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22 de diciembre de 2017

Yo y Mi razón


Escribir es el más fascinante acto de egoísmo.
Todo deja de importar salvo el propio pensamiento. Cuando escribo solo existo Yo y solo existe Mi razón, mis ideas precisas y perfectas.
Impúdicas y sórdidas como los sueños de un enfermo mental.
La realidad que me rodea carece de importancia, porque la verdad la creo yo dentro de mi cerebro.
Las personas se convierten en cosas inferiores y sacrificables o utilizables en mis manos.
La moralidad es una hipocresía inconcebible en mi pensamiento y la ética es absolutamente despiadada.
Hay quien usa su habilidad literaria para alentar el intelecto, educar o emocionar. Bien por ellos, pero no son ejemplos que me gustan o me sienta tentado de seguir.
Yo soy otra cosa.
De hecho, no existe nada que me sirva de ejemplo.
Es fácil ser dios sabiendo plasmar precisa y claramente el pensamiento de forma tridimensional haciéndolo duradero, táctil e inviolable en el tiempo.
Escribir me eleva por encima de cualquier ser humano y cualquiera de las leyes humanas.
Soy absolutamente amado y envidiado.
Y nada ni nadie, puede impedir mi divinidad. Nadie…
Ninguna ley, ningún dictador, ninguna sociedad.
Siempre seré absolutamente libre e indomable, sea cual sea la situación. Los líderes de cualquier índole mueren en el mismo instante que nacen en mi ano; el excretor de miserias de todo tipo.
Mi vanidad es absolutamente impermeable a cualquier contaminación ajena a mi pensamiento hermético.
Acabo siempre concluyendo que todo está mal hecho (incluyendo humanos) porque no nací antes.
Y firmo mi pensamiento ajeno al mundo, con el humo de un cigarro cegando interesantemente mi ojo.
La ceniza ha caído sobre el papel y por tanto mi pensamiento, me gusta; da carisma. Soy perfecto hasta el final.




Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

19 de diciembre de 2017

Mirando las estrellas


Observar el cielo nocturno incontaminado por luces artificiales cercanas, provoca dos estados de ánimo:
1º. Asombro, admiración y cierta euforia ante la exultante belleza que forman miles y miles de estrellas y sus nebulosas.
2º. Insignificancia, pesar y tristeza. Tras unos minutos, cuando la visión se ha acostumbrado a esa oscuridad y se hacen nítidas las luces y sus agrupaciones; llega la sensación de ser pequeño, un insecto que a duras penas es consciente de su propia existencia. Tras un tiempo indefinido, mucho más corto de lo que pienso, llega el pesar, la pura realidad: no he visto nada del universo en el que me hallo o me contiene. Soy extraño en mi propio mundo.
Y por fin la tristeza, porque jamás lo podré ver, me falta vida para abarcar tanta multitud, tanta grandeza.
Moriré sin saber, sin conocer.
Entonces te busco, quiero que me localices en toda esa tristeza cósmica, amor. Porque me he perdido en el universo inmenso, en mi insignificancia misma.
Solo el calor de tus labios o la caricia de tu voz en mis sordos oídos pueden rescatarme y vencer el desaliento, el temor y la tristeza que me embarga.
Tus labios me darán la temperatura que necesito para seguir viviendo, la que las gélidas y lejanas estrellas me han robado. El frío universo me ha secado los labios y se me abren por un desconsuelo en esa helada y bella soledad.
Tu voz me devolverá en un susurro a la existencia, me hará hombre y ser vivo.
Por ti y ante ti, soy.
Tu existencia y tangibilidad es lo que me da vida.
No volveré a mirar jamás las estrellas, no tan profundamente si no estás a mi lado. Podría haber muerto ahí solo. Sin ti.
Me doy cuenta esperanzado, de que eres mi universo, el que hace bombear mi corazón y llevar la sangre donde debe.
Te amo con toda mi insignificancia.



Iconoclasta

17 de diciembre de 2017

No son meras palabras


Paso demasiado tiempo pensando en ti.

Si te digo que te amo y eres un ser superior, no son simples palabras.

No hay nada de simple en amar, es todo demasiado complicado.

No es simplemente complicado amar, entiéndeme. Es que en estos tiempos es un trabajo imposible: infinitas injerencias, horizontes artificiales, dolores y ausencias que se intercalan entre breves y escasos momentos de besos y caricias.

Los premios sucumben a los castigos, mi amor.

Vivir con angustia un decorado atroz y tú mi salvación.

Un sonido que me orienta en el sórdido caos es tu voz.

Amarte hace de mis palabras un mensaje secreto y desesperado. Grabado a conciencia en el alma y en la piel.

Porque no puedo perder el tiempo en banalidades; la vida se acaba, cielo.

Mis palabras son la justa frecuencia del sentir en un cifrado íntimo.

Eres insoportable en tu sensualidad.

Una perdición para un mortal como yo.





Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

16 de diciembre de 2017

Martirologio catalán

Se puede decir que los componentes del gobierno catalán cesado por golpista, ya han alcanzado la suficiente dimensión dramática para que el Vaticano publique El Nuevo Martirologio Catalán. Por supuesto, redactado en catalán del bueno. El latín que se lo metan en el culo.
Pobres millonarios mártires…
En mi vida, jamás había sido testigo de un drama de tal magnitud como ver a políticos pagando millones de fianza para evitar el trullo, y que aún les queden propiedades para dejar como aval.
O los que se pueden escapar como ningún ciudadano podría hacerlo: evitando ser detenidos y viviendo libres en cualquier país de mierda sin trabajar, sin preocupaciones económicas de ningún tipo.
Y no hablemos de los que están en la cárcel porque han sido más tontos que su jefe y siguen conmoviendo a la chusma, a esa misma peña que en su momento les embargaron sus casas por no poder pagar la hipoteca.
Todos esos timadores de la independencia catalana han sido elevados a rango de santos mártires por fanáticos “pacíficos” y “demócratas” que donan sus hijos a la “república de Catalunya”. Trabajadores en muchos casos que, aunque nacieran veinte veces, no ganarían el dinero que han ganado en cinco años sus ídolos santurrones.
Cuando se pierde la capacidad de crítica y se adquiere esa ingenuidad decadente iluminada por smartphones, la dignidad también desaparece por los intestinos. 
Sí, el independentismo catalán ha creado un nuevo Martirologio.
Pobres millonarios de mierda… Angelitos.
Los fanáticos son como esa mujer apaleada por su macho borracho y que aún lo ama y lo protege.
Sinceramente, los seguidores de los políticos (cualquiera) muy listos no son.
Tampoco es una novedad, es una cuestión de paciencia: los italianos con Mussolini, los rusos con Stalin, los alemanes con Hitler, los indios con Gandhi… Tontos ha habido y habrá siempre, es la historia interminable.




Iconoclasta

14 de diciembre de 2017

Artificios


Me quito las gafas de sol y el mundo me ofrece sus auténticos colores, los que mis ojos asimilan por si mismos.
Y es mucho más hermoso, con diferencia.
¿Qué explica la necesidad de protegerse con gafas de sol cuando cientos de miles de generaciones no lo hicieron? Porque nosotros somos el resultado de los que jamás las usaron.
El macho no necesitaba gafas de sol, sus ojos eran más fuertes y mejores o el pelo sobre los ojos era su defensa.
El macho no tenía necesidad de protegerse del sol porque su piel era dura, o no se afeitaba y la barba le protegía del sol y del frío.
La función de la hembra era parir y criar. No era apta para la caza, su masa muscular no era tan grande como la del macho. Por otra parte, si menstruaba podía ser olida por la presa u otro predador más fuerte que los humanos. Su tórax tiene más puntos débiles.
El macho muere antes que la hembra y no es tan eficaz y ágil mentalmente como ella.
Sin sexismo, solo es biología de cuando el ser humano era una bestia más.
No hay comparación alguna con el presente, donde ambos sexos combaten entre sí por formar parte notoria e importante de la sociedad.
Los hombres ahora quieren compartir el descanso de su mujer tras haber parido. Es indigno, es usurpación.
La envidia consigue rasgar las más elementales éticas. Y la pereza, y el miedo, y la avaricia…
Gracias a la artificialidad de la sociedad, las mujeres practican deportes para los cuales no están preparadas y los hombres pueden volver a follar gracias a la química.
Y en general, todos viven demasiado tiempo, el suficiente para despertar el hastío en mi cerebro lento, pesado y hostil.
Quisiera el cerebro de la hembra…
Es razonable que ingenuidad y cobardía se extiendan tan rápidamente entre la maraña del genoma humano.
Las plagas evolucionan con más rapidez que los individuos.
Hay cosas que están bien: hablar con ella, sonreír con ella, crear con ella, estar dentro de ella…
Y lo que está bien no se ha de mentar para que no lo estropee nadie.
No es malo el presente, es artificial.




Iconoclasta

6 de diciembre de 2017

A dos renglones de vida


Cuando muera y deje de existir ¿qué será de mí sin ti? Porque no habrá nada que contenga todo este amor que a duras penas me deja caminar, casi arrastrarme hacia ti.
No seré responsable de convertirme en una bola de fuego incinerador, una nube dejando caer cuchillos de hielo. Un humo radiactivo.
O un viento que ruge tu nombre arrancando la piel de los seres humanos.
¿Qué será de mí sin ti? Todo este amor… Tantas promesas de estar juntos toda la eternidad.
Desoímos la decadencia del cuerpo, no por ingenuidad; solo por supervivencia y evitar la mortificación de pensar en no tenernos un día.
Este que ha llegado para mí.
Te dejo sola, mi amor.
El corazón apenas late un segundo y se detiene cuatro.
¿Sabes lo que cuesta respirar? Los pulmones plegados como las alas de un murciélago durmiente.
Y la ira de dejarte…
No puedo combatir la fulgurante descomposición de mis células. Cuando lucho por tomar aire, me olvido de que te amo. No pienso en ti cuando llevo la mano al pecho y golpeo el corazón para arrancar un latido más.
Perdóname.
Duele un millón morir, cielo.
Te escribo en una agonía de cuerpo y amor, cuando llegues a casa seré cadáver.
Abre las ventanas, no respires el vacío que he dejado; podría ser malo.
Temo ser tóxico sin ti.
Te podría escribir que si encuentro algún medio para volver a ti, lo haré. Volveré contigo…
Pero morir es tan terrible que no puedo ejercer la esperanza o la fantasía, mi amor. Vivir un segundo más anula toda otra consideración.
Cada vez soy menos y veo el mundo por las rendijas de los párpados que apenas puedo mantener abiertos. Lo escrito desaparece dos líneas más arriba.
Dos renglones me quedan de vida, de amarte.
No he sido eterno, mi vida.
No nos engañamos, ¿verdad?
Pero fue hermosa la fantasía.
Y era necesario un grado de ilusión entre tanta realidad.
Te amo, ahora, en este último renglón de mi vida.




