Iconoclasta, provocación y otras utilidades para escapar del negro abismo del agobio.
24 de agosto de 2018
Constante universal de político y la lavadora
La relación proporcional entre un político cualquiera elegido al azar y una lavadora es: a igual número de vueltas y tiempo, el político crea más mierda consumiendo más energía, dinero y paciencia. La lavadora, en cualquiera de sus programas hará limpieza con absoluta diligencia y en el tiempo establecido.
Un político cualquiera de cualquier ideología, religión o época histórica, vivo, muerto o con el cerebro podrido, apoltronado en una silla de ruedas, es la antítesis absoluta de una lavadora.
Exactamente lo contrario. Su nexo en común son las vueltas que dan ambas cosas en círculos cerrados. La diferencia es la absoluta inutilidad de las vueltas del político. Las que dio, las que da, las que dará y las que podría dar si no lo hubieran matado. Precioso…
Todo el mundo sabe (y si no que aprendan de una puta vez que ya son viejos todos) que el político, por definición, es un ambicioso al que le espanta trabajar y como no deja de hablar, la gente llega a acostumbrarse a ellos como al zumbido de las moscas y les aplaude, los vota o los odia para que callen y poder ir de nuevo a sus asuntos.
En una democracia vale lo mismo (pongamos mi voto por ejemplo) el voto de un hombre inteligente, guapo, ingenioso, valiente y trabajador; que el de un analfabeto, borracho, cargado de hijos e incapaz de respirar por la nariz.
Ahí reside el secreto de que los ambiciosos, corruptos, asesinos y sectarios ganen elecciones. Son muchos más los que NO son como yo.
Los políticos, sean de la ralea que sean, están muy lejos de la eficiencia de una lavadora por vieja que sea; que por muchas vueltas que dé, hará su trabajo sin engaño alguno.
La puta clase política parasita la existencia, la lógica y la ética hasta hacerlas mierda.
Da miles de vueltas a asuntos y cuestiones par no hacer nada. Y en el mejor de los casos, crean mierda de la nada.
Los políticos no tienen inteligencia, habilidad, ni carisma. Eso es algo que les otorga el imaginario enfermizo de la población.
El político es un muñeco que habla nada, lanza mensajes que no consiguen tener el mínimo reto intelectual. Volvemos a lo mismo: dada la calidad intelectual y ética de los votantes, es lógico que ganen los políticos más hijo putas (como si existiera alguno que no lo fuera).
Así es fácil comprender y se torna lógico con una decepcionante facilidad que, un trozo de excremento seco como es el cadáver del asesino, pervertido, analfabeto y retrasado mental de Franco; siga enterrado en ese colosal y paranoico monumento a la ignorancia y el crimen, después de tantos años de estar muerto el bicho.
Dicen, tras casi cincuenta años, que van a sacar sus despojos. Bien, a ver si es verdad de mierda por fin. Y rápido, gilipollas.
Alguien habla en medio de todo este rollo del Valle de los Caídos, de los campos de exterminio nazis como ejemplos de la maldad de otro trozo de mierda genocida: Hitler.
Pero es mentira, pura cháchara.
Si mantienen los campos de exterminio en buen estado, es porque los alemanes (ejemplos superlativos sus políticos de democracia moderna), es porque aún tienen esperanzas de volver a ponerlos en funcionamiento cualquier día de estos.
No nací ayer, coño…
Respecto al resto de políticos muertos, deberían también ser exhumados de sus tumbas y enterrarlos de nuevo en fosas comunes bajo los urinarios públicos, bares y centros de ocio y borrachera.
Porque lo hicieron mal, empobrecieron y mataron a mucha gente y usaron sus esfuerzos para escalar como puercos al poder e influencia.
Como colofón concluyo que el político hace su mejor trabajo cuando muere.
Mientras tanto, mi absoluto apoyo y simpatía a mi lavadora.
N. del A.: Mis calzoncillos sucios al pie de lavadora, son un recurso estilístico artístico para dar mayor dramatismo e interés a la fotografía y en consecuencia, al texto.
N. del A.: Donde digo político, digo política también. No voy a estropear el texto y quitarle interés y ritmo por la estupidez de la inclusión de los cojones y el coño.
Iconoclasta
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21 de agosto de 2018
Diarios que aburren
Yo no escribo un diario. Escribir un diario en público es un acto de vanidad y por el mismo concepto de vanidad, es injustificada la importancia que se da el que escribe y describe su vida.
Yo no caigo en esa trampa estúpida de mirarme al espejo y ver el reflejo de un ser guapo, inteligente y sobre todo, interesante.
Hace eones que aprendí que todos los humanos son (creen) especiales. Y cuando los especiales son numerosos, se convierten en plaga y apestosa vulgaridad.
Me gusta escribir cosas interesantes que tras un tiempo YO pueda decir: “Hostia puta, la virgen… ¿Yo he escrito eso? Soy el puto dios”; pero jamás contaría cosas de mi asquerosa y aburrida vida.
Escribo para mentir y llegar a ser el más perfecto, creíble y detestable mentiroso.
La admiración me la paso por la raja culo con un trozo de papel todos los días.
Me suda la polla el electorado, los me gusta y el número de visitas. Si estuviera solo (qué hermoso) en el planeta, escribiría en la misma cantidad y condiciones. Tal vez más debido a la paz.
