La selección genética de la especie humana por parte del
poder religioso ha sido las más larga de la historia y su proceso aún sigue.
Porque la política es otra religión preñada de ideologías y mandamientos. Y
dada la baja intelectualidad y formación técnica o cultural de los líderes que
surgen (corrupción, endogamia), se constituyen en sectas paganas lideradas por
simples profetas o chamanes con corbata que predican sus ofertas sociales y
económicas, que jamás cumplen, a una masa humana hambrienta de regalos, milagros
y culto a la vida fácil.
Nacionalismos, comunismos, fascismos, liberalismos… Hay una
amplia oferta de teología política. Y no tardará demasiado tiempo en llegar la
adoración de los jugadores de deportes de masas como un rito importante. De
hecho, hay visos de ello en la actualidad.
Hay un cómico que ha accedido a la presidencia de Ucrania y
actores como presidentes, actores, gobernadores, alcaldes, alcaldes y
empresarios sin formación humanística no técnica.
Unos apuntes sobre la evolución humana:
“Primeros homínidos: entre 7,5 y 5 millones de años
atrás.
Homo sapiens sapiens la única especie que aún sobrevive
de todo el género Homo, surgió hace 130000 años.
Desarrolla un lenguaje complejo 60000 años atrás.
A partir del 30000 AEC (antes de la era común) pueden
hallarse objetos rituales de piedra y hueso.”(*)
Desde que surgieron los primeros cultos y ritos (animismo) a
montañas, ríos, árboles o animales. Guiada la manada humana o tribu por un
hechicero, comenzó la discriminación, persecución, exilio y exterminación de
los ateos y agnósticos, o adeptos de otras sectas minoritarias en los
asentamientos o campamentos nómadas.
En los primeros cien mil años de vida el homo sapiens
sapiens consigue expandirse por el planeta sin aparente religiosidad, aunque es
probable que desarrollara pequeños ritos de superchería.
Y la cima de la evolución humana: desarrolla el lenguaje.
A partir de treinta mil años atrás se encuentra en
suficiente cantidad para teorizar sobre la aparición de los primeros ritos
religiosos, objetos de culto de hueso y piedra.
En todas las civilizaciones y aún hoy en las actuales, los
disidentes de la religión o superstición tribal eran eliminados de la
población, de los puestos de poder y administración de los asentamientos
humanos.
La religión o superstición servía además como excusa para
invadir y apropiarse de territorios vecinos.
Durante milenios solo los creyentes y sumisos sobrevivieron
y sobreviven al totalitarismo religioso. Actualmente se producen periodos de
grandes genocidios contra las minorías religiosas, en Asia y África
principalmente. En el siglo pasado además, en la Europa del Este con la guerra croata-bosnia.
O el exterminio alemán de los judíos en la Segunda Guerra Mundial que incluye
lo racial, social y religioso (una minoría cuantiosa de los exterminados, no
eran judíos).
Hablan los historiadores, antropólogos y periodistas de
limpiezas étnicas; pero poco se diferencian muchas de estas razas genocidas en
sus continentes de la gente que exterminan, como las africanas, asiáticas o
europeas, salvo en el culto religioso.
La población mundial mayoritariamente fue inducida por una selección
genética violenta a aceptar la imposición y existencia de cualquier tipo de
divinidad.
Con esta limpieza religiosa social, los individuos con el
carácter predispuesto a adoptar una fe o superstición se reproducían entre
iguales y naturalmente educaban a sus crías en la fe impuesta y sus ritos. Crías
humanas que replicarían el mensaje genético que los predisponía a la credulidad
y por tanto, al temor y la obediencia.
Lo que explica la propensión de abrazar la idea de la
divinidad en el actual imaginario de la especie humana. Y la sumisión y
adoración a las autoridades político-religiosas perdiendo alarmantemente desde
inicios del siglo XXI libertades e incluso sacrificando sus necesidades
biológicas a los decretos o mandamientos de los líderes político-sectarios.
