La adaptabilidad de la actual y nueva especie humana modificada parece ser infinita.
Una humanidad insectil por su comportamiento social y ser plaga en el planeta, que es la mutación surgida del primer pacto social que estableció la esclavitud de la población al servicio de un individuo y su corte.
En efecto, hubo un primer pacto de sumisión y adoración hacia otro individuo que ejercería de amo. Cosa que inexplicablemente exigió una humanidad cobarde e indolente. Profundamente imbécil por algún gen recesivo.
Y a los idiotas les fue otorgado su deseo constituyéndose un poder autoritario de maneras supersticiosas que con el tiempo también llamaron política. Se inventó una legislación que los castigaba especialmente para proteger y enriquecer al jerarca y su corte que los gobernaba. En el libro de la biblia 1 Samuel 8,10-22 hay una muestra muy oportuna y divertida de la exigencia de los judíos al profeta Samuel para que pida a Yahvé (dios) que les dé un rey que los gobierne. A pesar de las condiciones que impone Yahvé para darles uno, ellos insisten en tenerlo. Y les metió a Saúl por el culo.
De verdad que es para troncharse de risa. Y si tuviera algo de verdad o historia semejante cuento oportunista del Estado (supersticioso o religioso en este caso) lo haría aún más cómico.
Lo más divertido de este pacto social está en que no sacaron ni el más mínimo beneficio de ¡nada! No puedo parar de reír. Un montón de imbéciles pidiendo un rey o un sumo hechicero a cambio de nada, incluso ofreciendo a sus hijos y a sí mismos en holocausto o sacrificio.
Es de imaginar que por esto, la superstición haga tanto hincapié en el asunto del pecado original: no fue una estafa de dios y sus poderosos, era el pecado original que hacía idiotas a los seres humanos.
Es fácil concluir que el pecado original no es más que una simple degeneración o merma intelectual genética, por causa de alguna mutación debida a la reacción nuclear y la contaminación radiactiva que creó aquel mítico meteorito que impactó contra La Tierra, haciendo de los dinosaurios churrasco requemado. El hombre no existía; pero sí algún tití chamuscado que cedió graciosamente su ADN contaminado y corrupto a la posteridad.
Es para partirse el rabo de risa (quien lo tenga, aún lo conserve en su sitio o esté estrenando uno tras la operación).
El ser humano actual es la única especie animal mamífera (porque hormigas, abejas, termitas y avispas tienen la misma mísera existencia) que se ha esclavizado a sí misma a un individuo más débil que ella; pero infinitamente hijo de puta y cuyo único super poder, fue haber nacido en la familia adecuada y entre los imbéciles adecuados.
A partir de aquel pacto, el animal humano demostró su gran capacidad para adaptarse a todo capricho que se le ocurriera a sus amos o Estado con el paso del tiempo.
Y se adaptó con pasmosa facilidad y naturalidad a que le fuera robada por el amo su caza, su recolección de frutos, su ganado y sus lechugas.
Se adaptó, como los judíos y otras razas supersticiosas, a mutilar el pene de sus hijos y los de los primeros adultos, incluso se sacaban la polla ansiosos ante el rabino para disfrutar de un dolor enfermizo. Otros machos eran cobardes y preferían mutilar y estropear la vagina a las niñas y mujeres. Se adaptó el ser humano a todo ello con una facilidad que hacía que el rey o sacerdote dominante, eyaculara sobres sus cabezas sin poder evitarlo, al ver aquella masa humana imbécil a sus pies.
En este caso, es difícil saber si la adaptabilidad a estas mutilaciones, es un producto de esa imbecilidad congénita o las ganas del rey o sacerdote de joder a la chusma por simple diversión como tantas veces hacen en la actualidad. En cualquier caso, al igual que los homosexuales con su orgullo, aquellos machos se sentían también orgullosos de exhibir su polla seca. Las mujeres no podían ni pueden hacerlo con orgullo, porque las enterrarían hasta el cuello y luego los machos apedrearían sus cabezas hasta matarlas.
De cualquier forma, la adaptabilidad humana, es prodigiosa, un portento.
Es lógico que en algún momento, alguien piense que sería un acto de piedad asesinar a centenares de miles de humanos para aliviarlos de esa “vida de mierda”; pero si somos objetivos los inteligentes, debemos respetar su libertad a elegir ser esclavos e imbéciles.
El animal humano se adaptó con pasmosa facilidad a ser humillado por un rey, un conde, un presidente, un ministro o un sacerdote de cualquiera de las supersticiones que hay en oferta entre la especie humana idiota desde tiempos tan inmemoriales como aciagos. Se adaptó a ser juzgado culpable y siempre a favor de su amo por un juez o cualquier otro mierdoso jerarca que gobierna esa pasmosa, provechosa y beneficiosa adaptabilidad.
Se adaptó a tirar de carros en sus centros de explotación que eran propiedad del amo con el que contrajo su pacto social para ¡nada! Qué risa.
Hubo un individuo extraño que no era el amo ni el animal humano corriente, que le dijo a un palurdo aldeano: “¡Oye, tío! En lugar de montar al burro en el carro ¿no te parecería mejor ponerlo a tirar de él y tú te subes encima del grano que has sembrado y recolectado para tu amo a cambio de un plato de excrementos al día para alimentaros tú, tu parienta y tus hijos?”.
