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28 de agosto de 2022

La más triste guardería


Hay un hospital donde los bebés yacen muertos en sus cunas.

E incorruptos.

Parecen de marfil.

Un gélido marfil.

Tienen las manitas abiertas, esperando que alguien se las tome.

Solo una simple calidez, no piden demasiado los bebés muertos.

Puede que pidan un alma, nunca se sabe.

Y la verdad es que lo muerto no pide.

Alguien decidió que no se merecían este mundo, este momento.

Y tuvo la piedad de no darles alma.

Seres perfectos en sus formas. Enternecedora y angustiosamente vacíos.

Esculturas esperando el soplo de vida.

Nadie sabe de qué color son sus ojos. Si los tuvieran.

¿Se secan los ojos si no se usan?

Y el corazón tan coagulado…

Pobrecitos míos.

Es la Unidad de Neonatos más triste del Universo.

El director del hospital de los bebés sin alma, pensó que sería dramático que un día abrieran los ojos y se encontraran en una triste y tétrica habitación de museo.

Y mandó pintar las paredes y cunas en tonos pastel de verdes, azules y amarillos.

Luego, encargó pegar vinilos de delfines, elefantitos, borreguitos y patitos.

El consejero delegado, ordenó que se pintaran cenefas de pequeños ataúdes blancos porque la vida es muy puta y nunca se sabe si un día tendrían su alma.

El director le encargó el trabajo a un pintor triste y de confianza. Acabado el trabajo se suicidó.

Y sobre cada cuna colgaron un carrusel de juguetitos en miniatura que al girar, tocaba la nana de los bebés muertos. Porque si alguno llegara a abrir los ojos, que lo primero que viera fuera algo bonito como él.

Nadie quería entrar en la triste habitación de la más tierna y perfecta tragedia. Sin embargo, nunca se supo quién, alguien limpiaba el polvo de sus cuerpos de marfil suave y frío regularmente.

Aquel que decidió que no se merecían nacer en este mundo y momento, en algunas noches cuando apenas había nadie en el hospital, se sentaba en una mecedora en el centro de la guardería muerta y fumando imaginaba como crecerían, lo que serían, qué harían y sus risas cuando tuvieran alma al fin.

Pero un día decidió al fin que no podían tener alma porque llegaba la extinción.

Se fumó un último cigarro meciéndose silenciosamente entre los bebés muertos mirándolos con sus ojos terribles. Tarareaba una desgarradora y gutural nana, cerrándoles el paso a la vida.

Sería una crueldad darles un alma para morir sin apenas abrir los ojos. Y salió de la guardería arrastrando su mecedora.

Inundaron la sala de los bebés muertos con fuego que los incineró lentamente sin violencia, como si las llamas los abrazaran y besaran.

Incluso la nana de los bebés muertos que surgía de los carruseles ardía en el aire como una guirnalda negra.

Fue el último acto de piedad en La Tierra.

Aquel que decidía sobre las almas y la vida, bajó al infierno. Su hogar ardiente.

Y luego, despareció todo; toda alma y todo cuerpo que se movía en La Tierra.



Iconoclasta

27 de agosto de 2022

La bendita y libertadora guerra

Esa libertad e impunidad que da la guerra para vivir y matar indiscriminadamente debe ser tan maravillosamente adictiva…

Yo quiero…

Solo debes pensar que estás prácticamente muerto.

Y todo aquel que mates, es un placer que obtienes antes de que tu cuerpo empiece a pudrirse.

Es mejor que follar.

Después de pasar decenas de años encerrado en una ciudad-pocilga, acosado por los sebosos cerdos del estado como presidentes, ministros, jueces, policías, sacerdotes, etc… La guerra y su salvaje libertad de matar a quien te plazca y que además te paguen (lo que sea por ello), es un auténtico oasis en la vida.

La definitiva culminación como ser humano.

Matar y saquear…

Para correrse.

No le veo dignidad ni ventaja alguna a la cobardía del pacifismo; pero entiendo perfectamente que los borregos balen cuando sienten a los lobos.

Al final, después de tanto conocimiento y sabiduría, resulta que lo que más ansío ahora es un guerra; sin importar cuanto pueda durar yo en ella.

Cualquier cosa que destruya esta sociedad podrida y sus habitantes, es mejor que vivir como un triste puerco bañado en mierda, controlado por las asfixiantes leyes de jerarcas, sacerdotes y jueces hijos de puta.

Todo el puto estado muerto y los que lamen sus genitales también decapitados.

Hemingway sabía bien lo que decía.

En una película alguien llevaba un collar con orejas humanas cortadas a los que asesinaba o cazaba, yo no lo llevaría por lo maloliente; pero me hace sonreír con ternura.

La joie de vivre… C'est la vie.



Iconoclasta

La vida turbia


El río baja turbio, que es el color de la vida por mucha muerte que arrastre.

El color de mi vida y mis muertos.

Y se me detiene un segundo el corazón ante las aguas tan opacas, tan barro. Como si la sangre se hubiera achocolatado también.

Pienso de un modo natural que las tragedias son contagiosas. Sin acritud, es un hecho.

Es un buen color, el color menos mezquino. Las termitas humanas quieren colores más alegres y claros en su ropaje para reflejar la luz del sol y evitar un poco de calor en su hacinamiento paranoico y devorador.

El río arrastra el polvo y las cosas calcinadas por el verano; con todo ello hace una sopa ruidosa y fría, con los cadáveres y trozos de árboles muertos.

Y limpia sin cuidado ni alegría, los rostros a las piedras que sobresalen con su tez dorada por el sol.

Rostros de granito sin alma que el verano ha quemado.

El sonido del agua es la urgencia por llegar al mar.

Una alegría y un llanto…

Le ruge el caudal a los recodos y los cantos rodados que dejen paso. Y les canta un adiós y hasta nunca jamás, porque el agua pasada es tiempo muerto ya. Solo provoca unas lágrimas de pérdida íntima si estás lo suficientemente cerca para escuchar el río y a nadie más.

Un agua empuja a otra y los patos, canoas vivas, incluso nadan contra la corriente si así les apetece; como a mí siempre.

Jodidos patos malhumorados... No se quejan de los cadáveres, ni de lo turbio. Ni siquiera se quejan, hacen lo que quieren y lo que deben.

Yo no siempre.

No tengo la suerte de ser siempre pato.

Pero mejor bajo la lluvia que bajo el techo.

Mejor el rayo que la lámpara y mejor el trueno que la música.

Mejor empapado que seco.

Mejor partido que humillado.

Soy de naturaleza asilvestrada, no puede hacer daño.

Y que las lerdas y lentas babosas, caracoles indigentes, se arrastren por la tierra jaspeada de chorros de agua brillantes que se pierden mágicamente entre la hierba para enfriar el infierno.

Las ninfas están sobrevaloradas y los diablos olvidados.

Yo soy la turbia justicia de los tristes.

Pareciera que el otoño se asoma secretamente camuflado ente las nubes, observando en qué estado ha dejado el planeta el verano, su enemigo mortal.

Le han sentado bien las vacaciones; porque una repentina brisa fresca evoca una risa satisfecha y despreocupada.