Ahora tan solo me basta con ver mis mentiras fabulosas e ingeniosas flotando en ese mar de mierda donde todos depositamos nuestros excrementos que es internet. Bueno, hay que reconocer que las figuras públicas y los que más seguidores tienen, cagan a ritmo de diarrea y verdaderas montañas. Se las deberían comer ellos y sus hijos y sus descendientes en treinta generaciones.
Por todo lo demás, si la misantropía fuera cancerígena se me debería agradecer y premiar por las millones de muertes que provocaría con solo unas palabras.
Odiar es más intenso y satisfactorio que amar.
Hay un salvaje deseo de sangre y destrucción en cada una de mis mentiras.
Los hay beatos, filántropos, amadores profesionales y estoy yo un poco por encima de la cadena alimentaria para equilibrar tanta mojigatería.
Con dieciséis años, una mujer de cuarenta y pocos (madre de un amigo) me hizo una mamada en el baño de su propia casa, estaba caliente porque se había divorciado hacía meses y no follaba. No me lo pidió, entró en el baño y giró mi cintura hacia ella cuando iba a mear y se la metió en la boca.
He pensado en denunciarla, porque ahora puedes sacar una pasta por estas cosas; pero me da vergüenza decir que tenía dieciséis años y que me tomen por un retrasado mental que no sabía lo que era una mamada y el semen corriendo por las comisuras de los labios de aquella mamá salida como una perra en celo.
De todas formas, me informaré con un abogado especialista en cometer fraudes y perjurios en la línea de #metoo a ver qué pasa.
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19 de agosto de 2018
Curso de verano de teología práctica
- ¿Dónde reside Dios?
- En mi rabo de venas palpitantes.
- ¿Hablas con Dios?
- Le lloro por el ciego ojo sin pestaña de mi glande. Lágrimas espesas y blancas que caen cálidas en mis pies de dedos contritos, crispados desde el vientre.
- ¿Te cuida Dios?
- Me ofrece su hija predilecta, con los muslos separados, con los pezones duros. Con la lengua que lasciva, busca mi polla.
- ¿Realmente quieres a Dios?
- Nadie quiere a un proxeneta, simplemente se le tolera como a los ministros, reyes, generales y comisarios. Eso te hace la vida más cómoda y fácil.
- ¿Amas a la hija de Dios?
- Lo suficiente. Son cincuenta euros por una clavada divina. Treinta si solo me la chupa.
- ¿Es necesario creer en Dios en estos tiempos?
- Es caro; pero al menos la higiene y la profilaxis sexual están razonablemente garantizadas. Follar no es un credo, es un acto que no requiere fe.
- ¿Crees en la resurrección?
- No. Normalmente la polla se pudre en pocas horas. ¿Ya soy teólogo?
- Sí.
- Bien. Pues amén.
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11 de agosto de 2018
El amor
Hay un tremendo e iterativo fallo conceptual en las definiciones y uso del amor: no se puede universalizar. Su propia esencia no admite generalización.
El amor universal es degeneración, mina las bases del amor puro. Lo denigra, lo diluye, lo prostituye y al final, lo convierte en una vulgar religión de tantas de las seguidas por los sectarios.
El amor es intransferible, irrepetible, nace y muere en ciclos vitales. Y excluye todo lo que le rodea y es ajeno.
Cualquier otra consideración de amar no va más allá de una simpatía, cariño o el mercadeo de una cópula. Actos cotidianos que contaminan el concepto real.
Y por ello el romanticismo grita a través de los tiempos y sus románticos, que el amor es tragedia y suicidio.
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10 de agosto de 2018
Autopsia accidental
Sorpresivo e indoloro,
profundo se ha hundido
en la carne de la mano
el filo de un bote podrido.
Parece la mano de un cristo…
De la vagina estigma brota
como reloj de arena sin fondo
harina de cerezas y fresas,
desde venas muertas y secas.
Como leche en polvo
para el bebé lívido del diablo.
Como corazón rallado
en la cocina de un triste loco.
He rezado a la coagulación
de las almas y la vida,
y un semen de cráneos
pequeñitos se me escurre
purulento por las raíces
de uñas melladas,
uñas sin uñas...
Se ha desprendido el alma
como piel de bruja abrasada
en el desierto de la Fiebre.
Y me he bañado vestido
en un arroyo hemoglobínico
de espeso plasma que hiede
lento, ponzoñoso y atávico.
Me he empapado
de ojos muertos.
Con el cuervo forense
y su enojado graznido,
certifico de cuerpo abierto
en una fría mesa de acero
que morí hace demasiado.
Que no queda alegría
tras tanto tiempo coagulando.
Que estoy podrido.
Proceda, Doctor Cuervo.
Yo rezaré por la divina coagulación
y los ojos turbios de un río ciego.
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8 de agosto de 2018
El otro lado del espejo
No me gusta, es más de lo mismo.
No hay magia, nunca la hubo.
Al otro lado del espejo no hay nadie que me interese.
Ningún reflejo,
ningún espejo…
¿Quién dijo de fabulosas simetrías contrarias y oscuros pensamientos invertidos?
Me siento desfallecer de hastío y decepción. Refleja exactamente lo mismo, de la misma forma. No hay misterio, solo dolor de cabeza.
El dolor en demasía se convierte en cansancio, agotamiento.
Debe ser eso, me cansa todo…
Es tarde para la fantasía.
Los excrementos secos
se reflejan espantosos
sin variedad tonal alguna.
Los mimos reptan tristes
en la suciedad de la superficie
que me escupe a la cara su fraude.
