Powered By Blogger

31 de octubre de 2019

Cinegética y asesinato


La histeria se ha adueñado de la chusma convirtiéndola en un montón de sucios espejos quejumbrosos reflejando las mentiras que sus amos cuentan, amplificándolas.
Como por ejemplo los ingleses y su complejo de superioridad del todo injustificado, queriendo salir de la unión europea. O los catalanes y vascos con idéntico racismo y paranoia creyendo ser superiores también y pretendiendo hacer de sus pequeños territorios naciones equitativas y libres, con una verborrea patriótica y pastoral que remite a los más rancios fascismos de antaño.
Quien tenga esperanza de que sus amos ideólogos van a crear una nación “libre y justa” (como literalmente dicen sujetos de grado universitario cuando expresan sus deseos de racismo disfrazado de bondad), se merece ser encerrado en un centro de educación para discapacitados intelectuales.
Quien asuma como posibles y justos los discursos de equidad y libertad que un político hitleriano recita con voz sacerdotal y que además exige sacrificios por el bien del futuro país; quien escucha esas timoratas mentiras anonadadamente y con emoción, se merece un piadoso tiro en la nuca para que no sufra en este mundo cruel. Y por otra parte, no es bueno que semejantes idiotas lleguen a reproducirse creando una especial e imbécil línea genética que se sume a las miles defectuosas que ya tiene la especie humana por doquier en estos tiempos.
Y sí, sueñan los racistas de escasas luces y nula cultura incapaces de ver o asimilar lo ocurrido a lo largo de la historia y sus mesías: creyendo fervientemente que las melifluas promesas de sus amos son verosímiles.
Cuando acaba el periodo de adoctrinamiento diario, se van con sus caritas felices a entregar las cartas a los reyes magos con actitud de mártires, los adultos de más de veinte años, claro. Los menores aún necesitan unos meses más de castigos mentales para que sean como sus mayores.
Hoy más que nunca se precisa marcar y definir legalmente la diferencia entre una buena tarea de mantenimiento cinegético de la especie humana (necesario para depurar la especie y evitar la superpoblación) y el asesinato que, es razonable asumir como delito a pesar de su carácter lúdico y caprichoso; por muy inevitable que sea en ocasiones como método para reparar ofensas.
Y como hoy está próximo el día de difuntos, pues encaja de puta madre este ensayo sociológico en el espacio-tiempo de esta imbecilidad social imparable.
Chao.




Iconoclasta

30 de octubre de 2019

Fríamente


Se acercó a su coño como otras tantas veces, para besarlo, lamerlo y penetrarlo.
Y olía a mierda.
Su poya perdió la erección en ese mismo instante, sintió asco.
Cuando se muere el amor, en su vida, los sexos huelen a mierda.
Las razones cayeron como las hojas rasgadas del libro de los amantes decapitados, con las páginas impregnadas del hedor de su vagina babosa.
Siempre fue un poco despistado con los asuntos de los odios, desamores o engaños; cosa que inevitablemente te lleva a salpicarte de porquería.
Nunca le preocupó el fin de las cosas, porque él mismo tenía una muerte.
Cosa que es buena: los finales. En la variedad está el gusto. 
Aunque la vida sea corta, está el problema de la repetición, de siempre lo mismo; con lo cual se puede hacer insoportablemente larga.
Se da cuenta también junto con las marranadas que dice su coño, que hacía ya unos meses que dejó de amarla, la follaba porque no costaba dinero.
La puta jadeaba ante un beso que no llegaría ya.
-Me voy a tomar un café -le dijo a los babosos labios antes de incorporarse de entre sus piernas.
Ella lo miró con desprecio por encima de las tetas.
Se fumó un cigarrillo con un café y ella le gritaba desde la habitación que estaba amargado.
Puede que sí; pero no se sentía desdichado, malhumorado o decepcionado, solo molesto con ese olor a mierda que quedó como un vapor denso en su nariz.
Fríamente salió de la casa sin responder a los insultos de la puta apestosa.
Cuando dobló la esquina de la casa, desapareció el olor y caminó tranquilamente alejándose. Casi con alegría.
Una vez le dijo una mujer que su corazón era frío como un trozo de hielo.
Bueno, lo importante es no oler a mierda; pensó.
Subió a un taxi, sin más complicaciones.