Y el palurdo puso el burro a tirar del carro como aquel extraño aconsejó y exclamó: “¡Coño, esto es otra cosa!”.
Se adaptó a viajar bajo tierra como los gusanos a su centro de explotación.
Y se adaptó luego a pagar la mitad del poco dinero que le pagaba el amo, por un coche a precio de usura (que le vendió el amo también) para que acudiera a los centros de explotación.
Se adaptó a vivir sacrificado las tres cuartas partes de su vida para pagar una jaula donde vivir, pensando que sería de su propiedad; pero muchos morían (y mueren) sin haberla pagado y con la sensación de que han hecho los idiotas desperdiciado mucho tiempo y oportunidades para ser animales decentes y no miserables hormiguitas que alimentan a la obesa reina.
Se ha adaptado a los distintos caprichos del Estado, y perder su tiempo en acudir a un antro designado para elegir su próximo Amo con un papel que tira a una urna.
Esto obedece a un truco del Estado Ganadero, para que los adaptables animales humanos disfruten de un espejismo de libertad y dignidad y al estar contentos, produzcan mejor y obedezcan de buen talante.
Se ha adaptado a echar a la basura su infancia y juventud, para ser castrado mentalmente durante una veintena de años (en algunos casos se sobrepasa de largo) en centros de amaestramiento y condicionamiento conductual, llamados escuelas, institutos y universidades.
Se ha adaptado a realizar breves periodos de trashumancia por carretera, mar y aire, con otros millones de reses iguales, hacia centros de ocio como premio que lo condicionará a seguir esclavizado con sumisión y respeto al Amo Estado.
Actualmente, si montas a un esclavo humano cualquiera elegido al azar en cualquier vehículo por inseguro o peligroso que sea; te dará las gracias muy feliz él abrochándose inconscientemente un cinturón de seguridad que no ha visto; pero gracias a los centros de amaestramiento en los que ha perdido la infancia y la juventud, sabe que el cinturón de seguridad existe y debe amarrarse con él al vehículo. Lo dice un mandamiento y lo cumple, aunque no conozca la razón.
El animal humano, está prácticamente programado.
Se ha adaptado perfectamente a comer mierda gracias a las crisis económicas que el Estado Amo Cabrón Hijo de Puta le programa cada año aproximadamente; hasta que el animal humano esclavo muere de viejo, de enfermedad o de asco.
En este momento del artículo o ensayo se está adaptando con una indecente alegría a copular de forma habitual machos con machos y hembras con hembras; porque el Estado quiere bajar la presión demográfica y ha pensado que para el nuevo animal humano, es un método divertido y lleno de festividad.
Además, es ya proverbial la envidia congénita del animal humano actual y su “culo veo, culo quiero” y así se encuentran como peces en el agua, mostrando alborozo, alegría y ebriedad por todo el planeta con el culo al aire.
Y además, con la emocionante y fascinante opción que les ha otorgado el Estado Cabrón Hijo de Puta: pueden operarse los machos para ser hembras y las hembras para ser machos. Y lo que es mejor: si tienes un hijo y no te gusta su sexo, lo llevas al médico (o dentro de poco para acelerar los trámites, a un local de tatuajes) y te lo transforman en lo que tú quieras, como si te hace ilusión un hermafrodita con la jeta de niña o niño. Incluso le podrás crear tú mismo por trámite en web su carnet de identidad nuevo y trans.
Se ha adaptado con docilidad y servidumbre a mal respirar a través de un bozal y a los pinchazos de sustancias extrañas para su buen control veterinario por parte del Estado.
Resumiendo, la adaptable y productiva actual especie humana es el triunfo de la gestión ganadera del Estado.
Es básicamente, en términos estadísticos, un animal asustadizo que busca la protección del amo Estado y vive en permanente angustia si no se le decreta una orden que deba obedecer.
Y por último, no podemos olvidar la virtud más notoria en la nueva especie humana, la más característica:
En caso de que el Estado Amo Cabrón Hijo de Puta pida su sacrificio en una guerra para defender la riqueza y propiedades de los Amos, el actual humano esclavo dará su vida con fanatismo y fe inquebrantable en la bondad del Estado, exactamente como haría un perro con su dueño si lo apreciara.
Y tiene mucho mérito el Estado al haber conseguido desarrollar semejante especie humana.
Ahora, que estoy acabando esta obra informativa y divulgativa, se deber reconocer que nada es perfecto y por ello, el Estado francés tiene problemas con su ganado humano, parece que no acaba de adaptarse a ser parasitado y humillado por los líderes Amos y le pega fuego a todo.
Pero no importa, estadísticamente la especie humana adaptada y esclava es mayoría en el planeta. Y por poner un ejemplo, casualmente España es el país paraíso de todos los Estados Amos Cabrones Hijos de Puta, todos ellos quisieran alcanzar pronto la excelencia ganadera de su población como este país imbatible, que la ostenta desde hace mucho más de medio siglo.
Iconoclasta