Lo intento, lucho con todas mis fuerzas por encontrar algo especial, algo inaudito y morir con un secreto…
Hay vómitos en uno y otro lado.
Un perro muerto y
un bebé se deseca al sol
bajo mi pie…
El otro lado no existe.
Solo es una calle sin salida
con grafitis deprimentes.
La vulgaridad me estrangula y germina en mi ánimo como una grama, una mala hierba.
Pienso en el semen de los ahorcados.
Es imposible, solo cuando duermo las dimensiones se desgajan y se hacen irreconocibles. los colores se corrompen y no sé quien soy yo en el sueño.
Las oscuras y profundas dimensiones se encuentran ocultas en rincones de mi cerebro que no puedo encontrar. Es puramente accidental que acceda a una de ellas. Solo cuando me pierdo en mí, entro en una dimensión que me lleva a confundir lo de dentro con lo de fuera.
Pero no es un reflejo, es otro universo, no tiene ninguna similitud. Me inquieta.
Una mujer menstrúa
piernas abajo con obscena indiferencia.
Y el reflejo de lo mismo me deprime…
En mis oscuras dimensiones puedo matar de una forma usual y morir sin pasión alguna.
Mis iris reflejan la fastuosidad absurda de un mundo en grises y rostros indiferentes que flotan muertos.
Morir no duele y además, se reinicia el juego cuando ocurre.
Nadie se mata a sí mismo. Siempre hay idiotas en el horizonte, claro.
Todos son desconocidos; pero pareciera que los conozco desde el momento que nací.
Unos se parecen a los reales; pero la inmensa mayoría son desconocidos.
No así sus voces.
Hay un número limitado de voces en mi universo.
Y siempre es oscura la luz.
En la vida real, al otro lado del espejo hay la misma hediondez. Como quien musita un padrenuestro cada día: el mismo pan y una cabeza gacha que se golpea contra el espejo.
¿Quién puede ver misterio
en un reflejo sucio?
Los desesperados y frustrados,
los aburridos y avergonzados,
los vacíos y patéticos.
Todos buscan un lugar
por donde escapar
de ellos mismos, de esto.
No hay nada mejor ni peor en un reflejo.
El famoso misterio del otro lado del espejo es un timo.
El dolor nunca desaparece con el tiempo se hace cansancio.
Una energía podrida que se transforma…
Estoy reventado.
La vida es una carga que dejó de doler para convertirse en un saco lleno de miseria.
Y entre ella, cientos de añicos de vanos espejos rotos.
¡Añicos para clavar en ojos necios,
vendo añicos para dejaros ciegos de reflejos!
Grito en una de mis oscuras dimensiones.
Sí… Creo que soy yo.
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6 de agosto de 2018
La lluvia sin ti
No puedo evitar pensarte y desear que estuvieras conmigo viendo caer la lluvia bajo el parasol del café.
Soy malo, mi amor. Sé que eres un animal de luz, de sol y templanza.
No puedo evitar pensarte en tenerte bella y mía cuando la melancolía del planeta me aplasta. Soy vanidoso y te quiero hasta un nivel suicida.
Podrías considerar que soy malo por ello, por ignorar que la lluvia te deprimiría; pero es solo un sueño mío, una ilusión contigo.
No permitiría que la lluvia te molestara, que el frío te hiciera padecer.
No puedo evitar pensarte en todo momento, eso es todo.
Es la tragedia de amar el planeta en todas sus estaciones, y en todas sin ti.
Perdona, cielo.
Yo solo quisiera que lloviera para poder protegerte. Soy un maldito pragmático con inopinados ataques de un romanticismo antiguo como la tierra.
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2 de agosto de 2018
Mi ángel perverso
Apareces en mis mediodías y en cualquier momento como un fascinante ángel perverso. Y sé que sabes con precisión adónde me arrastras y lo que me obligas a sentir.
Y todo el amor y el deseo que siento por ti, no te excusan: eres hermosamente culpable de ser mi (mía) perdición.
Perdición porque alteras mi mente y mi organismo con la engañosa simpleza de un “te adoro”, con un “delicia”, con un dragón y una guerrera cimeriana de cuentos de rol… Y luego, quedo abandonado a mí mismo, solo de nuevo; con tu rostro de eterna belleza flotando en un limbo místico-eléctrico.
Mi ángel perverso de piel lamible, de labios (los cuatro) que mordería insaciable.
Y sin dejar de pensarte, cada bocado de mi solitaria comida constituye la metáfora del hambre y el deseo de ti.
En ese instante eterno y mortificante, algo bajo mi vientre y entre los muslos se expande como un doloroso universo, con la misma proporción con la que aceleras mi corazón que parece escapar de mí a través del pecho para refugiarse en ti, en tus pechos, en tu piel, en tu esencia misma.
Me dueles, me duele. Ahí abajo, ahí adentro…
Eres y estás en el fruto carnoso que sostengo en mi mano. La mano que fría y húmeda de ti, se aferra a un pene encabritado como a una tabla de salvación en el Mar de los Naufragios de los Ausentes.
