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26 de noviembre de 2021

Las sórdidas noches


Las flores y los colibrís deberían habitar la noche y así la belleza no nos abandone jamás. Sé que sería cansado para esos seres; pero mi horizonte es tan triste cuando llega el ocaso...

Parece un adelanto de la muerte.

En mis noches no hay auroras ni cielos plateados por estrellas. No hay fugaces...

No es un buen lugar para disfrutar la noche una ciudad.

Así que no pido imposibles ni riquezas, solo pequeñas cosas que combatan la fealdad de las sucias noches, caliginosas y monótonas. Un concierto de toses e inodoros descargando.



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

21 de noviembre de 2021

Perdón


Llueven hojas secas…

Es normal, es otoño, coño.
Quisiera sonreír; pero el sonido de las pequeñas hojas al caer me evocan los besos que nunca sucedieron, que no llegaron.
Como ternuritas que apenas nacer, murieron.
Así que cierro los ojos ante la fría y suave brisa. Y escucho ese crepitar rodante de las hojas por el suelo, sintiendo que realmente son los besos tiernos que se secaron en mis labios.
Y deseo pedirte perdón entre este íntimo rumor de tristeza.
Perdón por los besos secos que ruedan a ninguna parte.
Te pido perdón, cielo, por haber nacido mucho antes que tú, muy lejos de ti.
Las hojas ruedan sonoras y juguetonas y con ellas llevan un trozo de mi alma, un jirón que se ha desprendido también seco.
El otoño pone en jaque mi entereza, cielo.
Tal vez, al menos esa seca piel de mi amor pueda llegar hasta ti antes de pulverizarse.
No sé, mi diosa… El otoño templado es la cuenta atrás que lleva a la gelidez y a la exaltación del amor que es imposible abandonar por mucho que duela.
Te pido perdón, sin dejar de amarte.
Misericordia…
Seré entre las hojas que pisas, lo juro.




Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

10 de noviembre de 2021

Las generaciones irremediablemente sucias


Un canal de televisión de viajes (Viajar) ha emitido hoy el más espeluznante y horroroso en su simplicidad y claridad de los reportajes que he visto hasta ahora del genocidio judío que llevó a cabo la Alemania nazi: Los trenes del holocausto.

Tal vez sea por el testimonio directo de aquellos pobres supervivientes, que es más escalofriante el relato en este tiempo de cobardía en el que el neofascismo sanitario ha podrido las libertades democráticas de toda Europa (especialmente en España) y otras democracias de corte occidental.

No puedo dejar de agradecer que en esta época de cobardía y trivialidad generalizadas (el reportaje es del 2018), haya aún personas que evoquen los grandes crímenes que perpetró la humanidad en masa y escupirlos así a la cara de la “pacífica”, ecológica, tolerante, ignorante, telefonizada, lúdica, infantilizada y consumista sociedad actual.

Ocurrió algo terrible tan solo ochenta años atrás (entre otras muchas monstruosidades). Y todavía respiran algunos pocos que vivieron padeciendo aquella época de criminales asesinos gobernando.

Asesinos elegidos democráticamente…

La historia se repetirá. Cualquiera que conozca la especie humana sabrá que en este momento hay gente que piensa escondidamente, que los enfermos de coronavirus deberían ser trasladados y aislados en campos de concentración. Y una vez allí, pensar que el humo de las chimeneas de los hornos, es solo carbón para la calefacción; para mantener calentitos a los enfermos.

Los nuevo líderes nazis de las “democracias” del coronavirus tienen el permiso y la simpatía de una gran parte de la población para llevar a cabo un genocidio. De la misma forma que Hitler y Franco tuvieron el apoyo de la población alemana y española.

Porque España no tiene nada que envidiar a Alemania. Franco exterminó con total seguridad a tantos españoles como judíos asesinó Alemania. Incluso, la llamada “limpieza étnica”, es muy posible que fuera una patente española. Hay que recordar que tras cada batalla que Franco ganaba durante la guerra, le seguían largos meses de exterminio en cada territorio hasta asegurarse de que ni un solo amigo de los republicanos respirara.

De ahí que la guerra civil española fuera tan larga.

Pero mi reflexión, muy sórdida, y de una certeza horrible; es que cientos de millones de habitantes que colaboraron, aplaudieron o toleraron comprensivamente a sus líderes fascistas y asesinos tuvieron (y aún tienen) una larga vida. Follaron sin gracia alguna, como ratas, y tuvieron hijos. Y sus hijos, hicieron nietos de ellos. Hijos y nietos paridos con ese mensaje genético y luego educados en los mismos valores morales.

