Año 2025. Incluso su nacimiento fue triste.
Al nacer su primer llanto deprimió a la madre y al
personal sanitario. Ante tal tristeza, como prevención por descabellado que
pareciera, al bebé le vendaron las muñecas y los muslos para evitar que se
suicidara.
Al padre, por orden judicial, le realizaron una
vasectomía y a la madre ligadura de trompas. No podía volver a nacer semejante
tristeza humana en una nación gobernada con mano que no tiembla; pero con mucho
cariño y respeto. En la que siempre prevalecía por encima de toda libertad, el
derecho inalienable a no estornudar o no toser. Se trataba de una dictadura
paterno-sanitaria-infantil-homosexual del bienestar psíquico.
Por violar los dogmas de la nación y con el aval de un
juez, también fueron sancionados los cónyuges progenitores por el gobierno
absolutista a ceder el noventa por ciento de sus ingresos al estado hasta su
muerte.
Un obispo predicó en una homilía extraordinaria, debida a
la alarma social de semejante nacimiento triste, que la orden judicial era un
acto de bondad.
A pesar de ello, el niño más triste del mundo, en un
colegio de adoctrinamiento especial aprendió nociones de anatomía básica
humana.
Año 2037. A los doce años acabó con su tristeza con
simple lavavajillas.
Su cadáver olía tan bien que pensaron, madre y padre, que
se había curado de tristeza y dormía plácidamente. Hasta que los gases de la
descomposición produjeron pompas de jabón en su boca y nariz.
Y se llevó con él la tristeza que infectaba a su familia
y la gente que lo conocía.
No lloraron su muerte, sino que la celebraron con
programas televisivos especiales de optimismo y manifestaciones multitudinarias
pro alegría que paralizaron la ciudad durante tres días. El ayuntamiento asumió
la cremación del cadáver triste como acto institucional, sin funeral y
obligando a pagar la incineración a los progenitores. Se borró su nombre y
nacimiento del registro civil y hospitalario para limpiar la memoria histórica
de la dictadura de semejante e indeseable tristeza.
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La narración del presente artículo está basada en documentos
de prensa almacenados en la memoria sólida de una computadora personal ilegal.
Es decir, no declarada a la administración estatal por su comprador en algún
momento del 2030.
Fue hallada en mayo del 2252 por un equipo de paleoantropólogos,
entre las ruinas de una ciudad española extinta en el 2053 por bombardeo
nuclear durante el período de las Guerras Climáticas Mundiales del 2043 al
2054.
Iconoclasta