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27 de septiembre de 2022

lp--Hacendosos insectos--ic


Algún semi hombre impotente frente a una hoguera prehistórica nocturna con un collar de abalorios modelados con excrementos secos, predicó a aquellos monos humanos de la tribu que, se folla con la misión de procrear. Gozar es pecado, promiscuidad.

A medida que la civilización adquiría asentamientos fijos, los pecados, faltas y leyes se predicaban en templos construidos con el esfuerzo y la sangre de los creyentes para el brujo o sacerdote. Y más adelante, una casta de sacerdotes se hizo política.

Pocos hicieron caso de este follar reproductivo y gozaban; pero por mansedumbre, por miedo a las leyes de los dioses inventados por brujos y sacerdotes, aceptaron con falso arrepentimiento el pecado. Y por ello el castigo por el placer.

La humanidad es una especie imbécil y ha sobrevivido y evolucionado físicamente durante miles de años porque es plaga, como los insectos. Por muchos humanos que mueran, quintuplican sus nacimientos insectilmente.

Esta prédica religiosa y política, sobre la obediencia y el pecado de gozar se graba en las mentes de los niños con ejemplos de virtud, como pueden ser las hormigas y las abejas que trabajan hasta morir y sin lamentarse (de ahí también el uso actual del bozal o mascarilla en jerga nazi o fascista), para engordar a la puta reina.

Es un concepto llamado ahora “trabajo en equipo”, que se inculca desde tiempos inmemoriales en las mentes de los niños, para convertirse en la madurez en un mantra laboral siempre en boca del insecto u obrero productor humano. El trabajo en equipo consiste en anular la creatividad humana para evitar que ningún insecto sobresalga y usurpar el equipo de idiotas la inteligencia del individuo.

Al final, el 99,99 % (la minoría restante son líderes políticos religiosos y millonarios) de los cerebros humanos útiles solo trabajan como receptores de timos, dogmas y mandamientos fascistas, todo entra y nada sale de ellos.

Y como los líderes del panal u hormiguero son humanos, también son imbéciles; pero gracias a la enfermiza ambición genética y una paranoica codicia, han desarrollado instintos para convertirse en putas reinas del sucio termitero, con su imbecilidad intacta. Es la denominada suerte de los tontos, a los que se les aparece dios o la virgen y se consideran mesías de la mierda.

En fin, este pequeño ensayo explica que la especie humana, a pesar de los miles de años que holla sobre La Tierra, no pueda evolucionar: su reproducción insectil irremediablemente eterniza el gen imbécil.



Iconoclasta


25 de septiembre de 2022

lp--La belleza del fin del mundo--ic


Desde el gélido norte llega un cielo como el cobalto, pesado, denso, hermoso.
Monumental y devastador.
Deseo ser un efímero rayo parido por las bajas nubes y conocer que esconden dentro, durante mi infinitesimal y cuántica existencia, esos peligrosos bloques de vapor de plomo que si los ha creado un dios, felicidades al artista aunque no exista.
Tal vez no son nubes, es un planeta arrasando a La Tierra. Evoco aquella película, Melancolía. Y me fascina esta muerte a todo color…
Lenta e inexorable llega desde el filo del mundo.
Con un susurro triste le digo a nadie: “Aplastará a la montaña, nos aplastará a todos. Todo…”.
Y mientras la oscuridad avanza engullendo la luz, el heroico sol intenta lucir desde el oeste a través de un pequeño claro de vida, lanzando sus últimos rayos del día sobre el valle; pero es como la hipócrita y burlona esperanza que le da el sacerdote al pobre que muere de hambre.
No puede ganar.
Si se acercara el sol, si pudiera acercarse a su majestad la tormenta, las preciosas y radiactivas nubes lo devorarían sin piedad, sin maldad; como el león a la gacela.
Si es el fin de todo, me quedo. No quiero perderme el mayor espectáculo del mundo.
¿Sabes, cielo, que las pequeñas aves revolotean entre los últimos rayos del Sol y por algún mágico acto de última belleza parecen de oro? Se ofrecen con sus mejores plumajes en sacrificio a su inmisericorde diosa Oscuridad. Quisiera estar cerca de ti…
No es un lamento, es un grito de rabia a la vida que por fin se aplasta, con todas sus tristezas y fracasos.
¿Cómo me voy a ir y dejar abandonada esta belleza de muerte y vida, de luz y oscuridad?
Tengo el corazón de plomo, de alguna manera se lo robé al soldadito que no pudo besar a la bailarina. Los dos fallamos en lo importante de nuestra existencia. Fuimos plomo y a plomo morimos.
De repente me siento tan solo…
Siempre he pertenecido la oscuridad, la certeza llega con el primer trueno que quebranta mi pensamiento y la primera sangre que brota de mi oído.
Nunca podría haber sido un ave dorada.



Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.


12 de septiembre de 2022

lp--Orgullo y vanidad--ic

 


Las águilas son vanidosas, afirmo.
Porque vuelan muy alto sin ser necesario.
La vanidad es un pecado inventado por los religiosos. Una forma de decir y adoctrinar a los devotos y crédulos que solo dios es digno de sentirse orgulloso de sí mismo y todos los hombres y mujeres son indignos de respetarse o enorgullecerse.
Vanidad u orgullo no es pecado, es la envidia y codicia del religioso. La enfermiza obsesión de los sacerdotes porque los creyentes sean débiles y tristes.
Temerosos hasta la obediencia indigna e imbécil.
Dicen curas y sacerdotes que ellos son los reparadores y sanadores de pecados. Y si no hay pecado se quedan sin trabajo y por tanto; su codicia desconsolada.
Y quieren enfermar para curar con oraciones que matan. Quieren la miseria para dar limosnas que provocan más hambre y debilidad.
Me gustan las águilas porque vuelan sobre toda mísera religión e ideología, como yo que soy mi propio dios.
Y soy perfecto.
Los fabricantes de pecados, miserias, debilidades y enfermedades, lloran cuando observan mi sombra planeando en el suelo.
Mientras yo viva, habrá un hombre en la tierra. Un hombre portentoso.
Y follo con las diosas.
Y desde sus sexos de labios húmedos que me enloquecen de deseo y vanidad, gotea mi semen que riega las catedrales, iglesias, pagodas, sinagogas y mezquitas, dándoles un perfume humano y noble, bendiciendo los templos y sus ministros y sacerdotes con la cremosa verdad tangible e indiscutible, sin debilidades ni enfermedades. Con la vanidad que yo cultivo celosamente en mis cojones.
Mis diosas orinan con traviesas sonrisas sobre crucifijos, lunas, tótems, pirámides y candelabros.
Preciosamente…
Soy el hombre dios que existe, suda y folla. No como esos dioses modelados con excrementos amasados con envidia, pereza, codicia, cobardía, fe y obediencia.
Si Dios existiera, se hincaría de rodillas ante mí.
Y le tiraría unas monedas al suelo y un trozo de carne podrida.






Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

7 de septiembre de 2022

lp--Vivir amargado--ic


Dicen los gurús del buen rollo y la filosofía de cariz homosexual que no se puede vivir amargado.
Y una mierda.
YO vivo amargado desde que tengo conciencia de MI propia existencia. Ya de muy pequeño me escapé de mis padres siguiendo a un payaso hasta su camerino en un circo. Decidí que aquello que hacían era aburrido de cojones, así que me puse a investigar al payaso a ver de dónde coño salía.
No sé qué estarían haciendo mis progenitores, si estaban fumados ambos o qué; pero me escapé de ellos; y seguí al payaso que una vez en el camerino me dijo ¿Y tú qué haces aquí? Yo tenía apenas dos años y no supe que decirle porque era lerdo y tenaz no hablando. Hasta que llegó mi padre resoplando a buscarme, tras él cacareaba mi madre. Debí ser muy veloz y por ello esa respiración enfisematosa de papá. Gracias a mi padre en aquel entonces, nació mi amor por el tabaco, que en cuanto cumplí los trece (pasó muy lento el tiempo) comencé a fumar y hacerme cada vez más hombre, más perfecto, fuerte, poderoso y follador.
Ya empiezo a divagar…
Quiero decir que si me dan por culo, no le invito al estado a que me la clave otra vez.
Y que si alguien me pega una bofetada, le arranco sus mejillas con una navaja hasta dejar el hueso limpio.
En fin, que me paso por el nabo todas aquellas catequesis franquistas de los curas que tan de moda están ahora en las pseudo democracias fascistas y homosexuales del coronavirus, el cambio climático y la puta que parió al estado en pleno que surgió como un mal franquismo en aquel aciago catorce de marzo del 2020.
Claro que se puede vivir amargado, y ser guapo, inteligente, elegante, artista, fotógrafo, hijo de puta como nadie, fumador carismático, impaciente y cuando hay una tía buena y esperanza de follar, sacar la mejor de mis sonrisas también.
Soy el hombre definitivo. Y todo gracias a esa amargura tan mía que me hace tan desconocido de mierda a todo el mundo. Tan absoluta e impunemente anónimo.
Cagándose en Dios, vuestro puto servidor de mierda: Iconoclasta (como si queréis llamarme iconocojones).





Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.