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23 de abril de 2023

lp--Mosén Jacinto Verdaguer: San Francisco--ic

No lo puedo negar, a veces tengo suerte. Buena, quiero decir, buena suerte.

Hoy ha sido el mejor día de Sant Jordi (San Jorge) o día del libro que he vivido.

Estoy harto de encontrar sólo literatura de consumo, automatizada, estereotipada, sin alma o simplemente infantil. Lo que las grandes editoriales publican como misioneras de un dogma que han de extender. El dogma de la globalización y el pensamiento insectil, banal y pueril. Fácil y sin sobresaltos, sin inquietud alguna; parábolas de tolerancias e inclusiones artificiosas y doctrinales de corte fascista. Lo que antes se conocía como simple educación y hoy elevan a pretenciosos decretos y preceptos pagano-religiosos. De esos que se convertirán en audiolibros para que aprendas lo que debes y pienses lo que quieren, sin entender siquiera como se escriben las palabras que tragas.

Hace años, desde inicios de los ochenta del siglo pasado, que no consigo encontrar literatura de verdad, limpia de la búsqueda de la fama o el “me gusta” o los refritos histórico-esotéricos. Sin adoctrinamientos para mentes simples.

Liturgias que insultan a la inteligencia.

Así que en una bonita tienda de antigüedades y ojeando en una vintage caja de madera (restaurada al efecto) he encontrado esta edición bilingüe (catalán-castellano) de Jacinto Verdaguer de ¡1909!

Además de mi económico, pequeño y pueril capricho de comprar un libro de ciento catorce años. Al abrirlo me he dado cuenta de que tras más de un siglo, no lo ha leído nadie.

Al llegar a casa, hemos sido mi hijo y yo los primeros en comenzar a leer sus páginas, cortando cuidadosamente con una afilada navaja los pliegues de las páginas aún unidas de cuatro en cuatro.

Me he sentido como un ingenuo y torpe explorador ante un descubrimiento. He vivido una sorprendente y gran odisea.

No está mal para un tullido.

Yo no sé escribir ni quiero, de la piedad y la bondad, de la amabilidad, la ingenuidad y ternura desenfadadas y humildes. De una fe o una aceptación a lo establecido.

Pero me gusta conocer aquellos estilos que jamás podría emplear. E intuir el fascinante proceso de aquellos autores, para construir instantes que contagiarían de su pasión o paz a los lectores.

Así que me fascina Lorca y su cuasi metafísica poesía. Y también me conmueve que escritores como Jacinto Verdaguer, dedicaran una parte de su ilusión a escribir poemas de instantes amables, bellos en su simplicidad. Donde se siente en cada verso el fruto de la experiencia mística de la soledad o recogimiento, y el contacto con la naturaleza.

Hoy ha sido un día bonito. Dos veces bien.

No puede hacer daño.

Y ahora a ver cuanto me cobra la usurera vida por el buen momento.


Iconoclasta

22 de abril de 2023

lp--Los árboles también tienen cáncer--ic


Bueno, algo deben tener para que puedan morir ¿no?

Es anecdótico tener algo en común con los árboles.

Las anécdotas sórdidas siempre son sorprendentes.

Me alegro de que el mío esté dentro. No soy amigo de llamar la atención sobre mí sin vivir en mí.

Si el árbol tuviera que caminar como yo, me gustaría ver si se mantiene tan estoico.

Nunca he sentido una tristeza de esas de enmarcar en el cuarto de las lágrimas.

Yo soy más de blasfemar, es cultural, no es una cuestión religiosa.

Cuando algo duele, simplemente me encabrono.

Asaz…

Y menos mal que la procesión va por dentro y no tengo que pasar horas lijando el tumor.

Dale que te pego sangrando…

Aunque el cáncer no duele, duele aquella carne a la que no le llega la sangre.

Una carne negra que parece, precisamente, el tronco de un árbol con cáncer.

¡Vaya, menuda reflexión! Soy la alegría de la huerta.

Los hay que escriben cosas edificantes. Está visto que yo estaba destinado a ser el contrapeso del himno a la alegría.

Los hay que se comen el bistec y yo la carroña.

No es casual, es algo que me propuse en algún momento, no sé cuál.

Fue mucho antes de que pensara que el árbol y yo teníamos algo malo en común.

Mucho antes.

Siempre fui precoz para lo sórdido.

Podría ser peor: que alguien no dejara de cotorrear a mi lado y me distrajera de las maravillas y grandes ventajas de los cánceres de los árboles y los hermosos nudos que dejan a la posteridad para la producción de muebles lujosos.

Porque del de mi pata no me puedo distraer, no soy un indolente, desgraciadamente.

De cualquier forma, yo y yo mantenemos suficientes charlas para hacer amenas las caminatas dolientes, cancerígenas.

Espero que el ladrillo de Tolkien, hiciera a sus Hobbits libres de cáncer, bastante tienen con las plantas de los pies peludas y las uñas como las de las águilas…

Se me escapa la risa…

No sé quién inventó aquello de que el dolor te hace piadoso. Algún mártir con serios problemas de humildad.

Tal vez algún trastorno neurológico que les da esa apariencia imbécil.

Y desconocimiento absoluto del dolor.

Yo no padezco ninguna parafilia respecto al dolor, si me duele, no follo y punto.

Hay más días que subnormales y entre ellos los días que duele poco.

Vas a meterla precisamente cuando te duele con solo correrte…

Idiotas.

Otra vez… ¿No estaba yo hablando del cáncer de los árboles?

Lo de ser absurdo e inestable no tiene que ver con los bultos, siempre he sido así. Lo sé porque cuando hablaba demasiado, mi padre miraba al cielo buscando no sé qué.

Cuando me hice un poco adolescente, llegué a pensar que cuando le daban esos pasmos, debía ser que su cigarrillo estaba contaminado y se quedaba en animación suspendida escuchándome embelesado.

Resulta que el muy querido (grrr…) buscaba paciencia.

Maldita sea…

Me largo, me duelen los dedos de escribir.



Iconoclasta

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20 de abril de 2023

lp--Un amor expreso y amargo--ic


Hay un tipo de amor comprimido a gran presión por la distancia, el tiempo y la imposibilidad. Cuando uno de estos factores falla se abre una pequeña brecha en el velo íntimo de los amantes por la que escapa una mínima gota que se hace torrente en un instante. Una riada de urgente amor que los arrolla.