Eres mi caos que unas veces me arrastra a su tristeza, a su dolor, a su risa, a su hastío, a sus palabras, a sus muslos húmedos, a su amor…
Y en la vorágine caótica, el puño me estrangula a mí mismo bajo el pantalón encharcado. Y golpes desesperados, secos, precisos y verticales con la fuerza del deseo, obligan a que brote el semen hirviente que ahora se escurre entre mis dedos. Como si hubiera eyaculado mi alma en tu piel, en tu boca, en tus manos…
Siento que quiero gritar cuando el semen se enfría derramándose por los testículos y gotea cansado. Cansados él y yo…
Gritaría lo que te amo alzando mis manos cubiertas y pringadas de tu caos hacia tu rostro. Bramarte furioso: ¿Ves lo que haces de mí?
El jugo de la sandía se desliza por la comisura de mis labios hacia el cuello, por el pecho, hacia el pubis, hacia a ti.
Y se crea en el universo un fundido de negra tristeza de no estar en ti ahora y aquí.
Como la más triste y desesperanzadora película.
Adiós, mi bello ángel perverso.
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25 de julio de 2018
Un saludo cordial
La mujer con gorra me saluda como otras veces con una sonrisa cordial y amable. No es especial, es usual, es educación.
Es guapa…
Su coleta cuelga juguetonamente sobre la nuca tras aparecer bajo la gorra, por eso sé que es pelirroja.
Intento devolver el saludo con igual cortesía, no estoy acostumbrado a hablar y carraspeo un poco. Me sale un “hola” amable; pero creo que no he conseguido dedicarle una sonrisa.
No importa demasiado este acto de urbanidad; pero si no tienes ninguna esclavitud que hacer, acabas pensando en banalidades porque no existe la sensación de pérdida de tiempo.
Si la mujer supiera lo que escribo y lo que pienso, no me saludaría con tanta simpatía. Epicuro dijo: Vive oculto.
Es algo que he hecho desde mucho antes de saber que existía Epicuro y su frase. Desde pequeño sabía que debía callar lo que en mi cabeza hervía.
Si además de vivir oculto, consigues que todos crean que son más inteligentes que tú, el grado de anonimato y ocultación roza casi el prodigio de la transmutación del plomo en oro.
Soy un alquimista que nadie puede ver.
Observo durante una fracción de segundo a la guapa pelirroja, su sonrisa, su coleta nerviosa e inquieta y por último su culo.
Y vuelvo a mirar a los árboles, a las vacas que se ocultan en la sombras del bosque, a los corzos y las águilas cuando chillan desde lo alto y se lanzan entre los árboles para matar a su presa.
Cuando miro el reloj han pasado más de cuarenta y cinco minutos y sudo copiosa y relajadamente. Me arden los brazos por el sol y mi bicicleta respira relajadamente.
La pierna, su podredumbre y su tumor han perdido sensibilidad con tanta quietud, cosa que me preocupa un poco. Así que fumo.
Y concluyo entre bocanadas del narcótico y sedante humo, que no recuerdo, no tengo registros en mi memoria de haber empleado más de cinco segundos en observar detenidamente a un humano que no estuviera muy íntimamente cercano a mí, fuera adulto o cachorro.
Nací absolutamente impermeable a lo social.
Lo necesario para vivir en la piojosa ciudad y trabajar de mierda.
Nunca he podido comprender cómo he llegado a follar, enamorarme o ser padre.
Ahora que soy viejo, ni siquiera intento entenderme solo apunto un hecho.
Definitivamente, la pelirroja no me sonreiría con esa cordialidad si me conociera, si intuyera siquiera mi absoluta indiferencia a lo humano.
Me parece bien, porque no necesito sonrisas de nadie.
Tiene un bonito culo…
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23 de julio de 2018
Els Groguecreus (artículo de la Iconopedia)
Imagen superior: Proyecto de cementerio Arlington a la ibérica.
Imagen inferior: Obrero/a con su característico pelaje polinizando tiras plásticas amarillas.
Els (los) groguecreus (del catalino “grogues”: amarillas y “creus”: cruces).
Los groguecreus (melífluus pacíficus cataloniensis, su taxonomía de grupo aún no es definitiva) es una nueva raza o especie de mente colectiva o de colmena, guiada por una reina o por un zángano designado por la propia reina mediante una feromona que llaman “crida” (reclutamiento, llamamiento). Su distribución comprende el noreste de la península ibérica con áreas de influencia en el Pirineo. Se han registrado pequeñas y esporádicas nidificaciones en Bélgica, Escocia, Suiza, Alemania y algunos países nórdicos europeos.
La sintaxis y pronunciación de su nombre podría evocar a los rosacruces; pero los groguecreus son sustancialmente diferentes en su morfología y química, como podremos ver en esta entrada. Por otra parte, su intelecto es un poco más irrit… Bueno, dijéramos que son menos discretos que los masónicos rosacruces. Lo cierto es que su naturaleza no puede asimilar el concepto de la discreción, o son alérgicos a semejante cualidad.
Sin excepción, zánganos y obreras trabajan afanosamente en el cultivo y polinización de cruces amarillas ocupando vastos territorios con el consiguiente riesgo para el ecosistema; tal como ocurre con la avispa africana, el cangrejo americano y algunas especies que también son muy coloridas y que no se limitan a un solo color (cubren y sobrepasan la gama del arcoiris en sus banderitas), siendo muy contaminantes visual y acústicamente por lo grandes y estridentes de sus carrozas y danzas que rozan la paranoia, ofreciendo a los biólogos además, un arduo trabajo para identificar el sexo de algunos individuos.