Hay cientos de generaciones conviviendo entre sí, gran parte de ellas descendientes de asesinos, colaboradores y tolerantes nazis o franquistas. Descendientes de los que comprendieron que había que exterminar a determinada gente porque su gobierno o caudillo sabían lo que era mejor para el pueblo.

Gracias a la actual globalización (analfabetización universal), toda esa descendencia viaja a menudo y folla. Se reproduce creando nuevas generaciones de colaboradores u obedientes con el régimen que los gobierna con mano que no tiembla.

Generaciones que crecen y se adoctrinan con el gen del cáncer de la mezquindad presto a desarrollarse en cualquier momento.

La próxima guerra mundial quintuplicará el número de asesinatos por genocidio, porque hay cinco veces más de asesinos, colaboradores y tolerantes con las nuevas y actuales dictaduras de la sanidad nazi del coronavirus.

Se ha entretejido tanto la ignorancia, la cobardía y la obediencia con la doctrina del neonazismo, su ambición y usura; que la especie humana ha asumido el uso del bozal (mascarilla que le llaman) para ocultar su boca babeando obscenamente de cobardía y deseo de extinción de los enfermos por miedo a padecer una simple gripe.

Y todo gracias al intenso adoctrinamiento al que han sido sometidos los individuos del rebaño humano por los actuales líderes nazistas de las falsas democracias; por medio de los medios televisivos y telefónicos. Con la indecente colaboración de una prensa podrida que ha asesinado cualquier asomo de periodismo o crítica contra el gobierno en lo que ha medidas de encarcelación, extorsión y ruina al pueblo se ha llevado a cabo.

Se han instaurado como uso común pasaportes sanitarios de la misma forma que a los judíos se les impuso un brazalete con la estrella de David.

La Segunda Guerra Mundial ensució cientos de generaciones que hoy día, continúan apareándose, reproduciéndose… Como un repugnante parásito en La Tierra.

Y no ha hecho más que empezar, y su inicio fue: Marzo 2020.

La única incógnita de hoy día, es que no se puede decir exactamente el número de asesinados o exterminados que cometerá el nazismo y su sanidad surgido de la mano del coronavirus.



Iconoclasta


5 de noviembre de 2021

Un biólogo aficionado


No se trata de fetichismo, de violar preñadas; soy biólogo aficionado.

Quiero decir que el asesinato no es el fin, ojalá pudiera hacer mi trabajo sin matarlas; pero ya entramos en metafísicas de ciencia ficción. A menos que a las mujeres se les dé la opción de usar en el futuro un útero artificial que puedan tener en sus casas alimentado y atendido; deberé seguir matándolas.

No me follo a las embarazadas que degüello. Me gustan los vientres sin demasiada prominencia y las tetas plenas, sin leche, por favor. Y me gusta joder a mujeres vivas que no estén preñadas, la muerte vendrá luego, ni antes, ni durante el acto sexual. No padezco o disfruto de parafilia alguna, este aspecto de mi vida es simple cinegética reproductiva. Puro instinto ¡ea!

¿Y dónde me proveo de embarazadas? Soy taxista, obvio. No voy a ir a una consulta de un obstetra a pillar una preñada como quien va al supermercado. La biología requiere siempre discreción. Además, a lo sumo abro tres preñadas cada seis meses, el futuro de la especie humana está asegurado. Y sobre todo, se debe a la cautela hacia mi propia seguridad, no me apetecería pasar unos años en la cárcel, soy muy celoso de mi libertad.

En lugar de llevarlas a la consulta del obstetra, las conduzco a un vertedero a veinte kilómetros de la ciudad, y allí las degüello, destripo y disecciono el feto.

Por si quedara alguna duda, dispongo de un inhibidor de frecuencias móviles. Y dosifico un gas que las aturde garantizando mi seguridad con una mampara de metacrilato perfectamente sellada que divide el asiento trasero de los delanteros.

Solo mato a preñadas de seis meses en adelante.

Hace dos años, me quedé con una que ya estaba con dolores de parto; pero son demasiado voluminosas y pesadas para manejarlas con comodidad. Necesito más cantidad de gas para drogarlas. Se me cayó dos veces entre la basura y pensé que no podría hacer mi trabajo, hay que marcar un tiempo para hacer las cosas o corres el riesgo de encontrarte con gente curiosa.

Dicen que cuando matas a una embarazada, matas dos vidas por el precio de una; pero es mentira.

