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20 de marzo de 2023

lp--La igualdad y la inclusión no funcionan, es puro sectarismo destructivo--ic


Algo básico antes de empezar:

No se puede uniformar al ser humano, porque eso llevará directamente al rechazo, ergo a la violencia del individuo. Deberían antes operar los cerebros y extirpar algunas zonas que nos hacen humanos.

No puede haber igualdad e inclusión alguna, eso es solo un timo. Los hay negros, blancos, amarillos, hay niñas y niños, los hay que gustan del sexo natural y los hay que se decantan por la sodomía y otras parafilias. Los hay gordos y flacos. Los hay con un cáncer y los hay sanos. Los hay musulmanes, judíos, cristianos y budistas. Los hay que te quieren agredir y los hay que viven sin mirar a nadie.

Es la puta vida.

Basta con el respeto que proporciona una educación distendida y afín al momento y lugar en el que se vive. Y el respeto no se legisla, porque afortunadamente, los arribistas usureros impunes del estado no pueden entrar ahí si hay un cerebro con buena salud o funcional.

No puede ser invasivo el respeto, porque entonces no enseñas respeto.

A los dioses se les teme no se les ama, es la base y tipología de toda religiosidad e ideología política.

El respeto y la comprensión de religiones, sexualidades y razas, no es conversión a ello, es conocimiento básico. No puedes perder la infancia aprendiendo cosas inservibles. La vida por sí misma es un continuo aprendizaje y el único que al final prevalece si no han bloqueado tu capacidad de razonar.

La función de la enseñanza es mostrar la diversidad, no invadir. Hay horas de conocimientos muy i
mportantes que no deberían ser usurpadas por ideologías sexuales, religiosas y políticas que se muestran y aprenden por el solo hecho de vivir. El tiempo corre demasiado deprisa para que lo pierda la infancia con cosas banales que aprender y ser así, grandes ignorantes adultos sin recursos útiles.

Tal como van las cosas, decretarán que los niños deben profesar cinco años cada religión del planeta para ser ciudadanos de pro, comprensivos e inclusivos, según los nuevos estados fascistas ¿no?

No.

El Nuevo Nazismo Homosexual, climático y sanitario no busca comprensión ni respeto, solo conversión absoluta.

No solo es un error, es un horror, una aberración llevada a la destrucción de la esencia humana misma.

Y ahora vamos a lo que está ocurriendo:

El empobrecimiento mental y físico de los hijos por los estados nazis homosexuales surgidos con el coronavirus.

Con la economía y las clases sociales debería pasar igual que con el sexo de las cosas que ejercen de padre, madre, hombre, mujer, niño o niña.

Pero la realidad es que los genitales identifican a macho y hembra. Cada sexo tiene un sistema hormonal que lo induce a comportarse según su naturaleza. Es válido para ovejas, cerdos, elefantes, leones, gorilas y seres humanos.

La biología es impermeable a todo dogma sectario.

Dejando de lado la “inclusión e igualdad sexual”, hay otro aspecto no tan banal e importantísimo en la formación intelectual y conductual de la infancia. La silenciada y escondida por interés político doctrinal, por los jerarcas políticos y religiosos: la desigualdad social y económica.

Según los dogmas de los ministerios de igualdad e inclusión (que deberían estar incluidos en un ministerio de asuntos sociales si hubiera honradez en el estado), según los nuevos estados sectarios invasivos, homosexuales y de chantaje sanitario (un neonazismo surgido con el coronavirus desde marzo del 2020); la infancia debería uniformarse en las escuelas y en los espacios públicos, para que ningún niño destaque de otro.

Es un insulto y un trauma importantísimo para el niño pobre vestir ropa barata y ver que otro viste ropas o calzado de marca. Que las mochilas también sean todas iguales, para que no se acomplejen los pobres y los ricos no hagan ostentación avergonzándolos. Que un niño no lleve un bolígrafo más bonito o mejor que otro.