Antes de que un rayo de sol consiga destripar una nube, me dice retirándose sigilosamente: “Mantente vivo, no tardaré en llegar. El maldito verano está acabado, muerto. Te lo digo yo”.

Le digo que vale; pero que no me queda mucho tiempo, y soy algo que el río quiere arrastrar.  Lo dicen sus aguas al hacerse espuma contra un roca, lo que le pasará a mis sesos muertos.

Sinceramente, no me voy a estresar por vivir, soy un recio de piel gruesa y curtida.

“Pues si encuentro tu cadáver lo cubriré de hojas y te pudrirás en la tierra, soy bueno en lo mío”.

Le doy las gracias por educación, porque me importa literalmente una mierda lo que le pase a mi carne muerta.

Mientras no duela, me suda la polla.

Y que los patos, si quieren, pellizquen mi carne tan encantadoramente malhumorados.

El otoño es un buen tipo, pero con hipertrofia de ego.

Mi ego va río abajo, a veces me desprendo de él si me place.

Puedo ser absolutamente ajeno a mí mismo.

Incluso no puedo evitar ver mi cuerpo golpearse contra las rocas y luego llegar al mar partido.

Soy un delirio mudo.

Mi pensamiento es turbio, tiene el color de la vida, aunque no quiera.



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

 

24 de agosto de 2022

Un mierda con una pluma

Tengo la impresión de que escribo mi pensamiento incansablemente. Buscando la versión más digna de mí, o la más piadosa.

No lo consigo, siempre escribo algo que me causa repulsa y hastío de mí mismo.

Quisiera ser un buen tipo, parecer interesante, destacar por encima de la mezquindad; pero apenas he escrito la primera frase, no puedo imaginar otra cosa que a un mierda escribiendo con la pluma.

Si tuviera lágrimas me gustaría derramarlas y consolar mi rostro agriado.

La cuestión es que estoy seco como un árbol muerto.

Y que las lágrimas, un día se vertieron todas a un tiempo y me sequé.

El llanto seco es el más indigno y el que más daña los ojos. El que me hacer parecer un hipócrita y me deja así, desnudo ante el planeta mostrando mi inmundicia interior.

Por eso elevo el rostro al cielo cuando llueve, para recordar cómo es llorar y esconder lo que soy.

Para que la tinta que describe con precisión mi naturaleza, se emborrone y ni yo mismo me comprenda.

Un día me propuse que las palabras hirieran y dolieran.

Y lo hice.

Lo hice bien.

Y se me encogen los huevos avergonzado cuando me reflejo en este espejo de papel sin brillo, sucio de mí.

Nunca le pregunté a madre si mi nacimiento fue especialmente doloroso para ella, temía que dijera que fue un infierno.

Ya tengo mis certezas, no necesito las pruebas de nadie para afirmar rotundamente lo que soy.

La mierda que soy.

Soy bueno engañándome también.

Y aún no así, no puedo evitar escribir que un día follé por pura animalidad, sin un solo ápice de cariño. La tenía dura, el glande empapado. Se la tenía que meter. Luego aquel coño salvaje que resultó tener cabeza y un rostro, me besó tiernamente en los labios pensando que fue un bello y romántico impulso. No me acuerdo de su nombre, si alguna vez lo supe.

Algo falla en mí que no puedo borrar los capítulos más sórdidos de mi vida.

Ni dejar de trazarlos.

No los puedo disfrazar de drama, de existencialismo.

Soy un mierda.



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

18 de agosto de 2022

Apenas soy

Una vez fui carne y hueso.

Y el planeta se propuso evaporarme.

De alguna forma todos nos evaporamos; pero yo esperaba que los años marcaran mi rostro y mi piel con la sequedad de vivir bajo el sol, con arrugas como cicatrices de  tristezas y dichas, con los dedos torcidos, con la mirada intensa entre los párpados pesados. Ser un sabio cansado, románticamente derrotado.

Con la piel de un reptil.

Imaginaba otro estilo de degradación, algo que me conservara tangible hasta la vejez. Que ella pudiera acariciar y evitar toda esta tristeza que hace su mirada húmeda y cubre brillantemente su piel tersa, como si un brujo le hubiera aplicado el ungüento de la desolación, tan bello y tan aniquilador para la alegría.

Siempre soy elegido para lo peor, es la sensación que he tenido toda mi vida de carne y ahora de gas.

No tengo ninguna importancia, es solo una cuestión aleatoria. No recuerdo haber realizado una maldad especial. Mi carne es incompatible con La Tierra, es alguna mutación. Soy un superhéroe cuyo poder es super morir transparentemente.

Hay gente llorando a medida que se evapora, sus palabras son vientos que se desvanecen antes de llegar a los oídos.

Cuando te haces gas, nadie puede abrazarte. Solo sirves como fantasma para las sesiones de espiritismo y se ríen de ti si tuvieras suerte. Porque si tienes un amor, maldita sea la gracia…

Maldita…

Echo de menos el tacto, porque incluso en mis sueños gaseosos, cuando la acaricio mis dedos se deshacen en su piel. Gira su mirada al mar y llora una tristeza, lo sé por sus hombros que se agitan un poco, como si le soplara un aire frío a pleno sol.

Y ante esa bellísima tragedia de mi amor quisiera clavarme las uñas en el rostro, pero solo me hago jirones indoloros.

Cuando me acaricia, mi rostro se deforma en volutas entre sus uñas rojas, como las de un cigarrillo que acaba fundiéndose con la nada.

Es malo que te amen cuando eres condenado a evaporizarte, porque sufren más los amantes sólidos. Sufren porque los dejas solos abandonados al gaseoso e intangible amor cadáver: tú.

Ella grita: “¿Por qué?” Con la desesperación de lo inescrutable.

Entonces pienso en un viento que me arrastre y acabe con la agonía que represento para ella; pero no soy un fluido normal, soy una maldición que no guarda lógica con nada en el mundo.

Cada vez que intenta meterme en una botella, me diluyo más en la atmósfera. Le digo que no importa con la mirada. Le tiemblan los labios de tantas cosas que tiene que decir y llorar. Agotada y furiosa lanza la botella contra la pared.

Y sin pensar, intenta abrazar la cosa flotante que soy.

Y aúlla...

Es la pura tragedia, la más grande del mundo.

Cada amanecer, soy más transparente. Incluso se borra lo que un día fui, lo que un día quise ser, lo que nunca podrá ocurrir.

No duele la carne que se evapora, es la locura lo maligno. Es este apenas vivir que duele un millón, dos millones de unidades de intenso dolor de incomprensión y terror.

Un día tuve un nombre; pero despareció…



Iconoclasta

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16 de agosto de 2022

Creo en la violencia, en la selección natural y las catástrofes planetarias

Creo en la violencia como solución a un problema de libertad y de superpoblación de mamíferos rumiantes humanos.

Si nadie mata o se alimenta de una especie, ésta se convierte en plaga.

Y se devora a sí misma.

Con hambre y ferocidad insectil.

Paranoicamente.

Es tal la degeneración humana alcanzada, que nacen especímenes con la terrible enfermedad de nacer con un sexo erróneo. Y se mutilan el cuerpo para convertirse en algo indefinido y vivir malamente.

