Powered By Blogger

22 de junio de 2024

lp--Soy la embarazosa prueba de la inexistencia de dios--ic



Soy la cosa sucia y molesta que las divinidades maldicen.

Quieren esconderme porque soy la comprometida prueba de su torpeza y falibilidad. Soy una sólida y opaca constatación de la inexistencia de los seres superiores como los dioses y otros carroñeros.

Me pisan la cabeza con sus pies idiotas para aplastarme, para eliminar su negligencia que mi existencia avala y también su sagrada y divina incapacidad.

Dios vomita borracho en las esquinas del universo.

Yo lo he visto, aunque no exista.

A veces mea sangre.

Los lugares más hermosos de la Tierra los estropean sus gentes amontonadas que no mueren nunca en la cantidad y frecuencia adecuada para preservar la belleza que surgió por sí misma en un azar.

No deberían estar ahí, hay lugares más idóneos para esos humanos creados a imagen y semejanza de dios.

Eriales... Páramos...

El cosmos.

Dios es un prevaricador sin escrúpulos y por ello, reconocido corrupto.

Y es penosa y venenosa su pseudo existencia para la ilusión que, se pudre en algún rincón de mi pensamiento hostil y entre la piel de toda esa masa animal de sangre caliente a imagen y semejanza de los divinos fraudes.

Soy un hombre sin afabilidad y los dioses piden misericordia.

Una mierda.

Temo que si viviera suficiente, no sería el buen abuelo.

Dios no me infundió virtudes decorativas morales.

Cuando un equipo cualquiera juega a la pelota y gana, soy incapaz de sentir júbilo alguno y escupo displicentemente pensando que hay algo sucio atorado en mi garganta.

Luego fumo porque es pecado de dios, como el dinero de mi bolsillo; que debería tenerlo el estado con los hijos que también le pertenecen. Si no practicas la imbecilidad todos los días, te darás cuenta de que el estado es tan sagrado como dios.

Tan podrido y prevaricador.

Tan divino como el humo de mi orina en el invierno.

Soy un hombre sin alma porque dios no tiene nada que insuflar a cada bebé que nace para vivir sometido a los mandamientos y leyes de su fraude.

Las almas suben a dios, pero yo sólo veo que se deshacen ante el sol como un vapor más, humillantemente impersonal. No queda nada de lo vivido, no hay destellos de emociones en las almas que suben tontamente a dios. Se sacrificaron y comieron hostias rancias para ni siquiera llover.

Cuando los ajenos son felices y bailan siento la absoluta indiferencia que me hace hombre, la misma que hacia la muerte de los muertos y de los vivos.

Soy un hombre sin creador.

Cuando alguien se hace rico por un azar pienso “que lo jodan”.

Soy un hombre sin alma y sin dinero.

Y dios rentabiliza para sus arcas mi pobreza.

Dios pide humildad.

Una mierda.

Soy un hombre apócrifo.

Un evangelio molesto.

Deseo la muerte de algunos seres humanos desconocidos y conocidos de la forma natural y coloquial con la que me place un cruasán relleno de chocolate.

La indiferencia es la única semejanza que pudiera tener con un ser superior o creador de basura cosmogónica.

Dios exige una piedad que no me supo incrustar en el pensamiento.

Pues yo no puedo sacar de donde no hay.

No necesito dios y exijo que no salve a quien debe morir.

No amo los hijos, sino el placer de su creación; así pues su nacimiento es producto de mi hedonismo y un error cuando nos corrimos. Los nacimientos son accidentales como algunas muertes que no son por cáncer o vejez.

Cuando follo no amo, es una lucha por arrancar placer del coño en un mundo desesperadamente mezquino, aséptico hasta quitar el hambre.

El placer es el cebo de la reproducción en una chapucera creación. Dios quiere contribuyentes. Yo eyaculo en el cagadero para que eso no ocurra.

Nadie nace del amor y dios es el cero absoluto. La ausencia de.

Soy el arquetipo de la vacuidad funcional.

Dios no es amor, si fuera algo, sería simple esclavitud o humillación como el follar breve y fallido del adolescente.

Amar está en la luz y en la mirada. Un láser incruento.

No en una paleonto-sábana sucia de milenios de mentiras.

Doy fe de ello, hija mía de poderoso coño, ven con tu dios.

Porque Yo soy díos, ante su inexistencia total y tranquilizadora.

Soy la prueba palpitante del fraude cometido por los autores criminales de los pecados y las leyes, de las condenas y sanciones que no existieron jamás hasta que una puta ya enferma y apenas fértil los parió para que escribieran cosas así.