Iconoclasta

29 de octubre de 2019

Joker (2019)


Un gran fiasco de película. Viene a ser una especie de Múltiple (una película cobarde que no se atrevió a llegar al final, a lo que debía hacer el supervillano por culpa de su director) pero en aburrido y deprimente.
Lo que más destaca en esta peli, es la continua iteración de las escenas. Se diría que es una única escena encuadrada en escenarios distintos, aunque no muy variados.
Los diálogos, son absolutamente fríos y desapasionados, no ofrecen sarcasmo, tan solo una continua depresión (siempre monótona) sin profundidad alguna.
El Joker estará loco, pero tiene mucha labia como personaje. En esta película lo han decapitado.
Básicamente la película es una sucesión de escenas que muestran la decrepitud física y mental del Joker. Y son tantas veces y tan largas las escenas que, a mitad de la película tienes la certeza de que no habrá nada más de interés. Que te espera más de lo mismo hasta el final.
El director apenas ha trabajado, y como hizo el de Múltiple, ha dejado todo el trabajo en el actor. Ocurre además, que Joaquín Phoenix es un buen actor; pero James McAvoy es simplemente un genio, que supera en registros y recursos dramáticos a muchos grandes actores e hizo de Múltiple una película para pasar un rato distraído, el director debería sentir vergüenza de que el actor le salvara mínimamente la peli. Como debería sentirla el director de Joker.
El guión de Joker no es de un loco y su revelación como asesino. Es simplemente un videoclip fotográfico (y casi mudo) de un loco depresivo con retraso mental y poco más. Con tan poca violencia que no se justifica todo ese histrionismo y expectación de banda sonora en las escenas en las que Joker acapara toda la pantalla de una forma, ya desesperante hacia el final. He tenido momentos en los que he deseado que apareciera otro actor que diera algo de frescor o interés a la película.
Sus diálogos, sus frases o intervenciones no están mínimamente a la altura de un villano que se llama Joker, y por ello siguen siendo rey de Jokers, Heath Ledger o el excesivo Jack Nicholson.
Es una película que pretende ser de culto para gente no muy crítica y no muy acostumbrada a un cine transgresor y de calidad. La escena donde el Joker contempla una película de Charlot, es un indicio de lo mucho que se ha sobrevalorado a Chaplin (no me gusta) y lo mucho que se ha sobrevalorado a Phoenix aquí.
Incluso como película de dementes (con su pretenciosa oscuridad), queda muy por debajo de Alguien voló sobre el nido del cuco, con Jack Nicholson de nuevo.
Sin embargo, para toda ese cine almibarado y sin valor transgresor que está tan de moda, el oscuro Joker 2019, puede parecer un reto al intelecto o un cine de calidad para adultos, como ocurrió con El Cuervo de Alex Proyas.
Pero esa sensación se torna ilusión al cabo de treinta minutos de tanta risa histérica y vacía de cualquier sarcasmo, e incluso maldad. Porque la maldad, no aparece por ningún lado en este personaje, es solo enfermedad vulgar.
Una pena de película, Phoenix ha hecho lo que ha podido dentro de sus limitaciones, el director no ha hecho nada y los guionistas han trabajado con un par de posits para escribir el pequeño guión de una pretenciosa película que solo queda en una mala pedantería.
La esperaba con ganas; pero el cine, al final, es lotería también.




Iconoclasta

25 de octubre de 2019

Rescate


Si fueras la primera mujer, Eva, lamería tu hoja de parra hasta deshacerla en baba para llegar a tu coño y erizar con mi lengua dura, violadora y hambrienta tu clítoris; convertirlo en gelatina temblona.
No pretendo ser Adán. Soy un montaraz diablo.
Y no será necesario que muerdas la fruta prohibida, bastará con que te lleves mi rabo a la boca para ser rescatada de ese repugnante paraíso en el que te encerraron, amor.