Se arrollan ellos mismos con una violenta y caudalosa pasión.

Pareciera que una cafetera exprés de amor empezara a llenar una taza.

Un expreso corto, muy corto…

Y una vez ha iniciado el ciclo no se puede detener el escape de pasión acumulada, presurizada durante meses y años y secreta; hasta que el chorro se detiene.

Un amor a presión, una hermosa tragedia…

La crema del café se forma con los besos y “te amos”. Y la sonrisa bendita de la alegría.

Me apresuro a follarle el alma con palabras, con la urgencia del que va a morir. Porque tengo poco tiempo para entregarme a ella y mostrarle todo mi amor en apenas unos minutos.

Un café expreso, un amor atropellado…

Unos minutos para un querer que se ha extendido durante años a una escala tan grande de tiempo como profundo el deseo e insalvables distancias espaciotemporales.

Y hablando y escribiendo al tiempo, te muerdes los labios vacíos del beso no formalizado. Maldiciendo los palpitantes deseos y los actos fallidos.

Tartamudeo queriendo decírselo todo antes de que la taza se llene y cese de nuevo el flujo aislándonos a cada cual en su mundo.

Hablas de esperanzas que sabes imposibles; pero necesarias para no arañarse el alma de desesperación. Una mentira venial de amor.

Tanta emoción en tan poco tiempo.

Luego, me sentiré mierda por todo aquello que no he sabido decir.

Qué desolación cuando se va.

Los enamorados, cuando cae la última gota de espuma en la taza, se despiden con dolorosos besos. Ese expreso hirviendo y a presión, les ha abrasado los labios al beberlo sin cuidado. Con la premura de las emociones desatadas en una pequeña taza de café corto.

Un amor exprés…

En unos segundos la fuga se habrá soldado y afrontarán de nuevo su soledad secreta e íntima.

Pobres amantes expresos que se olvidaron, con la urgente pasión, de azucarar el café. Por eso la sonrisa final, aunque sonrisa, es amarga.

No tienen más remedio que aferrarse con melancolía a la amargura, porque es lo único que les quedará durante otro océano de tiempo y espacio.

Esperar la próxima taza… Para eso vivimos.

Un amor urgente…



Iconoclasta

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17 de abril de 2023

lp--Crónica de una tristeza ilegal--ic

 


Año 2025. Incluso su nacimiento fue triste.

Al nacer su primer llanto deprimió a la madre y al personal sanitario. Ante tal tristeza, como prevención por descabellado que pareciera, al bebé le vendaron las muñecas y los muslos para evitar que se suicidara.

Al padre, por orden judicial, le realizaron una vasectomía y a la madre ligadura de trompas. No podía volver a nacer semejante tristeza humana en una nación gobernada con mano que no tiembla; pero con mucho cariño y respeto. En la que siempre prevalecía por encima de toda libertad, el derecho inalienable a no estornudar o no toser. Se trataba de una dictadura paterno-sanitaria-infantil-homosexual del bienestar psíquico.

Por violar los dogmas de la nación y con el aval de un juez, también fueron sancionados los cónyuges progenitores por el gobierno absolutista a ceder el noventa por ciento de sus ingresos al estado hasta su muerte.

Un obispo predicó en una homilía extraordinaria, debida a la alarma social de semejante nacimiento triste, que la orden judicial era un acto de bondad.

A pesar de ello, el niño más triste del mundo, en un colegio de adoctrinamiento especial aprendió nociones de anatomía básica humana.

Año 2037. A los doce años acabó con su tristeza con simple lavavajillas.

Su cadáver olía tan bien que pensaron, madre y padre, que se había curado de tristeza y dormía plácidamente. Hasta que los gases de la descomposición produjeron pompas de jabón en su boca y nariz.

Y se llevó con él la tristeza que infectaba a su familia y la gente que lo conocía.

No lloraron su muerte, sino que la celebraron con programas televisivos especiales de optimismo y manifestaciones multitudinarias pro alegría que paralizaron la ciudad durante tres días. El ayuntamiento asumió la cremación del cadáver triste como acto institucional, sin funeral y obligando a pagar la incineración a los progenitores. Se borró su nombre y nacimiento del registro civil y hospitalario para limpiar la memoria histórica de la dictadura de semejante e indeseable tristeza.

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La narración del presente artículo está basada en documentos de prensa almacenados en la memoria sólida de una computadora personal ilegal. Es decir, no declarada a la administración estatal por su comprador en algún momento del 2030.

Fue hallada en mayo del 2252 por un equipo de paleoantropólogos, entre las ruinas de una ciudad española extinta en el 2053 por bombardeo nuclear durante el período de las Guerras Climáticas Mundiales del 2043 al 2054.

 

 


Iconoclasta


14 de abril de 2023

lp--Esos repentinos silencios--ic


Me gustan esos repentinos silencios que me hacen creer por unos segundos que el planeta y lo que contiene se ha detenido. Un breve espejismo de paz en la granja humana.

Un regalo al azar.

El silencio es soledad y serenidad.

No precisas decir u oír nada.

Es el perfecto ser.

Solo te diferencias de una estatua por la respiración.

Y los ojos cansados, cerrados.

La diferencia entre un budista y yo en el silencio está en que no busco nada.

No necesito mejorar, trascender o encontrarme conmigo mismo.

Ni controlar emoción alguna, porque estoy íntimamente fundido con el planeta.

Hay aves que me siguen piando durante breves trechos saltando de rama en rama.

Tal vez quieren arrancarme un sonido. No pueden creer que una bestia que respira sea tan hermética.

Y yo no me explico como he llegado a tener tantos años acumulados en mis huesos. Por qué la vida no me dejó tiempo atrás.

Le hablo demasiado al universo y no le daré tiempo a darme las respuestas que no quiero escuchar. Yo hablo y él que escuche. Cuando pretenda responder no existiré.

Sé jugar bien mi brevedad.

El universo es un vertedero de luz vieja, de algo que sucedió. Una luz innecesaria y falta de energía.

Y quien lo mira demasiado un día no sabrá siquiera que ha muerto. Y el infeliz esperará el próximo amanecer con ansiedad.

Nunca llegará.

Lo único que me fascina del universo es su sepulcral silencio que dicen que tiene.