No hay tanta humanidad en la gestación como se piensa la peña, ocurren cosas escalofriantes.

Siempre sospeché de ello desde que pequeño observaba fascinado las fotos de los fetos en internet.

Los fetos humanos se hacen humanos a posteriori, primero es la rata.

Llegó el momento en el que sentí la acuciante necesidad de averiguar la verdad, de corroborar mi teoría nacida de una intuición primitiva. Muy adentro de mi cerebro, como los instintos.

A los diecisiete años, rajé a la madre de mi amigo y vecino Eduardo Galán. Era una madre ya un poco tardía. Regentaba una mercería, y una tarde a la hora del cierre, entré en la tienda con una navaja haciéndole creer que quería robarle. La obligué a meterse en la trastienda, la amordacé y embridé sus manos pies. Con rapidez y torpemente di un tajo rápido. Era la primera vez y sentí que cortaba varias cosas más duras además de la carne del vientre. Corté el feto en dos mitades y era normal, no había rata. No me desanimé, por ello, estaba seguro de que algo olía a podrido en Dinamarca.

He abierto un feto y he visto una rata blanca fundiéndose en él. Así se forman tres de cada diez humanos. Siempre me he sentido fascinado por esos fetos tan jóvenes aún sin extremidades definidas. Podrían ser cualquier cosa en un principio.

La primera vez que abrí a una preñada, el feto era normal; pero a la segunda, lo que yo intuía, se demostró.

Por eso siento repulsión por roedores: nos parasitan al formarnos.

Hay bebés que nacen sin extremidades porque la rata ha muerto antes de que sus huesos y carne se fundieran en uno solo.

No sentí miedo, sentí asco.

Si la embarazada hubiera sobrevivido a la cesárea, habría dado gracias por haber sido rajada a tiempo.

Metí el puño en la barriga le arranqué el feto, lo corté longitudinalmente en dos mitades y allí estaba, una rata que aún agitaba una de sus patas traseras no queriendo morir aún.

Alguna consecuencia tangible y razonable debía haber por la milenaria convivencia entre ratas y humanos.

Los datos son escalofriantes, de treinta embarazadas que he destripado, diez tenían rata.

Repugnante.

A veces siento deseos de destriparme yo, para saber si soy un hombre-rata.

Día último:

La preñada tenía un feto de rata, por alguna razón la rata era enorme sus brazos y piernas eran humanos ¿Es un paso más en su evolución? Cuando la he sacado del vientre de su madre, se ha lanzado a mi cuello y me  ha destrozado la carótida. He podido rajarle el vientre y eviscerarla, pero ya es demasiado tarde. Me desangro.

Ya no hay nada que frene a las ratas humanas, estoy muerto.



Iconoclasta

3 de noviembre de 2021

Maquiavelo, víctima de su inteligencia


Es una metáfora el título de este pequeño ensayo, Maquiavelo fue víctima directa de la envidia, de una envidia rabiosa; porque con su existencia dejaba al descubierto la decrepitud mental de sus contemporáneos.

Tras la lectura de las primeras tres páginas de El Príncipe, de Maquiavelo;  la política y la administración de los reinos o estados pasa a segundo plano en el lector.

Lo que destaca con luz propia es el propio autor, su inteligencia incisiva, su inconmensurable conocimiento de la historia y el profundo conocimiento de las variadas raleas humanas.

Y eso fue la causa de su tortura, encarcelamiento, ruina, destierro y negación de su obra hasta muchos años de su muerte.

Es extraño, sin embargo, que semejante escritor, político, filósofo, historiador y sobre todo, diplomático, no pudiera dominar su vanidad (bien merecida) de sabiduría ante los peligrosos poderosos de su círculo social. La vanidad fue su propia telaraña…

Todos aquellos papas, reyes, príncipes, aristócratas y rancios funcionarios de las distintas cortes, se sintieron desoladoramente imbéciles. No podían medir su intelecto y su sabiduría con la de Maquiavelo. Ellos jamás llegarían a escribir ni un párrafo de cinco líneas con precisión sobre política, estrategia militar o historia; como Maquiavelo fue capaz de escribir centenares de páginas sin vacilar.

Se dice que Maquiavelo es el padre de la política moderna. Y es porque está muerto.

Realmente es una forma de decir que, solo puedes ser un gran pensador y trascender si estás muerto. Porque de nuevo, la envidia no te permitirá vivir para contarlo.