Iconoclasta

20 de octubre de 2019

Llueve sobre todo


Llueve sobre todas las cosas.
Sobre las tristezas y los dolores.
Sobre las alegrías si las hubiera.
Llueve sobre mi pensamiento y el humo de un cigarrillo que crepita apagándose.
Sobre las vacas y las ratas.
Sobre mi piel vieja.
En mis pestañas ineficaces.
Llueve en mis pies que duelen arrugados en el calzado.
Llueve sobre la mierda y los muertos.
Sobre los vivos aunque no se lo merezcan.
Sobre los ríos sin ser necesario.
Sobre el mar con redundancia, ahogando lo ahogado.
Llueve sobre las lágrimas de lo perdido y lo incumplido.
Sobre las del fracaso.
Y bendita sea la lluvia, sobre mi ridículo.
Llueve sobre mi pene que orina por envidia.
Es casi masturbación…
Llueve sobre el odio y el rencor sin que los arrastre.
Llueve sobre el amor que, penetra en los poros de la piel con un frío dolor de nostalgia.
Llueve y no ahoga a los imbéciles.
Sobre los cuervos y los patos siempre enfadados.
Cómo los quiero…
Llueve sobre un puente y no consigue mojar a un burro astuto que se ha refugiado debajo. Observa impasible mi deshacerme.
Llueve y está bien, arranca líquidos brillos a lo oscuro del planeta.
Y parece tan pesado, tan denso que la atmósfera aplasta. A mí cansado.
Tan frío…
Llueve y no camino a casa, no busco refugio, como los patos y los cuervos.
Porque si te escondes ¿cómo vives? ¿cómo te limpias de todo?
No temer es más bonito que temer.
Aunque valentía con pulmonía se paga.
Sonrío para que también llueva sobre una risa torcida.
Llueve sobre todo con una democracia implacable. Sin escrúpulos.
Amén.





Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

19 de octubre de 2019

Jugant a Catalunya (Jugando en Cataluña)


¿Es posible que ahora los niños catalanes jueguen por las calles a correr encapuchados, con la boca cubierta con una braga de cuello y gritando: “La pilota de foamy, la pilota de foamy…!”. -“¡La pelota de foamy!”-
No… ¡Bah! Eso es por el bombardeo de los medios de comunicación. Puta televisión…
Sin embargo, mi mente es la más lúcida del planeta… Puede que no sea sugestión inducida.
¿Me lo parece a mí, o la peña camina hacia la Plaza de Cataluña de Barcelona con un rollo de papel higiénico sin ser necesario, por vicio e inconscientemente? Porque se sorprenden de sí mismos cuando las palomas de la plaza se les cagan encima.
No soy yo, son los telediarios independen… Los telediarios.
¿Eso que se quema en un contenedor de basuras de Barcelona es Bob Esponja? ¿Qué cojones hace aquí ese aborto de muñeco?
¿Por qué corre ese niño riendo con un parche en el ojo, gritando en catalán “¡M'han fotut l'ull, m'han fotut l'ull!" -"¡Me han jodido el ojo!"-.
Niños… Seguro que es un nuevo juego que se ha viralizado en yutup. Angelito…
Lo que es muy raro es ese crío que le ha pegado a su dron de juguete una banderita española para después romperlo de una pedrada, gritando en catalán: "¡Fora les forces d'ocupació españoles! ¡Fills de puta!" –“¡Fuera las fuerzas de ocupación españolas! ¡Hijos de puta!”-
Su padre cabreado con lo que cuesta el juguetito le ha pegado una hostia: "Ets gilipolles o què?" –“¿Eres gilipollas o qué?”-
Menos mal que tengo El Exorcista (la versión un millón del aniversario de su estreno con material adicional sobre los pelos del coño de la niña posesa) para pasar un rato distraído y menos sórdido. Solo he de procurar no mirar la televisión hasta que empiece el Blue Ray la reproducción.
Vade Retro Independen… ¡Coño!
Vade Retro Satanás.
Ahora sí.
A tomar por culo.





