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22 de abril de 2023

lp--Los árboles también tienen cáncer--ic


Bueno, algo deben tener para que puedan morir ¿no?

Es anecdótico tener algo en común con los árboles.

Las anécdotas sórdidas siempre son sorprendentes.

Me alegro de que el mío esté dentro. No soy amigo de llamar la atención sobre mí sin vivir en mí.

Si el árbol tuviera que caminar como yo, me gustaría ver si se mantiene tan estoico.

Nunca he sentido una tristeza de esas de enmarcar en el cuarto de las lágrimas.

Yo soy más de blasfemar, es cultural, no es una cuestión religiosa.

Cuando algo duele, simplemente me encabrono.

Asaz…

Y menos mal que la procesión va por dentro y no tengo que pasar horas lijando el tumor.

Dale que te pego sangrando…

Aunque el cáncer no duele, duele aquella carne a la que no le llega la sangre.

Una carne negra que parece, precisamente, el tronco de un árbol con cáncer.

¡Vaya, menuda reflexión! Soy la alegría de la huerta.

Los hay que escriben cosas edificantes. Está visto que yo estaba destinado a ser el contrapeso del himno a la alegría.

Los hay que se comen el bistec y yo la carroña.

No es casual, es algo que me propuse en algún momento, no sé cuál.

Fue mucho antes de que pensara que el árbol y yo teníamos algo malo en común.

Mucho antes.

Siempre fui precoz para lo sórdido.

Podría ser peor: que alguien no dejara de cotorrear a mi lado y me distrajera de las maravillas y grandes ventajas de los cánceres de los árboles y los hermosos nudos que dejan a la posteridad para la producción de muebles lujosos.

Porque del de mi pata no me puedo distraer, no soy un indolente, desgraciadamente.

De cualquier forma, yo y yo mantenemos suficientes charlas para hacer amenas las caminatas dolientes, cancerígenas.

Espero que el ladrillo de Tolkien, hiciera a sus Hobbits libres de cáncer, bastante tienen con las plantas de los pies peludas y las uñas como las de las águilas…

Se me escapa la risa…

No sé quién inventó aquello de que el dolor te hace piadoso. Algún mártir con serios problemas de humildad.

Tal vez algún trastorno neurológico que les da esa apariencia imbécil.

Y desconocimiento absoluto del dolor.

Yo no padezco ninguna parafilia respecto al dolor, si me duele, no follo y punto.

Hay más días que subnormales y entre ellos los días que duele poco.

Vas a meterla precisamente cuando te duele con solo correrte…

Idiotas.

Otra vez… ¿No estaba yo hablando del cáncer de los árboles?

Lo de ser absurdo e inestable no tiene que ver con los bultos, siempre he sido así. Lo sé porque cuando hablaba demasiado, mi padre miraba al cielo buscando no sé qué.

Cuando me hice un poco adolescente, llegué a pensar que cuando le daban esos pasmos, debía ser que su cigarrillo estaba contaminado y se quedaba en animación suspendida escuchándome embelesado.

Resulta que el muy querido (grrr…) buscaba paciencia.

Maldita sea…

Me largo, me duelen los dedos de escribir.



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.


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