El pensamiento libre y sin contaminación religiosa, desde
30000 años atrás hasta principios del siglo XIX era condenado y perseguido de
forma cruenta, lo que marcó un retraso colosal en el progreso de la
civilización, ya que todo esfuerzo debía estar dirigido hacia la adoración de
los símbolos religiosos creados, que se traducía en el enriquecimiento de sus
brujos, chamanes, ulemas, rabinos, sacerdotes, santones, reyes, aristócratas, terratenientes,
militares, presidentes y dictadores.
Cualquier idea no religiosa, se consideraba herejía, penada
con muerte o en el caso de las castas de prestigio, clases altas o
aristocracia, con el exilio.
Fue en el siglo XIX donde tímidamente dio comienzo la alfabetización
de la población, aprender a leer y escribir como un requerimiento indispensable
para encontrar trabajo.
La especie humana a lo largo de estos miles de años ha
derivado en otra raza de carácter endogámica, defectuosa, castrada de los
atributos de la especie primigenia. Una raza más cercana a los mamíferos
rumiantes. Y en la actualidad a los insectos sociales, como los himenópteros
(hormigas, avispas, abejas) y neópteros (termitas).
Pasada la Edad Media, se eligió para los grandes asentamientos
o ciudades la técnica arquitectónica de las abejas u hormigas para la
estabulación de las reses humanas. Los ricos, dueños de las grandes extensiones
geográficas, disponían así de un gran espacio, sacrificando pequeñas regiones
para apilar o estabular a sus obreros o clases votantes.
A medida que pasaba el tiempo y se desarrollaba un código
económico religioso de tributos y leyes contra la población a favor de las
castas hechiceras o religiosas (las ricas), la política paulatinamente su
fundía con la religión en el gobierno de los países. Hoy día la política se
impone a la religión (salvo el islam, hinduismo y budismo), que permanece como
un poder negro y oculto que da consuelo y un espejismo de dignidad a la
explotación humana pobre o trabajadora.
La iglesia sentenció mundialmente en el año del coronavirus
2021: “Vacunarse es un acto de amor”.
Los endogámicos linajes religioso-políticos también
sometidos a su propio sistema ganadero de mejora de la raza; religiosos en
cuanto a que cualquier ideología como el nazismo o el comunismo son meras doctrinas
conductuales basadas en la fe en un ser superior: el jerarca nazi o el
presidente del comité. En la actualidad se afanan con febril actividad y con
todos los medios disponibles de emisión de propaganda doctrinal en erradicar el
intelectualismo, libre pensamiento e individualismo.
Se debe tener en cuenta que el poder o casta rica (una
especie endogámica y castrada también) no es especialmente inteligente, solo
hereda un estatus social y político. Con lo cual su escaso intelecto o mediocre
inteligencia queda en evidencia ante intelectuales, libre pensadores y académicos.
Esto no lo pueden permitir, mostrar su ignorancia e incapacidad; de ahí que se
colectivice (globalización) el ingenio y la creación, para que toda autoría sea
el resultado de una masa amorfa sin rostro y sin nombre, que un jerarca político
“democrático” (eminentemente lerdo) sea el ejecutor de pastorear o liderar
hacia tal fin.
El individuo es la pesadilla del estado y de toda religión.
No puede ni debe resaltar más humano que el que se encuentre
en los círculos de poder. A excepción de los necesarios bufones de distracción
de los rebaños humanos, como cantantes, actores, personajillos gurús de redes
sociales y bustos parlantes televisivos que son designados por el poder
político-religioso.
Es por esta endogamia de las razas gobernantes o pudientes, la
razón de que al llegar un político a liderar el gobierno de un país, precisa de
una corte de educadores con un presupuesto millonario a cargo de los insectos
de la colonia, para que ofrezca una ilusión de cultura, conocimiento y
capacidad intelectual ante la masa votante.
En el caso religioso, los conocimientos llegaron de Dios,
por supuesto; a través de una legión de sacerdotes y frailes recopilando y
transcribiendo información de libros, códices y pergaminos que almacenaban en
sus sótanos para exclusivo uso y disfrute: oscurantismo. Actualmente el
cristianismo y su iglesia, dedica un gran presupuesto en legiones de arqueólogos,
historiadores, antropólogos y lingüistas buscando una mínima prueba de la
existencia de Jesucristo. Quien dice cristianos, dice musulmanes y judíos.