Y mi pene palpita con cada pecado enumerado con cada ley escrita codiciosamente.

Soy un fetichista tan impúdico... Una polla atea.

¿Desde cuándo odiar es malo? Es mi don más preciado y acoraza mi dignidad y seguridad.

Si no odias, estás muerto para amar.

Los ecos de las mentiras durante la infancia es una mitología que se debe desempolvar de vez en cuando para no olvidar lo que quisieron hacer contigo cuando estabas indefenso a ellos, a esos dioses modelados con mierda; el tiempo que te robaron para hacerte cosa y destruirte como humano; debías ser otro lelo que se sacrificaría bondadosamente por el grupo y por el estado porque vales una mierda.

No jodas...

Faltan guerras y las cabezas de los dioses, pinchadas en bayonetas.

Añoro lo que no podrá ser, porque nunca fue.

Si quieres dios, paga generosamente a la puta, ella sabrá...



Iconoclasta

18 de junio de 2024

lp--Doce hombres sin piedad: un sórdido tratado de las mayorías--ic


Doce hombres sin piedad (obra de teatro y películas) no trata de la cruel indiferencia, injusticia, ignorancia y la fe ciega e imbécil en la autoridad del estado.

Trata de la mezquindad de las mayorías, de cómo un rebaño humano se deslumbra adoctrinado por un charlatán, un funcionario del estado; un fiscal. Y a ese rebaño le importa una mierda la vida del juzgado, sólo quiere declararlo culpable porque así los ha amaestrado el estado. Porque de la forma más aberrante, el jurado cree ciegamente en la infalibilidad del charlatán; así como en los testigos y las pruebas que ha aportado la policía.

Asesinarán al juzgado y creerán elevarse a putos jueces justicieros.

Como si el estado, su cochino dios y ellos mismos estuvieran en posesión de la sagrada verdad revelada.

Allá donde hay una mayoría sólo hay adocenamiento, cobardía, idiocia y su pensamiento insectil.

La mayoría son las reses que pacen en la sabana plácidamente cuando el león devora a escasos metros a una de las suyas.

La mayoría es el mayor insulto a la imaginación, inteligencia, dignidad, honestidad y libertad.

La mayoría elige al asesino psicópata como líder de su nación, al torturador como maestro de sus hijos y al negligente y corrupto vago como juez.

La mayoría tiene un cerebro tan enfermo que, ni a nivel instintivo, es capaz de distinguir los ademanes de un peligroso loco psicópata, ni siquiera en sus palabras tiene suficiente capacidad intelectual para captar la ambición patológica y su peligro para ella misma.

La mayoría muere indignamente como ganado de matadero y hambrienta de la mano del caudillo o líder que votó. Es por ello que en las democracias los líderes votados tienen un tiempo limitado en el poder, porque al ser elegidos por esa masa amorfa mono pensante, es previsible que los jerarcas se convertirán más temprano que tarde en corruptos y asesinos dictadores.

Las mayorías, junto a la envidia, son las características más infames e infectas que definen a la especie humana.

La mayoría es un monumento y refugio de cobardes e incapaces.

Si un líder político se eligiera por su capacidad de trabajo, conocimientos e integridad ética, los dictadores no existirían.

Son las democracias y sus infectas mayorías las que elevan a un criminal al gobierno de su nación y lo mantienen a pesar de su podredumbre.

Las mayorías, en definitiva, son lo mejor que le puede pasar a un ignorante enfermo de ambición cuando se presenta a unas elecciones: al poder y la riqueza.



Iconoclasta

15 de junio de 2024

lp--666: un favor para el ex nazareno--ic

666 dormitaba con los ojos oscuramente abiertos en su trono de piedra centrado en la cámara principal de la fría, oscura y húmeda cueva que cubría el infierno. La Dama Oscura desnuda a sus pies dormía profundamente y un cruel lamía su vagina entre los muslos separados con premeditada obscenidad.

Percibió una vibración en el aire. Prestó atención a la frecuencia y su cerebro negro y venenoso la descodificó. Las pupilas se contrajeron hasta formarse dos rayas negras verticales apenas perceptibles.

– ¡Hola, 666! Soy JC ¿Puedo bajar a hablar contigo sin malos rollos?

– ¿Y eso? –preguntó perezosamente sacudiendo el pene y salpicando con semen las tetas de su Dama que gemía sin despertar. El cruel seguía hocicando en el coño con los ojos atemorizados observando al diablo.