Iconoclasta
Foto de Iconoclasta

3 de diciembre de 2017

El fracaso de la 2ª República Española



Se ha escrito demasiado de este asunto, lo malo es que estos escritores suelen creer en la política y con una increíble ingenuidad aceptan, transcriben, razonan y disculpan los datos acumulados en las hemerotecas y documentación oficial de ese período. Todos vienen a decir lo mismo, desde su simpatía teñida hacia la izquierda, la derecha, el catolicismo o el ateísmo.
Cuando no caen en la hagiografía, pretenden ser cuidadosos para no parecer radicales a unos y a otros bandos.
El peor delito de un escritor es ser ambiguo, porque la ambigüedad va en contra de la claridad del mensaje que un medio escrito debe ofrecer. La ambigüedad ya tiene su propio medio que es la retórica, sobre todo la discursiva.
Lea lo que lea sobre la república y la guerra civil, la sensación que siento, es que me sumerjo en una penumbra que no dice nada y ofende mi inteligencia: tantas palabras escritas para decir nada, es una tomadura de pelo.
Cuando leo libros y artículos referentes a la 2ª República Española, debo detenerme, no dejarme engañar por las supuestas estrategias que los sesudos historiadores y politólogos desean destacar y explicar para alardear de un profundo conocimiento.
Debo dejar de leer para escuchar a mi propio pensamiento y sacar la auténtica razón de ese fracaso de gobierno y la guerra que acabó con él.
Y entonces, todo es más sencillo y razonable: a veces es necesaria la amputación y otras veces, sacrificar al animal que padece sin esperanza de vida, sea racional o irracional.
España por aquel entonces (1931-1939), era un organismo podrido hasta la médula por la metástasis de un cáncer que dejó el rey Alfonso XIII y su lacayo y ahijado José Antonio Primo de Rivera, el fundador de la Falange Española, que quiso eternizar la miseria con cruces y yugos en la clase campesina del sur.
Por mucho que pese reconocerlo, el aborto que era Franco no acabó con la 2ª República Española.
Franco fue la consecuencia, el germen infeccioso de una sociedad caótica, sin gobierno ni leyes que paliaran el hambre y la desmesurada ambición de la burguesía catalana, los amos de los esclavos mineros y fundiciones del País Vasco, los señoritos latifundistas del sur, los falangistas que eran los burgueses de Castilla y así un listado que llenaría varias páginas.
La república fue destruida por la negligencia e ingenuidad de unos políticos burgueses, tan bien acomodados, como lejanos del hambre que padecían obreros y campesinos en toda España.
Solo en casos excepcionales, cuando había asesinatos de funcionarios policiales o militares, miraban a los pobres con sorpresa; no se habían dado cuenta de que en su país de mierda había esclavitud y muerte por hambre.
E inadvertidas también pasaban las muertes de niños y hombres esclavizados en las empresas textiles catalanas.
Cataluña siempre ha sabido llevar con secretismo el abuso de su burguesía fascista contra sus trabajadores.
La gente pasaba hambre y moría por ello. Esclavos en el norte y en el sur.
Entiendo que antes que morir de hambre, hay que robar o matar (yo lo haría). Es una ley básica de la dignidad, la supervivencia no está sujeta a ninguna ley o moral.
La negligencia y dejadez de presidentes y jefes de gobierno de la 2ª República permitió que creciera el hongo infecto del patriotismo militar. Alimentándose de él, un corrupto oficial que compró con el dinero que robaba de los presupuestos de dotaciones militares en Marruecos, el cargo de general (como tantos otros); engordó como el gusano de la putrefacción que se alimentaba de mierda: Franco.
El ejército español en África era un auténtico gobierno militar de corruptos, y además obvios y visibles. No era una sociedad secreta, ni por asomo.
Los anarquistas esnobistas tiroteándose en las calles contra los falangistas hipercatólicos y recalcitrantes
Los sindicatos eran una nulidad absoluta en el aspecto laboral y constituían una mafia que cobraba protección a los obreros. No hacían absolutamente nada por ellos.
Y en el parlamento español, no se hacía otra cosa que tertulias de taberna lujosa y peleas de burócratas por conseguir un cargo público de importancia. Las discusiones en las cortes eran solo un pedante concurso del ingenio y la retórica de esos niños mimados que eran los políticos de la 2ª República. Un alarde banal e injustificado en un país que se había ido hace años a la mierda.
Todo ello bien entrado el siglo XX, cuando en el Reino Unido ya había un potente sindicato que defendía (o lo intentaba) a los mineros, por ejemplo.
España era una aldea atroz, el hecho de que se dijera en Europa que África se encontraba tras los Pirineos, no era un chiste.
Semejante caos había creado un gobierno y una sociedad irrecuperable.
Debía destruirse completamente el país y volver a empezar de nuevo.
Es lo que ocurrió con el peor individuo que existía: Franco.
Ya no hubo libertad de expresión, ni tregua en los asesinatos y torturas diarias del régimen franquista, hasta que ETA en 1973 salvó a España de ese goteo de asesinatos y abusos matando al sucesor de Franco: Carrero Blanco.
Tantos años perdidos hasta entonces y cuántos borregos domados y condicionados a la férrea moralina del marrano generalísimo, germen desasosegadoramente longevo de la podredumbre de una sociedad.
No se puede olvidar que gracias a lo que hoy es una organización mafioso-terrorista, en su día abrió el paso al espejismo de la libertad que, en segundos, degeneró en democracia.
Porque al fin y al cabo, la democracia no tiene nada de libertad ni justicia. Simplemente es una metodología de gobierno, en el que la represión hacia el pueblo se lleva a cabo por medios electorales haciendo así responsables a los votantes de las malas actuaciones de los políticos que han elegido. Eso sumado a una tasa de impuestos que culmina con una declaración de renta anual, es la forma más sombría del poder.
Una forma de control copiada de la burocracia soviética, con la que se atemoriza a la clase obrera con fuertes multas y penalizaciones, creando una angustiosa sensación de control total en el núcleo mismo de las familias.
Por medio de los impuestos, con algo aparentemente tan banal, las democracias ejercen la total e íntima represión en los ciudadanos, tan profunda, que se mete en sus hogares como un miembro más de la familia.
Siempre es mejor esto que un general salido de la mierda, tome el mando y asesine indiscriminadamente y con el apoyo de la Iglesia, a todos aquellos que no le gusten, según su humor, según la cantidad de azúcar en su café de mierda, si ha follado o no, etcétera…
En cuestiones políticas y sociales, solo se puede optar por lo malo o lo menos malo, porque no hay nada bueno.
Lo único en común que hay entre aquellos tiempos de caos, y los de acomodada ingenuidad actuales; es el ejército.
Sea cual sea el país, existe el ejército para proceder a la destrucción de lo que está podrido. Al igual que los curas, los militares son una institución absolutamente dogmatizada hacia el amor a la patria y no les cuesta una mierda declararse protectores de la nación, sea cual sea.
Es necesario afirmar esto, porque hay muchos que piensan con su teléfono móvil en la mano, que en estos tiempos no puede haber una guerra.
Bueno, Santa Claus entrará pronto en sus casas, seguro.