Los groguecreus tienen su máximo apogeo en el verano, cuando se acercan hasta la misma costa para polinizar y plantar sus cruces amarillas en las playas; provocando así, junto con las medusas, grandes temores e incomodidades entre los humanos sean o no turistas. Los groguecreus son molestos para todos sin excepción, talmente como si fueran demócratas.
Una vez las cruces amarillas han madurado, las venden como souvenir o comida para refugiados de guerra, migrantes africanos que no quieren los italianos o para los belgas de los que, son casi parientes.
El resto del año elaboran tejidos amarillos gracias a una enzima que producen al masticar plásticos y que cuelgan en bosques, casas y calles, produciendo así también una gran polución visual y ecológica.
Han colonizado terrenos de alta montaña, interior, costa y zonas urbanas; y por ello son una inagotable fuente de conocimiento y experimentación para los biólogos (que algunos también coinciden con ser groguecreus).
Aunque por ahora no hay daños físicos inmediatos para los humanos, sí que su actividad amarillenta (el amarillo es el color de la mala suerte tradicionalmente) puede causar estrés entre ciudadanos y excursionistas, así como jaquecas debido a la reverberante e ineludible visión de tanta cosa amarilla colgada o plantada.
El zumbido característico de la polinización amarilla, es deprimente y lúgubre (hace referencia a hoces destripadoras y a la inmensa tristeza de su idiosincrasia oprimida y castigada desde tiempos inmemoriales) por lo que puede causar cierto desasosiego en el sistema nervioso humano, debido a que la cantinela no cesa en ningún momento. Causan tanto tedio como el festival de canciones Eurovisión.
Se les ha visto reciclar unos contenedores de basura transparentes que les llaman “Urnas1-O2017”, para guardar cruces rotas por las inclemencias del tiempo y tiras amarillas descoloridas, o bien como ceniceros. A su manera tienen conciencia ecológica, como se puede apreciar.
Iconoclasta
18 de julio de 2018
Pequeños errores, pequeñas tragedias
Mueren por errores.
Y mueren sin que nadie lo sepa, sin que nadie lo sienta.
El bosque está sembrado de pequeñas y tiernas tragedias.
Que a veces piso sin ningún escrúpulo, con absoluta ausencia de piedad.
Mueren con sencillez, como si nada. Viven sin importarse a si mismos. Hacen lo que deben sin sueños de grandeza, inmortalidad y cobardías.
El secreto tal vez resida en que no son conscientes de que la vida es finita.
Y si lo saben son unos héroes.
No hay paraísos ni infiernos, no hay una vida eterna para ellos. No necesitan mentiras para cazar, comer y ser devorados. Ni una dispensa de edad para follar.
Esa absoluta despreocupación es mi vergüenza y fracaso como animal de este planeta.
Yo no debería escribir. Me debería limitar a morir sin ambiciones de trascender y no dejar mil inquietudes flotando en un limbo de papel que no irá a ninguna parte, cientos de miedos y dolores. Millones de frustraciones…
Si consiguiera que las palabras provocaran temibles hemorragias, escribiría tres veces más, más cantidad, más veloz.
Hay que guardar tiempo para follar.
La ardilla cae del árbol y el corzo se rompe una pata. Son falibles, cometen errores que les cuesta la vida.
No están protegidos por la Madre Naturaleza. Y en el mejor de los casos, si existiera semejante deidad, estarían sometidos a ella. Esclavizados a otro dios hipócrita y sodomita.
Si los dioses existen, también podría conseguir una felación de ellos. Que me la chupen… No soy un menesteroso, no es favor. El favor es para ellos para que sientan mi cremosa generosidad.
Ellos, los pequeños, los valientes, no rezan, Están libres de toda culpa y de cualquier tipo de escrúpulo que les impida equivocarse.
Sufren, se equivocan, se rompen y mueren. Y se pudren bajo el sol y la sombra.
Solitos y sin llantos de nadie.
La vida ni tiene, ni requiere un fin. Las células hacen su trabajo a todos los niveles.
Es todo tan sencillo que, la vida de una lagartija es una muestra de la indignidad que no ha podido superar la humanidad.
Te das cuenta en el silencio salvaje que como especie, como humano, eres ajeno a ese mutis atronador preñado de vida. Un error genético en el planeta.
Tal vez somos bacterias, una plaga.
Es solo retórica, no lo dudo, lo afirmo.
La teoría de la evolución carece de sentido aquí, en lo profundo. Pareciera que la vida en el planeta es aleatoriedad pura.
Hay animales perfectos y los hay que necesitan razones para vivir, que temen el paso del tiempo y el miedo a morir crece día a día aniquilando libertad y coraje.
Pobrecitos los animales pequeños y grandes, los mudos…
Son perfectos.
Mueren tan solos y a veces tan pequeños… Aunque no lo piensen, aunque no lo sepan. Yo soy la vergüenza que escribe y describe dolores que no son tales, miedos que solo son humanos.
Yo soy el odio que fuma con ojos terribles y lanza el humo al rostro humano.
El halcón se estrella veloz contra la tierra por un error milimétrico, tal vez una pluma se ha movido cuando no debía. Y un jabato se ahoga en un río que lo arrastra.
No. En la naturaleza no sobreviven los mejores, es mentira. Viven y mueren al azar. Sin que les importe cara o cruz.
Hay que caminar despacio y en silencio mirando la tierra que nos soporta, para saber de las tragedias que muestra entre la hierba y el polvo. Si miras al cielo solo ves gas y una libertad que solo es tu miedo a morir aquí en el suelo.