Más que silencio es simple muerte, eso es trampa.

Estoy seguro de que si el sonido se propagara por el cosmos, no habría vida alguna, no sería posible la vida en ningún lugar con todo ese fragor de destrucción y desintegración.

¿Cuál sería el sonido de las galaxias y planetas venenosos?

No importa, es solo un pensamiento silencioso entre caladas de tabaco que no requiere respuesta.

A veces pienso que soy cruel con mi desdén hacia el universo, arrasando atávicas ilusiones.

No puedo evitar una sonrisa taimada y vanidosa por ello.



Iconoclasta

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9 de abril de 2023

lp--Los caballos hastiados--ic


Los caballos tristes, hastiados de tan poco espacio para galopar, cansados de la humanidad que los observa, hartos de siempre el mismo pasto; se vuelven de grupa a la gente.

Están cansados de los humanos apostados ante la alambrada electrificada. De que les pidan acercarse para ser tocados.

Yo también le doy la espalda a mis opresores y me alejo cuanto puedo de ellos; y puedo alejarme más que los pobres caballos.

Están tan habituados a los humanos que, a pesar de la tristeza que les cubre el pelaje, no pueden alejarse de la alambrada. De aquellos que los privaron de su esencia animal.

Los humanos hacen lo mismo consigo mismos, a pesar de la necesidad de intimidad y espacio se amontonan en los mismos lugares. Se aborregan en pequeños espacios aunque saben que es indigno.

Sus almas se han infectado también.

¡Pobres, caballos! Les rompieron el alma.

No me gusta que los animales tristes no se alejen de quien les pervirtió su esencia.

Y me gusta que se acerque, en secreto, cuando nadie nos ve el que está en pie. Y se deje dar un saludo en la cara.

Hay una escalofriante y tristísima semejanza entre los caballos melancólicos y los humanos grises.



Iconoclasta

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8 de abril de 2023

lp--Reinventarse--ic

Una sociedad que habla de reinventarse es infantil y ridícula.

Adoctrinada cada una de las reses que la componen, se han de inventar en algo que el estado dicta. Y comer su mierda. Si han de hacerse rumiantes que lo hagan y pronto. Obedecer a los amos que las reses ingenuamente han creído elegir es el mandamiento primero.

Me ha llevado toda la vida ser lo que soy en la actualidad. Y no voy a reinventarme o transformarme.

No hay nada mejor que yo y estoy absolutamente satisfecho de mí mismo sin vivir en mí. ¡Ja!

Lo que sí haré: considerar leyes, decretos, usos y tradiciones para eludir o usar lo que me convenga; pero ¿reinventarme? Eso no pasará soy lo más, no necesito reinvención y no obedezco a amo ni dios.

Conforme pasan los años gano en adaptabilidad con mi intelecto íntegro.

Reinventarse se ha convertido en un mantra tan cotidiano que, cualquiera diría que en sus entrañas la chusma lleva baterías recargables y se enchufa cada noche a la corriente. Es la razón de que el estado matara a viejos y enfermos en nombre del coronavirus, era tarde para que se reinventaran.

Ser creador, original, autor… Eso está prohibido en cualquier nazismo o dictadura. De ahí el verbo “reinventar” tan de moda y mucho más acorde con la dictadura homosexual penitenciaria sanitaria climática, en este caso española. Lo de ser creativo, solo es para gente que sabe, la del estado. “Tú no pienses y calla”.

Ni sé ni me importa quién es el tipo de la propaganda nazi; pero se reinventa porque algo salió mal en su concepción. Es solo un muñeco propagandístico de las dictaduras fascistas poscoronavirus, una lección moral de cómo ha de expresarse y actuar el ciudadano ideal y dispuesto a ser lo que sus amos decreten.

“Reinventarse” es un precepto religioso del actual nazismo que arrastra el homosexualismo, la sanidad represiva y la religiosidad usurera del cambio climático como las grandes virtudes para medrar en sociedad. Si no eres como el absolutismo decreta, debes hacer algo por reinventarte ¿no?

Y así el muñeco sonriente de la prensa trabaja en convencer a los cerebros vacíos de las grandes ventajas de ser como te ordenen.

Porque de esto va el actual nazismo español: la mansedumbre, la obediencia, la fe, el aplauso a los jerarcas, el homosexualismo y la religiosidad climática.

Nací perfecto (bueno, un rabo más largo no estaría de más; pero estoy muy contento con lo juguetón que es, definitivamente no lo reinventaré), nunca he tenido esas inquietudes de reinvención, solo amplío y mejoro lo que soy. Cuanto más lejos esté del prototipo de ciudadano o votante mediocre, más orgulloso estoy.

Las cosas empeoran por momentos en esta sociedad nazi del miedo y la obediencia suprema, del aplauso y la reinvención y los transformers. A cada instante surgen más “reinventados” que arden en deseos de meterse la copa menstrual de silicona por el agujero que tengan más a mano. Les dice el estado que así ganarán más dinero, escalarán a puestos importantes en esta sociedad piojosa o incluso, al morir, les meterán en la boca una placa conmemorativa por lo buenos cabestros que fueron. Gratificaciones en una sociedad ganadera sin concepto alguno de la dignidad.

Las “reinvenciones” que ha cometido el gobierno nazi penitenciario español homosexual sanitario climático, no son tal, solo son degeneraciones y corrupciones de la ética, la libertad y el conocimiento.

La perversión o degeneración nunca ha sido reinvención. Y en el caso más amable, reinvención es plagio.

Podría ser que quisieran decir otra cosa por reinventarse, en tal caso harían bien en volver a la escuela (no a una pública) y aprender cosas útiles como usar las palabras, el idioma.

Es curioso que entre la palabra “idioma” e “idiota”, haya una sola letra de diferencia.

Son muy cansinos con la reinvención.

Ocurre que en una sociedad decadente, el esfuerzo para adquirir conocimientos y no dejarse avasallar por el oscurantismo del poder, es agotador para los acomodados que se permiten dejar su subsistencia en manos de los amos sin rechistar. 

Es lógico que el rito sexual haya evolucionado masivamente al homosexualismo: es más fácil tener sexo cuando las hormonas hacen hervir la sangre con el amigo, que empezar un cortejo con el sexo contrario del que puedes salir rechazado; y la narcosis ayuda a meter cosas extrañas en el cuerpo, es otra religiosidad de los nuevos fascismos.