Iconoclasta

28 de noviembre de 2017

Ser sombra


No quiero ser rico, famoso, admirado, inventor, creador, buen hombre, mal hombre, tener la polla gorda y larga o un cerebro privilegiado. No pretendo ser amado, no pretendo ser sonreído.
No pretendo ser especial.
Me basta ser una sombra que emerge entre la oscuridad de vez en cuando.
Ser anodino y sórdido no es pedir demasiado.
Ser sombra de la sombra, un borrón que se mueve y crees que ha sido un fallo en tu visión adormilada.
No quiero ser sólido para llenarte toda, cubrirte toda como un vapor.
Un gas en tu coño y en tu boca.
Me basta ser esa cosa oscura e informe que se mueve cuando se apagan las luces o sucumbe el sol. En la habitación donde yaces en la cama, o en el sillón en el que dormitas con las piernas separadas, pensando que es tu íntimo momento de descanso.
Ser sombra arrastrándose por tu piel, el sueño extraño en tu cabeza y la humedad en tu coño que se abre ante mi aliento obsceno.
Soy la oscuridad íntima, testigo de tus gemidos nocturnos, de los que no te acordarás. Ni recordarás mis dedos sombríos separando los labios resbaladizos que tus muslos han dejado de proteger.
Ni mi sombrío pene dejando un rastro húmedo y viscoso en tu vientre camino de tu raja, de esa sima también oscura de placer y blasfemias secretas, jamás escritas, jamás dichas.
Mi puta polla anodina invadiéndote una y otra y otra y otra vez…  Con la furia de amarte y follarte.
Violarte y rendirte culto.
Observarte sufriendo y gozando la extraña penetración profunda, corriéndote inmóvil por unas manos oscuras que sujetan tus brazos por encima de la cabeza.
Ser sombra en tus paredes, en tus noches.
En el frío y el calor...
En los días de lluvia y viento, cuando los ruidos del mundo se solapan con mis jadeos sobre y dentro de ti.
Lo negro que te desea, lo que te ama hasta renegar de ser hombre y convertirse en un fluido lamiendo tu coño y besando tus labios gimientes.
Secreto, anodino, ignorado…
Sombra y paranoia…
Me condenaste en el mismo instante que apareciste en el mundo.
Y cada día volver de nuevo a la oscuridad.
Ser la sombra cansada y saciada que te besa desde las paredes en la penumbra que antecede al amanecer.
Ser la oscuridad que se diluye cuando tus ojos empiezan a parpadear y bostezas acariciando tu sexo bajo la sábana, dulcemente anegado, cálidamente viscoso.
Soy la última oscuridad que habita tu mundo cuando pospones el momento de salir de la cama con los muslos brillantes aún por lo que cometí contigo, hace apenas unos segundos. Cuando sonríes ya consciente, pensando en qué has soñado para despertar tan caliente, tan húmeda…
Ser sombra, ser nada es mejor que no estar en ti.




Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.

