No soy gris de nacimiento, soy gris por la contaminación humana que me ensució desde que mi madre me escupió por el coño.
La grisentería me aplasta, me hace mierda, solo he podido salvar los ojos; porque tanta lágrima de frustración limpia quieras que no.
Por lo demás, si lloviera mierda, no me extrañaría.