Es importante no ser un Juan Salvador Gaviota, sino todo lo contrario; debes reinventarte en una oveja que no tiene por qué hacer otra cosa que comer hierba, una bestia sin necesidades intelectuales que salte la valla cuando alguien tenga insomnio.

Los animales que nacen en cautividad viven indignamente y al final, mueren igual. Si al menos no reconoces que naciste y vives en cautividad en una sucia granja humana, morirás con esa ignorancia infantil, tristemente tras haber vivido tantos años.

Esta es la humanidad al filo de la extinción. Los monos poderosos carecen de la suficiente inteligencia para sobrevivir sin dinero, y morirán al mismo tiempo que sus esclavos cuando la civilización se derrumbe.

Las muertes serán tantas que la gente morirá por contagio. Ver tanta muerte los convencerá de que están muertos y sus corazones cesarán su trabajo. Se reinventarán en cadáveres.

Y los carroñeros durante los primeros meses de la reinvención en cadáveres, triplicarán su población. Un final ecológico.


Iconoclasta


30 de marzo de 2023

lp--Esto no es La Tierra, es la taquilla C-18--ic


El planeta ya no es La Tierra.

Es la Taquilla C-18 de la película Hombres de Negro II.

La especie humana se ha convertido en algo parecido a esos pequeñitos alienígenas peludos, con ojeras como pandas y antenas con bolas luminosas, como estaban tan de moda en las discos de los ochenta del siglo pasado.

Solo que ellos tienen gracia, los humanos de La Tierra, también la tenían.

Pero estos humanos actuales de la Taquilla C-18 sucios del nazismo del coronavirus, la sanidad y el homosexualismo ideológico. De miedo, fe ciega, obediencia religiosa, infantilismo, aplausos a los dictadores…

Todos pensando igual, diciendo lo mismo que les emiten por televisión e internet. Repitiendo con el rostro convencido las mismas consignas que sus amos ganaderos les transmiten las veinticuatro horas al día sin cuestionar nada, asumiendo el lema nazi de que la libertad es enfermedad y acatando serviles las prohibiciones de todo tipo y los dogmas eclesiásticos de mansedumbre, homosexualismo, nutrición, sexo, ocio y cambio climático…

Estos no son humanos reales u operativos para la especie. Ya no quedan seres humanos de La Tierra, son los habitantes de la Taquilla C-18.

Sin gracia, todos haciendo colas en los mismos lugares para pincharse con el rostro compungido de miedo, silenciosos… Comprar las mismas cosas de oferta, las mismas películas de super héroes repetidas hasta el hastío profundo.

Tristes, átonos, amorfos…

Asomados a las ventanas para espiar a los que pudieran salir a la calle cuando los encarcelamientos por coronavirus, calzando bozal en el hocico como si en ello les fuera la vida, aplaudiendo al régimen.

Con sus “yo me quedo en casa”, “yo me vacuno”, “yo confío en mi dictador”, “el estado me protegerá y dará de comer”, escuchando con esperanza palurda la tonta canción de “Resistiré”…

No son seres humanos, definitivamente.

Al menos los habitantes de la C-18 de la película tenían gracia, hablaban como catetos pueblerinos con las miradas idiotas, en un acertado sarcasmo y caricatura cinematográfica de lo que sería la especie humana en el 2020. Me meo de risa al ver la escena, es mi clásico desde el primer día que la disfruté.

En lo demás, los habitantes actuales de la Taquilla C-18 dan pena en su infantilismo y temor conejil, su fe en los salvadores de sus vidas y ladrones que les roban el sustento y la respiración. Y a sus hijos la identidad, la cultura, su naturaleza y biología; y la determinación y creatividad.

Recordad que es de bien educados rebobinar las cintas antes de entregarlas al video club. Y ahora, corred que las entradas son dos por uno.

Y no os olvidéis de cantar a vuestros dioses y amos, cabestros.

Es que me parto el rabo con los ciudadanos de la C-18, los peludos con cara de panolis… ¡Qué risa!

Video de la escena: https://youtu.be/WFF6BEM_7ng



Iconoclasta


25 de marzo de 2023

lp--Nihilismo matemático--ic


Soy pura numerología nihilista; sumas y restas de cantidades y cosas indefinibles, incorpóreas. Y ya sabemos que sin cuerpo no vales una mierda.

Tal vez soy cadáver y por ello las cuentas no salen.

La puta verdad es que solo estoy compuesto de quebrados y raíces que se clavan en mi cerebro. Y resto más que sumo.

Puta mierda…

Una ecuación de segundo grado que malo el positivo, malo el negativo. Una parábola estúpida, sin sentido.

Como las de Jesucristo.

Nunca me ha angustiado elegir el resultado de una aburrida y árida ecuación, ni de cualquier otra operación matemática o no. No odio las matemáticas, simplemente no me sirven para nada.

Solo es mala hierba para los imprevisibles sueños y deseos.

Hay quien ve en ellas un universo, yo veo la eternidad del tedio y la esclavitud.

Cuando faltan palabras usan los números para llenar los espacios en blanco de su imaginación con indeterminaciones y ambigüedades.

Cuando he de elegir lo hago rápido. Siempre elijo mal porque siempre te dan malas elecciones. Así que digo mierda y señalo una.

Y en un acto final de inocua rebeldía, me quedo con la otra; con la sabiduría final de que no importa. No razono las estupideces.

Otros a mi sabiduría la llaman destino o la voluntad de dios; pero sé que tras las elecciones hay un imbécil más de tantos que es quien las propone.

Hicieron de la vida una galería de feria de idioteces monstruosas y elijas la puerta que elijas, tendrás un mal positivo, un peor negativo o una fracción de tu vida tirada a la basura.

Si te amputan media pierna, solo queda desangrarse. A descansar de una vez por todas…

¿O vas a arrastrarte como un gusano a los pies de otros?

La metafísica matemática tiene consuelos desconsoladores.

Es el nihilismo consecuente, el pensamiento estropeado de una matemática estéril.

No preguntes para que no te den elecciones.

Haz lo que debas.

Cuenta absurdos que siempre serán más graciosos que unos algoritmos que miden el papel que usas para limpiarte el culo en días de lluvia, de sol o de mierda; según con quien, según donde…

El error está en el acierto.