La libertad no existe, es la acción, es el movimiento. No es necesaria, es un invento, un premio inexistente para los humanos que se alimentan en la granja porque una vez firmaron un pacto de cobardía y comodidad.
Cuando el valor y el esfuerzo se cuestionan se crea la esclavitud, un tumor inoperable.
Yo vendí mi alma al diablo por un asomo de libertad y como primer pago, dejé que una pierna se pudriera. Soy un buen negociante.
Y no tengo alma, el diablo no es tan listo.
Los esclavos, encerrados y a salvo de la aleatoriedad de lo salvaje, jamás cometerán un error por saltar una roca, trepar un árbol o lanzarse tras una presa. Sus vidas son deprimentemente largas, por mucho que se engañen con filosofías ininteligibles y tecnocracias para dar importancia a una vida bacteriana que se hace plaga.
Se engañan y eternizan la mentira generación tras generación.
Hay que mirar la tierra y los pequeños y grandes cadáveres que en ella yacen pudriéndose todos los días.
Observa la aleatoriedad de la tragedia.
Fallará uno de tus órganos y la muerte llegará inevitable tras una vida esclava, tras una vida cobarde.
Morimos indignos. Pobres somos nosotros; no ellos, los pequeños.
Toda la tierra que puedas pisar y orinar debería ser tu territorio. Y cagar en las líneas imaginarias que otros cobardes trazaron para llamarlas fronteras, para contener a la plaga y cebarla hasta que reviente en la inmensa pocilga fabricada.
Nadie pide un gentilicio o un bautismo al nacer. Son marchamos en las orejas del ganado indigno y cobarde. Abúlico…
Hubo un tiempo en que la bestia humana vagaba, y en el momento que se asentó perdió sus privilegios de coraje y dignidad.
Algo se estropeó en una especie animal del planeta y las bestias, sin ser necesario, comenzaron a escribir su vergüenza en tediosos anales.
Yo no escribo anales, solo describo y describo odios y frustraciones.
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16 de julio de 2018
Menos tragedias
En estos tiempos que se exige una exactitud paranoica en definiciones, adjetivación y formas. Ante tanto detallismo que nace del populismo ignorante, yo digo que lo más importante ahora es definir lo que realmente es una tragedia, acotar muy bien su definición y poner medios para que se cumpla esa exactitud.
Habitualmente, medios de comunicación e instituciones (sobre todo partidos políticos oportunistas y arribistas como “Jodemos”, “Pueblerinos” o “Juntos por el sexo”) califican de tragedia todo suceso que supere la media docena de muertos y algunos heridos, aunque sean casuales.
Hay que ser más exactos e investigar antes de decir mentiras alegremente.
Hay individuos que merecen morir, con lo cual el suceso en cuestión deja de ser tragedia, o al menos no tanto.
Por otra parte, en esta época de quisquillosas definiciones por puro esnobismo barato y facilón, de globalización, solidaridad indiscriminada y festiva, y uniformidad; con toda probabilidad unos cuantos muertos podrían ser clones entre sí (aunque varíe el color del pelo o el tamaño de los órganos genitales), con lo cual el título de “tragedia” no tendría sentido porque en realidad, esa treintena de cadáveres, serían solo un individuo repetido.
Y bueno, como he dicho, hay quien merece morir y su muerte podría considerarse una suerte. Así en lugar de la manifestación típica de duelo, podrían montar una fiesta tecno con algún DJ famosillo; si no se suicida, claro.
En definitiva, los gobiernos deberían crear un departamento de muertes colectivas e investigar la biografía de los muertos. Quien no tiene feis, tiene tuiter, o insta. Los que no, escriben comentarios al pie de las noticias de los periódicos que publican diariamente mentiras en la web y en el papel.
Ser jefe o responsable de tal departamento, sería tan sencillo y gratificante como “arrascarse” el culo.
Así, muchas de las llamadas “tragedias” pasarían a ser simples “eventualidades” que no crearían alarma y lágrimas estúpidas e hipócritas en el sucio tejido social. Además, no se estropearía el buen ritmo de los servicios des-informativos diarios que tanto me hacen reír.
Hay que romper ese tabú estúpido y generalista, religioso, hipócrita y populista que no respeta ni siquiera los muchísimos géneros que hay. Ese que dice que una muerte humana siempre es tragedia. Es más falso que una moneda del monopoly…
Me faltan muchos dedos para enumerar todas las muertes que no son o no serían tragedia, y eso que soy un macho completamente anodino. Imaginad si una hembra o macho notable, tuvieran que ser sinceros.
Sería como una tercera gran glaciación: la maravillosa y feliz extinción de una especie.
¡Venga, órale mojigatos! ¡Menos llanto!
No hay para tanto.
Tragedias…
A cualquier cosa le llaman tragedia, hijoputas…
Iconoclasta
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15 de julio de 2018
666 y una familia tipo occidental al azar
Así es como masacro una familia de clase baja acomodada en sus limitaciones: paga una hipoteca, un coche a plazos, tiene ordenador y teléfonos móviles, son activos en las redes sociales y les interesa todo lo que tenga muchas visitas, likes o sea viral según los medios de comunicación.
Soy un orfebre de la maldad y el dolor. Soy la muerte de todo lo humano y sagrado, en definitiva.
La pantalla de un teléfono se enciende ocasionalmente en la mesita de noche dando una alerta con un zumbido.
