Pobres millonarios mártires…
En mi vida, jamás había sido testigo de un drama de tal magnitud como ver a políticos pagando millones de fianza para evitar el trullo, y que aún les queden propiedades para dejar como aval.
O los que se pueden escapar como ningún ciudadano podría hacerlo: evitando ser detenidos y viviendo libres en cualquier país de mierda sin trabajar, sin preocupaciones económicas de ningún tipo.
Y no hablemos de los que están en la cárcel porque han sido más tontos que su jefe y siguen conmoviendo a la chusma, a esa misma peña que en su momento les embargaron sus casas por no poder pagar la hipoteca.
Todos esos timadores de la independencia catalana han sido elevados a rango de santos mártires por fanáticos “pacíficos” y “demócratas” que donan sus hijos a la “república de Catalunya”. Trabajadores en muchos casos que, aunque nacieran veinte veces, no ganarían el dinero que han ganado en cinco años sus ídolos santurrones.
Cuando se pierde la capacidad de crítica y se adquiere esa ingenuidad decadente iluminada por smartphones, la dignidad también desaparece por los intestinos.
Sí, el independentismo catalán ha creado un nuevo Martirologio.
Pobres millonarios de mierda… Angelitos.
Los fanáticos son como esa mujer apaleada por su macho borracho y que aún lo ama y lo protege.
Sinceramente, los seguidores de los políticos (cualquiera) muy listos no son.
Tampoco es una novedad, es una cuestión de paciencia: los italianos con Mussolini, los rusos con Stalin, los alemanes con Hitler, los indios con Gandhi… Tontos ha habido y habrá siempre, es la historia interminable.
Iconoclasta