Y un acierto y otro más son dos aciertos, dos errores. Nada por lo que dar saltos maricones de alegría.

Un error y otro error son dos errores (ídem de la parte final del párrafo anterior).

Dos putas no suman dos placeres, solo un robo seguro. Un negativo que en la parábola de la ecuación de un enfermo mental, podría ser también un positivo. Porque si las cosas ocurren es por algo ¿verdad, idiota? Y el viento arrastra una rama que te abre la cabeza por alguna razón que no habías resuelto.

Que te den por culo y por la boca mierda, listillo.

Y a las derribadas o como cojones quiera que se llamen.

Dicen los nihilistas que el conocimiento no existe. Qué sabrán ellos…

Yo digo que la humanidad son los electrones estúpidos de un átomo y que de tanto orbitar, han ocurrido azares sin mediar inteligencia alguna.



Iconoclasta


23 de marzo de 2023

lp--666: Una epifanía--ic


Yo digo que una bofetada se resuelve con otra hostia.

Además, sería imposible pagar solo con otra.

La decapitación…

No se trata de poner la otra mejilla, no es tan fácil.

Todo va más allá, a otra dimensión, en la que yo rijo.

Yo lo puedo hacer; pero vosotros no y si lo hacéis será una chapuza. Un trabajo mal hecho e inconcluso por mucho que matéis.

Pero lo más importante, es que desde el momento en que ese dios melifluo, iracundo y maricón me creó, nadie me ha dado una bofetada.

Yo sí puedo hacer lo que digo, lo he hecho antes de alardear de ello.

En un tiempo remoto, cuando le comía los dedos de los pies a un bebé ante su madre, dios me preguntó desde su palacio celestial mierdoso, que parece un burdel barroco:

¿Por qué lo matas todo, 666?

Le respondí que no soy un hipócrita divino y sádico como él. Que no pido obediencia ni fe a sus amadas creaciones, monos de mierda…

Dices ser amor, y sin embargo asesinas y torturas hipócritamente, cerdo todopoderoso.

Le dije que es mi trabajo y disfruto con él, sin más liturgias de mierda.

Incluso cuando el primate casi con alegría va a morir y por ello dejar de sufrir, le insuflo vida por el placer de observar el movimiento de sus intestinos que, parecen grandes y sucias lombrices retorciéndose al aire.

Evito que el mono muera de un infarto cuando observa como descuartizo a todos sus seres queridos en largas sesiones, chapoteando mis pies en una balsa de sangre y restos cárnicos.

Lo más fascinante llega cuando el dolor y el terror se les hace tan insoportables que su mente estalla y dejan de ser humanos para convertirse en un organismo desgajado o eviscerado, mugiente y convulso. Incapaz de pensar, solo buscando la muerte como un animal que va a morir abrasado y corre hacia el acantilado, al vacío.

Juro que puedo escuchar el sonido a cristales resquebrajándose cuando la mente se les rompe y dejan de ser humanos.

Algo que ningún mono del mundo podrá gozar jamás. Es mi privilegio exclusivo y la razón suficiente e insaciable para exterminaros lentamente cada día, cada noche, a cada instante… A todos, desde los recién nacidos a los que han creído tener la suerte de morir dulcemente en la vejez.

No puedo creer, dios imbécil, como puedes asombrarte después de tantos millones de años viendo como desguazo y extermino a tus creaciones.

Y cuando acabe con el último primate sobre la capa de la tierra, subiré a tu cochino cielo y comprenderás lo que es la fractura de la mente cuando te tenga en el filo de la muerte y el dolor inenarrable; y a tu hijo el nazareno, repartido a trozos entre los coros celestiales, después de haberlo despellejado como un muñeco de medicina.

Cuando tu corazón negro dé el último latido en la palma de mi mano, tu mente se habrá rajado y dejarás de existir antes de morir. Y el mundo que creaste sufrirá un colapso que lo convertirá en otra piedra muerta flotando en el universo. Tu grito de dolor enmudecerá por fin allá en el vacío.

Mientras ese momento llegue, herviré crías de primates humanos como golosinas para mis crueles. Mis queridos y obedientes cerdos diabólicos…

Les gusta más cuando les doy carne de ángel, se matan entre ellos por un bocado de sus alas recias y musculosas, afeminadas hasta la vergüenza. ¿Por qué no los dejas acercarse a mí más a menudo, dios marica?

Ese Dios melifluo y asesino hipócrita, hace ya rato que ha cerrado las puertas de su reino. No le gusta que sus primates inocentes, bienaventurados, ángeles y arcángeles escuchen mi verdad, mi volición imparable.

Cuando desplego en todo su esplendor mi naturaleza en el infierno, el silencio se convierte en una plancha de plomo que lo enmudece todo, ni siquiera se produce eco. Un plomo que cae sobre las almas que sufren sin cuerpo para la eternidad o cuando a mí me plazca acabar con ellas.

Puedo imaginar vívidamente un mundo sin vida humana y rujo al cielo y a la oscuridad de mi húmeda y oscura cueva.

A medida que me tranquilizo tras mi furiosa epifanía, soy consciente del sonido que produce mi Dama Oscura entre mis piernas, chupando mi rabo y sus dedos chapoteando en su raja anegada y brillante, sentada a los pies de mi trono de piedra. Mis huevos captan el frescor de la piedra del trono. Me gustaría que la Oscura prestara más atención a estos detalles, que los acariciara y dejara de darse placer a sí misma.

Extraigo de entre la carne de mis omoplatos mi puñal y goteando viscosidad sanguinolenta, deslizo la afilada e infecta punta por sus pezones acariciándolos, conteniendo a duras penas el deseo de cortarlos.

Ante el caliente filo, se le escapa un gemido de la boca llena de mí y su orina se derrama entre mis pies y sus nalgas poderosas que esconden un indecoroso y hambriento ano.

Un cruel emerge gruñendo de la oscuridad que nos rodea, se acerca al trono y lame con avidez los jugos derramados y el coño de la Dama Oscura cuando se lo ofrece separando las piernas.

– ¡Hazme daño! –rujo.

Desenfunda la fina daga, un estilete ceñido a su muslo y lo clava en el escroto atravesándolo de parte a parte, destrozando los testículos… El glande escupe unas gotas de sangre que caen sobre el hocico del cruel. Las manos de la Oscura están ensangrentadas, ardientes…

Y bramo.