Tomo al bebé por un pie arrancándolo de la cuna. La cabeza golpea contra la baranda de la cuna y la cría de humano arranca a llorar, aún no ha cumplido los tres meses. Su pequeño tórax se infla y desinfla como si fuera una membrana translúcida y un poco se pueden apreciar las delgadas y blandas costillas en sus berridos. Abre y cierra los puños por el dolor y el terror. Los bebés sufren tanto miedo como cualquier primate adulto.
En alguna habitación de la casa se escucha el timbre electrónico de un ordenador que recibe algún mensaje. Y el aire acondicionado ronronea suavemente. Da algo de consuelo a mi glande hirviendo y henchido de sangre.
La madre no puede hablar, he bloqueado su cuerpo. Dejo que su mente sufra sin que ninguna emoción pueda mostrarse en su rostro o cualquier otra parte de su aún buena anatomía. Hoy más que en el pasado, las madres después de parir, siguen siendo apeteciblemente follables.
La Dama Oscura está lamiendo su vagina ensangrentada, en lugar de quitarle las bragas ha practicado un corte en la tela e inevitablemente en su coño.
La mamá mira con sus ojos mates y sin expresión a su hijo colgar por un pie de mi puño.
El marido se estaba masturbando en el cuarto de baño pensando en la compañera de oficina, la que se sienta frente a Adrián, de facturación. Suele llevar bajo la falda tangas negros que su esposa, la muy recatada, no lleva.
Cuando la hembra tiene una segunda cría, el macho pierde el interés y la ve como madre de sus hijos y no como un coño deseable. Entonces se busca otra hembra aunque sea menos valiosa que la que tiene como pareja.
Cuando ha salido del baño le he clavado mi infecto puñal en el cuello, sin seccionar una vena o arteria importante. Y eso duele un millón de cualquiera que sea la unidad de dolor humano. Lo he arrastrado sin cuidado a la habitación donde poco a poco está muriendo toda la mediocre familia.
Agarro el otro pie del bebé y abriendo los brazos con rapidez y fuerza desgarro en dos partes asimétricas a la cría humana. El padre intenta gritar y solo consigue escupir una pequeña bocanada de sangre.
Permito que se deslice una lágrima por un ojo de la madre. El sonido de succión que produce la Dama Oscura en su coño, por un momento parece ser el único sonido que existe. Hasta que la parte del bebé que tiene la cabeza lanza un débil berrido. Tiro ambas partes tras la cuna, para que se vacíe de sangre el cerebro de la cría y muera de una puta vez, solo y sin que su madre le dé consuelo. “Adrianito” reza un cursi letrero en el cabezal de la cuna.
Me arrodillo en la cama, separo las nalgas de mi Dama Oscura y se la meto con brutalidad. Me gusta que le duela mi polla, me fascina que le sangre la vagina. Y ante esa oleada de placer y dolor, muerde el clítoris de mamá y se lo arranca. Se lo escupe a la cara y yo le meto tres dedos en el culo y los saco ensangrentados.
La sangre se desliza sucia desde su ano por los muslos de mi Oscura y siento deseos furiosos de acabar con el universo entero.
Y relincho y rujo.
No eyaculo en ella, me acerco hasta papá y le escupo mi negro semen en el rostro.
Con las nuevas tecnologías ya no basta con ser cruel. Hay que traspasar la barrera de la imaginación humana, ir mucho más allá de lo que un mono medio puede imaginar. La ventaja de hoy día es que los monos no conocen las carencias y las dolorosas enfermedades; hay potentes sedantes y analgésicos. Cosa que los hace más sensibles al dolor y gritan y lloran más. Me gusta.
Me gustaban también los tiempos en los que las amputaciones de los primates se hacían sin anestesia. Aquello sí que era arte puro. Yo las practico aún; lo que me apasionaba era la angustia que sentía el que cortaba y el dolor del amputado. Era una mezcla de emociones de una obscenidad absoluta.
Yo no soy un dolor. Soy un abismo insondable de terror y los nervios de la anatomía primate se parten dolorosamente ante la sobrecarga que representa mi sola presencia y mis actos.
Antes, un par de siglos atrás, los primates eran más resistentes al dolor; sin embargo, cuanto más tiempo dura una especie en el planeta, más decadente se hace.
Yo no pretendo hacer selección natural y mejorar así vuestra piojosa genética.
Yo quiero exterminaros porque sois obra de ese Dios maricón. Y cuando os haya matado a todos, a él le cortaré su celosa y exterminadora cabeza y le meteré el bálano en su asquerosa boca legislativa de mierda.
Tienen también una hija de seis años (siento su miedo llegar desde una habitación a mi gruesa piel) que se ha escondido con absoluta ingenuidad bajo la cama.
Las vacaciones también las han de pagar a plazos, vale la pena para ellos, para colgar sus mediocres y aburridas fotos de viajes que nadie mira en sus muros de redes sociales.
Los like solo son una forma de expresar la misma hipocresía humana de siempre.
Celebran todo, absolutamente todo.
Forman parte de la millonaria chusma o casta de votantes bien integrados en su sociedad.
En definitiva, la familia tipo del estilo de vida occidental. Pobre; pero ignorante de ello gracias a la efectividad y precisión de un consumismo arrollador aglutinante, uniformador y global.
Antes de provocar la próxima guerra, me dedico a exterminar a familias de forma artesanal. Siempre actúo así, cuando me aburro de descuartizarlos paso a sistematizar la muerte y el dolor y dejo que la Dama Oscura me la chupe viendo sus muertes a una distancia cómoda en la que no me molesten sus gritos de mierda.
