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14 de agosto de 2022

La casta humana crédula

Hay una raza de reses humanas, la crédula. La más numerosa en el planeta; la predominante. Por su característica principal: la fe, la credulidad; ha desterrado la inteligencia de su genética, puesto que la fe no requiere intelecto, solo obediencia; la evolución la ha liberado de esa pesada carga que es el intelecto.

Hoy, a esta raza que obedece a brujos, religiosos y políticos; para no humillar a sus individuos, se la conoce con el eufemismo “masa votante”.

A lo largo de los milenios de la historia, cientos de miles de generaciones han luchado de forma instintiva, agresiva y voraz contra la inteligencia (infectándola), el sentido común (corrompiéndolo) y la libertad (destruyéndola) de una forma inconsciente e insectil. Por puros impulsos eléctricos en sus pequeños cerebros que ellos mismos son incapaces de entender y que son ni más ni menos, los preceptos que sus amos, brujos, sacerdotes de todo pelaje y políticos les han inculcado.

Prácticamente, la raza crédula ha extinguido al primigenio ser humano cazador y creador o inteligente. Y grandes zonas del planeta han sido invadidas por individuos adaptados al servilismo medieval. En esta característica primordial de la raza crédula, políticos, dictadores, brujos, ideólogos y estafadores de todo tipo de sectas, encuentran la forma de acceder a la fama y al dinero millonario y fácil.

Esto explica porque a la menor oportunidad las “democracias”, gracias a una simple epidemia, se han convertido en dictaduras con los aplausos de sus crédulos o votantes. Y cuanto más represiva ha sido la dictadura contra esta raza, más reses se han vacunado y revacunado y adoptado el bozal (mascarilla en argot fascista) como símbolo religioso y prenda de vestir cotidiana.

Hay que precisar que los crédulos no han aceptado bozal, acoso, prisión y vacuna por miedo a su gobierno dictatorial, sino por fe. 

Por auténtica fe en la salvación que les promete su caudillo elegido por ellos mismos “democráticamente”.

Dicen que todo pueblo se merece el gobierno que tiene; pero es mentira. No pueden elegir, es así de simple; carecen de capacidad de elección.

Ayuda que los jerarcas de esta casta, obedecen a la ley de: Cuando el cerdo (el político) prueba la sangre (la dictadura represiva o fascista) no quiere otra cosa. Esta ley también explica por qué las dictaduras son los gobiernos más longevos de la historia de la humanidad. 

La gran virtud de esta casta humana, además de su fertilidad conejil natural y también forzada por la sanidad del estado (no todo iba a ser hediondo en los crédulos, algo bueno debía tener esta raza o casta para que tuviera tanto éxito demográfico); reside en la capacidad de recibir latigazos de su caudillo, sacerdote o brujo, sin renegar por ello o dolerse; esa insensibilidad al dolor hace que sea sumamente fácil y económico estabularla y conducirla. La letra con sangre entra o Quien bien te quiere te hará llorar, son sentencias aceptadas e inculcadas ya genéticamente en su básico intelecto, y explican clara y básicamente el funcionamiento intelectual de la casta crédula. 

Generación tras generación a lo largo de los siglos, la obediencia de esta raza se ha hecho más fanática y obediente a sus amos y mesías. Se puede afirmar que la raza crédula ha perdido su primigenia humanidad. Las próximas generaciones carecerán de las básicas características humanas como, la capacidad de esfuerzo, la determinación, la independencia y el coraje. Lo que nacerá en las próximas generaciones, será una cosa híbrida de mamífero vacuno.

El auténtico ser humano, se extinguirá. Es muy difícil que un ser humano libre y pensante se decida a estropear su propio linaje con otra especie menor.

Este es el tan cacareado fin de la humanidad propia y puramente dicha.

No han sido precisas grandes catástrofes nucleares o naturales. La raza crédula ha ido extinguiendo al ser humano hasta llegar a nuestros días, en los que quedan tan pocos seres humanos libres, que la estirpe primera es irrecuperable ya.

No me gusta nada; pero alguien debía decirlo, describirlo y escribirlo; antes de que no quede nadie inteligente y esa raza crédula y sus sacerdotes que la azotan, corrompan la historia y la hagan mierda relegando al olvido al ser humano real y verdadero.