Monstruosamente hasta morir.

Otros lloran sin saber por qué. Otros nacen con una cobardía patológica. Otros absolutamente inmóviles y se dejan agredir. Otros se alimentan de otros como parásitos para evitar un cansancio. Otros con una debilidad indigna. Otros con un cerebro infantil en plena madurez orgánica…

No existen médicos que puedan tratar esta profunda degeneración mental y física; enfermedades o malformaciones producto de una endogamia planetaria. De la colosal e irreversible decadencia humana, del fin de la especie.

Ningún intelectual hubiera pensado jamás que el fin de la humanidad pudiera ser tan indigno y con una agonía tan larga.

A seres no aptos para la reproducción los fertilizan artificial y tramposamente. Con lo que surgen generaciones que no deberían haber nacido por imperativo natural.

No solo no existe la selección natural en la especie humana, sino que se ha pervertido incluso la reproducción.

Y es imposible que pueda surgir nada bueno de ello.

Se reproducirán exponencialmente como decadentes organismos fallidos si una tormenta solar de gran magnitud no arrasa la vida en La Tierra.

Es terrible…



Iconoclasta


14 de agosto de 2022

La casta humana crédula

Hay una raza de reses humanas, la crédula. La más numerosa en el planeta; la predominante. Por su característica principal: la fe, la credulidad; ha desterrado la inteligencia de su genética, puesto que la fe no requiere intelecto, solo obediencia; la evolución la ha liberado de esa pesada carga que es el intelecto.

Hoy, a esta raza que obedece a brujos, religiosos y políticos; para no humillar a sus individuos, se la conoce con el eufemismo “masa votante”.

A lo largo de los milenios de la historia, cientos de miles de generaciones han luchado de forma instintiva, agresiva y voraz contra la inteligencia (infectándola), el sentido común (corrompiéndolo) y la libertad (destruyéndola) de una forma inconsciente e insectil. Por puros impulsos eléctricos en sus pequeños cerebros que ellos mismos son incapaces de entender y que son ni más ni menos, los preceptos que sus amos, brujos, sacerdotes de todo pelaje y políticos les han inculcado.

Prácticamente, la raza crédula ha extinguido al primigenio ser humano cazador y creador o inteligente. Y grandes zonas del planeta han sido invadidas por individuos adaptados al servilismo medieval. En esta característica primordial de la raza crédula, políticos, dictadores, brujos, ideólogos y estafadores de todo tipo de sectas, encuentran la forma de acceder a la fama y al dinero millonario y fácil.

Esto explica porque a la menor oportunidad las “democracias”, gracias a una simple epidemia, se han convertido en dictaduras con los aplausos de sus crédulos o votantes. Y cuanto más represiva ha sido la dictadura contra esta raza, más reses se han vacunado y revacunado y adoptado el bozal (mascarilla en argot fascista) como símbolo religioso y prenda de vestir cotidiana.

Hay que precisar que los crédulos no han aceptado bozal, acoso, prisión y vacuna por miedo a su gobierno dictatorial, sino por fe. 

Por auténtica fe en la salvación que les promete su caudillo elegido por ellos mismos “democráticamente”.

Dicen que todo pueblo se merece el gobierno que tiene; pero es mentira. No pueden elegir, es así de simple; carecen de capacidad de elección.

Ayuda que los jerarcas de esta casta, obedecen a la ley de: Cuando el cerdo (el político) prueba la sangre (la dictadura represiva o fascista) no quiere otra cosa. Esta ley también explica por qué las dictaduras son los gobiernos más longevos de la historia de la humanidad. 

La gran virtud de esta casta humana, además de su fertilidad conejil natural y también forzada por la sanidad del estado (no todo iba a ser hediondo en los crédulos, algo bueno debía tener esta raza o casta para que tuviera tanto éxito demográfico); reside en la capacidad de recibir latigazos de su caudillo, sacerdote o brujo, sin renegar por ello o dolerse; esa insensibilidad al dolor hace que sea sumamente fácil y económico estabularla y conducirla. La letra con sangre entra o Quien bien te quiere te hará llorar, son sentencias aceptadas e inculcadas ya genéticamente en su básico intelecto, y explican clara y básicamente el funcionamiento intelectual de la casta crédula. 

Generación tras generación a lo largo de los siglos, la obediencia de esta raza se ha hecho más fanática y obediente a sus amos y mesías. Se puede afirmar que la raza crédula ha perdido su primigenia humanidad. Las próximas generaciones carecerán de las básicas características humanas como, la capacidad de esfuerzo, la determinación, la independencia y el coraje. Lo que nacerá en las próximas generaciones, será una cosa híbrida de mamífero vacuno.

El auténtico ser humano, se extinguirá. Es muy difícil que un ser humano libre y pensante se decida a estropear su propio linaje con otra especie menor.

Este es el tan cacareado fin de la humanidad propia y puramente dicha.

No han sido precisas grandes catástrofes nucleares o naturales. La raza crédula ha ido extinguiendo al ser humano hasta llegar a nuestros días, en los que quedan tan pocos seres humanos libres, que la estirpe primera es irrecuperable ya.

No me gusta nada; pero alguien debía decirlo, describirlo y escribirlo; antes de que no quede nadie inteligente y esa raza crédula y sus sacerdotes que la azotan, corrompan la historia y la hagan mierda relegando al olvido al ser humano real y verdadero.

Una anécdota ilustrativa:

 En marzo del 2020, con la epidemia de coronavirus o covid; algunos países decidieron emular la paranoica, genocida y delictiva dictadura de China: España, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Austria… Decidieron instaurar una férrea dictadura que conllevaba además, una libre actividad de corrupción y enriquecimiento fácil y rápido de la clase política. Y así adueñándose de la prensa y todo aparato de comunicación para instaurar su estado del terror, impusieron las más severas medidas de estrangulación, acoso y prisión contra la población y segregación racial (por su metodología). España fue la más dañina por su segregación, prisión y respiración, puesto que fue el único país occidental que obligaba a calzar el bozal en el hocico (mascarilla) a cielo abierto. Prácticamente el estado español, prohibía respirar.

Hace unos meses atrás viajó a España la Merkel, la presidenta alemana.

Le preguntó al Sánchez (presidente o caudillo español):

– ¿Cómo es que tanta gente lleva mascarilla (bozal) por la calle, en espacios abiertos? –le preguntó fascinada al caudillo español- ¿Aún es obligatoria?

– No, ya no es obligatoria; pero el pueblo español está muy concienciado de la prevención y profilaxis por la covid –respondió el caudillo con orgullo, obviando la cobardía y el pánico de un pueblo sumiso y sometido a una dictadura brutal.

La pregunta de la alemana, por si sola, ilustra el nivel de paranoia fascista de unos cuantos países como España y su pasmosa facilidad para retirar el decorado de una democracia, y volver de nuevo a principios del siglo pasado a la menor oportunidad.




Iconoclasta

12 de agosto de 2022

La mentira nos hará libres


El engaño es una constante en la vida cotidiana y la más eficaz arma de supervivencia en sociedad.

