. Al final, a todos joden igual (por lo tanto, no perdáis el tiempo en ir a votar).
A medida que se ha cuantificado estadísticamente la capacidad de lectura y comprensión en los humanos, los aparatos electrónicos han ido adaptándose con rapidez a este profundo conocimiento del individuo tipo. Cualquier despertador tiene ya iconitos sonrientes, llorones o frotándose la calva. Los dibujitos en las pantallas y monitores de todos los equipos, han conseguido ya parecerse a un abecedario para chimpancés y gorilas que usan los biólogos para entrenar a esos animales.
Los memes se han convertido en el alimento espiritual de los que se deprimen abiertamente ante sus desconocidos amigos de las redes.
La proliferación de imágenes o videos cursilones o extraordinarios (por lo amañados y su grosera edición y manipulación que nadie capta) indica que todo va bien, como era de esperar. Y pronto le enviarán a la peña un email que al presentarlo en el lugar adecuado, les regalarán un plátano que tendrán que comerse ante una video cámara.
Se ha estandarizado el máximo de lectura a una frase y media, que es lo máximo que los usuarios pueden leer sin vomitar y compartir hasta el asco.
Un tema tratado por más de cinco minutos sin imágenes, deja en blanco el cerebro de los usuarios tipo de las redes sociales.
Las Cuevas de Altamira y sus imágenes rupestres, son un claro ejemplo aún muy actual de lo máximo que puede soportar un humano tipo leyendo.
Pero no hay peligro de que se extinga el lenguaje escrito, ni mucho menos. Vamos a ver: si a un usuario no le dan una pista de la imagen que está mirando, su cerebro se queda girando en vacío sin acertar a identificar nada, y así durante horas.
Se necesita (según la imagen) al menos dos palabras al pie para que puedan comprender.
Es tanta la falta de comprensión y redacción en los usuarios de las redes, que se ha tenido que cambiar el concepto de "analfabetismo" por "rebeldía social" para evitar denigrar a tanta gente.
El verano y sus altas temperaturas lo empeora todo en esos cerebros. Es necesario aplicar entonces a las dos o tres palabras que se redacten en un estado, imágenes de alto contenido sexual para captar la atención de los usuarios. Las palabras que las acompañen serán claras, básicas u onomatopeyas de pedos, algo que les haga reír mucho para que no se me dispersen de lo que están leyendo-viendo.
Es muy importante que crean que su sexo es pleno y potente para que no recurran a memes de psicología de feria que los deprimiría mucho.
Hay que cuidar esos cerebros de escasas luces, porque de otros apenas hay.
Y me parece que no queda más por decir, porque muchos de los que se han atrevido a leer esto, a estas alturas no saben porque lo están leyendo.
Una ayuda:
"Alguno consigue entender bien lo que lee la mayor parte de las veces, el resto, que son la inmensa mayoría..."
(Inicio del artículo, genios)

Apéndice 1:
Ejemplo de diálogo tipo usuario feisbu, para poder conseguir muchos amigos en un par de minutos:
-Salu2
-Chale
-Vale
-Por fis
-Tá güeno (sin tildes ni diéresis, yo porque sé escribirlo; pero no lo intentéis en vuestras casas, es peligroso).
-Lol
-Lol
-Pinchi
-Mola
-Chachi
-Sale
-Simón simonete
-Lol
-No tá
-(iconito de idiota sonriente dándose palmadas en la cabeza o chola)
-Pucha
-Mimí
-Ta jodío
-Goldo
-Chale
-La conchatumadre
-Pos sale
-Chichis glub
-Pelusa ñam...
-Chidón bidón
-Cruda?
-Sipi
-Xoxo
-Bubys goldas
-Gracs (e iconito ruborizado)

Apéndice 2:
Como ejemplo de meme de grado medio de comprensión (un poco avanzado, pero estimula un poco las meninges):