Una anécdota ilustrativa:

 En marzo del 2020, con la epidemia de coronavirus o covid; algunos países decidieron emular la paranoica, genocida y delictiva dictadura de China: España, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Austria… Decidieron instaurar una férrea dictadura que conllevaba además, una libre actividad de corrupción y enriquecimiento fácil y rápido de la clase política. Y así adueñándose de la prensa y todo aparato de comunicación para instaurar su estado del terror, impusieron las más severas medidas de estrangulación, acoso y prisión contra la población y segregación racial (por su metodología). España fue la más dañina por su segregación, prisión y respiración, puesto que fue el único país occidental que obligaba a calzar el bozal en el hocico (mascarilla) a cielo abierto. Prácticamente el estado español, prohibía respirar.

Hace unos meses atrás viajó a España la Merkel, la presidenta alemana.

Le preguntó al Sánchez (presidente o caudillo español):

– ¿Cómo es que tanta gente lleva mascarilla (bozal) por la calle, en espacios abiertos? –le preguntó fascinada al caudillo español- ¿Aún es obligatoria?

– No, ya no es obligatoria; pero el pueblo español está muy concienciado de la prevención y profilaxis por la covid –respondió el caudillo con orgullo, obviando la cobardía y el pánico de un pueblo sumiso y sometido a una dictadura brutal.

La pregunta de la alemana, por si sola, ilustra el nivel de paranoia fascista de unos cuantos países como España y su pasmosa facilidad para retirar el decorado de una democracia, y volver de nuevo a principios del siglo pasado a la menor oportunidad.




Iconoclasta

3 de noviembre de 2021

Maquiavelo, víctima de su inteligencia


Es una metáfora el título de este pequeño ensayo, Maquiavelo fue víctima directa de la envidia, de una envidia rabiosa; porque con su existencia dejaba al descubierto la decrepitud mental de sus contemporáneos.

Tras la lectura de las primeras tres páginas de El Príncipe, de Maquiavelo;  la política y la administración de los reinos o estados pasa a segundo plano en el lector.

Lo que destaca con luz propia es el propio autor, su inteligencia incisiva, su inconmensurable conocimiento de la historia y el profundo conocimiento de las variadas raleas humanas.

Y eso fue la causa de su tortura, encarcelamiento, ruina, destierro y negación de su obra hasta muchos años de su muerte.

Es extraño, sin embargo, que semejante escritor, político, filósofo, historiador y sobre todo, diplomático, no pudiera dominar su vanidad (bien merecida) de sabiduría ante los peligrosos poderosos de su círculo social. La vanidad fue su propia telaraña…

Todos aquellos papas, reyes, príncipes, aristócratas y rancios funcionarios de las distintas cortes, se sintieron desoladoramente imbéciles. No podían medir su intelecto y su sabiduría con la de Maquiavelo. Ellos jamás llegarían a escribir ni un párrafo de cinco líneas con precisión sobre política, estrategia militar o historia; como Maquiavelo fue capaz de escribir centenares de páginas sin vacilar.

Se dice que Maquiavelo es el padre de la política moderna. Y es porque está muerto.

Realmente es una forma de decir que, solo puedes ser un gran pensador y trascender si estás muerto. Porque de nuevo, la envidia no te permitirá vivir para contarlo.

La lectura de su libro más famoso por parte de los actuales jerarcas, presidentes, ministros, altos funcionario, etc.; aún les causa repulsión. Incluso en el mundo empresarial o económico, con mayor incidencia en el aspecto laboral. Esa inteligencia y dominio del ser humano, es la que revela la cara más dura y criminal de la envidia. Si existiera alguien como Maquiavelo que no hubiera sido amordazado por las actuales censuras en medios y sobre todo en las grandes editoriales que velan por el actual oscurantismo, la imbecilidad de las manadas humanas; lo habrían ejecutado de un tiro en la nuca.

Como hicieron con él en el Renacimiento, otra época de mierda. Lo actualidad es un Renacimiento; pero sin arte, solo con los gobiernos y las administraciones malas, corruptas y fascistas.

La premisa es fácil: inteligentes y valientes dejan en evidencia a lerdos y cobardes; y si alguien es más inteligente o decidido que tú: mátalo y se acabarán así las odiosas comparaciones.

Y esto sí que es absoluta actualidad que se puede ver en el mundo de la política, en el laboral y en el arte. La envidia nunca es tan mala como estos tres ámbitos. Mala y criminal.

