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27 de septiembre de 2024

lp--La plaga global--ic

 


Pienso en las malas cosas que nos rodean y que los ajenos, los otros no ven: la cautividad, el control penitenciario, el robo de nuestro trabajo y esfuerzo, la intervención del pensamiento, de la biología y la creatividad, la negación del individuo y la exaltación del adocenamiento.

Es el lote que el estado/dios incluye en el nacimiento cautivo de cada uno los bebés contribuyentes.

Es escalofriante escribirlo con esta serenidad, es decepcionante meditar sobre la sociedad del estado/dios y concluir que somos orondos insectos que ninguna otra especie caza y devora. No nos quieren ni como alimento, ni para ensuciarse los colmillos o las garras.

Los nacidos en cautividad, los ciudadanos o contribuyentes nada tienen que ver con las leyes de la naturaleza. La especie humana social contemporánea a este escrito es una especie invasora surgida de una aciaga mutación. En algún momento los primeros primates usaron utensilios artesanales fabricados con piedras y metales contaminados con elementos radiactivos y se llevaron a la boca aquellos instrumentos toscos envenenados, cortaron alimentos con ellos o bebieron agua. Y así se pudrió su ADN primordial.

Y al igual que Gregorio Samsa, la especie humana un día despertó como insecto en una mezquina mañana de credos, mandamientos, leyes, fe en el estado/dios y servilismo paranoico.

Por ello, el resto de las especies animales nos rechazan como alimento, detectan que somos carne emponzoñada.

No hay otra explicación para esto a lo que se ha llegado y que los idiotas (líneas genéticas degradadas respecto a los humanos originales) llaman globalidad.

En el fondo reconocen, como un instinto primigenio residual, que no somos merecedores de llamarnos humanidad. La población de homínidos parlantes en el planeta es una globalidad cuyos especímenes sin identidad se confunden unos con otros, nada tienen de humanidad.

Sólo nacen con el don de la obediencia y fe en el estado/dios, inconscientes de que han nacido para sacrificarse por esas reinas gordas como cerdos que expelen como excrementos sus leyes, mandamientos, decretos, dogmas y condenas.

Sólo cuando les queda unos días de vida se les permite descansar para evitar el gasto y molestia de retirar los cadáveres en sus puestos de trabajo y centros de explotación.

El estado/dios espera con avidez que las próximas generaciones desnaturalizadas, nazcan con antenas para controlarlas con el pensamiento y no con el teléfono móvil que se les implanta apenas pasan la infancia.

Pienso en todas las cosas malas que podría ocurrirle a la globalidad y desespero porque no le ocurre ninguna.

Por muchas catástrofes, guerras y epidemias que sufra la globalidad, apenas se resentirá porque es lo mismo que se dice de las cucarachas: será una especie superviviente que se alimentará de la descomposición de sus cadáveres si es necesario.

Nacen en cautividad, son explotados y sacrificados por el estado/dios y son incapaces de tener un instante de lucidez para reconocerse en el reflejo del espejo la monstruosa mutación que son.

Es lógico que exista cierto recelo en la colonia globalidad respecto a una hipotética visita de extraterrestres, porque cualquier especie inteligente del universo identificaría como plaga a esta mutación de la humanidad que es la globalidad de los sin rostro, sin pensamiento, sin libertad. En el momento que nazca un bebé con antenas de queratina, ya sería inconfundible la degradación de la especie y ningún ser de otro planeta dudará en limpiar el planeta de la plaga global; aquí radica mi único asomo de esperanza para que el planeta y sus especies se vean libres de una plaga de idiotas.




Iconoclasta

14 de julio de 2023

lp--Streaming, excremento, analfabetismo, cerebro y monos--ic

 

Pareciera caótico el título de este ensayo; pero tiene una lógica encadenación de acontecimientos. Una lógica aplastante, tanto como deprimente; aunque no pueda dejar de reír.

Y bueno, la mierda arrastra mierda. Y todo va a peor.

Vamos a deslizarnos por la sucia miseria de la actual sociedad.

Con la creación informática de los efectos especiales en el cine, se ha formado una avalancha de malas películas de aficionados caseros que ni siquiera usan actores, se juntan un grupo de amigos y mal graban lo que quiera que hagan.

Y claro, ahí están las voraces compañías de contenido audiovisual de pago por internet como Netflix, Prime Video, HBO, Filmín, Disney +, etc… Dispuestas a comprar toda la basura que se realiza para engordar su catálogo de ofertas a los suscriptores y futuros primos.

La chusma, la mediocridad que es mayoría en votar lo mismo y comer mierda, solo quiere que algo se mueva en la pantalla del móvil o el televisor. Y es algo que las compañías de series y películas saben y han experimentado durante ya muchos años.

Y es por ello que por días baja el nivel cultural del público y las compañías cobran un dineral por unas películas y series que diez años atrás nadie las vería ni gratis, ni colocados de farlopa.

Alimentar la mediocridad es destruir la cultura, conocimiento y arte.

No será extraño que alguien ponga de moda hacer muñequitos con excrementos humanos cocidos al horno y esmaltados como dijes para colgar del cuello; y miles y miles de tetudas culonas al ridículo estilo botero, luzcan su trozo de mierda entre las tetas.

Como lo lucirán también los tontos del culo que no salen de su cochecito, que tanto dinero les ha costado, durante el fin de semana y que les sirve para que las putas borrachas de discoteca o antro de sábado noche, les hagan alguna mamada a cambio de un paseo con derrape.

Y el máximo clímax de esta sociedad ridícula, palurda e ignorante será cuando los teléfonos dejen de fabricarse con teclado y así no se vean en el embarazoso aprieto de enviar algunas palabras analfabetas y dejar en evidencia su patológico analfabetismo.

La sociedad global está devorando su propio cerebro, y con la actual tasa de reproducción de la especie humana idiota, de frecuencia ratonil, y su evolución tan rápida hacia la imbecilidad; no tardará en nacer el primer bebé humano vivo sin cerebro, con el cráneo vacío.

A partir de ahí los monos dominarán La Tierra y criarán seres humanos para procesarlos como cortes de res (costilla, lomo, pechuga…), hamburguesas, casquería y huesos para el caldo.

Y no sería extraño así, que volviera a resurgir el conocimiento, el arte y la dignidad en una nueva especie.

Panda de tarados…



Iconoclasta