El cruel huye apresuradamente gruñendo horrorizado hacia las oscuridades a esconderse.

Eyaculo una gelatina rojiza que cae sobre las tetas de la Oscura, que mantiene su mano cerrada en mis mutilados cojones, apretándolos, sosteniendo el dolor en su nota más alta.

Es una virtuosa del dolor, no sé si le queda algo de humana…

Y como si leyera mi pensamiento lleva esa gelatina a su coño para extenderla mientras se corre y grita y jadea y sus pechos se agitan pesados, duros…

Esta es la dimensión oculta que habito. La del dolor, la cuarta que tanto buscabais.

Bienvenidos a ella, pasad y sufrid.

Pasad y rompeos, primates.

Moriréis todos.

Siempre sangriento: 666.



Iconoclasta

 

22 de marzo de 2023

lp--No es fácil follarla--ic


No es fácil follarla.

Sí que es fácil en cuanto a que ha nacido para acelerar la libido hasta la eyaculación precoz con solo intuir su presencia.

Pero cuando habla… Aunque su escote te deje bizco, no quieres que calle y los minutos pasan escuchándola postergando la carnalidad.

Cada palabra que emite es un pedazo de su alma que flota como diente de león girando en tu cerebro.

Es lógico plantearse si taparle la boca y metérsela. O cuando hablando y gesticulando te dejas hipnotizar y luego, ya libre del poder de su alma, te haces una paja más sosegado.

Me gustaría de veras, ser un cerebro-polla de esos que no saben respirar por la nariz y se la meten a la puta quedando servidos para toda la semana.

Tal vez donar, aún que estoy vivo, algunas partes de mi cerebro a la ciencia. Y así, libre de intelectualidad alguna, follarla a bocajarro, animalmente.

Porque su silencio es la banda sonora de la plenitud, su respiración es toda una experiencia sensorial.

Mierda… De verdad que no es fácil follarla, ni no follarla.

Hay días que todo rima con olla y no hay forma de serenarse.

Ella manda y mis huevos duelen. Es una de esas constantes universales que has de saber para no creer que todo el campo es orégano.

Es un asco ser macho metafísico, tener cerebro de más.



Iconoclasta

20 de marzo de 2023

lp--La igualdad y la inclusión no funcionan, es puro sectarismo destructivo--ic


Algo básico antes de empezar:

No se puede uniformar al ser humano, porque eso llevará directamente al rechazo, ergo a la violencia del individuo. Deberían antes operar los cerebros y extirpar algunas zonas que nos hacen humanos.

No puede haber igualdad e inclusión alguna, eso es solo un timo. Los hay negros, blancos, amarillos, hay niñas y niños, los hay que gustan del sexo natural y los hay que se decantan por la sodomía y otras parafilias. Los hay gordos y flacos. Los hay con un cáncer y los hay sanos. Los hay musulmanes, judíos, cristianos y budistas. Los hay que te quieren agredir y los hay que viven sin mirar a nadie.

Es la puta vida.

Basta con el respeto que proporciona una educación distendida y afín al momento y lugar en el que se vive. Y el respeto no se legisla, porque afortunadamente, los arribistas usureros impunes del estado no pueden entrar ahí si hay un cerebro con buena salud o funcional.

No puede ser invasivo el respeto, porque entonces no enseñas respeto.

A los dioses se les teme no se les ama, es la base y tipología de toda religiosidad e ideología política.

El respeto y la comprensión de religiones, sexualidades y razas, no es conversión a ello, es conocimiento básico. No puedes perder la infancia aprendiendo cosas inservibles. La vida por sí misma es un continuo aprendizaje y el único que al final prevalece si no han bloqueado tu capacidad de razonar.

La función de la enseñanza es mostrar la diversidad, no invadir. Hay horas de conocimientos muy i
mportantes que no deberían ser usurpadas por ideologías sexuales, religiosas y políticas que se muestran y aprenden por el solo hecho de vivir. El tiempo corre demasiado deprisa para que lo pierda la infancia con cosas banales que aprender y ser así, grandes ignorantes adultos sin recursos útiles.

Tal como van las cosas, decretarán que los niños deben profesar cinco años cada religión del planeta para ser ciudadanos de pro, comprensivos e inclusivos, según los nuevos estados fascistas ¿no?

No.

El Nuevo Nazismo Homosexual, climático y sanitario no busca comprensión ni respeto, solo conversión absoluta.

No solo es un error, es un horror, una aberración llevada a la destrucción de la esencia humana misma.

Y ahora vamos a lo que está ocurriendo:

El empobrecimiento mental y físico de los hijos por los estados nazis homosexuales surgidos con el coronavirus.

Con la economía y las clases sociales debería pasar igual que con el sexo de las cosas que ejercen de padre, madre, hombre, mujer, niño o niña.

Pero la realidad es que los genitales identifican a macho y hembra. Cada sexo tiene un sistema hormonal que lo induce a comportarse según su naturaleza. Es válido para ovejas, cerdos, elefantes, leones, gorilas y seres humanos.

La biología es impermeable a todo dogma sectario.

Dejando de lado la “inclusión e igualdad sexual”, hay otro aspecto no tan banal e importantísimo en la formación intelectual y conductual de la infancia. La silenciada y escondida por interés político doctrinal, por los jerarcas políticos y religiosos: la desigualdad social y económica.

Según los dogmas de los ministerios de igualdad e inclusión (que deberían estar incluidos en un ministerio de asuntos sociales si hubiera honradez en el estado), según los nuevos estados sectarios invasivos, homosexuales y de chantaje sanitario (un neonazismo surgido con el coronavirus desde marzo del 2020); la infancia debería uniformarse en las escuelas y en los espacios públicos, para que ningún niño destaque de otro.

Es un insulto y un trauma importantísimo para el niño pobre vestir ropa barata y ver que otro viste ropas o calzado de marca. Que las mochilas también sean todas iguales, para que no se acomplejen los pobres y los ricos no hagan ostentación avergonzándolos. Que un niño no lleve un bolígrafo más bonito o mejor que otro.