Las democracias son gobiernos de estructura insectil, apoyados
por el voto de esa raza humana primorosamente seleccionada y evolucionada mediante
técnicas ganaderas como cualquier raza de vaca, toro, perro o gato; para el
fácil pastoreo y obediencia y la longevidad del poder de los ricos o
político-religiosos.
Cuando hablo de estructura insectil, me refiero a la
comunicación estado-población. La población en esta era tecnológica recibe los
impulsos eléctricos y químicos (como los insectos coloniales en sus colmenas y
termiteros) que el estado envía como decretos de restricciones de libertad y necesidades
biológicas; la población las recibe a través de sus teléfonos móviles y
televisión, reaccionando esta masa insectil globalizada con obediencia o temor.
Según sea la frecuencia y tensión de los impulsos electroquímicos
que emita el estado, la masa insectil reaccionará con obediencia, conformismo o
euforia; pero jamás con violencia o crítica, porque la castración física y
mental es total en las castas inferiores.
No hay guerras entre naciones desde hace siglos. Las guerras
son entre las distintas sectas ideológicas o endogámicas familias millonarias
que desean obtener todo el poder, el que otras sectas ostentan. Es
prácticamente una guerra entre mafias.
Que los fenómenos meteorológicos llamaran la atención del
hombre prehistórico tanto como para achacarlos a actos divinos (algo que teorizan
los antropólogos e historiadores como el origen del culto religioso); no me
parece una buena hipótesis. El clima no era nada nuevo, nacían y crecían con él,
era su vida. No era fácil que llamara la atención algo tan cotidiano como las flores
que se abrían y cerraban o los frutos que surgían de los árboles, la lluvia, el
viento, la nieve... No había nada extraordinario en estos fenómenos.
Tuvo que haber una experiencia que sirvió como comburente
para prender la idea de religión o ritual; como el delirio por fiebre, por
narcosis, por ingesta de vegetales tóxicos, por locura, etc… Convirtiendo éstas
alucinaciones en experiencias místicas que narraban a los miembros del clan.
La locura, cerebros enfermos de algunos de aquellos humanos.
Un cazador (cazadora no, puesto que olían más por la
menstruación en un mundo sin compresas ni desodorantes) hambriento en un mal
día de caza come los frutos que el bosque ofrece, algunos son tóxicos o
narcóticos y alucina cosas raras que narra a su clan como una epifanía.
Entiendo así la aparición de lo religioso o esotérico por
causa de delirios narcóticos, o enfermedades psiquiátricas como la
esquizofrenia, cuyas imágenes se extendieron venenosa y paulatinamente durante
miles de años hasta hoy.
Una vez creado un culto, al hechicero o sacerdote no le
costaría demasiado inventar leyes y condenas así como mitos para impactar en
los crédulos. Un ser que vive a costa de otros, al verse libre de tareas de
supervivencia como la caza y recolección, disponía de mucho tiempo para perfeccionar
sus mitos y profecías.
La religión, en los inicios de la humanidad, en sus primeros
asentamientos se convirtió en ley y autoridad. Había tan escasa capacidad de
comunicación (solo había comunicación oral, la escritura aparece sobre el 3100
a.C., o sea, 27000 años más adelante tras
la aparición de los primeros cultos) que templos y parajes de culto se hicieron
sumamente necesarios para el adoctrinamiento de la población.
El control estaba en el miedo y el castigo. A partir de
estos dos conceptos, la religión se convirtió en el medio de gobierno que se ha
mantenido durante más de treinta mil años.
En la actualidad y en la práctica el método de gobierno es el
mismo: la fe, el oscurantismo y la credulidad insectil de la masa. Con otro
decorado y otros ritos menos cruentos, pero infinitamente más psicológicos en
una humanidad pervertida por los milenios, ya nacida para ser pastoreada o
globalizada sin pudor ni escrúpulos por parte de los mismos endogámicos
sacerdotes y hechiceros de la antigüedad.
*Breve historia de las religiones del mundo, Roberto Vivo.
Iconoclasta