Y así, llegarán felices a la madurez intelectual sabiendo que viven en un mundo de igualdad, donde los adultos habitan unos en cincuenta metros cuadrados y otros en doscientos. Que unos tienen un auto de sesenta mil euros y otros uno de segunda mano de tres mil. Uno luce un reloj de cuatro mil euros y el otro lleva un digital de plástico de colorido cantón. Unos ganan centenares de miles de euros al mes. Y ellos apenas llegarán a mil.

¿Pretenden crear igualdad e inclusión social también? No, la verdad es que el estado busca engañar y pervertir a la infancia hasta que de adultos, en su primera relación sexual aún crean en los reyes magos. Y que la única igualdad que les han imbuido es elegir entre bragas y calzoncillos rosas o azules.

No se puede engañar a un crío, es una putada.

Es en la infancia donde los seres humanos deben hacerse fuertes y aprender la realidad del lugar y momento en el que viven. No puede hacerse de la infancia una colección de muñequitas de porcelana envueltas en papel de burbujas.

Esta doctrina nazi (por fascista) de la inclusión e igualdad pretende crear generaciones dependientes de la religiosidad de los gobiernos homosexuales, sanitarios y climáticos surgidos con el coronavirus.

No pueden argumentar la igualdad e inclusión social porque ellos mismos, los políticos o jerarcas, viven en otra esfera que nadie puede igualar en ociosidad, perversión sexual, narcosis, poder, dinero, lujos e impunidad legal.

Para argumentar semejante cosa, incluida la sexual que es la que primero fallará cuando lo social no case con el dogma nazi de igualdad e inclusión; la población debería ser cien por cien deficiente mental. Imbécil absoluta.

Entonces, sus dogmas de estafa y mentira entrarían en las cabezas vacías o taradas.

Ahora apremia que los padres corrijan la doctrina venenosa que el estado está imbuyendo en sus hijos, que los eduquen y los limpien del veneno que les vierten en las escuelas del neonazismo del coronavirus. Si padres y madres no consiguen corregir la aberración doctrinal con la que llegan los hijos a casa, se les convertirán en una cosa amorfa, débil de cuerpo y mente. Que incluso, superada la adolescencia, no sabrán como reproducirse; porque el estado los ha convencido de que son cosas sin identidad y que nace lo mismo de un coño que de un culo.

Pero lo que es más importante y escalofriante: los hijos pedirán cita a un asesor del estado para que les guíe sobre qué libro leer (si no han sido reemplazados por audio libros), qué película o serie ver y que orientación sexual es buena para medrar en determinada actividad laboral.

Jamás permití que lo más sagrado de mi vida, mi hijo, el estado convirtiera en un imbécil incapaz de valerse por sí mismo. O cobarde para pensar y actuar.

Ha crecido y se ha hecho un ser independiente en un mundo de desigualdades y diversidades, sin que le importe nada de ello si no interfiere en su vida.

Y follará y folla con quien le dé la gana olvidando todo lo que le quisieron imbuir gracias a mi absoluta falta de escrúpulos para explicarle como es realmente la vida y la hipocresía de la sociedad. Ninguna ley o norma social lo hará llorar, solo se pondrá furioso, hostil de que alguien pise su voluntad y sus deseos.

Porque en la naturaleza misma, hay quien vive y quien muere, quien come o bebe más o menos, quien es más fuerte y más débil.

Si le niegas ese conocimiento a tu hijo, lo matas, lo destruyes, lo denigras, lo humillas…

Ni madre, padre e hijo, hemos sido traumatizados por las desigualdades, por las penurias y por la corrupción que todo estado y en toda época luce sin pudor.

Los hijos no necesitan el papel de burbujas miserable del estado nazi doctrinal. Son fuertes, y si alguno es débil, deben ayudarlos los padres, no los corruptos decretos de un estado que con el coronavirus y la homosexualidad quiere castrar las mentes y tener así, el voto de los cobardes y débiles mentales.

Y para llegar a esa utopía enfermiza del estado, la misión que se ha propuesto en su agenda de mierda, es que todo ser humano llegado ya a la adolescencia, debe ser absolutamente débil, dependiente y cobarde.