Y así, llegarán felices a la madurez intelectual sabiendo que viven en un mundo de igualdad, donde los adultos habitan unos en cincuenta metros cuadrados y otros en doscientos. Que unos tienen un auto de sesenta mil euros y otros uno de segunda mano de tres mil. Uno luce un reloj de cuatro mil euros y el otro lleva un digital de plástico de colorido cantón. Unos ganan centenares de miles de euros al mes. Y ellos apenas llegarán a mil.

¿Pretenden crear igualdad e inclusión social también? No, la verdad es que el estado busca engañar y pervertir a la infancia hasta que de adultos, en su primera relación sexual aún crean en los reyes magos. Y que la única igualdad que les han imbuido es elegir entre bragas y calzoncillos rosas o azules.

No se puede engañar a un crío, es una putada.

Es en la infancia donde los seres humanos deben hacerse fuertes y aprender la realidad del lugar y momento en el que viven. No puede hacerse de la infancia una colección de muñequitas de porcelana envueltas en papel de burbujas.

Esta doctrina nazi (por fascista) de la inclusión e igualdad pretende crear generaciones dependientes de la religiosidad de los gobiernos homosexuales, sanitarios y climáticos surgidos con el coronavirus.

No pueden argumentar la igualdad e inclusión social porque ellos mismos, los políticos o jerarcas, viven en otra esfera que nadie puede igualar en ociosidad, perversión sexual, narcosis, poder, dinero, lujos e impunidad legal.

Para argumentar semejante cosa, incluida la sexual que es la que primero fallará cuando lo social no case con el dogma nazi de igualdad e inclusión; la población debería ser cien por cien deficiente mental. Imbécil absoluta.

Entonces, sus dogmas de estafa y mentira entrarían en las cabezas vacías o taradas.

Ahora apremia que los padres corrijan la doctrina venenosa que el estado está imbuyendo en sus hijos, que los eduquen y los limpien del veneno que les vierten en las escuelas del neonazismo del coronavirus. Si padres y madres no consiguen corregir la aberración doctrinal con la que llegan los hijos a casa, se les convertirán en una cosa amorfa, débil de cuerpo y mente. Que incluso, superada la adolescencia, no sabrán como reproducirse; porque el estado los ha convencido de que son cosas sin identidad y que nace lo mismo de un coño que de un culo.

Pero lo que es más importante y escalofriante: los hijos pedirán cita a un asesor del estado para que les guíe sobre qué libro leer (si no han sido reemplazados por audio libros), qué película o serie ver y que orientación sexual es buena para medrar en determinada actividad laboral.

Jamás permití que lo más sagrado de mi vida, mi hijo, el estado convirtiera en un imbécil incapaz de valerse por sí mismo. O cobarde para pensar y actuar.

Ha crecido y se ha hecho un ser independiente en un mundo de desigualdades y diversidades, sin que le importe nada de ello si no interfiere en su vida.

Y follará y folla con quien le dé la gana olvidando todo lo que le quisieron imbuir gracias a mi absoluta falta de escrúpulos para explicarle como es realmente la vida y la hipocresía de la sociedad. Ninguna ley o norma social lo hará llorar, solo se pondrá furioso, hostil de que alguien pise su voluntad y sus deseos.

Porque en la naturaleza misma, hay quien vive y quien muere, quien come o bebe más o menos, quien es más fuerte y más débil.

Si le niegas ese conocimiento a tu hijo, lo matas, lo destruyes, lo denigras, lo humillas…

Ni madre, padre e hijo, hemos sido traumatizados por las desigualdades, por las penurias y por la corrupción que todo estado y en toda época luce sin pudor.

Los hijos no necesitan el papel de burbujas miserable del estado nazi doctrinal. Son fuertes, y si alguno es débil, deben ayudarlos los padres, no los corruptos decretos de un estado que con el coronavirus y la homosexualidad quiere castrar las mentes y tener así, el voto de los cobardes y débiles mentales.

Y para llegar a esa utopía enfermiza del estado, la misión que se ha propuesto en su agenda de mierda, es que todo ser humano llegado ya a la adolescencia, debe ser absolutamente débil, dependiente y cobarde.



Iconoclasta


17 de marzo de 2023

lp--Lo inorgánico--ic

 


Es demasiado viejo para estar derecho.

¿Sufren de artrosis las cosas? Aunque no tengan huesos.

Aunque estén vacías.

(Un quebranto que nadie escucha)

Porque lo están ¿verdad?

(Podrido)

Demasiado decrépito para soportar los cables y ahora es el despojo de una marioneta cuyos hilos penden sin que nadie le dé vida.

(No tiene un corazón tallado en su madera)

Está abrumadoramente solo, lejos de toda vida. Se nota en la mirada triste del aislador a la cámara.

(Avergonzado entre tanta vida y verticalidad)

Humillado ante el poste recto y firme de cables tensos.

Solo es un efímero reloj de sol antes de tenderse inútil en la tierra.

(Las cosas no fabrican esperanza)

Pero tampoco hay nadie que dibuje en la tierra las horas que marca. Su sombra es anciana y contaminaría el tiempo con un adelanto de la hora estimada de la muerte.

(Un Pinocho huérfano de hada azul)

Si alguien se apiadara de las cosas, sería culpable de no apiadarse de los humanos.

Deberá tener coraje hasta convertirse en leña.

(Un llanto mudo)

 


Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

 

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12 de marzo de 2023

lp--Pobre padre…--ic

Los personajes buenos e ingenuos me dan cierta lástima en este mundo de buitres y hienas. Las buenas personas vale la pena pensarlas, hay tan pocas que es terrorífico un mundo sin ellas. Que desaparezca una sola es dramático.

Así que cuando veo un buen personaje en una película o una persona que sonríe sinceramente al verme, no puedo dejar de sentir cierto temor por lo malo que le pueda pasar.

Son presas fáciles. Aunque sé que si han llegado a adultos, no necesitan nadie que los defienda.

Es tan infundado mi temor como instintivo. Tal vez sea porque el débil soy yo.

A mí me ha pasado y no soy buena persona. Me he tropezado con tantos malos siéndolo yo también…

Todas las personas buenas mueren antes que las malas. Es lo que he aprendido.

Mi padre murió con cuarenta y cinco, yo tengo sesenta y uno. ¿Soy dieciséis veces más malo que él?

Pobre padre que me quería sin imaginar lo malo que soy.

Pobre padre….

Solo estuve con él dieciocho años, y las tres cuartas partes de ese tiempo durmiendo y en el colegio.