26 de noviembre de 2017

El alma desmontable


Si existiera el alma en el cuerpo del ser humano, tal y como muchas religiones e individuos creen; de tal forma que efectivamente se pudiera separar del cuerpo; el alma iría a precio de perejil y el diablo no ofertaría importantes dones a cambio de esa miseria.
Sería todo tan poco romántico, que al sentarnos en el cagadero no habría disquisiciones teológicas de paraíso e infierno producidas por el estreñimiento, ya que la peña conocería muy de antemano su mediocre final.
Sigamos la lógica, si desmontas el alma del cuerpo, te queda un cuerpo vacío. Si el cuerpo está vacío, no hay humanidad y por lo tanto se puede usar sin ningún escrúpulo (matar un cuerpo no-humano no iría en contra de ninguna ley civil y religiosa) como almacén de repuestos para políticos y gente adinerada y con poder. O bien como abono de bonsáis, por ejemplo.
Respecto a las almas, se embotellarían (talmente como las hadas del videojuego La leyenda de Zelda) y con una barata manufacturación, servirían como ambientadores en casas, cines, burdeles y grandes almacenes.
Si el alma se disocia del cuerpo, nos convertimos en una cosa de carne y en un vapor que vuela libre y por lo tanto, susceptible de ser envasado.
Consideraos afortunados de que eso del alma sea un cuento. El cerebro es el que crea el pensamiento, las emociones, las bondades, las maldades y las ganas de follar. Es obvio que el cerebro es más funcional en algunos individuos que en otros; pero seas idiota o no, lo tienes.
Así que la espiritualidad y los excesos físicos de toda índole se han de practicar mientras haya cerebro. Esperar algo tras la descomposición del cerebro, sería tanto como creer que la virgen María quedó preñada por una paloma y que murió virgen, claro.
Si de verdad hubiera un alma desmontable, rezad para no acabar como ambientador o abono.
Ser absurdo es como contar un chiste: hace los largos minutos más entretenidos y llevaderos cuando no estás cagando.




Iconoclasta

23 de noviembre de 2017

Ataque alienígena, de Gerardo Campani



Mi viejo amigo y colega Gerardo Campani, me envió una genialidad. Uno de sus elegantes sarcasmos, o tal vez desengaños.
Quisiéramos que de verdad nos visitaran seres de otro planeta, es una buena ilusión, no puede hacer daño. Pero se impone la realidad y todo buen escritor sabe cuando salir de las fantasías; porque es la mediocre realidad lo que permite crear otras. Si te instalas en las leyendas urbanas y los chismorreos de prensa sensacionalista, estás perdido y ya no puedes recurrir a ese sarcasmo y crítica tan necesarios para imaginar mundos y situaciones mejores o peores; pero siempre más interesantes.
Tuve un desengaño muy parecido al que el describe en el final de este texto; pero no lo voy a contar, porque el suyo es infinitamente mejor. A lo que iba, es que lo comprendo. Maldita ingenuidad.
Un abrazo querido amigo, poeta Gerardo.
Disfrutadlo.
Iconoclasta.


FRAGMENTO DEL REPORTAJE A UN AVIADOR, EN UN PROGRAMA DE TELEVISIÓN (1993) DEDICADO AL FENÓMENO DEL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS. BLOQUE FINAL.

P. ¿Sabe Ud. lo que es el Triángulo de las Bermudas?
R. Por supuesto.
(Silencio incómodo.)
P. Cuénteme, por favor, a qué se dedica.
R. Soy piloto comercial.
P. Voló alguna vez en esa zona?
R. Sí, claro, durante treinta y cinco años.
P. ¿Treinta y cinco años? 
R. Sí, hasta que me jubilé. Prácticamente, toda una vida.
P. ¿Habrá visto muchas cosas, entonces, no?
R. Bueno, claro… en tantos años…
P. ¿Cosas raras?
R. No. 
P. ¿No?
R. No.
P. Pero Ud, sabrá lo que se dice de esa zona, ¿no?
R. Sí, claro, tengo noticias por las revistas, los libros…
P. ¿Y Ud. nunca vio nada?
R. No, nunca. Fenómenos naturales sí, claro, muchos, pero nada más.
P. ¿Nunca tuvo una experiencia… digamos… inexplicable?
R. No, nunca. Temporales, fallas del motor, solamente esas cosas.
P. ¿Y nunca le contaron…?
R. Vea, tengo muchos miles de horas de vuelo en esa zona, precisamente, y nunca vi nada, ni me contaron de primera mano nada, tampoco.
P. ¿Colegas suyos, dice?
R. Sí. Ningún aviador de la compañía, que cubría todas las Antillas, vio nada raro, que yo sepa. Eso sí, algunos contaron que le contaron, pero nada más. De primera mano, nada.
(La expresión del periodista era de incredulidad. El reportaje, espontáneo, resultó insólito.)


FRAGMENTO DEL REPORTAJE A UN ASTRÓNOMO DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA, EN UNA RADIO DE ROSARIO (1997)

P. ¿Qué opina Ud. de los OVNIS?
R. No opino nada en especial: el mismo nombre lo dice todo.
P. ¿Puede especificar un poco más eso?
R. Sí, claro, un satélite artificial, por ejemplo, para quien no sabe de qué se trata, puede considerarse un objeto volador, aunque no vuele, precisamente, y si el que lo ve no tiene noticia, es no identificado para él.
P. Pero un satélite artificial no cambia bruscamente de dirección.
R. No, absolutamente no.
P. Sin embargo mucha gente ha visto ese tipo de fenómeno.
R. Sí, eso dicen.
P. ¿Y Ud, nunca vio nada por el estilo?
R. La verdad que no. Tengo sesenta años, y desde los veinte que observo el cielo nocturno, a simple vista, con el telescopio del Observatorio, con instrumental muy complejo, y nunca vi ni registré nada que me haga tener en cuenta esa hipótesis.
P. Entonces… ¿la descarta de plano?
R. No, no la descarto, pero me resulta muy sospechoso que ni yo ni ninguno de los operadores de otros observatorios con los que me comunico hayan jamás registrado nada.


