Siempre vi algo venenoso en el actual Caudillo Español Sánchez.
Antes de que llegara a ser presidente era ya un ser mezquino, amargado porque no consiguió ser presidente de España, no le votaron lo suficiente. Tanto es así, que cuando llegó a tomar el poder de España con la complicidad de gente tan mala como él, lloró emocionado y se abrazó en un homosexual abrazo con su cómplice, en directo delante de las cámaras de televisión, sin pudor.
Pensé ante aquella muestra de ruindad que no podría haber ocurrido peor acto.
Tiene esa mirada venenosa, esa sonrisa de tiburón, ese ademán propio de un estafador profesional con complejo napoleónico; como un narcotraficante que nada en la abundancia de oro, billetes y cocaína.
También, ante la reacción de la gente, sentí que se había abierto la puerta de una taquilla (como en Hombres de negro) donde una multitud de pequeños y peludos palurdos ignorantes coreaba estupideces, sintiéndose felices ante el gobierno de los estafadores. Ignorantes, porque aún creen en la decencia de los indecentes. Me parece tan absurdo, que creo estar viviendo en un jardín de infancia con niños tocándome los cojones, molestándome, correteando a mi alrededor sin saber a qué juegan golpeándose contra los muros una y otra vez hasta morir desangrados con una sonrisa idiota en el rostro, con los huesos deshechos.
El político, por definición es ambicioso y febrilmente codicioso, en definitiva, roban más que administran o ese es su afán; pero hasta ahora, nunca habían sido tan hipócritamente estafadores alardeando de ser mesías y pater-salvadores de la vida y la muerte de sus votantes. Tanto es así, que apenas hace unos meses han robado, publican un libro de sus memorias ladronas y delincuentes. O se hacen películas de sí mismos creyéndose emperadores romanos de mierda.
Es muy desagradable que una cosa tan repelente como el Caudillo Español aparezca todos los días y a todas horas en los medios de comunicación, que se trata el conjunto del aparato de propaganda institucional del partido al que pertenece, un socialismo viejo, rancio e inservible. Me sudan las palmas de las manos al verlo, porque sé que con mi dinero, que es trabajo y esfuerzo, ha comprado todo lo necesario para convertirse en dictador vitalicio. Un tipo capaz de arrancarse los genitales antes que dejar su trono o poltrona.
Y lo que es aún peor, por mimetismo y la misma codicia enfermiza, prácticamente todos los presidentes autonómicos españoles o caciques neonazis, se han convertido a un fascismo más virulento que el de su Caudillo Penitenciario Fascista Español Homosexual Sanitario. Esto se traduce en que el dictador ha vendido patentes de corso a sus cómplices caciques, que han hecho barra libre de acoso, humillación, segregación racial y hambre contra los no vacunados y robo contra la población, contra la clase trabajadora concretamente.
Y así todos los funcionarios y altos cargos del gobierno, han pasado a convertirse en auténticos jerarcas y burócratas nazis de inusitado y tóxico fascismo. Hasta los policías se creen los putos sheriffs Wyat Earp.
La libertad es enfermedad, se convirtió de repente en el lema de la constitución española y todo encarcelamiento, acoso y humillación de la población, se lleva a cabo “con el aval de la justicia”, gracias a un alud de prevaricaciones cometidas, gracias también a una red estatal de jueces corruptos.
Todo empezó y continúa imparable (el golpe de estado contra los derechos mínimos y las necesidades biológicas) con la implantación e infección de la población con aquel resfriado llamado coronavirus o covid. Y la estafa adquirió proporciones colosales con la religión del cambio climático, una crisis energética decretada por el famoso imperativo del Caudillo “días difíciles” y la guerra ruso-ucraniana que, realmente es la guerra de China contra el decadente Occidente consumista y su envejecida y ridícula Europa.
Esta es la historia de España desde 14/03/2020 (instauración de la dictadura con “días difíciles” de crisis sanitaria), hasta el presente 31/10/2022, donde se ha implantado completamente el régimen dictatorial penitenciario homosexual sanitario ante la indiferencia de un pueblo o ciudadanía, ya domesticada generacionalmente en la dictadura desde los inicios del siglo pasado.
Y no es una historia a grandes rasgos, sino a grandes crímenes estatales impunes y con alevosía. Eso sí, aplaudidos por ese pueblo castrado de libertad e inquietudes que es el español, donde “mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”, el sumun de la cobardía más escatológica.
Iconoclasta