No sólo es ético, sino perentorio devolver el mal que se me ha hecho sufrir.
Si hubiese inocentes que tuvieran que pagar la ira de la venganza, bueno... Yo también fui inocente.
Iconoclasta
Iconoclasta, provocación y otras utilidades para escapar del negro abismo del agobio.
No sólo es ético, sino perentorio devolver el mal que se me ha hecho sufrir.
Si hubiese inocentes que tuvieran que pagar la ira de la venganza, bueno... Yo también fui inocente.
Iconoclasta
Las tan cacareadas “grandes” civilizaciones o antiguos imperios murieron por el peso del odio de sus enemigos que, supieron recordar y entender que siempre se debe devolver la agresión.
Es la ley básica desde que el ser humano apareció en el planeta. Primera ley e inalterable e incorruptible: Quien la pega la paga.
Por esto es tan sumamente importante y vital la justicia retributiva de la ley del talión. Porque dice que la vida es lo más sagrado que existe y devolver sólo una muerte por tanto dolor causado es indolencia, pereza y cobardía.
Tiene que entender por la violencia el futuro agresor, que también será candidato para ser pasado a cuchillo: Quien a hierro mata a hierro muere.
Es preciosa la venganza en su sencillez y justicia salvaje.
Sin embargo, cuando se mata a un allegado y no hay respuesta contra el agresor, convierte a esos familiares y amistades del asesinado en cobardes y presas del agresor.
Es algo que no explica o no cuadra en el pacifismo, que es el ridículo disfraz del cobarde mezquino.
El pacifismo nace como movimiento porque, prácticamente todas las agresiones las comete el estado contra su población. De ahí que se adoctrine a los rebaños humanos, castrando a sus crías en las escuelas, adoctrinándolos en la paz y la obediencia: Déjate matar, porque quien bien te quiere (el estado) te hará llorar (el estado de mierda de nuevo). Y se le llena la boca al jerarca corrupto de turno, adulando a la masa humana bovina por su virtuoso y cívico pacifismo que la hace tragar con toda corrupción y asesinato en “interiores y exteriores”.
Toda sociedad consumista es cobarde por definición y alabará al asesino por cobardía haciéndole ver que lo ama. Y atacará a los que se defienden del agresor porque temen su ira.
Los cobardes nacieron para ser esclavos y su esclavitud, servilismo y carácter pacífico, son las armas que la cobardía usa para pedir piedad al asesino.
Es exactamente lo que está ocurriendo en Oriente Medio y se refleja en las sociedades consumistas cobardes occidentales: unos religiosos asesinos quieren extinguir a los judíos y éstos, según la moral cobarde los pacifistas, deberían dejarse decapitar; pero no, los muy hijoputas devuelven el mal que se les ha hecho.
¡Malditos judíos! –claman los cobardes consumistas –¿Por qué no se dejan matar?
Es algo parecido al efecto Franco y sus españoles ante los fusilamientos y torturas de los disidentes al fascismo franquista (amigos, vecinos, conocidos, familiares), el pueblo llano sentenciaba muy recto él comiendo como puercos ante el televisor: “Pues que no se hubieran metido en política”.
En su profunda ignorancia e incapacidad mental, preferían la indignidad y la esclavitud, a una libertad que no hubieran sabido qué hacer con ella por su severa castración mental y física (por su genética cobarde, servil y pacífica).
Hoy es una pauta conductual tácitamente aceptada en toda sociedad pseudo democrática.
La modernas sociedades occidentales de sus pseudo democracias consumistas, están formadas por los mismos mezquinos cobardes que corrían a pedradas a los leprosos y quemaban mujeres, hombres y niños inocentes de todo por ser brujos disfrutando hasta la festividad por ello. Embriagados en la fe haia su líder asesino político o religioso.
Una buena mamada cobarde al estado y al llegar a casa una buena paliza a la mujer para ocultar su maricona y servil cobardía.
La cobardía es todo un clásico en la historia de la humanidad moderna y documentada.