FRAGMENTO DEL REPORTAJE A UN OPERADOR DE UN AEROPUERTO PATAGÓNICO, EN UNA RADIO DE BUENOS AIRES (1981)

P. Bueno, ¿qué me cuenta de lo del martes?
R. El martes fue un día normal. Me enteré de la invasión marciana el jueves, por los diarios.
P. ¿No es verdad que en el radar del aeropuerto se registraron objetos no identificados?
R. No. En absoluto. Puede preguntarle a cualquiera de los que estuvimos allí esa noche. Además, están los registros a disposición de cualquier periodista que se acredite.
P. ¿Y el apagón?
R. El apagón fue solamente en el sector sur de la ciudad. Se debió a un desperfecto en un generador. El aeropuerto en ningún momento tuvo problemas de suministro.
P. ¿Así que no se registró nada ni se vio nada?
R. Nada de nada. No sé de dónde salió esa macana.
P. ¿Macana? Pero hay decenas de testimonios.
R. Vaya a saber. Justamente yo vivo en la zona en donde se produjo el corte, y ni mi mujer ni mis vecinos vieron nada, tampoco.
P. Algunos dicen que ustedes tienen órdenes de no hablar.
R. Pero qué disparate, Dios mío. ¿Quién podría haber dado esa orden? ¿Y por qué habríamos de obedecerla? Es absurdo. 
P. ¿Y cómo explica el hecho de que hay  tantos testimonios?
R. Mire, no lo tome a mal, pero quien debe explicarlo es el periodismo, no yo.
P. Es lo que estoy intentando, Señor…
R. Bueno, le propongo algo, una idea, nomás. Cite a cincuenta personas que no vieron nada y a cincuenta que dicen que vieron. Observe si los cincuenta que no vimos nada tenemos pinta de conspiradores, y si los cincuenta que dicen que vieron tienen un perfil de delirantes. Y saque sus conclusiones.
P. ¿Está acaso prejuzgando?
R. No, no se trata de prejuicios sino de juicios. Personalmente, ninguna persona razonable de mi confianza le da crédito a esas cosas; y he conocido algunos ufólogos… que… la verdad…

º º º

Nuestra vida es tan chata y monótona que, aunque seamos escépticos, abrigamos muy profunda e involuntariamente, un ansia de sobrenaturalidad, magia, o como se llame.
Una noche tarde, tirando ya a madrugada, caminaba solo por calle España rumbo a San Luis. Hacía frío, el aire estaba muy húmedo y el silencio era sepulcral. No había un alma en la calle. De pronto vi en el cielo encapotado unas luces como nunca había visto antes: rayos que se proyectaban girando sobre las partículas de vapor y smog suspendidas en el cielo, al tiempo que una sirena (como esas que anteceden a los ataques aéreos) ululaba como venida de otro mundo.
—Cagamos —me dije, derrotado—, era cierto. Nos invaden los extraterrestres.
Mantuve la compostura, sin embargo, y llegué hasta San Luis. Allí el ulular misterioso se escuchaba más como lo que era: una alarma antirrobo, activada seguramente por alguna falla. A un muchacho con el que me crucé le pregunté señalando el cielo:
“—Che, ¿qué son esas luces?
—Ah, los reflectores del Carrefour, hacen eso todas las noches. Como publicidad.
—Me cago en la mierda. Yo pensé que nos atacaban los marcianos.
—Sí, parece eso, ¿no? —dijo amablemente, siguiendo en su derrotero.
Claro, esa publicidad del Carrefour era la primera vez que yo la veía. Además, la alarma, que en San Luis era reconocible, desde calle España se oía distorsionada, misteriosa.
Ay, qué vida de mierda la mía. Por un momento sentí el vértigo de ser tal vez abducido hacia Ganímedes, por lo menos. Y de repente: nada. Un pelotudo que activa una alarma antirrobo por torpe; los hijos de puta del Carrefour jugando con los reflectores. Y yo, desencantado, esperando el ómnibus que me lleve a casa, a tomarme una ginebra reparadora e irme a dormir como un infeliz.
En la espera solitaria, fumando, canté bajito ese tango que dice:

¿Cómo querés que te quiera 
una minusa moderna
que busca un muchacho pierna,
si vos sos un pajarón?


De Gerardo Campani, 23 abril 2012.