El arma más instintiva y pura con la que está dotada la especie humana. Es tan natural y está tan arraigado el engaño en el genoma humano, que por mucho que luchen los progenitores y educadores por lavar el cerebro o adoctrinar a las crías humanas con el concepto de “verdad” o “sinceridad”, fracasan estrepitosamente.

Claro que los progenitores y educadores, son mentirosos profesionales, eso de: “haz lo que yo digo y no lo que hago”, es una táctica cuanto menos, ingenua e infantil. Porque las crías se hacen adultas con todo su bagaje genético en erupción y es imparable el desarrollo de sus armas de supervivencia.

Si quieres tener dinero para comer, en el mundo laboral e incluso en el social, debes callar lo que piensas y decir exactamente lo que quieren oír.

Luego, cuando tengas oportunidad y seguridad de impunidad, harás lo que debas y te beneficie. Siempre y cuando no te hayan emborrachado para convertirte el lunes, en una res obediente y desprotegida, sin capacidad de engañar con inteligencia y premeditación.

La única verdad es lo que piensas, es tu biblia (ya sé que pensar no es popular en gran parte del ganado humano). Lo que te dictan padres y estado es un engaño cuyo origen está en la ignorancia, en la perversidad (pura maldad para joderte e imponerse ellos a ti); o lo más probable: en la envidia, para que nunca seas más que ellos o ganes más dinero (sean padres, amigos o políticos de mierda).

En definitiva, es la mentira la que nos hace libres, o al menos, silenciar herméticamente nuestra verdad.

Dicen que el movimiento se demuestra andando: observa a cualquier ser humano, sobre todo si es de raza política o adinerada y verás como arrastra tras de sí, como una sombra más, una hipocresía como un excremento seco.



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

7 de agosto de 2022

De los cadáveres y las fotos más aburridas del mundo


No entiendo porque los cementerios no expulsan los restos humanos cuando hay un terremoto. No he visto nunca una foto de semejante situación, de ahí mi angustia.

No sé, es que me gusta el arte disruptivo por llamarlo de algún modo, es demoledor valga la redundancia. Las cosas rotas por una catástrofe tienen una gracia especial de las que carecen las erosionadas lenta y tontamente por la naturaleza.

No es una cuestión de malsano morbo, simplemente lo imagino como una fantasía para conjurar un poco esta leprosa mediocridad de la cotidianidad.

Una vez jugueteé con un hueso humano que había entre las ruinas de un cementerio roto; pero me gustan más los de las vacas, son más contundentes. Luego lo tiré con displicencia y aburrimiento para fumar más cómodamente.

Si hubiera encontrado una calavera, me la hubiera llevado, fijo.

En fin… Lo que me gustaría es contar, de forma coloquial y amigable a algún conocido, la siniestra experiencia de que he visto trozos de esqueletos a cielo abierto entre tumbas rasgadas y lápidas hechas pedazos, una buena aventura que relatar en lugar de hablar de médicos y tiempo.

Tengo muertos en el cementerio; pero no me afectaría que sus esqueletos salieran a la luz.

Por los cadáveres no tengo aprecio o desprecio alguno, son cosas que ya no representan nada de la gente que amé y odié, porque es muy importante saber que lo que odiaste está muerto, es una alegría de la que no deberías prescindir jamás.

Es una costumbre folclórica venerar los cadáveres; pero está visto que nací con pelaje impermeable a los ritos populares.

Será porque soy muy imaginativo y nada puede superar lo que mi mente crea.

Así que no necesito saludar cosas frente a las tumbas, cuando en mi poderoso cerebro, están como la última vez que los vi vivos.

La verdad es que soy mi propio dios castigador y resucitador.

Y es otra forma o dimensión de ver la vida menos aburrida, con más gracia.

Porque, sinceramente, las fotitos del dichoso James Web (nombre imbécil donde los haya para un telescopio o un gato) son lo más ñoñas, repetitivas y aburridas que publica la prensa diariamente para llenar los huecos en sus páginas web cuando se les acaban las mentiras del día.




Iconoclasta

3 de agosto de 2022

Hacia nuevos encarcelamientos de la población en la Dictadura Española Penitenciaria Sanitaria Homosexual


Todo indica que en pocas semanas el Gobierno Penitenciario Fascista Español Homosexual y Sanitario, decretará encarcelamientos nocturnos masivos contra la población (en jerga nazi “toques de queda”). Y prohibirá con controles policiales la circulación entre ciudades y pueblos (en jerga nazi “confinamiento perimetral”).

Tal vez, ante los lógicos y necesarios estallidos de violencia, decrete además, un estado de excepción y cartillas de racionamiento, que afectará también la vida diurna.

Todo ello con “el aval de la justicia”, lo que explica el afán del Caudillo Penitenciario Homosexual Sanitario Español por apropiarse del sistema judicial español. Se trata de una medida “cosmética y psicológica” para hacer creer a la chusma que todo es legal, que nada ha de temer del Gobierno Dictador Homosexual Sanitario. Todo es por el bien del ciudadano y que quien bien te quiere te hará llorar. Y la letra con sangre entra.

Ni que decir tiene que, los presidentes o caciques autonómicos están preparando sus propias baterías de represión, ya muy experimentados en la dictadura: encarcelamiento, acoso y segregación racial (en este caso según la región geográfica y su folclore) contra la población con sus pasados y muy recientes decretos de encarcelamiento y extorsión por coronavirus.

Y todo ello justificado y avalado por la justicia para evitar el “gasto energético” o “crisis energética”.  Como el gasto nocturno derivado del descanso laboral de la población: bares, restaurantes, salas de baile, cines, etc… O sea, controlar los hábitos de ocio de la clase paria o baja trabajadora. Y prohibir el uso de combustible de automoción en los fines de semana de la masa trabajadora, prohibiendo que puedan salir de sus granjas dormitorio.

En definitiva, los acosos y extorsiones y encarcelamientos llevados a cabo desde la instauración de la Dictadura Penitenciaria Fascista Homosexual Sanitaria Española el 14 de marzo del 2020, volverán a tener plena vigencia en pocas semanas para “luchar contra la crisis energética”, extendiéndose en el tiempo con la “crisis climática” con el aval de la justicia, de propiedad de la Dictadura Homosexual Española.

El Caudillo Homosexual Español lleva meses profetizando que decretará “días difíciles”; pero no son días difíciles; se trata de “días oscuros” de persecución a las más básicas libertades. Los próximos encarcelamientos, acosos y represiones son una estrategia necesaria, ya que la clase trabajadora va a conocer el hambre de primera mano y las necesidades de temperatura por la gran crisis instaurada por el gobierno en España, lo cual se traducirá en violencia, en revueltas sociales y podría desembocar en una guerra civil.

Por ello el Gobierno Penitenciario Fascista Homosexual Sanitario Español, acabado el periodo vacacional, comenzará el acoso y derribo contra la libertad y los básicos derechos biológicos de los ciudadanos españoles.

Es algo que se ve venir de una hora lejos. Y la lógica consecuencia de la instauración en España de la Dictadura Penitenciaria Fascista Homosexual Sanitaria. En toda dictadura, es preciso recordar cada breve tiempo a la población que no es libre, que no existen libertades ni derechos, se trata de gobernar con franquismo, por decretos ultra fascistas.