Los valientes se pasan los “imperios” por el culo (vietnamitas) y los cobardes ceban césares como cerdos o vacas sagradas en las pseudo democracias occidentales del coronavirus y su 5G.
Iconoclasta
La chusma infantilizada, ingenua e ignorante de los decadentes y cobardes países occidentales consumistas, no acaba de comprender la realidad y esencia más básica del ser humano: si alguien mata a tu hijo, padre, madre, hermano, etc…, te pasas todo derecho internacional, nacional o nazi de mierda por el culo.
La guerra es la única forma posible de libertad en estas sociedades consumistas, globales y decadentes de mierda. Matar libremente como se hace en la guerra, sin que nadie te aplique las mierdosas leyes del Estado es la libertad más pura y primigenia.
Retornar a nuestra verdadera naturaleza sin un bocado en la boca como llevan los caballos.
Ernest Hemingway lo reflexionó así: Sin duda, no hay cacería como la caza de hombres y aquellos que han cazado hombres armados durante el suficiente tiempo y les ha gustado, en realidad nunca se interesarán por nada más.
Y buscando venganza por tus muertos, no podría ser más espectacular esa salvaje y libre libertad. Matar al enemigo… No existe mejor y más apasionante caza.
No importa la patria, no importa el puto general: importa dar caza a quien ha matado lo que querías o quien lo amenaza.
Es por ello, por esa libertad que gozan los humanos soldados, por lo que las guerras jamás son breves. Nunca cesará una guerra hasta que alguno de los bandos se sienta satisfecho con los muertos que se ha anotado y el otro abatido por la cantidad de muertos que ni siquiera puede enterrar.
Lo han prohibido todo en Occidente con el surgimiento en las pseudo democracias de un Nazismo venenoso de carácter sanitario, homosexual, climático, y corruptor de la biología humana; surgido con la epidemia del coronavirus o “la covid 19” a inicios del año 2020. La libertad hoy sólo se puede encontrar en la violencia ante la continua presión del Estado Nazi contra los ciudadanos asalariados no funcionarios; como el derecho simple, claro y biológico de ser mujer u hombre. Un derecho que el Estado ha abolido y dicta, independientemente de los órganos sexuales con los que se ha nacido, quién es hombre o mujer con su doctrinal sintaxis perturbada. Se ha prohibido y perseguido respirar libremente a cielo abierto debilitando y enfermando a la ciudadanía asalariada no funcionaria; se ha extorsionado a la misma población a meterse en la sangre una vacuna que no vacuna, se ha encarcelado policial y militarmente a esa misma población en sus casas arruinándola, prohibiendo su sustento. Se le ha prohibido deambular como todo animal libre con el acoso policial y militar. Se pervierte la educación de los hijos tergiversando la historia en hagiografías hacia el nazismo sanitario y su homosexualismo, confunden a la infancia con complicados seres extra sexuales que padecen todo tipo de parafilias, como ninguna especie animal en el planeta ha sido castrada de su esencia.
Los graves delitos de los políticos son perdonados e incluso galardonados cuando hay gente asalariada no funcionaria pudriéndose en las cárceles por delitos leves.
La guerra y su violencia es el último reducto de libertad y dignidad humanas en este momento.
El Estado ha hecho lo peor, los que lo forman son hijos de la endogamia, líneas sanguíneas malas con malas inteligencias y malas naturalezas: han acorralado a la presa (la población) sin permitirle otra opción que la violencia, la defensa de su naturaleza misma.
Muchos violentos no saben porque actúan así, pero es instintivo.
El primitivo instinto con el que nacemos dicta cuando es el momento de luchar, cuando la esclavitud y su humillación es insoportable como forma de vida.
No saben muchos que están combatiendo un nazismo feroz, biológico y sectario que los castra de todo pensamiento y libertad con la colectivización insectil. Que pudre su instinto reproductor básico.
Pudre la ética y la justicia de la naturaleza humana.