De ahí que el brujo de una de aquellas prehistóricas tribus de judíos, se inventara el cuento que aparece en la biblia (en el Génesis) del Árbol de la Vida o el Árbol Prohibido (incluso en algunos textos figura como el Árbol de la Sabiduría) de cuyos frutos comieron Adán y Eva. Para que nadie de su tribu pudiera demostrar que era más inteligente que él; y si así fuera, sin duda alguna habría comido del árbol prohibido y se le debería matar a pedradas.

La biblia está llena de parábolas nacidas de la envidia, hacia otros seres de rango inferior que pudieran demostrar ser más inteligentes. Siguiendo esta línea de conducta, es lógico que las grandes y viejas logias secretas o íntimas de políticos, aristócratas y millonarios, tengan una jerarquía basada en la envidia y en evitar la entrada a su selecto círculo a todo individuo con mayor inteligencia que ellos. A menos que pague mucho dinero, porque si algo tiene el envidioso, es que la avaricia lo aplaca.

La envidia es más vieja que la biblia, por supuesto. Pero fue en la biblia donde se documentó por escrito y se mostró en todo su esplendor en parábolas didácticas y salmos que se convirtieron más tarde en legislación. La biblia siempre requiere la lectura de un sacerdote a la feligresía para que nadie saque conclusiones obvias.

Esto es absolutamente actual, hoy más que nunca, donde la feroz censura prohíbe y borra todo pensamiento individual; no hay mejor censura que decir que hay ciertos libros que no suscitan interés alguno; y los de Harry Potter, Crepúsculo y cosas melifluas de historias de catedrales, sí. De ahí la razón que los grandes pensadores del siglo pasado hayan muerto sin dejar huella, ni otros que pudieran haber seguido sus pasos. El error, de nuevo, en los seres inteligentes es que son simples individuos y no corporaciones o partidos políticos. Y un individuo con un buen razonamiento podría ser peligroso para el proceso de infantilización de los adultos de las sociedades consumistas; también conocido como globalización (analfabetismo funcional para todo el planeta).

Las actuales fascismos oscurantistas (falsas democracias) han iniciado su proceso de estabulación de las grandes manadas humanas y ningún individuo por ingenioso que sea, puede elevar su pensamiento por encima de la imbecilidad colectiva.

¿Una persona crítica, con pensamiento propio, lógico y lúcido? Es imposible actualmente.

En el inicio del siglo XXI, se inició descarada e impunemente la persecución al libre pensamiento y dos décadas después, es efectiva: ha conseguido hacer de la población mundial, un hato de ovejas lloronas que callan cuando la pantalla de sus teléfonos les habla de las mentiras y los credos que han de seguir y asumir sin rechistar, por el bien de sus vidas, aunque les cueste un poco la ruina.

Es increíble; pero cualquier otra consideración sería defender la envidia más venenosa: la de un político y su ambición.

A Maquiavelo, lo volverían a matar hoy, en este año del 2021, por pura envidia, por puro temor de los jerarcas a no tener sus conocimientos y libertad mental.

Estamos abandonados en un mar de idiotez, banalidad e ignorancia. Los hay que cantan y aplauden al ritmo de las olas de excrementos y los hay que simplemente, no queremos tragar mierda y nos ahogamos.

Como pobres maquiavelos que cometieron el crimen de pensar y pensar bien.

De saber y saber más.

A mí me va más la vanidad que la envidia, sinceramente, en verdad os digo.



