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31 de mayo de 2022

El principio activo del Neonazismo instaurado con el coronavirus


El principio activo por el que (en este caso) el Estado Penitenciario Fascista Español acosa y extorsiona a los fumadores y el tabaco, y no carga contra otras drogas narcóticas, se debe a la libertad que conlleva su uso y consumo. Fumar es una elección, y se trata de una libertad lúcida y reflexiva, una de esas libertades cuya rebeldía no se puede disculpar con “Déjalo, está borracho”, “Déjalo, está colgao”. La libertad debe ser siempre feroz, certera y clara; sin balbuceos ni titubeos; como dar una profunda calada a un cigarro y echarle el humo a la cara al hijo de puta que nos roba todo, incluso el aire imponiendo un bozal para pudrir libertad, comunicación y la respiración misma.

Todo aquel placer que no causa narcosis o simplemente es reproductivo, es perseguido por el estado. Y lo debe prohibir rigurosamente para evitar críticas de los intelectuales (si los hubiera, si no los hubieran censurado) a la sociedad y sus gobiernos tal y como ocurría durante las décadas de los 50, 60 y 70 del siglo pasado. Hoy día y con la inmediatez tecnológica con la que corren las ideas, serían catalogados como auténticos apologistas terroristas aquellos intelectuales que aparecían en tertulias en blanco y negro televisivas o entrevistas, fumando cada vez que les apetecía.

Además, hay que añadir esa envidia mezquina y obscena (sobre todo en la venenosa España, de donde se extiende hacia todo el planeta) que se genera en todo aquel cabestro adaptado y fervoroso de la dictadura que rige su vida más íntima, hacia aquel que fuma y opina con natural libertad, libre de dogmas. Porque todo aquel que usa su libertad, pone en evidencia la esclavitud intelectual de los mansos obedientes que votan con fe religiosa a sus líderes nazis destructores del libre pensamiento y el individuo. Si se elimina la libertad, se elimina a falta de comparación con los que tienen inquietudes de libertad, la calificación de pobres y mezquinos serviles a los que no saben qué hacer si los dejaran actuar libremente (no digo ya pensar porque no pueden, solo obedecen); tal y como ocurría cuando Franco asesinaba a cientos de personas y el pueblo español en general decía: “Que no hubieran hablado de política”.

La globalización propuesta por el Neonazismo Mundial del Coronavirus pasa por hacer de la humanidad un enorme termitero (socialista, por supuesto) con un único pensamiento corriendo como una señal eléctrica en los cerebros atrofiados e inoperantes de la población.

Toda esta persecución a la libertad de fumar y acoso al fumador, que no se da en ningún otro consumo de drogas, es una gran mierda de un nazismo sanitario que se alza como una peligrosa secta destructiva de razón y libertad, creando la sombra de un enorme excremento humano en un vasto territorio del planeta, que enturbia la luz y la razón, la ética y la lógica, y la libertad y al individuo.

El Neonazismo actual (al igual que el comunismo soviético) solo se sostiene con los delirios de los yonquis o alucinados que babean repetidamente las consignas del estado en sus casas y puestos de trabajo, como oraciones y mantras de una fe sagrada en su venenoso y genocida estado que creyeron haber elegido “democráticamente”.

No hay expertos de nada en un estado neonazi, solo son corruptos burócratas en busca de dinero y acoso (poder, porque se escribe realmente con “j”).



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

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