El derecho internacional o cualquier otro, solo sirve de papel para limpiarse el culo cuando hay una guerra. Los derechos internacionales no son más que un trabajo descansado que se han buscado los miles de funcionarios que forman el Estado.
En la guerra matas, por placer y coincide con lo que te pide el Estado.
Y la venganza es una justicia explosiva y llena de luz y esperanza; porque matas también al jerarca que te oprime cuando apuntas y disparas a un enemigo no conocido.
La humanidad corre sin poderlo evitar y por necesidad, hacia una gran nueva guerra mundial, buscando ciegamente la dignidad de la especie humana reducida hoy a una vida insectil y ganadera. Porque ante la destrucción total y los soldados embrutecidos, el actual nazismo homosexual sanitario climático no podrá imponerse de nuevo. Y morirán, por fin, los que deben morir en justicia y conciencia.
Iconoclasta
Esa libertad e impunidad que da la guerra para vivir y matar indiscriminadamente debe ser tan maravillosamente adictiva…
Yo quiero…
Solo debes pensar que estás prácticamente muerto.
Y todo aquel que mates, es un placer que obtienes antes de que tu cuerpo empiece a pudrirse.
Es mejor que follar.
Después de pasar decenas de años encerrado en una ciudad-pocilga, acosado por los sebosos cerdos del estado como presidentes, ministros, jueces, policías, sacerdotes, etc… La guerra y su salvaje libertad de matar a quien te plazca y que además te paguen (lo que sea por ello), es un auténtico oasis en la vida.
La definitiva culminación como ser humano.
Matar y saquear…
Para correrse.
No le veo dignidad ni ventaja alguna a la cobardía del pacifismo; pero entiendo perfectamente que los borregos balen cuando sienten a los lobos.
Al final, después de tanto conocimiento y sabiduría, resulta que lo que más ansío ahora es un guerra; sin importar cuanto pueda durar yo en ella.
Cualquier cosa que destruya esta sociedad podrida y sus habitantes, es mejor que vivir como un triste puerco bañado en mierda, controlado por las asfixiantes leyes de jerarcas, sacerdotes y jueces hijos de puta.
Todo el puto estado muerto y los que lamen sus genitales también decapitados.
Hemingway sabía bien lo que decía.
En una película alguien llevaba un collar con orejas humanas cortadas a los que asesinaba o cazaba, yo no lo llevaría por lo maloliente; pero me hace sonreír con ternura.
La joie de vivre… C'est la vie.
Iconoclasta
Hay formas y estilos de escribir, multitud.
Yo uso la ausencia total de escrúpulos y ética, como la crueldad, la maldad y la sordidez.
La crueldad no siempre es representativa de la maldad. Y lo sórdido es una cuestión económica, de miseria. En algunos casos, de enfermedad mental.
La maldad es un requerimiento biológico para el control de la especie humana. Solo un humano puede matar a otro con eficacia cuantitativa. Es mi reflexión y método más gratificante para disfrutar de mi imaginación escribiendo.
Pero la maldad es un hecho, no solo una pose o creencia. Es biológica.
El ser humano necesita un cazador, y como no existe ninguna especie que se alimente de seres humanos, los humanos se deben cazar a si mismos. No hay otra especie que pueda depredar a la humanidad y controlar su reproducción conejil.
La maldad es el medio grabado en la cadena ADN de la especie humana que evita su autoextinción por agotamiento de recursos y espacio en el planeta.
Para asumir y comprender el concepto de maldad se ha de tratar a la especie humana como una especie animal más, sin considerarla romántica y filosóficamente una especie con un intelecto superior a otras y por lo tanto más importante. No lo es, porque incluso lo que cagan las vacas tiene un valor intrínseco en la cadena trófica y la vida del planeta.
A partir de esta condición todo encaja y el hombre se vislumbra como una especie más a tratar sin privilegios.
Y así, como las serpientes tienen veneno, la especie humana goza de la maldad.