El padre que ahora se ahoga con su propia sangre, explicaba durante una cena con otro matrimonio, que en estos tiempos no interesa hacer una guerra; que no es posible.
El mono hijoputa se equivoca, siempre es buen tiempo para una guerra.
Incluso Dios reconoce que la guerra es necesaria, y a su pesar; me ayuda creando confusión, como siempre, con sus mandatos idiotas e ininteligibles.
Salgo de la habitación de matrimonio y central de muerte, abro la puerta de la habitación de Virginia.
- Sal de debajo de la cama, Virginia. No tengas miedo, cielo.
Y hace caso de mi voz engañosa, de mi arte. Mi oratoria es tan buena y tan perfecta como mi infinita maldad.
Le ofrezco la mano y ella me la toma camino a la muerte.
Cuando ve lo que ocurre ahí dentro, intenta escapar.
Cierro la puerta, saco mi Desert Eagle del pantalón y le descerrajo un tiro en el pecho. Es impulsada un par de metros atrás y cuando toca el suelo, ya está muerta. Es una bala enorme para un cuerpo tan pequeño.
Giro el puñal clavado en el cuello del primate macho y con ello secciono, ahora sí, las importantes venas. En treinta segundos está muerto.
Tomo el teléfono de la mesita, me siento a su lado y hago una foto de nosotros dos.
La Dama Oscura ha cortado los pechos de la hembra por la parte inferior y ha deslizado las manos a través de los cortes para acariciárselos desde dentro.
He perdido un poco el control y la primate llora por los dos ojos.
-Mi Dama Oscura, es hora de ir a cenar, tengo hambre -le susurro dulcemente al oído deslizando mis dedos dentro de su coño.
Se gira y me besa con las manos aún metidas en las mamas de la mona.
Apoyo el cañón de la pistola en uno de los ojos y disparo.
Su cabeza parece desintegrarse.
Mientras la Oscura se limpia de sangre en el baño, yo fumo entre los muertos.
Ahimiel aparece con sus alas extendidas y enormes, blancas como la luz de la luna. Llora un cántico por los muertos y me mira con ojos terribles.
Pero yo ya he aspirado todas las almas, se vienen conmigo al infierno.
-Has llegado tarde, arcángel. Deberías ser menos cobarde.
Y le lanzo la colilla del cigarro.
Toma las dos partes del bebé acunándolas en sus brazos poderosos, como si pudiera enmendar el mal. Y solo llora.
Dios es un melodramático de mierda, siempre prepara grandes escenificaciones.
La Dama Oscura aparece en el vano de la puerta con el cabello mojado, y mirando al arcángel saca su lengua lascivamente. Se acerca a él y posa la mano donde debieran estar los genitales.
-Estás vacío -le dice sin piedad.
Amo a esta mujer.
Me apetece pizza.
Cerramos la puerta y dejamos dentro a Ahimiel cantando sus salmos ininteligibles. He pensando en descuartizarlo; pero me encanta saber que irá con todo ese dolor a ver a su Dios.
Siempre sangriento, 666.
Iconoclasta
9 de julio de 2018
Doler tanto
Nada duele tanto como no tener lo que amas.
Nada duele tanto como ser solo posibilidad.
Nada duele tanto como ser ilusión y morir siéndolo.
Nada duele tanto como un abrazo vacío y un beso que se deshace en el aire.
Nada duele tanto como oírla y no acariciar su piel de oscuro y terso bronce.
Nada duele tanto como el cortante y quirúrgico filo de amarte.
Nada duele tanto como de repente saber que murió, que no volverá.
Y sin todo ese dolor la vida no es posible.
Nada duele tanto como una lluvia sin ti.
Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.
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Ultrajant
6 de julio de 2018
Transexuales sanísimos
Dicen los actuales sofistas, captadores carroñeros del voto oportunista (populista, de moda) que la transexualidad no es una enfermedad.
Oradores de mierda, de cerebro corrupto y ambición desmedida y farisea.
¿Cómo se debe llamar a la desesperación, depresión y tristeza que una mente sufre por estar encerrada en un cuerpo que no quiere? ¿Cómo se ha de considerar física y mentalmente a quien necesita y desea someterse a agresivas y lesivas cirugías y tratamientos químicos de por vida?
¿Cómo se debe considerar a quien pierde una parte de su vida en cambiar su cuerpo de forma tan drástica?
Están sanísimos los transexuales ¿verdad, buitres sofistas?
Hay tanta degeneración, tanta ignorancia, tanta cobardía e ingenuidad infantil en la sociedad acomodada, que más que preocupante, es repugnante.
La humanidad como especie, está ahora pagando con semejantes enfermedades y taras el error cometido al intervenir en el orden natural: muchas parejas no deberían haber tenido hijos, y las fertilizaron artificiosamente. Y por lo tanto, muchos hijos y nietos no deberían haber nacido.
Hay trastornos y errores que no se dan en el medio natural. Y la humanidad empieza a estar seriamente dañada por una mierdosa mutación que lleva a la “zombignorancia” y a una sonrisa generalizada de deficiente mental.
Demasiadas madres y padres que no deberían serlo, bebés que no deberían haber nacido…
No, no hay enfermedad en el fondo; solo ignorancia, estupidez y usurpación.
Idos a la mierda sofistas asquerosos, hijos idiotas.
Iconoclasta
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