La lectura de su libro más famoso por parte de los actuales jerarcas, presidentes, ministros, altos funcionario, etc.; aún les causa repulsión. Incluso en el mundo empresarial o económico, con mayor incidencia en el aspecto laboral. Esa inteligencia y dominio del ser humano, es la que revela la cara más dura y criminal de la envidia. Si existiera alguien como Maquiavelo que no hubiera sido amordazado por las actuales censuras en medios y sobre todo en las grandes editoriales que velan por el actual oscurantismo, la imbecilidad de las manadas humanas; lo habrían ejecutado de un tiro en la nuca.

Como hicieron con él en el Renacimiento, otra época de mierda. Lo actualidad es un Renacimiento; pero sin arte, solo con los gobiernos y las administraciones malas, corruptas y fascistas.

La premisa es fácil: inteligentes y valientes dejan en evidencia a lerdos y cobardes; y si alguien es más inteligente o decidido que tú: mátalo y se acabarán así las odiosas comparaciones.

Y esto sí que es absoluta actualidad que se puede ver en el mundo de la política, en el laboral y en el arte. La envidia nunca es tan mala como estos tres ámbitos. Mala y criminal.

De ahí que el brujo de una de aquellas prehistóricas tribus de judíos, se inventara el cuento que aparece en la biblia (en el Génesis) del Árbol de la Vida o el Árbol Prohibido (incluso en algunos textos figura como el Árbol de la Sabiduría) de cuyos frutos comieron Adán y Eva. Para que nadie de su tribu pudiera demostrar que era más inteligente que él; y si así fuera, sin duda alguna habría comido del árbol prohibido y se le debería matar a pedradas.

La biblia está llena de parábolas nacidas de la envidia, hacia otros seres de rango inferior que pudieran demostrar ser más inteligentes. Siguiendo esta línea de conducta, es lógico que las grandes y viejas logias secretas o íntimas de políticos, aristócratas y millonarios, tengan una jerarquía basada en la envidia y en evitar la entrada a su selecto círculo a todo individuo con mayor inteligencia que ellos. A menos que pague mucho dinero, porque si algo tiene el envidioso, es que la avaricia lo aplaca.

La envidia es más vieja que la biblia, por supuesto. Pero fue en la biblia donde se documentó por escrito y se mostró en todo su esplendor en parábolas didácticas y salmos que se convirtieron más tarde en legislación. La biblia siempre requiere la lectura de un sacerdote a la feligresía para que nadie saque conclusiones obvias.

Esto es absolutamente actual, hoy más que nunca, donde la feroz censura prohíbe y borra todo pensamiento individual; no hay mejor censura que decir que hay ciertos libros que no suscitan interés alguno; y los de Harry Potter, Crepúsculo y cosas melifluas de historias de catedrales, sí. De ahí la razón que los grandes pensadores del siglo pasado hayan muerto sin dejar huella, ni otros que pudieran haber seguido sus pasos. El error, de nuevo, en los seres inteligentes es que son simples individuos y no corporaciones o partidos políticos. Y un individuo con un buen razonamiento podría ser peligroso para el proceso de infantilización de los adultos de las sociedades consumistas; también conocido como globalización (analfabetismo funcional para todo el planeta).

Las actuales fascismos oscurantistas (falsas democracias) han iniciado su proceso de estabulación de las grandes manadas humanas y ningún individuo por ingenioso que sea, puede elevar su pensamiento por encima de la imbecilidad colectiva.

¿Una persona crítica, con pensamiento propio, lógico y lúcido? Es imposible actualmente.

En el inicio del siglo XXI, se inició descarada e impunemente la persecución al libre pensamiento y dos décadas después, es efectiva: ha conseguido hacer de la población mundial, un hato de ovejas lloronas que callan cuando la pantalla de sus teléfonos les habla de las mentiras y los credos que han de seguir y asumir sin rechistar, por el bien de sus vidas, aunque les cueste un poco la ruina.

Es increíble; pero cualquier otra consideración sería defender la envidia más venenosa: la de un político y su ambición.

A Maquiavelo, lo volverían a matar hoy, en este año del 2021, por pura envidia, por puro temor de los jerarcas a no tener sus conocimientos y libertad mental.

Estamos abandonados en un mar de idiotez, banalidad e ignorancia. Los hay que cantan y aplauden al ritmo de las olas de excrementos y los hay que simplemente, no queremos tragar mierda y nos ahogamos.

Como pobres maquiavelos que cometieron el crimen de pensar y pensar bien.

De saber y saber más.

A mí me va más la vanidad que la envidia, sinceramente, en verdad os digo.



Iconoclasta