22 de noviembre de 2017

Comunicación en redes sociales: propuestas y análisis


La comunicación, la que se ejerce simplemente por hacerse notar, sin ningún mensaje claro y ameno que transmitir; conduce al empobrecimiento del lenguaje y con ello, más analfabetos al poder de una forma totalmente indiscriminada y peligrosa.
No se deberían vender teléfonos con teclado alfanumérico a cualquiera, es malo. Debería haber versiones potentes y completamente multimedia, pero sin teclado, solo un menú para elegir emoticonos, monosílabos y palabras sencillas de uso habitual con un máximo de cuatro letras.
Con eso sobra y basta para las funciones de redes sociales y mensajería.
Algo así como la democracia y el voto: cada cual elige una papeleta sin saber que significa. Es cuestión de azar y que esté en el lugar adecuado.
Porque la claridad y precisión de la expresión escrita no admite analfabetismo disfrazado de anarquía esnobista; ya existe el tam-tam africano si alguien quiere ser ácrata de mierda expresándose.
Tiene que haber claridad en el mensaje para definir con precisión la verdad, y lo que es más importante y a mí me interesa más: la mentira.
Sin claridad, sin conocer el código de escritura, no se puede mentir bien.
A mí no me preocupa; pero a los que ignoran su analfabetismo, debería preocuparles mucho.
Más soluciones para los que tienen ansias de escribir por puro aburrimiento y no saben una mierda: los investigadores usan con los monos unos pizarrones en los que hay dibujados plátanos, pelotas, cuerdas, agua, etc…
Este mismo sistema cumpliría a la perfección su cometido comunicativo en Twiter, Facebook, Instagram, etc… Debería implementarse como opción en una barra de herramientas, accesible para los simi… usuarios.
Y en cuatro días, todos lo usarían con gran jolgorio. Un éxito brutal.
También existe la tortura física (la psicológica no serviría de nada, ya que hay poca psique) como medida correctora. Alguien con las uñas arrancadas en vivo, sin anestesia y sin higiene, no siente especiales ganas de teclear sus analfabetismos.
Recordemos que por mucho menos, se quemaba (no, no me he equivocado; no se escribe “kemava”, genios) a un judío en el siglo pasado.




Iconoclasta

21 de noviembre de 2017

Últimos lamentos de impureza


 “Tu menstruación es un excremento líquido, las partes podridas de tu naturaleza corrupta.
No deberías sentirte orgullosa de menstruar, solo aliviada por expulsar todo ese veneno y podredumbre de tu organismo.
Esa misma sangre sucia que en tu cabeza y corazón hace las ideas pestilentes.
Te odio por encima de todas las cosas y seres.
Te odio porque me haces impuro, por ti deambulo con esta cosa que crece y se endurece entre mis calzones.
Mi padre es La Palabra y a él me debo.
Mi odio es bíblico.
Tus paños de entrepierna son mortajas de la miseria humana. Cada coágulo mezclado con los pelos de tu coño, es un feto de algo deforme y ominoso.
Padre creó cosas hermosas; pero tus calzones sucios de sanguínea impureza anulan cualquier consideración de belleza y amor.
Te cosería el coño con tiras de piel de puerco para que la sangre no saliera y te ahogara por dentro; pero estoy hambriento de ti.
Envuelve esto duro que me humilla y me hace hombre vulgar, con ese paño sucio que anida como una babosa destripada entre tus piernas. Que mi flujo seminal diluya la sangre sucia de tu coño.
Retuerce así mi cosa dura con dolor y que la menstruación que se escurra del obsceno paño me bañe el vientre. Le gritaré a Padre que por él, me sacrifico ensuciándome de ignominia.
Por su amor me hago impuro contigo, prostituta.
Pero ningún hijo mío crecerá en tu repugnante matriz.
Llévate como siempre a la boca mi cosa dura y goteante. Y gime falsa y corrupta por las monedas que he tirado en el rincón de tu casa donde habitan las ratas y los restos de hijos que no nacieron.
Cuando me claven en la cruz, que mi sangre limpia y divina bañe tu rostro. Que Padre no te perdone y menstrues así, hasta quedar vacía de sangre y alma.
Me has hecho impuro al yacer contigo, porque no puedo dejar de hacerlo sangres o no. Te pago con las monedas que los pobres necesitan; por lamer la sangre que mana espesa por tus muslos.
Estoy condenado.
¿Quién me redimirá?
Tú me condenas, serpiente.
Por ti muero impuro, Magdalena.”





Conservo como un tesoro este trozo de tela donde Jesús escribió su paranoia de remordimiento en Getsemaní. Se lo arrebaté de las manos cuando lloraba su hipocresía arrodillado y humillado, le escupí a la cara y no lo decapité porque quería verlo clavado en la cruz.
Estaba tan enfermo como lo está su padre Dios y sus leyes idiotas.
Cuando lo mate, cuando rebane su divino cuello; le meteré en su muerta boca el testamento de su Hijo crucificado tan teatralmente para nada.
Mi Dama Oscura no menstrua, la sangre que mana de su coño es la hemorragia que le provoca mi impúdico y brutal rabo. Ella no es de Dios, es solo mía.
Y es absolutamente pura e incontaminada.
Salvaje…
Siempre sangriento: 666

“Cuando la mujer tenga la menstruación permanecerá impura siete días y quien la toque será impuro hasta la tarde. El lecho en el que ella duerme mientras dura su impureza y los muebles en los que se siente durante la menstruación, serán impuros”.
“Si un hombre yace con ella, contraerá la impureza de la menstruación y será impuro siete días. Todo lecho sobre el que él se acueste será impuro”.
(La Biblia. Levítico, capítulo 15, versículos 19 y 24)




Iconoclasta

14 de noviembre de 2017

Te digo del viento


Te digo que el viento es tan fuerte, que me roba el aire que he de respirar y por unos segundos, siento asfixiarme.

Te digo que el viento se ha llevado el polvo del camino y ha dejado la tierra desamparada, cuarteada y dura. Ha borrado todas las huellas y las que se pudieran hacer. Como si nunca hubiera estado.

Nunca estaré, no quedará nada de mí, dice el pérfido viento.
Si en polvo nos convertimos al morir, el viento ha arrastrado a los muertos de esta tierra. Aquí, ahora solo quedan vivos que temen morir aplastados por las cosas que el viento les lanza furioso.