Los días oscuros en España son ya la norma de un gobierno de marcado y delictivo fascismo.

El narcisismo injustificado (no valen ni un céntimo de lo que se creen) de los dictadores y su complejo mesiánico, regirá y llenará la vida de la población española de nuevo durante décadas, en un país ya acostumbrado a vivir con los decretos de políticos asesinos, como los franquistas, tan cercanos, tan vivos y con sus descendientes ideológicos ocupando los cargos de poder españoles.

Aún así, que lo sepan los amantes de la libertad y el libre pensamiento: veremos de nuevo aplausos al Caudillo Penitenciario Homosexual Español y todos sus secuaces, como ministros, caciques autonómicos, jerarcas funcionarios, funcionarios y los aparatos represores y acosadores que usa el estado maricón.




Iconoclasta


30 de julio de 2022

La tierra prometida


La única tierra prometida es la que ella pisa.

La que amo, la que añoro, la que necesito, la que quiero abrazar, la que me la pone dura, la que quiero follar, poseer, amamantar, con la que quiero empezar y acabar el día. La que quiero solo besar…

Una grandiosidad de alma y coño…

Y yo un poco cosa, un paria de la tierra demasiado alejado de todo. Infinitamente lejano de lo que amo.

Un nómada en el planeta buscando sus huellas.

Con el corazón partido en dos, una mitad roja y brillante que corre miles de kilómetros por delante de mí, hacia la diosa.

Y la otra negra, como podrida, que envía con golpes dolorosos la sangre a las venas que parecen reventar de un cansancio, de un hastío, de una eterna puta suerte que no cambia. Y aun así, me mantiene mierdosamente vivo enviando sangre a mi polla amoratada. Una sangre que parece coagularse y hacer del rabo una maza mórbida, obscena, de violenta penetración ávida y feroz.

Me gustaría que fuera más gorda, más larga; pero nada es perfecto.

Tengo que trabajar este problema, algo cosmético antes de violar a mi diosa si eso ocurriera.

“Oye viento, dile a la diosa que llego. No sé dónde estoy, pero voy”.

Deliro por el camino creando esperanzas en el Páramo de la Desesperanza. Esperanzas de magnitudes tan grandes como el amor desesperado que me lleva a desintegrarme, a erosionarme en mi camino hacia ella. Esperanzas colosales que no me caben en el pensamiento y se marchitan. Dejo un rastro de alegrías muertas tras de mí.

También imagino mis dedos extendiendo pequeñas ternuras por su piel, y siento unas repentinas ganas de llorar...

Le vendo la parte sucia de mi alma al diablo que la desea. Ha emergido de un espejismo de gas que flota sobre la tierra quemada por el sol.

“Te la cambio por unos miles de kilómetros y de años que me acerques a ella.”.

Se ríe y me dice “Vale”. Sabe que no tardaré en morir y tendrá mi alma entera sin nada a cambio. Bueno, no puedo hacer gran cosa contra ello.

Solo espero que cuando llegue a ella no muera, sería una broma de mal gusto. Que me dé tiempo a mentirle jurándole que estaré con ella toda la vida.

Porque sé que he gastado ya toda mi eternidad en fracasos; como el astronauta que sale al espacio y solo ve muerte. Tanto afán, tanta ilusión alimentando sensaciones y fantasías, para acabar flotando en toda esa letalidad aséptica. Lo único que escucha es su respiración y se deprime. El universo no hace ruido, solo es un inmenso vertedero de piedras que no permite el más mínimo jadeo de vida.

Al menos los cementerios tienen la gracia de los epitafios.

Sin embargo, el espacio que ocupa mi diosa de pezones lamibles y plenos de vida, es la máxima expresión de lo carnal en un mundo de ángeles asexuados.

Tiene suerte de que no es un planeta, porque no podría evitar estrellarme contra ella, su atracción es como la de un agujero negro. Y me pregunto si su coño me absorberá y sacará de aquí. Me lo pregunto con un hálito de esperanza dándole la espalda al diablo que aún sonríe astuto detrás de mí, esperando que muera.

El sol incide con una hiriente verticalidad sobre mi cabeza y crea entropía en mis neuronas ardiendo. Me encuentro calculando la órbita de aproximación de mis dedos entre lo más íntimo de sus muslos. Y mientras me acerco en elipses cada vez más pequeñas, le rezo que la amo.

Y flotan blancas lágrimas en el espacio que se congelan con un dolor en mis cojones.

El sol me evapora la razón en este páramo sin horizonte y antes de olvidar quien soy, lanzo un beso a mi amor, que corre a la velocidad de la luz antes de que el sol también lo evapore.

Yo camino con determinación; pero el diablo, dale que te pego, me susurra: Muérete ya. No te quiere, no te quiere, no te quiere…

Qué tentador es el hijo puta…

Te quiero cielo, voy a ti, dame unos minutos.

Y con una carcajada vomito todos los dolores añejos y rancios, son de carne podrida.

Es un peso que me quito de encima y el diablo los devora con glotonería.

Es hora de dormir, mañana será otro día.

“Sí, mañana. Duerme”, dice el Astuto en mi oído.

Bendita sea la horizontalidad de la muerte.




Iconoclasta

29 de julio de 2022

El neonazismo sanitario homosexual


El neonazismo actual ha surgido de una casta de azarosos políticos arribistas, hijos de viejos políticos y ricos burgueses que han abrazado la homosexualidad a través de generaciones decadentes usando la endogamia para mantener la riqueza en un reducido y selecto círculo. Y su arma más potente para instaurar el terror es la sanidad o veterinaria. Enfocadas al control de las masas por medio del simple y previsible método de enfermar y curar. En multitud de casos ni siquiera enferman, la hipocondría es una clase de cobardía ampliamente extendida en el ser humano, una característica congénita.

El fin de este fascismo homosexual sanitario: obtener la riqueza a través de la explotación masiva de la población, contenida y reprimida su economía, libertad y cultura con continuas crisis de todo tipo: sanitario, económico, bélico, climático, etc… La riqueza se extrae del obrero por medio del impuesto usurero y asfixiante por las más diversas trampas o estafas. El dinero robado va a parar directamente a las cuentas bancarias de los jerarcas y burócratas homosexuales sanitarios. Que en definitiva, suelen ser los amos de los bancos.

Los líderes de las antiguas “democracias” convertidas desde marzo del 2020 a nivel mundial en dictaduras homosexuales sanitarias, con maneras de un predicador o sacerdote; ofrecen a la población salvación a cambio de su sacrificio monetario.

Si no se había llevado a cabo semejante fascismo hasta ahora, ha sido porque no existían los medios tecnológicos adecuados para realizar con velocidad electrónica la maniobra masiva de infantilización, terror y religiosidad política sobre la chusma votante o plebe.

Este fascismo homosexual sanitario se lleva a cabo por medio de:


Emasculación de la clase baja o trabajadora: inhibición psicológica del deseo sexual entre macho y hembra a favor del homosexualismo. Las hembras no deben ser atractivas para evitar encender o excitar sexualmente a los machos. El estado decreta que sean agresivas o gordas y con poco atractivo. Se trata de un básico y experimentado control veterinario ganadero para la selección de los individuos (machos o hembras) aptos para reproducirse en la nueva sociedad del fascismo homosexual sanitario.