–Ya te lo explicaré en un lugar más discreto. Mi todopoderoso padre tiene las orejas llenas de pelos; pero escucha por medio de sus querubines sexuales.

–Está bien, pero mejor nos vemos en la Tierra, aquí hace demasiado calor y si los condenados detectan tu presencia se alborota el gallinero y me da jaqueca.

– ¿Te parece bien en Jerusalén, frente al muro de las lamentaciones?

– ¿Estás deprimido?

–No ¡qué va! Sólo que hace muchos siglos que no lo visito y pensé que sería un buen momento.

–Bien, pues en un milisegundo allá nos vemos ¿Tu padre-dios te dio ubicuidad?

–No, le jode que alguien pueda tener tanto poder como él, como le ocurrió contigo.

–Está bien te abduzco hacia la entrada del infierno y nos vamos juntos a Jerusalén en una fracción de segundo.

– Gracias.

El sol de oriente medio creaba una atmósfera sucia por el eterno polvo en suspensión de las tierras desérticas. Apenas pisar suelo sagrado sintieron el calor abrasador en la piel y la mirada polvorienta.

Se habían materializado en Jerusalén, progresivamente se opacaron entre una riada de gente en la calle Bab El Silsilfh y accedieron a la plaza de los templos sin llamar la atención de la eterna muchedumbre que llenaba el sagrado lugar. Caminaron frente a la sinagoga Shomrei Hahomot y JC se sintió conmovido durante unos segundos. Encararon la vía Suq El Qatanin que los llevaría al famoso Muro del Oeste caminando paralelos a los interminables trabajos de arqueología. 666 movió una nube para que cubriera el fortísimo sol.

El rumor de tantas voces, el ruido de la ciudad, el roce con los monos...

–Es asqueroso, los destriparía ahora mismo y callaría sus repugnantes y pegajosas voces.

JC detectó un aura de sólido rojo sanguíneo alrededor de 666 y se separó de él con discreción.

–No temas, controlo. No entiendo cómo ese padre maricón tuyo pudo crear esta basura y sentarse a descansar tan feliz en su cochino cielo.

JC ignoró el repentino estallido de ira y expuso la razón del encuentro.

–Estoy preparando mi segunda venida. Padre está perdiendo la paciencia porque es algo que ya debería haberse cumplido; pues bien, antes quiero que los mates a todos.

– ¿A todos los monos?

–No, sólo exterminar a todo jerarca y burócrata que forme parte del gobierno o estado de todas y cada una de las naciones de la Tierra. Quiero que mueran todos.

– ¿Quieres su riqueza y poder?

– ¡Qué va! Tengo todo lo que quiero con mi padre. Sólo pretendo que antes de renacer entre ellos, no exista ninguna rata política o religiosa con mando en su nación. En ninguna nación, por pequeña o grande que sea. Necesito que los monos, como tú les llamas, se encuentren abandonados sin los amos que los dominan y mueven como muñequitos. Quiero el caos y el miedo, deben prestarme una atención absoluta y universal.

–Quieres ser el rey supremo... Está bien pensado. Eres tan narcisista como tu padre. ¿Quieres que acabe con ellos por la vía del dolor extremo?

–No, lo más rápidamente posible. Que no respiren más tiempo del necesario para que los anodinos monos esclavos de sus jerarcas no se enteren de nada hasta que vean los cadáveres enfriándose y pudriéndose los restos en las calles. Ahora bien, si los quieres quemar vivos para tu distracción y placer, no hay problema. Ardiéndoles la carne no podrán hacer o decir idioteces y mucho menos seguir con su mando. Total ¿cuánto pueden tardar en morir envueltos en fuego?

–Cuenta que un par de minutos de media, en cuanto aspiran las llamas mueren con los pulmones carbonizados, incluso antes que se les queme la piel de los pies, las crías mueren en un minuto y los neonatos en veinte segundos. Como mucho, alguno de los adultos puesto de coca podría aguantar un par de minutos y medio. No te preocupes, todo el que pase de ahí, se le arranca el corazón y asfixia metiéndoselo en la boca. Mis crueles son infalibles; pero necesitan por naturaleza practicar tormento, es la forma de recompensarlos. ¿Y qué pasa con sus familias y amistades?

–Extínguelas también, a todas las familias de todos los jerarcas, religiosos o burócratas que formen parte del estado, amistades y simples conocidos. No ha de quedar nadie vivo amigo o con intereses de los que rigen las naciones; incluidos los bedeles que usan como aparatos sexuales. Ha de morir toda línea sanguínea de cada uno de ellos, sean crías o adultos, no quiero que me molesten con sensiblerías y martirologios. Con sus lutos de mierda, manifestaciones y homenajes. Ya sabes cómo funcionan estos putos monos. No debe quedar prueba viva alguna de existencia de autoridad política y religiosa.