Iconoclasta

25 de febrero de 2014

De papel, tinta y retrasados mentales


Nunca se agotarán las ideas o el pensamiento, al menos el mío y el de uno o dos más que hay en el planeta, en proporción a la cantidad de monos parlantes.
Lo único que se agotará y que prohibirá será el papel y los objetos de escritura, para que nadie pueda perpetuar su pensamiento, si fuera capaz de hacerlo.
El espacio físico donde la idea adquiere tres dimensiones, color, olor y tacto. Con ello existencia.
El sistema triunfa y apenas se usa papel más que para limpiarse el culo, los mocos o el semen de la polla o la vagina. Los han criado idiotas, incapaces de escribir bien, avergonzados de sí mismos y de su caligrafía; para que no escriban y conviertan en algo tangible y duradero lo que piensan.
Si piensan, claro.
El poder se ahorra así mano de obra y tiempo en romper ideas y negar autorías a seres que son más inteligentes e inquietos que la gran mayoría.
El poder corrupto quiere virtualidades que se puedan borrar con un "del" o editar con un "copy paste". Sin autógrafos incómodos.
Para que solo quede lo que ellos escriben, dictan y ordenan escribir.
Es por ello que solo encuentro en las librerías noveluchas baratas como Crepúsculos, Juegos del Hambre y misterios milenarios y esotéricos sin base ni fundamento histórico real. Esoterismo de feria barata. Se encuentran hasta en la sección de hortalizas de los supermercados.
Se pretende que humanos que han sobrepasado ya la adolescencia, continúen leyendo la basura adolescente que los hará subnormales y cobardes eternamente.
La peste de Camus, llegará a prohibirse, como El Exorcista dejó de editarse porque ponía de manifiesto que era peor la religión, el analfabetismo y la sanidad pública que el diablo si existiera.
Me ensucio los dedos al ojear las páginas de los libros de autoayuda: come mierda, da gracias por ello y sé feliz.
Toda esa basura está en la estantería nombrada como imbecilidad y cobardía, en todas las librerías, en todas las pescaderías del mundo.
Por ello el papel  se está prohibiendo, para que nadie pueda escribir nada más que eso.
Mientras la chusma lee cuentitos sin peso ni profundidad, hay una horda de retrasados mentales asesinando gente en un pueblo durante nueve horas sin que aparezca nadie, ni un policía, ni un político. Apenas una reseña un tanto incómoda que anunciar (en Guerrero, México un día antes de la fiesta de la bandera en el 2014, para ser más exacto).
Y así, como en la edad media, cuando el analfabetismo era el arma del poder, ahora lo es la escritura electrónica y la literatura infantiloide y cobarde.
Otras formas de analfabetismo encubierto.
Y si se piensa bien, la humanidad no se merece otra cosa más que trabajar y ser exterminada por corruptos gobiernos en un emotivo día de banderas de mierda.
Apenas un extraño caso de seres que ocupan el papel con su pensamiento entre cientos de miles que follan borrachos y leen basura y ven mierda en la televisión. Todos esos cientos de miles de retardados, se adjudican el intelecto de dos o tres que saben escribir.  Se adjudican capacidad intelectual, cuando solo hay una excepción inteligente cada sesenta años.
Y a medida que escribo mi pensamiento con tinta marrón que resalta contra la blancura del papel como una mancha de diarrea en la sábana blanca o en la santa, llego a la conclusión de que nueve horas de exterminio en una ciudad no son suficientes, es muy poca cosa.
Se requieren turnos de veinticuatro horas asesinando monos parlantes para que la subnormalidad deje de reproducirse a este ritmo ratonil.
Cuando yo muera y descubran los kilos de pensamiento que he escrito y acumulado y los quemen, alguien pensará: menudo hijo de puta era este tipo.
Solo que será demasiado lerdo para darse cuenta de que es incapaz de escribir ni una sola frase de más de tres palabras en una simple carta. Al igual que los más de siete mil millones de habitantes del planeta.
Hay chimpancés que desarrollan un mayor nivel intelectual que un pueblucho con miles de habitantes, a los que matan sin que nadie preste atención.
Y es que la selección natural se abre paso como sea, aun que los retrasados mentales que son los medios para llevarla a cabo, no sean conscientes de lo que son. Tal vez, ni sepa lo que están haciendo, si no es de un modo tan básico como el instinto reproductor de las ratas.
En pocos años, cuando alguien no tenga teléfono para escribir un mensaje, se tendrá que meter un dedo en el ano para escribir con mierda su saludo de subnormal en una pared.
Y luego se lo limpiará chupándoselo.
Buen sexo y feliz imbecilidad.
Y sobre todo, paciencia.








Iconoclasta