Los machos no homosexuales deben ser castrados, porque de una forma genética e instintiva todo macho en el planeta desarrolla un instinto territorial, íntimamente ligado con el reproductor. Es básica la humillación de su esencia humana y erradicación psicológica y física del instinto. Predicar que el macho es asesino y violador en potencia, es uno de los dogmas más incrustados en las mentes de los niños en las escuelas, hasta conseguir que sientan vergüenza y remordimientos de poseer genitales masculinos.

Con la homosexualidad así, inhiben la violencia y el instinto de defensa de los seres humanos, al menos en una gran cantidad de individuos. Y es que en la capacidad de defensa y ofensa de los machos en la naturaleza y su naturaleza, está el máximo obstáculo para la imposición de los dogmas y leyes del fascismo homosexual sanitario.


Educación sectaria: “¿Y por qué no ser marica?”. Lo que el dogma esconde es fácil de entender por lo comentado anteriormente: el instinto territorial del macho es el problema. Si se destruye la base humana genética instintiva (castración psicológica y química), se consigue una raza de cabestros sumisos, obedientes y fanáticos del estado y sus jerarcas homosexuales.

“Si el Caudillo es marica, no hay nada de malo en que vosotros os esforcéis en serlo también.”.

“La libertad es enfermedad” y además, crea machos agresivos que van contra las bendiciones que el estado fascista homosexual sanitario prodiga a su masa votante.

“Si sientes miedo, quédate en casa. Demuestra tu cobardía y no pretendas discutir. Hay policías de sobra para desparramar tu cerebro negligente en la sucia acera de cualquier ciudad.”.

Los audiolibros explotan como una fiesta de la incultura: inhiben la capacidad lectora y la analítica. Las próximas generaciones solo sabrán escuchar y olvidarán la lectura y la escritura. Y por tanto, la capacidad de síntesis. Es un oscurantismo tan evidente que es increíble que nadie lo vea. Y solo se puede explicar con la ignorancia que existe en el tejido social de los estados fascistas homosexuales sanitarios. El audiolibro asfixia el propio pensamiento al ser invadido por la voz que instruye constantemente sin dar tiempo a la reflexión.

Las palabras se las lleva el viento si no están escritas. Es básica la destrucción de anales y datos mediante palabrería y sofismas constantes. Una mentira entierra a otra mentira y a otra y a otra. La memoria histórica impuesta es una variable sin memoria, solo un dato a corregir cuando es preciso mediante los ordenadores del estado.


El cambio climático: “Los veranos son calurosos”. Es un decreto del estado fascista homosexual sanitario. Nunca antes se había decretado semejante ley tan infantil y al tiempo tan venenosamente dogmática. Es indispensable para llevar a la ruina económica, física y psicológica a las obreras y zánganos de la colmena.


Dieta estricta: para evitar elevados niveles de hormonas en machos y hembras que desencadenen el deseo sexual. Esto explica el alto precio de los productos alimenticios. Dejar al borde del hambre a la población, la llevará a aceptar gustosos a comer excrementos a falta de otra cosa.

Dietas bajas en azúcares para evitar el correcto alimento del cerebro (como ocurre con el veto económico al marisco) y un exceso de energía en los individuos. Alimentos bajos en proteínas para evitar el desarrollo muscular. La alcoholización y narcosis de la población para mantenerla alejada de la realidad de su fin único: ofrecer a las gordas reinas de la colmena su dinero y esfuerzo. Las dietas reducirán la libido de la población para un fácil y efectivo control demográfico de la clase trabajadora pobre u obrera.

Los niños gordos serán separados de sus progenitores y tratados por el estado fascista homosexual sanitario en internados dotados con nutricionistas e ideólogos para su cura o reacondicionamiento.


Prohibiciones de idiomas: según zona geográfica, según el folclore propio de cada taifa, región o autonomía para evitar que las obreras y zánganos comparen su nivel de pobreza con otras colonias o colmenas. Es necesario mantener a las colmenas privilegiadas aisladas de las esclavizadas en mayor grado. Evitará altercados molestos al estado homosexual sanitario.

En definitiva: un idioma único para los dogmas institucionales fascistas homosexuales y sanitarios, y el idioma del caciquismo nazi autonómico para la relación interpersonal.


Crisis climática o polución: erradicar del imaginario del pueblo el deseo de disponer de automóvil. Que llegue a ser algo que solo pueda mantener el estado y sus jerarcas nazis maricas. Una vez extirpada la ambición o deseo de disponer del tradicional coche que indica estatus social, la casa de propiedad será un capricho también y el estado decretará qué casas y cuantos metros cuadrados precisa cada unidad familiar.

El dinero que invierte la clase baja trabajadora en vivienda y coche, estará destinado a enriquecer a las gordas reinas nazis de las colmenas. Sin inquietudes de libertad, intelectuales o artísticas, el ser humano pasa a nivel de insecto, los hay reinas y luego los obreros.


La constante comunicación dogmática estado-cabestro: será suficiente alimento intelectual para la clase baja obrera. La pantalla del teléfono móvil es la pantalla parlante y vigilante de las viejas películas de ciencia ficción distópicas.


Biología y psicología: Que un individuo respire de forma natural, es anatema en el fascismo homosexual sanitario. Respira porque el estado así se lo indica. “Respira, para vivir has de respirar”. “Si hace calor, bebe agua fresca”. “Si hace frío, abrígate”. “No te esfuerces, no queremos individuos fuertes, ya está la policía para eso”. Son los repetidos dogmas fascistas que el individuo asume como un decreto del estado que le salva la vida. Ha llegado a tal punto la degeneración de las sociedades occidentales, que son incapaces de respirar por sí mismas. El dogma de su amo, el estado fascista homosexual sanitario, es lo último que recuerdan. Es la memoria de los peces en los mamíferos.

Aterrar a la población: el estado penitenciario fascista homosexual sanitario lo consigue mediante lo que llaman “días difíciles”, que profetiza un caudillo, ministro o sacerdote. A la población se la sume en el terror a morir con cualquier tipo de enfermedad, con una crisis que la arruinará y la abocará al hambre o con una guerra contra un tirano que no existe. El Estado homosexual sanitario, creará los medios necesarios para inhibir la segregación o producción de hormonas como la adrenalina, que pone en guardia al ser humano ante una situación de peligro o amenaza. Así pues, si la población encarcelada y privada de libertad a cambio de un espejismo de escapar de la muerte, recibe la consigna de aplaudir a sus carceleros y acosadores, ésta se siente conmovidamente obligada a ofrecer esa gratitud desde las ventanas de sus cárceles y como en una escuela dibujar cartelitos infantiles rezando que todo irá bien. La adrenalina no es necesaria para dibujar, lloriquear, deprimirse y aplaudir.

Así mientras miles mueren, millones aplauden. Y esos millones agradecen al fascismo penitenciario homosexual sanitario, el hecho de no estar entre los miles de cadáveres.