666 caviló unos segundos.

–Esas líneas sanguíneas del primer al último pariente vivo más sus amistades, suman unos setecientos millones de monos, millón arriba, millón abajo. Asesinados en pongamos, pueden ser extinguidos en un par de horas; pero a cambio, no quiero que aparezcáis tú o tus ángeles en cien siglos en mis masacres para llevaros las almas de los monos que descuartizo. No saber de tu padre marica y sus ángeles asexuados durante unos días me dará cierto relajo.

–¡Hecho! Tenemos el cielo a reventar de idiotas. Incluso un día te puedo enviar al infierno unos millones de almas como combustible.

–Los odias como yo ¿verdad? A mí me dan asco por su mera existencia; pero lo tuyo es venganza. Ven conmigo al infierno, has nacido para ello, tu padre fracasó contigo... Cuando te quedes solo frente a la chusma ¿qué harás?

–Bueno, aprendí cosas cuando me crucificaron y les debo unas cuantas. Mañana haré mi epifanía ante la humanidad, les daré un tiempo de espera de diez años para que demuestren su fe y su buena voluntad y entonces llegará el juicio final. Durante esos diez años los abandonaré como ellos hicieron cuando me crucificaron. Tengo planeado que algunos millones fanáticos se suiciden por desesperanza, creerán que no volveré. Combatirán entre iguales sin ningún fin y morirán otros cientos de millones; y será perefecto, cuantos más mueran más limpio estará el planeta. Y ya relajado, con menos monos a mis pies, los juzgaré y condenaré a muerte, salvo a unos pocos de miles para que sirvan de comida a los depredadores naturales y conservar la diversidad zoológica en la Tierra. Una vez ejecutada la sentencia, controlaré a la población mundial: cuando esté a punto de superar los trescientos millones de reses en todo el planeta, para contenerla como plaga, montaré un segundo juicio final o si me siento agobiado, la extinción. Y que mi padre cree otra especie animal que los sustituya. La verdad es que me aburren.

–Te van a confundir con el anticristo.

–Eso es tu gracia, hiciste creer a los monos que no estabas entre ellos y los angustiaste con tu venida. Astuto. Sin embargo, el cabrón de mi padre, me hizo torturar y asesinar para nada. Me humilló. Tal vez, algún día deberíamos hablar tú y yo del viejo y jubilarlo.

–No es una buena idea, porque sin tu padre sólo quedaremos tú y yo en un mundo sin dolor, sin cruentos designios divinos contra vidas miserables hasta morir. Ver a los cometas dar la vuelta al universo continuamente todos los días sería espantosamente aburrido. El dolor, la hipócrita misericordia, la caza y el tormento son nuestros alicientes.

–Eres oscuramente sabio.

– ¿Quieres que a tus monos les envenene el agua que beben durante tu descanso de diez años y vivan una especie de plaga que les haga creer en las viejas profecías que se inventaron aquellos locos? No es trabajo, me place. Y te los dejaré bien blanditos esperándote de nuevo con ansia.

–Por supuesto. Sólo asegúrate de que queden unos cuantos para que haga mi performance del juicio final ante un numeroso público. Y así, angustiados de miedo y penurias, les pasaré a esos hijoputas un video que guardo para la ocasión en mi palacio del octavo cielo. Un documental de mi tortura y crucifixión. Nunca me acuerdo... ¡Ah, sí! Pasión la llaman.. ¡Oye! Podrías aparecer conmigo como bestia surgida del infierno llenándolos de terror. ¿Te imaginas? Incluso podríamos interpretar que me arrancas la cabeza ante la multitud en un “gran evento global” y pierdan toda esperanza de salvación; en unos minutos resucito te doy una patada en el culo y te esfumas creando una tormenta de espinas y vidrios rotos.

–Sabes que soy impredecible y que podría acabar mal, es mi naturaleza. No juegues con ella JC, tengo una escasa tolerancia hacia la lealtad y cualquier ente surgido de la sustancia de tu padre maricón.

–Está bien, pero cuando llegue el momento si te sientes de humor, podríamos montarnos una buena comedia.

– ¿Sabes, Jesusito? Si me llegas a pedir piedad para los monos, tu cabeza ahora estaría metida en una sombrerera, sobre el regazo de tu todopoderoso y maricón padre.