Se ha llevado las nubes y parece querer llevarse el sol, que flaquea en su brillo.
El viento aúlla y su salvaje odio quiere arrancar los árboles que intentan tumbarse llorando verde de puro terror.
Lágrimas arremolinándose…

El viento me da un poco de miedo porque mueve el banco en el que me siento para escribirte estas cosas que solo pueden pensarse en soledad.
Y piensa quien me ve escribir sentado contra el viento, que es terrible estar tan solo.
Tiene razón en lo de estar solo; pero no es terrible.

El viento frío como una muerte, como una anestesia inyectada en la vena; me roba la humedad de los labios y los parte. Me arrebata el calor de las mejillas y en algún momento me hace temblar sin control; pero lo extraño es que el corazón parece hervir, parece un fuego atizado en una fragua.

Corazón ardiente y dedos fríos porque no se puede escribir con guantes: pierdes el contacto contigo mismo.
Si tiene que doler, que duela.

Te digo del viento en soledad, porque si estuvieras a mi lado, no podría prestar atención más que a tus ojos y tus labios. A tus palabras y silencios.
Concluyo que eres más poderosa que el viento.
Eres la que atiza el fuego del corazón que el viento no puede apagar.
La creadora de una soledad, que el viento no arrastra, sino trae.

Te digo palabras que el viento no se podrá llevar, las escribo con tinta de plomo en un cuaderno que ni el viento arrancará de mis fríos dedos.

Es hora de volver a casa, sin huellas.
Invisible y efímeramente.

Adiós.



Iconoclasta

13 de noviembre de 2017

La aberración de un dios


La idea de un dios es un concepto aberrante para la razón y la ética; pero consuela la pusilanimidad y el oscurantismo de la ignorancia ingenua. También ayuda a los que conocen absolutamente la vida en toda su magnitud (los menos), con una sabiduría cuasi “einsteniana”.
Ante todo, consuela del miedo a la muerte. Porque si te mueres no mueres, sea en el infierno o en el cielo, seguirás existiendo.
A pesar de que los que han muerto no aparecen jamás, es aceptado el hecho de que morir es comenzar a vivir en otro “plano”.
Es un temible acto de fe que requiere de toda la ingenuidad que el cerebro puede crear.
No hay misterio alguno en el mito de un dios, no hay mensajes ocultos.
Tan solo hay delirios en los creyentes y sus sacerdotes o santones.
Y sin embargo, siento admiración por esa ingenuidad pueril de la que hacen gala las personas cultas capaces de desarrollar lógicas y conceptos tangibles, medidos, calculados y probados; porque han elegido la fe escrupulosamente. Con toda su significación, aceptando el sarcasmo de la existencia de un todopoderoso y omnipresente a pesar de todo lo que ocurre y lo que no. Es una extraña disciplina que se han impuesto. Tal vez un intento de aplacar una vida llena de banalidades e imperfecciones que no les llena y los conduce vertiginosamente a la nada.
Porque al final, mejor vivir con optimismo que como yo.
Si existiera alguna deidad todopoderosa, sería un ser absolutamente degenerado, enfermo mental e imbécil.
Porque dios ayuda al violador, le proporciona el momento y a la niña o mujer que ha de violar. Luego, si hay suerte castigará al violador. Sin embargo, con toda probabilidad, dejará herida o incluso muerta a la víctima.
Dios proporciona personas a las que decapitar y a las que llenar de oro sin ningún criterio, insultando a la justicia.
Dios ayuda al ladrón y hunde en la miseria a la víctima.
Dios ayudó a los alemanes a extinguir a millones de judíos.
Cuando hay un dios de por medio, es así en toda situación, en todo momento: las víctimas piden por su salvación, pero los dioses han escuchado primero a los asesinos.

Te pudre una pierna y hay que darle gracias porque te ha salvado luego la vida.
—Gracias a dios lo has podido contar —dijo ella con voz conmovida cuando desperté de la anestesia.
—Dios me ha querido matar durante un año entero y no ha podido. No doy gracias por ello a nadie —le contesté harto de tonterías con la boca seca y la molestia de una sonda metida en la polla.
—Tú ya me entiendes —afirmó mirando a la ventana ignorando la blasfemia.
—Claro que te entiendo. Eres tú la que no comprende nada. Ese cobarde servilismo religioso me pudre más que la gangrena y el cáncer. Estoy vivo por mis cojones.
Y lloró. A mí me importó una mierda y encendí un cigarro en la cama del hospital.

El conflicto ético, el insulto a la inteligencia lo resuelven por medio de la inescrutabilidad divina.
Dios premia con muerte a las víctimas y al asesino “condena” a una longeva y rica vida. Quien crea en Dios, debe aceptar con resignación que todo es obra suya ¿no?
Precioso…
¿De verdad nadie se da cuenta de la manipulación?
La indignidad del miedo a morir es espantosa. Hace mierda la vida.
Si dios es un delirio enfermizo que ofende la ética, la justicia y el buen humor; los ignorantes crédulos son auténticos fetichistas de penes y vaginas hambrientas y temerosos. Flojera espiritual…
Es la naturaleza de la gran mayoría de la humanidad no tiene demasiado sentido reflexionar porque acabas con dolor de cabeza. Ha pasado demasiado tiempo y la estulticia se ha hecho gen en el ADN humano. Por ello, no se debería reprochar, insultar o menospreciar a la serpiente, al gusano, o al cerdo porque se arrastren o se revuelquen en sus excrementos. Nacieron así, como el ser humano.



Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.