El estado crea la crisis económica con más días difíciles. Y con una parte de lo robado a la población, reparte cheques y bonos de limosnas, cuya función es mostrar su magnanimidad y gran paternalismo ante una población acobardada y decadente. Limosnas que servirán para incentivar el espíritu de mendicidad y brazos caídos de esa población aterrada y prácticamente castrada sexualmente.

El estado hunde a las clases bajas o trabajadores y luego realiza la escenificación de que los salva del hambre.

Gracias a la falta de azúcar y una alimentación deficiente que disminuye la fuerza y la voluntad, el pueblo acepta las limosnas y ofrece en sacrifico de gratitud el resto del jornal para que los días sean menos calurosos dentro de cincuenta o sesenta años.

De ahí a dejar que sea el estado quien eduque y programe a sus hijos, no hay ni siquiera un paso, solo un “gracias al caudillo marica por el favor que nos hace”.


Y lo verdaderamente agresivo está por llegar: mataderos para evitar la superpoblación. La guerra tiene un problema para el actual fascismo homosexual sanitario; puede destruir sus valiosas propiedades tan tenazmente robadas. El exceso de asexuados obreros debe ser eliminado con métodos respetuosos con las posesiones de las reinas de la colmena, los políticos fascistas homosexuales.



Iconoclasta


28 de julio de 2022

Un buen tipo


Alex, el personaje central de La naranja mecánica se imagina al leer la biblia que es el soldado que azota a Jesucristo arrastrando la cruz.

Si yo hubiera vivido en aquel momento y lugar y de no haber sido un cuento, hubiera hecho lo mismo que hoy con los nazis del coronavirus, sus jerarcas, iluminados y la masa crédula: me habría ido a dar una vuelta por el desierto para alejarme de esa masa de hijos de puta compuesta por los puercos sacerdotes del Sanedrín, los judíos fanáticos hijos de puta apedreadores, los llorones pusilánimes que se lamentaban por la suerte del mesías loco, del mesías loco y de los putos policías romanos de mierda.

Y paseando ya a cinco kilómetros de Jerusalén un poco relajado por el silencio y la lejanía de esa piara de subnormales, desearía con una ingenua y tierna sonrisa en mi bello rostro, que ojalá, Poncio Pilatos ordenara clavarlos a todos en cruces, mandara picharles los pulmones a lanzazos y luego les hubiera pegado fuego a todos.

Y que ni uno solo vivo hubiera quedado. Ésta es mi voluntad.

Luego, para descansar de mi meditativo caminar en pos de la decencia humana y una vez muerto el nazareno loco y acabado el follón en el cochino y abarrotado Jerusalén, me hubiera fumado unas hojas de marihuana a la sombra de Judas ahorcado, y ya sin asomo de irritación cerebral alguna, “pa casa”.

Siempre he sabido que cualquiera que fuera el lugar o tiempo en el que me parieran, sería siempre un buen tipo en general.

Y bueno, como ocurrió con YO y Franco, con YO y Hitler lo mismo: lo hubiera ido a jalear a sus mítines y desfiles la puta de su madre; porque YO nasti de plasti.

Nunca he sentido deseos de moverme entre decenas y decenas de miles y miles de reses humanas arrebatadas por la luz del ilustre prócer para chupársela, sea cual sea su pelaje.

Además, de hijos de puta vamos “sobraos” y nacen con tanta frecuencia que aburren un huevo.

En fin, tengo que confesar que gracias a ser un buen tipo en general, lamentablemente también, siempre he tenido el mal fario de que nunca tendría un buen puesto de trabajo, ni gozaría jamás del trato de favor (económico, sin sexo a menos que sea una tía buena) de un corrupto funcionario.

Incluso pienso, que de alguna manera he desarrollado alergia a la riqueza.

A veces es un asco ser tan buen tipo…



Iconoclasta


25 de julio de 2022

El adoctrinamiento fascista español del clima y sus predicadores

Y aquí la Marlaska, la Macron y quienquiera que sea el homosexual (o lesbiana) griego, con el apoyo imprescindible y virulento de la prensa sociópata española, tenemos unos cuantos centímetros cuadrados de pantalla dedicados a la loa y prédica del cambio climático.

Así como hace solo cinco años los incendios eran provocados y una negligencia del gobierno del momento, en el Nuevo y Normal Estado Penitenciario Fascista Español (y sus taifas) del coronavirus, la guerra ruso-ucraniana y el crack económico de la clase baja trabajadora por los impuestos de usura por cambio climático; como decía la dictadura de la URSS que en su territorio y estado no existía el crimen, en la España endogámica los incendios los provoca el cielo y dios, exclusivamente.

Lo malo no será el clima y su cambio de mierda; lo malo será el hambre, lo malo será la violencia, lo malo serán las balas… Y lo bueno, que morirá quien deba de una vez por todas.

24 de julio de 2022

Misma hora, mismo día, mismo lugar


Actualmente es tan fácil engañar a los adultos sobre el pretendido cambio climático fotografiando el bosque y las hojas secas en verano, como engañarlos sobre lo mortífera que es la libertad para la salud. Y digo (y dicen) de la libertad de la chusma y su salud. Porque los políticos no se encarcelan a sí mismos, de la misma forma que una serpiente no envenena a otra. No tienen problema alguno con su libertad que es absoluta e impune.

Y de la misma forma que los pseudo periodistas fotografían lo seco, obvian el real verdor de los árboles para crear el horror y el miedo en sus votantes o reses: el llanto y crujir de dientes global.

Hay cosas básicas que el periodismo desempeña desde hace ya veinte años con verdadera codicia y sin ningún tipo de ética, esta misma y corrupta prensa y medios de comunicación actuales y quienes viven de su prostitución al régimen al que son afectos.

Las premisas básicas de los medios de comunicación, mal llamados periodísticos, consiste en la manipulación, perversión y desinformación de la realidad al servicio del estado que les paga por cada amaño.

Bulos y mentiras que sirven para que el estado pueda llevar a cabo sus estafas recaudatorias con una dogmática impunidad, ante la ignorancia y la confusión de una sociedad consumista decadente, cobarde e ignorante.

El Estado se hace rico y sus secuaces, prensa y medios de comunicación entre otros muchos, consiguen pingües beneficios por una mentira que se escribe teletrabajando cómodamente desde casa.

De hecho, desde la creación del primer periódico, la prensa ha sido siempre un instrumento de los políticos y jerarcas para difundir la desinformación y manipulación de la realidad entre las manadas humanas que pastorean. Claro que, no con la difusión actual con la que a las reses humanas se les envía directo a sus bolsillos donde guardan su teléfono, los bulos creados más de veinte veces al día; cumpliendo así con otra premisa político-religiosa o el dogma de los criadores humanos: la mentira repetida mil veces se convierte en verdad en el escaso y limitado imaginario de la sociedad.

Y así con la medicina, y así con la cultura, y así con el arte, y así con la educación, y así con los hábitos, y así con la moda y así con la dignidad y la honestidad.

Hace decenios que la libertad y la realidad informativa que pudiera haber fueron erradicadas de los medios periodísticos y comunicadores.

Y así es como la chusma actual se comporta igual que la de la edad media: matarían con fanatismo a pedradas o incinerarían a una mujer u hombre acusado de brujería por el estado o el predicador electo. Y sería festividad para adultos y niños como antaño.