¡Pobre padre!

Quedaron ciertos sueños rotos.

Me crispa los dedos el recuerdo de su carne fría cuando lo tendieron en la cama a la espera del ataúd.

Ahora que soy viejo y contabilizo demasiados años temo que no me hubiera querido.

No sé qué ven los demás de mí. Mi vanidad produce una gruesa capa de indiferencia.

Pero tú no eres la humanidad, tú importas.

Importabas un millón de cualquiera que sea la unidad de medida.

¿Y si no sonríen sinceramente al verme? Tal vez haya coincidido que hubiera alguien detrás de mí y le sonrieran a él.

Qué ridículo, padre…

Estoy viviendo tanto tiempo como los malos, como lo peor. Lo que queda en La Tierra.

Pobre padre ingenuo.

Aquel día todo salió mal para siempre con tu muerte.

He aprendido que algún dolor cárnico no se va nunca, siempre duele, pulsa, acaba con tu ánimo apenas ha empezado el día. Y sigue doliendo mientras duermes, no hay manera de encontrar la posición para que cese.

Tu muerte no me duele ya; pero me avergüenza porque he vivido más que tú, como los malos.

Pobre padre…

Yo no quería ser tan malo.

Creía ser idiota, pero tan malo…

¿Y si era bueno y al morirte me estropeé? Es una posibilidad que me tranquiliza.

¿Ves cómo soy un hijo de puta? Te estoy responsabilizando.

Qué puerco… Nací malo, pobre padre.

Alguna aleatoriedad de la que no tuviste culpa.

¿Dónde quedaron las cosas que no pudieron ya ser?

¿Hay una oficina de sueños perdidos?

¿De padres muertos?

¿De madres?

Pobre padre…

¿Dónde te puedo encontrar? No me olvido de tu rostro, ni de tu voz. Soy asquerosamente inmune a la amnesia.

Siempre he pensado cómo hubieras sido de viejo.

No sé… Tal vez sea una tontería, pero colecciono todas las banalidades de los seres que amo y me las meto en un bolsillo del corazón. Duele la presión, pero es que no quiero que no duela.

También me siento débil con cierta frecuencia desde entonces que me quedé yo solo conmigo y mi maldad.

Quiero pensar que el manto de la muerte me cubre despacio, que el malo por fin ha de pagar.

Que se desprenden de mí como piel muerta los cadáveres de las ilusiones que tengo dentro.

Y por ello no lucho con entusiasmo para aspirar aire, si algo es bueno no debes estropearlo. Déjalo que haga, déjalo que mate.

Lo bueno de la muerte es que mata el dolor también, es buena gente… Y la carne podrida, como si no existiera.

Bien, mis besos a la muerte.

No quiero acumular más años de maldad o mezquindad.

Ha de acabar ya esto.

Quiero ir contigo ahora y que me digas exactamente qué tipo de cerdo soy y qué he de amputarme.

No te creas que no pienso en madre; pero no tengo nada pendiente con ella. Me quería incluso cuando me hice adulto y se mostraba en todo su esplendor mi mezquindad.

Y me quería así.

Qué tonta.

Pobre madre…

Todo se muere a mi alrededor.

¿Qué pasa?

Te engañaste, pobre padre. Cuando buceo dentro de mí, no puedo evitar pensar que fui un fraude.

Ser malo no siempre es ser indigno.

Y la indignidad pesa. Debo decirle a mi hijo lo que soy.

Que tiene un padre que vive más de lo que se merece.

Porque indigno no es una buena forma de morir.

No quiero perdón, ni siquiera me he planteado que tuviera que pedirlo por nada.

Pero ¿indigno para mi hijo? Eso no es forma de morir.

¿Si yo no hubiera nacido estarías vivo, padre?

Es un problema que me corroe desde que empecé a ser más viejo que tú.

Cuando cumplí cuarenta y cinco y pasaban los días y no moría, me dije: Ya está, yo también soy un hijo de puta viviendo demasiado.

Y aquella vez que se me llenó un pulmón de sangre y cada vez que respiraba me salía por la boca, me dije: bueno, dos años de diferencia… Cuarenta y tres solo son dos años menos que padre, somos casi iguales de buenos o malos. Es aceptable.

Pero el hijo puta no se murió, está visto que mi misión era ser muy malo.

Tal vez aquello dolía demasiado y por eso me confundí. No pensaba en vivir, solo quería que, por favor, dejara de doler aquella lija que se arrastraba por dentro de mí. ¡Uf!

Y huyendo de aquel daño masivo, crucé de nuevo la frontera hacia la vida.

Quisiera lavar mi alma de lo que me hace tan longevo, si la tengo.

Dejaré de existir, lo sé; pero no quiero tener esta carga en el momento de morir.

Preferiría ser menos mierda.

Y aquí acaban mis palabras inútiles y queda eternizado mi ridículo.

Al menos que nadie crea que me sentía un buen tipo a grandes rasgos.

Pobre padre…

Te moriste queriéndome.

Pobre padre ingenuo.

Pobre padre, mal hijo.

Tiraste margaritas al hijo… Al cerdo.

Un error de cálculo tuyo. No te creas perfecto, solo amado.

Querer por querer es una imprudencia temeraria. Y una injusticia.

Y ahora que muero más que vivo no quiero engañar a tu nieto que no conociste.

A ninguno de los que te observan en las fotos pensando como hubiera sido el abuelo Paco.

Aquella mañana despertaste vivo.

Y de repente muerto, sentado tu cadáver en la silla que acarreaban los enfermeros para meterte en casa, porque no entraba una camilla o silla de ruedas en el ascensor. No sé qué pasó luego durante dos o tres horas que se me perdieron… Pudiera ser que corrí a buscarte para meterte otra vez en ese cuerpo muerto. Y lo hice mal.

Ni siquiera lo intenté, solo lloré como un maricón.

No sé… El universo se disolvió y yo con él.

Me duele la cabeza.

Necesito no vivir.

Yo mismo me maldije: lo malo vive más que lo bueno.

Y no puedo ni quiero cambiar de opinión. No quiero añadir la hipocresía a mi indignidad.

¿Escribiste alguna vez con la cabeza doliéndote como si fuera a estallar?

¿Cómo la mía ahora?

No mola.

Es una putada.

Pobre padre…

Qué desolación, papa…



Iconoclasta