Es por ello que en las zonas más civilizadas del planeta donde la religión y leyes castigan el asesinato con excesivo celo y rigor, es donde mayor tasa demográfica hay. Porque no existen suficientes cazadores que se alimenten de seres humanos y hay serias trabas moralistas, religiosas y legales para evitar los necesarios asesinatos, trabas que acaban desbocando los nacimientos y ralentizando la mortandad.
Las civilizaciones próximas a alcanzar el estado de plaga, de una forma u otra a lo largo de la historia, se han extinguido.
Y ha sido gracias al gen de la maldad.
Los religiosos han inventado un dios bueno y colérico para combatir la maldad y crear líneas genéticas humanas más dóciles; como se ha conseguido a través de los siglos con las vacas, ovejas, cerdos, etc… Seleccionando el ganado.
Fue gracias al gen de la maldad, por lo que los primeros humanos consiguieron fortalecer a su especie. La selección natural era ejercida más por los humanos que por otros especies cazadoras.
Sin la maldad, se agotarán los recursos y la humanidad se canibalizará a sí misma para alimentarse.
Si la maldad fuera aceptada, los poderosos y herederos de brutales y pornográficas riquezas, correrían peligro de perder su posición social elevada. Eso explica la implantación de las doctrinas de la bondad y la sumisión con la invención de los distintos mitos religiosos como Jesucristo, Mahoma, Buda y otras filosofías amables con el medio ambiente que llevan a hacer del ser humano un animal más débil y maleable por el poder.
Los poderes económicos, religiosos y políticos son los que determinan el momento en el que se ha de decretar una guerra que frene el desmesurado crecimiento demográfico de sus poblaciones, es una cuestión meramente ganadera. Las guerras aportan las muertes por combate; pero también las de la enfermedad, hambre y frío. Son perfectas; pero el fallo reside en que los representantes de estos poderes, también están sometidos a la misma decadencia que el pueblo del que se alimenta y enriquece, y sus decisiones se toman tarde, sin inteligencia, con negligencia y desidia. Cuando se dan cuenta de que es necesario crear una guerra que mate a millones de seres humanos, suele ser tarde incluso para ellos mismos; con lo cual las sociedades implosionan como estrellas densas que se colapsan en el universo.
Se debe definir la maldad como la capacidad de la especie humana para hacer daños graves e incluso provocar la muerte a otro ser humano por causa de envidia, ambición o puro placer. De aquí surgen otras causas más concretas, que se encuentran englobadas en las tres primeras: la frustración de la incapacidad del individuo por realizar algo que desea y la propia torpeza que justifica con “actos de sabotaje” de terceros.
La bondad no existe, es una creación que se remonta a los primeros hechiceros, parásitos humanos con ambición de vivir sin cazar, recolectar o trabajar a costa del resto de la manada humana. Y para ello inventaron un dios al que rezar y ser ellos portavoces de la divinidad. Quien no obedeciera, sería castigado y acusado de maldad. El dios de la maldad es el diablo, otro invento de la paranoia místico-religiosa.
Con el tiempo, se crearon mandamientos que a su vez crearon religiones firmes, con multitud de creyentes. Los mandamientos se hicieron leyes penales.
Cuando los poderosos adquirieron conocimiento de su medio ambiente y la capacidad para dejar constancia documentada en la historia: lenguaje y escritura; los mandamientos se convirtieron en códigos penales que los religiosos certificaron como sagrados.
Sin embargo, el progreso de la ciencia y la cultura, contradecía a la religiosidad y su bondad. Se ejerció entonces un fuerte adoctrinamiento por medio del terror y el castigo a las manadas humanas, para que además de obedecer la ley, acataran preceptos religiosos que a su muerte, tras una vida de penuria y sacrificios, les otorgaría el acceso al paraíso. Este método de adoctrinamiento o lavado de cerebro ha durado miles y miles de años, y es ya un proceso prácticamente evolutivo donde los poderes fácticos seleccionan los especímenes ideales para su reproducción, crianza y adoctrinamiento.