Iconoclasta


24 de julio de 2022

Misma hora, mismo día, mismo lugar


Actualmente es tan fácil engañar a los adultos sobre el pretendido cambio climático fotografiando el bosque y las hojas secas en verano, como engañarlos sobre lo mortífera que es la libertad para la salud. Y digo (y dicen) de la libertad de la chusma y su salud. Porque los políticos no se encarcelan a sí mismos, de la misma forma que una serpiente no envenena a otra. No tienen problema alguno con su libertad que es absoluta e impune.

Y de la misma forma que los pseudo periodistas fotografían lo seco, obvian el real verdor de los árboles para crear el horror y el miedo en sus votantes o reses: el llanto y crujir de dientes global.

Hay cosas básicas que el periodismo desempeña desde hace ya veinte años con verdadera codicia y sin ningún tipo de ética, esta misma y corrupta prensa y medios de comunicación actuales y quienes viven de su prostitución al régimen al que son afectos.

Las premisas básicas de los medios de comunicación, mal llamados periodísticos, consiste en la manipulación, perversión y desinformación de la realidad al servicio del estado que les paga por cada amaño.

Bulos y mentiras que sirven para que el estado pueda llevar a cabo sus estafas recaudatorias con una dogmática impunidad, ante la ignorancia y la confusión de una sociedad consumista decadente, cobarde e ignorante.

El Estado se hace rico y sus secuaces, prensa y medios de comunicación entre otros muchos, consiguen pingües beneficios por una mentira que se escribe teletrabajando cómodamente desde casa.

De hecho, desde la creación del primer periódico, la prensa ha sido siempre un instrumento de los políticos y jerarcas para difundir la desinformación y manipulación de la realidad entre las manadas humanas que pastorean. Claro que, no con la difusión actual con la que a las reses humanas se les envía directo a sus bolsillos donde guardan su teléfono, los bulos creados más de veinte veces al día; cumpliendo así con otra premisa político-religiosa o el dogma de los criadores humanos: la mentira repetida mil veces se convierte en verdad en el escaso y limitado imaginario de la sociedad.

Y así con la medicina, y así con la cultura, y así con el arte, y así con la educación, y así con los hábitos, y así con la moda y así con la dignidad y la honestidad.

Hace decenios que la libertad y la realidad informativa que pudiera haber fueron erradicadas de los medios periodísticos y comunicadores.

Y así es como la chusma actual se comporta igual que la de la edad media: matarían con fanatismo a pedradas o incinerarían a una mujer u hombre acusado de brujería por el estado o el predicador electo. Y sería festividad para adultos y niños como antaño.

Es horrible, retuerce las tripas la indignidad y mezquindad social; pero alguien tenía que decirlo: yo, el último hombre libre e independiente (libre mentalmente, por supuesto, porque estoy sometido al capricho de lo hijos de puta quiera que no).

Resumiendo, dios no ha alterado el clima. Si algo arde, alguien del gobierno o estado le pega fuego para ganar dinero.

Bueno, y si hace calor, no te pongas plástico encima. Eso debería formar parte del sentido común humano. Y de la educación que el estado proporciona a los niños ¿no? Los golpes de calor suelen nacer de la ignorancia. Y en algunos casos, de una forma física o salud debilitada.

Nada nuevo bajo el sol, ni las muertes ni el calor; solo lo cuentan deformemente para los que han perdido la memoria que son miles de millones.

Gracias a los medios de comunicación, y pongamos prensa por llamarla de algún modo; la ignorancia y la cobardía, ya constituyen la globalización implantada, tan perseguida por los nuevos estados fascistas surgidos con el coronavirus.




Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.


14 de julio de 2022

De madres y los hijos castrados


Las madres mueren y es tarde para decirles todo aquello que sentías.

Y nos queda esa presión dentro.

La muerte de la madre es la menos dolorosa, porque no muere. Es imposible.

El hecho de ser madre es eternidad, ser padre es efímero.

Nunca podrá haber igualdad de sexo, sus diferencias son insalvables, como su biología.

Sus instintos son distintos e indispensables para la vida de ambos, para hacer lo que deben por lo que son.

La sociedad se ha ensuciado con ingenuidades doctrinales de predicadores de feria. Las reses humanas integradas y obedientes han asumido la dictadura de la secta que pervierte la verdadera y única naturaleza de machos y hembras.