Es horrible, retuerce las tripas la indignidad y mezquindad social; pero alguien tenía que decirlo: yo, el último hombre libre e independiente (libre mentalmente, por supuesto, porque estoy sometido al capricho de lo hijos de puta quiera que no).

Resumiendo, dios no ha alterado el clima. Si algo arde, alguien del gobierno o estado le pega fuego para ganar dinero.

Bueno, y si hace calor, no te pongas plástico encima. Eso debería formar parte del sentido común humano. Y de la educación que el estado proporciona a los niños ¿no? Los golpes de calor suelen nacer de la ignorancia. Y en algunos casos, de una forma física o salud debilitada.

Nada nuevo bajo el sol, ni las muertes ni el calor; solo lo cuentan deformemente para los que han perdido la memoria que son miles de millones.

Gracias a los medios de comunicación, y pongamos prensa por llamarla de algún modo; la ignorancia y la cobardía, ya constituyen la globalización implantada, tan perseguida por los nuevos estados fascistas surgidos con el coronavirus.




Iconoclasta

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23 de julio de 2022

Las hojitas

El viento arrastra las hojas y, de alguna forma, el río las atrapa antes de que lo crucen.

Aunque más bien pareciera que las hojitas se lanzan sobre él porque aún no quieren secarse. Quieren ser verdes un tiempo más.

Un poco más de vida y moverse, viajar dulcemente hacia la muerte.

La naturaleza, su contacto, te hace susceptible a los seres vivos y muertos que la habitan. Y sin darte cuenta escribes una ternura inimaginable en una granja humana pintada de mezquindad; una ciudad cualquiera elegida al azar.

Debería hacer más calor para que la chusma huya a la playa y dejar espacio para que las hojas lleguen al río, para que el trepador azul píe cerca de mí subiendo y bajando por el tronco del sauce. ¡No para quieto! Qué buen escalador…

Y que el cuervo pueda graznar su eterno enojo. Y que dejen conversar a los árboles con la brisa.

Que los ratoncitos muertos descansen en paz.

Que el águila chille cerca, sobre nuestro rostro al mirar al cielo.

Que las lavanderas en su coreografía inquieta, caótica y voraz cacen los escarabajos que vuelan como peonzas por encima del río.

Y que los patos hagan el pino en el agua con esa gracia que me hace reír tontamente.

Para que no rompan el fluir del agua y de la vida, porque hay momentos en los que vale la pena callar y escuchar algo que no sea los propios gruñidos.

Si fuera cadáver y no tan gordo, me gustaría que al igual que las hojitas, el río me llevara.

Solo cuando dejas caer la pluma en el cuaderno, te das cuentas de la ingenuidad escrita: flotar en el agua con toda esta gravedad que me aplasta contra el suelo. Yo no merezco el río. No soy sutil…

Pero ¿sabes? Ahí está el mirlo, muy cerca mirándome con una lombriz retorciéndose en su pico. Y eso está bien, está bien no flotar y morir así, no es tan malo.

Larga vida, hojitas navegantes.

Yo me quedo aquí un ratito más, lo que dure.

Bye…



Iconoclasta

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22 de julio de 2022

La esperanza, un cosmético

La esperanza es la pequeñísima partícula de una sonrisa que quedó viva tras una devastadora tristeza.

Es una risa en un velatorio. Una risa lacrimosa, como de locura.

También sonríe el que ve próximo el fin definitivo a su sufrimiento, morir…

La esperanza es la última sonrisa posible antes de que la vida gire brutal en la dirección que intuimos, sin remedio. O a la muerte.

Es despertar de una pesadilla; pero no garantiza que no despiertes en otra. Simplemente da esos segundos de paz necesaria para no romper la mente tan golpeada ya en añicos. Ya cansados de tanta mierda, de más de lo mismo que no cambia nunca. Como el ratón en la noria… Es lógico que la esperanza sea una sonrisa del delirio.

Y pobre del que tiene muchas esperanzas, porque ha debido sufrir mucho.

La esperanza es tan solo una caricia en el ánimo ante lo inevitable. No es salvación, solo azúcar para rebajar la amargura. Mejor que duela poco que mucho, debas vivir o morir.

No sé porque; pero el dolor siempre es mucho, la vida te lo regala generosamente, junto con el asco, el hastío y el semen que se enfría muriendo a los pies de tu sórdida y oscura soledad.

El sufrimiento, la tristeza no te hace fuerte, te mina poco a poco los cimientos del pensamiento y te derramas entre ellos como la arena de un reloj roto ya entre los dedos, te desintegras y ya.

De pequeño, un médico me arrancó una uña del pie con unos alicates; pero no sobrevivió en mí ninguna partícula de alegría. No sabía cómo hacerlo para escapar del mundo, estaba rodeado de dolor, no había salida. Recuerdo a mi madre con la mano en la boca y yo muy lejos, a kilómetros de ella en aquella enorme camilla de ambulatorio. Tal vez la esperanza, esa partícula de una sonrisa estaba en la uña que me arrancó. Y era muy niño para saber del dolor, no sabía lo que iba a pasar.

No puedo evitar sentir vergüenza de aquella inocencia. La inocencia es un vidrio en la tierra que no ves, que no conoces su existencia y descalzo, pisas con fuerza creyéndote muy fuerte de mierda, infantilmente orgulloso. Y además del dolor, haces el ridículo.

Soy el gato que confiado de su agilidad se precipita y muere. Lo fui durante un breve tiempo, el dolor enseña quieras que no.

Y odio el ridículo más que la esperanza.

Cuando un dolor o una tristeza te cogen desprevenido, te das cuenta de que las esperanzas siempre llegan tarde y solo son polvos cosméticos.

Así que en lugar de esperanzas, fórjate en lo peor sin ser derrotista. Sé boxeador o torero, mientras estás de pie solo necesitas respirar para golpear y fintar, el resto ya lo comprarás si puedes.




Iconoclasta

21 de julio de 2022

La mujer ardiente

Una mujer caliente, sexualmente excitada, es la mayor fuerza de la naturaleza, no puedes combatir contra ella.

Debes arrodillarte y leer el salmo de su coño. Ciego, con la lengua, con los dedos descifrando un Braille de gemidos y espasmos que brotan de sus muslos y boca.

Has de humillarte ante su fuerza y acompañar su pelvis en cada estremecimiento que padezca, que se corra llena de ti.

Y observar como exhala su alma entre los labios jadeantes.

Y beberla.

Que grite o susurre impúdica e implacablemente su placer.

Es imposible sentir su húmedo poder y contener un semen que hierve, que duele presionando en los cojones. Que brotará por un glande cárdeno henchido de sangre.

Mascullar íntimamente a la diosa desatada que es tu puta, que la odias por su poder que te convierte en su siervo y esclavo. Y que la leche que rezuma por su coño está formada por tu alma y tu corazón.

Preguntarle: ¿Quieres matarme? Es eso lo que quieres ¿verdad, cielo? Que derrame lácteamente mi vida dentro de ti, sobre ti. Y aún muerto seguir amándote con desesperación.

Somos el sacrificio de la diosa.

Y una obscena redención.

Un suicidio líquido y cremoso.




Iconoclasta