Pero las eras geológicas y la evolución de las especies, dicen que una especie mutará o evolucionará hacia una carencia o nueva habilidad durante cientos de miles de años.
Cuando el conocimiento se impuso sobre la religión en un tiempo en el que los religiosos declaraban quién era rey y creaban naciones conforme a sus intereses; se pactó entre religión y ciencia dividir la historia en antes y después de los mitos religiosos que personificaban la bondad que la población debía abrazar. Así, para que los científicos no fueran asesinados por herejía por los papas de la época y otros líderes religiosos, aceptó la ciencia que la historia de la humanidad se dividiera en dos periodos: antes y después del nacimiento del mito. Si das un carácter científico a una leyenda, la población, mayoritariamente analfabeta, debe asumir que personajes como Mahoma o Jesucristo existieron, junto a sus milagros de bondad y sus autosacrificios para ensalzar las leyes dictadas como mandamientos, las mismas del código penal.
A grandes y básicos rasgos esta es la razón y el proceso por la que la maldad se trata como algo sucio y que castigar; cuando realmente es la salvación de la especie humana y su auténtica idiosincrasia.
En la actualidad no se puede erradicar la maldad de la especie humana no hay tiempo para que la evolución haga su trabajo; no sobrevivirá tanto tiempo como especie.
Así que requiere una mutación artificial destruyendo su ADN, pervirtiéndolo por medios quirúrgicos o medicinales, durante la formación del feto o un tratamiento en la edad infantil.
Es justo que se le llame maldad a esta característica biológica humana que nada tiene que ver con el instinto del resto de las especies animales.
Ninguna otra especie sufre por la ambición de cosas artificiales y superfluas.
Se puede afirmar que la inteligencia humana, es sinónimo de maldad.
Escritores y filósofos apadrinados por el poder, son los que se preocupan de maquillar o solapar la maldad con esa sobrevalorada espiritualidad de amar, exclusiva del ser humano.
Es otra mentira, cualquiera que esté en contacto con la naturaleza, verá que todos los animales crean vínculos afectivos.
Al final, tal como ha evolucionado el ser humano hasta hoy, digo que el amor es tan solo un ritual reproductivo, sin ninguna trascendencia metafísica o espiritual.
Y digo que el amor es un sentimiento que nace directamente en los cojones.
También se dice que lo cortés no quita lo valiente; pero no he conseguido ver valentía ni cortesía en ningún rincón del planeta. Además de malo, el ser humano tiende a ser indecentemente onanista en todo momento con su naturaleza desaforadamente amorosa y espiritual.
Algo no marchó bien con la selección de las especies viendo y conociendo a la especie humana.
Alguna mutación por un accidente nuclear y su radiación estropeó a la humanidad definitivamente y ocupó un espacio que no se merecía gracias a la maldad. Un desastre como el que acabó con los dinosaurios.
Algo así.
Por último, se debe puntualizar que la venganza no es maldad. Es la reacción lógica a una ofensa.
El sadismo es una maldad improductiva; una aberración que no conduce a nada, matar a un sádico no es maldad, es selección natural.
La locura y su asesinato, aunque enfermedad mental, nunca podrá ser usada como atenuante ante el juicio humano individual y biológico; al igual que el sádico, para el agredido o su familia, será causa de venganza y su muerte. Los locos de una forma natural deben pagar por su locura y los borrachos por su borrachera, etc…
Estas son las únicas leyes biológicas y justicias intelectuales, sencillas y comprensibles, adecuadas a la morfología y química del cerebro, con las que nace la especie humana antes de ser castrados los especímenes por el adoctrinamiento o educación social.
No hay que olvidar que con la maldad no se va a extinguir la especie humana; porque para ejercerla, debes estar dispuesto a padecerla. Y no hay mayor equilibrio en ello y mayor obstáculo para usar la maldad como forma de vida para medrar por encima de otros animales humanos.
La maldad es una libertad salvaje que tiene consecuencias, exactamente las mismas que tus actos. Y esto la hace equilibrada, hermosa y temiblemente justa.
Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.