Iconoclasta

18 de octubre de 2019

La falacia de la atracción de los polos distintos


Eso de que incluso en las relaciones humanas los polos opuestos se atraen es una metáfora mentirosa y sin sentido lógico alguno.
Solo ocurre con el magnetismo, en la física.
En las relaciones animales, entre ellas las humanas, son los mismos polos, los de idéntica carga o nombre los que se atraen.
Es por ello que existe el polo rico y el pobre y jamás se atraerán si no es porque un rico quiera pagar a un pobre por un acto sexual. Los pobres se juntan con los pobres y los ricos con los ricos, así de simple, sin ramplonas y elaboradas metáforas que intentan hacer la sociedad más preciosa.
El polo rico siente asco, repulsión por el pobre. El polo pobre siente envidia por el polo rico. ¡Y admiración! (es un efecto de la indignidad de ser pobre).
Los fascistas de derechas se agrupan bajo las mismas ideologías y los de izquierda bajo las suyas propias, repeliéndose siempre aunque usen idénticos totalitarismos y ostenten sus imaginarias supremacías.
Follar no es una atracción, es un instinto reproductor. Hembras y machos no son de signo contrario, son la unidad reproductora sin la cual no existirían.
Su química hormonal los engaña creando ilusiones de amor y devoción cuando en realidad están más calientes que una castaña asada. El amor es un cortejo reproductor.
Nunca me he engañado: amor sin sexo es un fraude, una fiebre infantil, pueril y sin beneficio alguno.
Cualquier otra consideración de atracción macho/macho, hembra/hembra, hembra/macho/hembra o macho/hembra/macho, es pura deficiencia que solo tiene alguna trascendencia en las endogámicas granjas humanas que son las grandes ciudades, donde el hastío y una pésima diversidad genética (por una endogamia inevitable) lleva a estas anomalías genéticas o psíquicas.
Las relaciones animales están muy lejos, incluso metafóricamente de comportarse como el magnetismo.




Iconoclasta

10 de octubre de 2019

Yo Apátrida


Me erizan los vellos los actos y declaraciones de patriotismo.
Los himnos me provocan eccemas y prurito genital. Siempre me llevo la mano a los cojones, nunca a mi podrido corazón.
Viendo a los patéticos patriota llorar sus himnos emocionados, me considero afortunado y superior por ser absolutamente impermeable a apegos de nación y raza.
Siento una verdadera repulsión por las banderas que no son de piratas o las que anuncian burdeles.
Padezco de un odio atroz por el lugar en el que nací y me hizo esclavo desde el primer día de mi vida. Un odio del que no quiero curarme, porque es mi privilegio y mi dignidad.
Gozo de un rencor cancerígeno hacia los que murieron y los que viven de mi esfuerzo, los que con sus impuestos y morales han intentado esclavizarme y asfixiarme en los excrementos de la pobreza y la mediocridad.
Porque en esta repugnante y leprosa sociedad de naciones, he perdido más de la mitad de mi vida y salud para alimentar a los altos cerdos.
Como deseo que mueran, como me alegro cuando al mear imagino que mojo la cara de esos muertos…
Es imposible no sonreír insanamente cuando un jefe político, un ministro, un presidente, un rey, un juez, un obispo o un multimillonario, muere, sufre, se le escupe o le nace un tumor.
No existe forma humana en esta puta y puerca sociedad de que pueda tener un pensamiento, siquiera neutro, hacia un político.
Siento y aliento el profundo desprecio y repulsión hacia todo patriota sea cual sea su pelaje. A esos esclavos y mediocridad en estado puro que vitorean a sus amos y divisas como banderas y fronteras piojosas de mierda.
Esto es un mundo asqueroso, yo no lo pedí. Me jodieron, me estafaron, intentaron mutilarme intelectualmente, hacerme creer que era libre nadando en una alcantarilla; sucio por los excrementos que llueven de los altos puercos de allá arriba.
Deseo la violencia y sus consecuencias, rezaría ante cualquier altar, piedra o muñeco si diera resultado. Con sangre, muerte y hambre de los ciudadanos patriotas o no, me sentiría libre y menos sucio.
Ojalá pudiera escribir esta náusea con algo de humor para poder dejar un rastro de sarcasmo. Pero no es posible, hoy mi química dice que no hay espacio para el humor, estoy asqueado.
Escribo imaginando que la pluma se clava en los ojos de los patriotas y sus amos, en lugar de una forma tan incruenta, en el papel y solo con tinta.
Y es algo que debo hacer,  mi naturaleza lo dicta: mi pene late furioso, está erecto y amoratado el glande de tanta sangre que le llega. Y si ella estuviera cerca, la follaría con animalidad, sin cuidado por el culo, por el coño, por la boca hasta que vomite…
Yo nací en este planeta. El que una gente me metiera en la boca su coño o su polla en un determinado idioma y color cuando nací, fue mi mala suerte.
Pero jamás sacaron ni sacarán de mí un respeto a sus cochinas banderas y sus himnos de maricones.
Muy joven aprendí a pensar cuando un alto puerco moría: “Y así hasta que no quede ni uno. Hijoputa… Cómo me alegro…”. Ahora, impaciente pienso día sí y día también: “Cuánto tardan en morir, joder”.
Mierda para dios, jueces y jefes.
Vuestra respiración es mi ofensa, vuestro asma mi esperanza.