No pueden ser iguales, y si lo fueran, me quisiera morir.

Hay una religiosidad sectaria en toda época. Una secta que llena el pensamiento de la chusma de tal forma que queden ciegos a lo que van a padecer y cómo van a ser condenados a la miseria, su hambre y la inevitable violencia.

Por ello, los estados quieren reses confusas, acobardadas, ignorantes que asienten y dicen amén llevándose a la boca la hostia envenenada de la ignorancia y la mentira al paladar.

Las niñas imitan a las mujeres adultas y los niños a los hombres; pero es solo un juego instintivo que se da en todo animal de La Tierra, necesario para su desarrollo. Luego niñas y niños, se expandirán en su adultez, se diversificarán y serán según su carácter y necesidades fisiológicas. Como ha sido siempre en el desarrollo y evolución de la especie humana y de la única forma posible. De la única forma para que evolucionara la especie, y sobreviviera.

Atacar las bases primigenias de la naturaleza es violar lo más íntimo de cada ser. Es extirpación de la razón pura.

No dejan de envenenar a la chusma votante, la pervierten y castran sus instintos. Los políticos y religiosos son criadores de cerdos preocupados por seleccionar los marranos que más les convienen en las grandes granjas o ciudades.

Y los cerdos no lo saben y venden sus hijos al diablo, al matarife aturdidor; que los sacrificará de la misma forma sean machos o hembras.

Luego, a la fábrica de alimentos procesados, patés de cerebros vacíos aromatizado con la más sectaria ignorancia e ingenuidad infantil adulta.