Iconoclasta


12 de julio de 2020

No me puedo quejar


No me puedo quejar, he hecho cosas por las que no he pagado y follado a quien amaba.
He salvado la vida en muchas ocasiones y ganado el suficiente dinero para satisfacer mi vanidad.
He sido esclavo; pero jamás he respetado al amo y lo he engañado.
Y cuando era obligatorio rezar, de pequeño movía los labios sin pronunciar, sin creer. Masticaba aquella hostia insípida y blasfemaba como los mayores con mis primeros cigarros a escondidas.
Me fascinó la pornografía y luego me aburrió, como los videojuegos y las grandes obras de la literatura universal que son afines a la ideología que ha hecho de la sociedad en la que habito, un vertedero de gente sin cerebro y serviles hasta la vergüenza ajena.
Y ahora que he hecho todo lo bueno y malo que me ha sido posible, soy un hombre incrédulo con una imaginación desbordada.
Un hombre que no se niega ningún placer, porque de morir no me libro y no hay premios allá donde no hay nada.
Un hombre que odia este tiempo y lugar en el que ha vivido y se siente ufano de ser feroz e impío de pensamiento y letras con los rebaños de humanos que le rodean y roban el aire y el espacio.
Un hombre con un hijo que sabe despreciar (como su padre lo educó) toda ley y toda tradición que son los grandes cepos de la libertad, la imaginación y el saber. Y sin embargo, sobrevive y consigue lo que pretende en este muladar que nos encontramos al nacer.
Soy un hombre que sabe más que dios y si pudiera, mortal como un césar loco. No me puedo quejar.
Soy un hombre fuera de lugar y tiempo. No ha sido accidental, ha sido mi voluntad, mis cojones. No me puedo quejar.
Soy un hombre que ha dejado miles de pensamientos plasmados en tres dimensiones, táctiles y legibles en el planeta; y nadie ha podido evitarlo. No me puedo quejar.
No ha sido duro ser hombre, ha sido fascinante poder mantenerme libre y al margen de la moral de una sociedad podrida y abyecta.
Algún idiota sin cerebro y con toda probabilidad, algún miembro destacado de esta sociedad dijo: no hay mal que cien años dure.
Y una mierda, el mal es eterno como un cáncer que no acaba de comerse nunca al enfermo hasta denigrar su cuerpo y su dignidad; son las reses humanas las que mueren en y con el mal.
El mal (la sociedad grupal y tribal, la que usurpa y degrada la creación del individuo) es eterno y permanecerá cuando yo muera. No me puedo quejar.
Que se jodan los que queden vivos.





Iconoclasta

23 de octubre de 2018

Confesiones del último hombre decente.


Soy un hombre decente, porque la decencia no consiste en respetar una moralidad de mierda. Ser decente es seguir o intentar conseguir el ideal de vida en el que uno cree: venganza, valor, inmoralidad, desinhibición, violencia, injusticia e irrespetuosidad. A veces leo para reconocer las mentiras que la humanidad ha ido acumulando a lo largo de su historia. Conocimientos útiles cuando juegas al Trivial o al Scrabble…
Tengo un nombre que a nadie le importa y que muchos se han arrepentido de conocer y otros, los menos, se sintieron extasiados al conocer a un ser como yo. Con eso basta.
Durante un tiempo conviví con un ser absolutamente imbécil, un retrasado mental que no sabía ni respirar por la nariz (tenía tetas, era hembra). Obtuvo un título universitario pagando con mamadas a los catedráticos (en México es fácil y habitual el pago en especie sexual, es tan cotidiano que las putas ni se dan cuenta de que lo son). Que fuera una absoluta puta, me la pelaba; mi abuela era puta y no por ello me sentí traumatizado. Es más, lo decía con orgullo; era muy exótico decir “mi abuela es puta”. Y además internacional. Granada, Barcelona, Londres, Canadá…
La puta no me engañaba, por algunas razones prefería estar con ella que en otro lugar a pesar de que era sucia. A veces hay que elegir lo menos malo. Sin embargo, lo golfa que era no me llevó a darle la patada. La razón es que usaba el teléfono celular hasta de tampón. Cuando capté que la conversación no sería posible, sin más preocupación dejé de hablarle e hice mierda cualquier asomo de relación cordial.
Solo la follaba, porque ya que tienes una puta en casa, la usas o bien te hace una mamada si está bien borracha y se ha empolvado la nariz.
Así que a los seis meses de haberla conocido, ya empecé a desear enviarla a la mierda con sus putos hijos, hermanos y hermanas, y sobre todo con sus amigos y clientes sexuales, tan retrasados mentales como ella.
Al cuarto mes de compartir la casa le dije mientras sonreía como una mongólica ante la pantalla del teléfono y los dedos agitados: “Si quiero estar solo, no quiero que nadie me moleste, me gusta estar solo de verdad. Vete a tomar por culo”.
Me miró con los ojos abiertos sin acabar de entender, mostrando aquel cerebro vacío y liso. Creí estar delante de una caricatura como Homer Simpson.
Al sexto mes se lo confirmé de una forma más clara, para que lo entendiera: le rompí el móvil y le di tal paliza que pasó cuatro meses de operaciones reconstructivas de nariz y maxilar inferior. El brazo roto no le dio más problemas que un yeso terapéutico.
Como tengo dinero, la investigación y el juicio se retrasó, se retrasó y se retrasó tanto que la putarra ya se estaba follando al subnormal de su jefe y al guardia de seguridad de la entrada a la oficina, a cambio de un par de porros. Se olvidó de la paliza que le di e incluso me ofreció hacerme una mamada (quería que le regalara un celular nuevo), le dije que se fuera a la mierda y me sonrió cariñosamente diciéndome “hasta luego”. Recordé que su coño olía a mierda y pensé “Hasta nunca, corto y cierro”.
Ocurre que la imbecilidad siempre sobrelleva una inmerecida vanidad.
¿Veis? Con un par de huevos y decisión se arregla cualquier problema. Si no fuera por la violencia, hubiera llevado muchísimo tiempo de tortura psicológica, cosa que para una retrasada mental no es nada bueno tampoco.
El subnormal me lo tiene que agradecer.
Si alguien amenaza mi íntima libertad, me importa poco que sea macho o hembra, golpeo hasta quedarme satisfecho y seguro de que ha entendido bien mi punto de vista.
De México me fui a Guatemala a comerciar con niños indígenas, los usan de cenicero y para otros menesteres hospitalarios, domésticos y sexuales.
La vida es una mierda, lo sé; pero el dinero mejor tenerlo que no tenerlo.
Y la verdad es que putas y niños, hay muchos en el mundo.
Es importante ser decente en estos tiempos de degeneración mental.
Alguien tiene que tener cojones.
Bye.