Iconoclasta

4 de octubre de 2019

No son acúfenos


Es habitual que al despertar de la siesta escuche un silbido, como el de una tubería dejando escapar por un poro fluido a presión.
Con más precisión se asemeja al chirrido de acoplamiento que hace un altavoz cuando se acerca demasiado un micrófono.
Dicen que estos ruidos, son acúfenos y suelen ser síntoma de sordera. Sin embargo, hacerse viejo es hacerse sordo.
Y aún escucho con aceptable calidad para entender, me refiero a que no es una de mis taras más notables.
Ocurre solo cuando duermo durante el día. En el sueño nocturno y silencioso, raramente escucho en mis oídos ese silbido.
Mis oídos no están excesivamente estropeados.
No son acúfenos.
Ocurre que el mundo y yo nos rechazamos, más concretamente la humanidad y yo.
Y un otólogo no puede curar estas cosas.
Algo extraño se filtró entre la cópula de madre y padre, la que me concibió.
Y soy por tanto una mutación, un extraño entre la humanidad.
En algún momento, un espermatozoide y un óvulo se contaminaron y absorbieron algo ominoso, y el resultado es la aberración que soy.
De pequeño le decía a mi madre que oía crujidos en mis oídos. Mis dolores más frecuentes y temidos eran los de oídos, y lo son. De hecho, cualquier malestar o daño, repercute siempre en mis putas orejas. Una noche, muy adulto ya, dejé sangre en la almohada y no me extrañó, solo quería que dejara de doler de una puta vez. Y aquel silbido que no me dejaba escuchar mi propio pensamiento…
La humanidad provoca un rugido molesto y caníbal. Solo cuando me oculto en mi madriguera, consigo bajar el volumen a un agudo silbido.
Y loco no estoy porque identifico con absoluta nitidez los que deberían morir y los que no importa que sigan viviendo.
Solo la frecuencia de su voz me da paz, cuando ella habla, yo callo para que no deje de decir.
No son acúfenos, son ruidos reales que provocan los humanos en mí, es una infección.
Recuerdo el molesto eco de la voz de un sacerdote en la iglesia, cuando hice la primera comunión. A los sacerdotes les encanta la teatralidad de orar y demostrar que con su potente eco resonando en las paredes, tienen un trato directo con dios. Un par de veces que ya de mayor, inevitablemente he asistido a una misa, no han conseguido rebajar esa incómoda sensación acústica que sentí de niño.
Temo que si fuera sordo, serían mis ojos los que con aberraciones ópticas, pondrían de manifiesto mi rechazo a los humanos y sus cosas.
Del constante olor a mierda, ya reflexionaré en otro momento.
Y no estoy loco, solo cuando la follo y el único sonido que escucho es el líquido chapoteo de los sexos y los gemidos y jadeos; siento que pertenezco aquí a este lugar poblado de humanos, abarrotado, atestado, asfixiante…
Gracias a esta bella espécimen que amo sorda y únicamente, gozo de momentos de armonía. Lo que dura un polvo. Y he de reconocer que no soy un gran follador que bombea durante horas sin cesar. Es humillante confesar estas cosas, lo efímero que a veces puedo ser para lo mejor.
Alguien insistiría en que algo huele a podrido en Dinamarca cuando mira mi cerebro, está bien; psiquiatras y psicólogos necesitan ganar dinero, es lógico.
Hay ocasiones que imagino que ese silbido es la vida que se me está escapando por los poros de la piel, y cada vez con más caudal y presión.
Temo que un día la muerte haga sonar su trompeta pegada en mi oído para despertarme y sacarme de aquí.
Morir con el arrebato de un sórdido solo de trompeta…
Es bonito; pero una vergonzosa ingenuidad facilona y tonta por mi parte.
Todo son malas noticias.
No se me puede reprochar ser un odiador profesional.
No, no son acúfenos y unos audífonos lo empeoraría amplificando el ruido del mundo hasta lo insoportable.
Me pegaría un tiro.
Estoy seguro, de que si vivo lo suficiente para quedarme sordo, ese silbido lo seguiré escuchando. Ese chirrido que me provoca la cercanía de la humanidad.
Y ella tiene que hacer sus cosas, mi amor no puede estar ahí siempre protegiéndome y dándome paz. Por otra parte, soy muy orgulloso. No necesito ni quiero cuidados de nadie. Sé joderme con la boca cerrada, con cojones. Y si tiene que doler, que duela.
Necesito urgentemente unas vacaciones, apagar ya el sonido de la vida; con su conclusión lógica.
Acúfenos…
Y una mierda, estoy más sano que un pedo.





Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

3 de octubre de 2019

El dolor para aliviar el mal


Exijo que se me haga daño
como descanso a lo mediocre.
Una sangría de sanguijuelas
chupando odio, mamando muerte.
Conozco tan bien qué sois
adonde os dirigís,
que nada me asombra
ya nada me emociona.
Estoy vacío y vomitar duele.
Hacedme todo el daño
que en verdad podáis.
Es tal mi hastío entre vosotros,
que el desprecio y el rencor
me mantienen vivo
dan presión a mis vasos capilares.
Soy una negra erección
un semen purulento.
Un puño amoratado, colapsado
unos dientes hieren el labio
del que gotea una baba feroz.
Vosotros me hacéis sufrir
y yo concentro ira.
Un odio tan potente
como para ennegrecer el sol
para hacer plaga en el planeta.
Y al final, no me engaño
carezco de importancia para
ser detestado u odiado.
No soy un idiota al uso,
como vosotros, míseros.
No soy ingenuo en mi hostilidad.
Me masturbo con pornográficas violaciones,
cuerdas que dividen coños,
que asfixian pezones que deseo morder.
Cera negra goteando en muslos de mujer…
Y unos dedos que se meten
en el meato de mi glande
y me duele, me duele, me duele…
Bostezo ante el dolor ajeno,
no sonrío por el recién nacido
si no ha salido de mi polla.
Soy un padre indecente.
No necesito que se me haga mal,
tan solo heridas que se infecten
y ser lepra que camina.
El mal no es dolor y
el dolor es refugio aquí.
Estoy abandonado…
Recito un salmo:
“Tu respiración es mi ofensa
tu asma mi esperanza”.
No necesito ser importante
o trascendente para odiar.
Tengo un pensamiento de póster:
“No deberíais haber nacido”.
Soy el desprecio cárnico.
Un Mesías atroz.
Y odio a todos los muertos
que piso, que odio
que me pudren…
Los que crearon esto que me infecta
cada día, cada segundo.
Cuando muera, cuando deje de ser
la humanidad respirará aliviada
sin saber porque.
Seré la ponzoña que infecte
lo que enterrasteis con dolor,
aun muerto cumpliré
con lo que mi naturaleza dicta.
Sin epitafios, porque no soy nadie.
No soy nadie.
No soy nadie.





Iconoclasta