Iconoclasta

7 de diciembre de 2012

Vivo en aguas muertas




Ahora floto en lo corrupto, en mi ansiado aislamiento.
He llegado tras un descenso impetuoso de un río desbocado. Y elegí no ir al mar, estoy ahíto de amor, cariño y compañía.
Durante el descenso atisbé una charca de agua estancada con peces flotando de lado, muertos. Maloliente y opaca; pero sobre todo, nadie quiere llegar aquí. Mi soledad perfecta… Habito allá donde todo el mundo repudia.
Me masturbo con imágenes del pasado. Yo la follaba; pero ella imaginaba que era la lengua de otro, la polla de él, sus uñas lacerando su piel, no las mías.
En esta charca inmunda me confieso yo también corrupto, no deberían existir seres como yo.
Se la metía usurpando el lugar de otro, eyaculaba en su coño sabiendo que otro semen deseaba mi esposa.
Y empezó a ser perfecto porque lo que quedó de mi amor se convirtió en una perversión. Y cuanto más amaba al otro, más dura me ponía la polla.
Las aguas muertas me acogen en una soledad utópica y cálidamente putrefacta. No era necesaria una cabaña en un inhóspito paraje de montaña.
Solo ella amando a otro y yo jodiéndola por detrás.
El amor, la pasión y los sueños que un día nos unieron, solo eran un caudaloso río con más espuma que agua. Una canoa que conforme descendía, ganó demasiado peso. El amor no es para tres.
Y la soledad es solo para uno. Me quedé con ella, con la soledad y mi polla dura.
Olí la descomposición y salté a las aguas muertas.
Ellos ahora están en su océano de amor y yo me baño entre algas podridas y cuerpos hinchados de animales que se mecen en la superficie de la inmundicia a mi alrededor. Más abajo, en lo invisible hay otras cosas que giran y se meten por entre mis piernas llevados por algún movimiento acuoso que no sé de donde viene. Un sapo con su espalda obscenamente cubierta de huevos, me observa parpadeando tranquilamente, no pondrá sus huevos en mi reino venenoso.
Aguas ponzoñosas como mi pensamiento y mi vida.
Ni siquiera las alimañas quieren estar aquí.
 Mi mano se agita serenamente dentro del agua, acariciando el pene. Mi glande descapullado roza cosas ignominiosas que no quiero saber que son.
Ella acuna a su amante en la noche, lo desea y despierta a cada instante con una luz de esperanza brillando frente a sus ojos. Y yo no siento pena ni amor, solo deseo metérsela por el culo y mentirle que la amo, con mi polla dentro de ella, con su verdadero deseo frustrado y empujado por mi carne dura.
Hace tiempo que no es mía, hace tiempo que descendiendo por las salvajes aguas del amor y la vida, subió otro a nuestra canoa.
Me la follaba disfrutando, sabiendo que pertenecía a otro. Era pútridamente poderoso.
Me aburrí o sentí asco con el tiempo. No sé, no importa, solo son elucubraciones de las aguas muertas. Mi pensamiento, mis dudas, mis carencias... Son mi compañía fiel.
Y llegó mi momento, como una llamada en la oscuridad sentí la necesidad de ser solo una unidad, de no ver más de todo lo que ya sabía y conocía.
Decidí que la descomposición era mi sitio, mi lugar. Nadie querría venir aquí y enturbiar mi perfecta soledad.
Ya nada me sujetaba a nadie y me zambullí. Las aguas muertas no dejan ver mi cuerpo de tan sucias y oscuras, solo siento mi pene y mis miembros  balancearse entre carnes muertas y mierda.
Mi semen sale despacio y sin fuerza, tan muerto como estas aguas; pero el placer es mil veces más intenso. Mana lentamente por el meato, como una crema que forma filamentos en esta agua venenosa y estancada. Y mi jadeo profundo que nace de lo más solitario, da cuenta de un placer que crece lentamente y se prolonga en el espacio y el tiempo. Una paja en la aguas muertas, es enésimamente más placentera que lo que he conocido. No existe mamada, ni vagina que prolongue el orgasmo con tal fuerza.
Todo ha sido pérdida de tiempo, tantos años…
La punta de mis dedos rozan pieles, huesos, cosas duras y cosas blandas. El asco está vencido y no tengo miedo. A veces vienen ratas heridas a morir aquí.
Tal vez sea una rata herida, pero me siento joven, me siento bien. Pareciera que la suciedad verdosa que esplende el agua en la que vivo, tiñe la atmósfera también de oscuro y me siento a salvo de la luz.
No echo de menos mi polla en su boca, ni el tacto de su piel. Echo de menos invadirla cuando su alma estaba con él. Tomar posesión de su cuerpo y hacerla mártir del amor que sentía por otro.
Estoy podrido como las aguas muertas; solo yo he podido convertir la infidelidad en mi paranoica perversión.
Convierto lo malo en peor. Soy el superlativo de la miseria humana.
En algo tenía que destacar, era imposible ser tan mediocre.
Es una charca pequeña, no puedo nadar; pero me basta con mi pensamiento, con mis recuerdos.
Ellos nadan en aguas limpias, porque los deshice en ácido en la tina tras matarlos con un bate de béisbol en la habitación donde follaban. Sus cabezas reventaron para luego ir deshaciéndose con cada golpe. Perdieron facciones, belleza e identidad. El bate era un amasijo de cueros cabelludos.
La muerte no es un buen cosmético.
En mis orejas se acumulan las moscas y los escarabajos juegan con mi pelo. Los mosquitos me pican los párpados. Y si el agua no fuera tan pútrida, las sanguijuelas se alimentarían de mis ingles. Aún así, no me atrevo a llevar la mano entre mis nalgas, me conformo con pensar que es una alucinación y no hay algo vivo buscando mi ano abriendo paso con pequeños mordiscos en los glúteos .
No los odiaba, simplemente me molestaban para desaparecer, para llegar aquí. Existen trámites por los que no quería pasar, tenía prisa por marchar hacia el aislamiento. Me aseguré que no me buscaran para cosas banales.
Todo es silencio, todo es oscuridad en esta charca del pantano.
Por alguna razón que desconozco, sigo vivo tras una semana aquí, solo como los insectos que se meten en mi boca y bebo esta agua repugnante cuando me duermo y sin querer mi boca se llena de ella. A veces he sentido el acre sabor de mi propio semen en la boca.
No puede quedar mucho de vida.
Lo bueno si breve dos veces bueno…
Y una mierda.
Vivo en aguas muertas, y no me hace gracia morir. Ahora no…







Iconoclasta