Iconoclasta

28 de septiembre de 2016

Las lacras de Potter y Sombras de Grey



Es todo una gran mentira: no existe inteligencia en el ser humano, los creadores nacen como una especie de monstruos cada ciento cincuenta o doscientos años.
Entre jardín de infancia, primaria, secundaria, instituto y universidad, más o menos se invierten unos dieciséis años de tiempo para intentar adquirir conocimientos y cierta cultura (la cultura y el conocimiento no están reñidos con el buen gusto y la dignidad; no sé porque se empeñan en ignorar estas dos últimas cualidades).
Como decía: todo este chorro de años de culturización para acabar comprando el último panfleto de Harry Potter y hacerse una foto hortera y vulgar con la portada, como si lo fueran a leer.
Los que no lo han comprado es porque son habituales de las 50 Sombras chochas de Grey (pseudo-sado barato para mediocres amas de casa mal folladas y otras exquisiteces sin hábito de lectura como oficinistas de baja cualificación y reponedores de supermercado que se creen gerentes de algo).
El sistema educativo no ha fallado, el 95 % de los cráneos humanos solo aloja virutas de madera y algo de arena. El sistema educativo funciona perfectamente, está perfectamente adaptado a esos cráneos.
¿De verdad se puede tomar alguien en serio la tan cacareada inteligencia humana?
Mierda...
Esto no tendrá un final malo ni bueno, simplemente no tendrá final y todo será igual que ahora. Miles y miles de años avalan mi afirmación.
Buen sexo (sin varitas mágicas ni látigos de peluche).



Iconoclasta

20 de enero de 2016

Moda y aberración


Aberración es un estilo de vida basado en la desgracia de estar lejos de quien amas. Es aberración porque el cuerpo no puede realizar lo que la mente exige.
La aberración distorsiona los brazos, los retuerce en un vacío y la mente cree que todo es posible. Aún cuando los huesos se han roto.
Hasta aquí, la tragedia.
El pene no se rompe; pero hay que cuidar mucho la piel, una fricción tan continuada y desbocada puede llevar a un erisipela del sensible pellejo del bálano.
Lo mismo ocurre con la delicada flora vaginal.
Es todo tan complicado como lógico.
Hoy gracias a la potencia y rapidez de la comunicación, hay aberración exclusivamente. Las modas o estereotipos románticos quedaron atrás, se han sustituido por esos videos virales efímeros y absolutamente banales que iluminan los breves segundos de destellos de sensibilidad que la masa cárnica humana puede lucir.
Solo la ropa marca moda; pero es tan cambiante y tan aburrida, que se convierte en una imposición para esa masa de cerebros ineficaces.
Siempre hay alguien dispuesto a morir por amor; pero nadie muere, al menos ahora. No está de moda.
Porque en  el siglo XVIII, en 1774, Goethe y su "Las desventuras del joven  Werther", pusieron de moda el suicidio (se triplicaron los casos de suicidas) e incluso la forma de vestir del protagonista de esta novela que se enamora de una mujer casada y se relata con las cartas que le dirige a un amigo. A este tiempo, a esta moda, se la conoce como la "fiebre Werther".
Por mimetismo, por identificación, los jóvenes imitaban la forma de sufrir de este personaje que dicen, es casi biográfico. Y alegremente y con jolgorio, se decían: "Vamos a suicidarnos un rato. ¿Te parece?".
Si hubieran tenido yutup en aquel siglo, ahora tendríamos día sí y día también, a tristes emos con una pistola en la sien frente a la webcam del ordenador, llorando negras lágrimas y con música llamativa, filmando videos sensibilísimos; pero cansinos por lo incruentos. Nadie se hubiera suicidado.
Pongamos que un perro salva a otro perro en medio de una autopista en la que mágicamente los coches veloces y feroces, no hacen jugo de perro con sus ruedas.
¿Habrían imitadores y se pondría de moda llenarse la boca de pelos para salvar a un perro en medio de una autopista? Rotundamente no.
Porque el siguiente video mostraría los ostentosos pezones que accidentalmente sobresalen de una blusa de una super-modelo en una pasarela sofisticada de Roma o París.
Y como es sabida la célebre y notoria ineficacia del cerebro humano, el arrastrar perros por una autopista quedará relegado a un bit nulo, perdido en la mente globalizada. Todos y todas (por las lesbianas) correrán a masturbarse frente a los impactantes pezones que se observan asomar en un deplorable video (por la escasa calidad) durante diez minutos en distintas velocidades.
Podría ser que en un tiempo menos hipócrita, también asomara el pene de un modelo; pero ahora no ocurre y si ocurre, me da asco imaginarlo.
Tendré un cerebro privilegiado y potente, y también un poco retrógrado; pero me molan más las vicisitudes del desgraciado y pusilánime Werther de Goethe.
Por otra parte, las modas, me las dicto yo. No soy precisamente un hombre empático con las estupideces, por muy virales que sean.
Si es que la globalizada humanidad me da unos disgustos...
Buen sexo.


Iconoclasta

23 de agosto de 2013

Genitales vs. Cerebro




Suelen salir mal las cosas por ninguna razón en especial. Y no es que salgan mal, sino que ya lo estaban. A veces (asaz de ellas) los genitales toman el control. Los humanos creyendo que el cerebro se encuentra en los testículos o la vagina, estos detalles de perspectiva les pasan desapercibidos y no se enteran del mundo en el que viven. Y mucho menos de su propia estupidez.
El humano es un ser confuso, desconoce su propia naturaleza y sus limitaciones.
Ojalá un día el analfabetismo se erradicara y supieran de una vez por todas que el cerebro no se encuentra en los cojones o entre los pliegues del coño.
No lo saben y siguen rigiéndose en cuestiones románticas, sociales, económicas y religiosas por estos órganos genésicos tan alejados del cerebro, que aunque sea muy pequeño y con escasa operatividad en el 99,8 % de los humanos, no deja de ser el que de verdad rige el intelecto.
Si tuviera la peña la más mínima capacidad de síntesis, lo habrían aprendido en sus primeros años de vida viendo cualquier mierda de programa televisivo. Incluso en los primeros libros de texto de la infancia se hace mención del cerebro.
O sea, que hacen lo que les sale de la polla o el coño sin capacidad de elegir, de una forma habitual y mediocre.
Y así, cuestiones como pobreza, hijos no deseados, religión, cuernos y un compulsivo deseo de cambiar de teléfono móvil cada dos meses, son solo baladíes actos de una polla o un coño demasiado inquietos.
Los humanos se “aman” entre coitos y felaciones, teléfonos e imágenes jpg, y comida barata con refresco de a céntimo el litro en el supermercado; pero como lo hacen usando los genitales y sin pensar, todos estos animales tienen cabida en el paraíso porque no hay pecado en las bestias.
Ergo el paraíso es un centro para deficientes mentales y el planeta Tierra un criadero de subnormales.
Y lo que salta a la vista es que el aborto no solo debería ser legalizado, sino que debería ser forzoso.
Claro que si dejaran de nacer subnormales, los curas se quedaban sin feligreses y los políticos sin votantes.
Y las casas de telefonía móvil se iban a la mierda en dos días.
Sería el caos…
Maravilloso.
A mí me suda la polla.









Iconoclasta