Jesucristo le sonrió encendiendo un par de porros de maría y los fumaron a espaldas de los judíos que cabeceaban automáticos y mecánicos pegados al muro.

– ¿Me dejas sostener tu daga?

–Sácala tú mismo; pero no toques el filo o pasarás un mal rato, causa severos daños en el tejido celestial.

666 alzó la camisa por encima de la cabeza dejando descubiertos sus omoplatos, entre ellos, hundida en su carne palpitaba su puñal.

Con un sonido viscoso, Jesucristo lo extrajo. Del filo goteaba un miasma rojizo y gelatinoso desprendiendo vapor y restos de tejidos corruptos.

666 rebuznó como un asno y los monos que se encontraban frente al muro y los alrededores de la plaza del muro, quedaron congelados en el tiempo y el lugar.

– ¿Puedo? –JC señalaba con el puñal a un judío frente al muro.

–Adelante, disfruta.

Admirando el puñal en alto y haciendo movimientos de ataque y defensa en el aire, Jesús llegó correteando hasta el judío, con la inmovilidad de una estatua mantenía la cabeza gacha frente al muro, muy tentadoramente. Deslizó el filo por la nuca y el puñal se hundió dulcemente en la carne, se detuvo durante unos segundos en la médula espinal para encontrar una vértebra por la que pasar y acabó decapitándolo. La cabeza cayó al suelo de losas de piedra con un ruido sordo; pero no manaba la sangre, quieta y vibrante permanecía al borde de los vasos sanguíneos, el tejido de los muñones tenía el aspecto de las carnes que se venden en los mercados, limpias de sangre, crudas.

No pudo evitar cierta incomodidad, sentía que el decapitado era un muñeco roto, como si no lo hubiera matado. Es importante que mane la sangre como la suya corrió festivamente y sin pudor bajo el látigo romano, con cada pedrada en la cabeza, entre las espinas de la corona, entre los clavos y la lanza... Cuando 666 mata todo a su alrededor queda encharcado de sangre. ¿Cuántos litros de sangre son los de setecientos millones de monos desangrándose en dos horas? ¿Se evaporará parte de la sangre y luego lloverá espesamente? Sonrió, sería estupendo que mañana en su segunda venida, lloviera la sangre de los muertos sobre los rostros de la “humanidad redimida” dos mil años atrás.

666 captó el pensamiento de JC frente al muro.

–Está bien, lloverá sangre en tu performance. No me gustan los milagros, porque le dan a la muerte un acto de furia divina; pero se debe reconocer que será impactante– le transmitió.

Jesucristo esbozó una sonrisa. Encantado le dio una patada a la cabeza que rodó tan solo media vuelta para quedar detenida contra el muro, los judíos ojos permanecían cerrados y la boca congelada en un lamento, de la que escaparon por los labios dos gotas de sangre espesa y pesada que cayeron semejando las cabezas carmesíes de dos clavos en la piedra.

–Todo cuadra, es perfecto –pensó divertido JC.

Sonriente e ilusionado, dio media vuelta para volver con 666.

– ¡Qué belleza de arma! Parece un ser vivo...–comentaba introduciendo de nuevo el puñal entre la carne de 666.

–Me espera mi Dama Oscura, vamos a pasar la tarde con cuarenta familias en un pueblo de Ucrania. Las descuartizaremos. No hay nada que desestabilice más el ánimo de los monos que muerte sobre muerte. Cuando los colmas de asesinato, dolor y hambre, pierden el control de sí mismos. A veces se atacan con sus propios excrementos. Luego, el tonto del pueblo contará cosas increíbles.

–Vámonos de aquí –concluyó 666.

–Yo me quedo, quiero ver qué hacen cuando los descongeles y vean al decapitado. Más tarde le pediré a mi padre que me arrastre al cielo. ¿Cuándo empezarás la masacre?

–Dame cuatro horas para hacer mi obra en Ucrania y luego follarme a mi Dama Oscura. Después cenaremos en algún bistró de París. Calcula esas cuatro horas y dos más para masacrar a esos setecientos millones de monos. En seis horas puedes hacer tu segunda venida. Yo te aviso.

–Te debo una- le respondió con entusiasmo.

666 se desmaterializaba.

Y la inmovilidad en aquel lugar desapareció y se elevó de nuevo en la atmósfera el insoportable rugido de la colmena humana.

El decapitado creó una gran alarma, la sangre manaba ahora con fuerza de los muñones. La gente huía aterrorizada de la plaza por miedo a un acto terrorista, otros rodeaban el cadáver. Nadie se lamentaba frente al muro en ese momento. No se entendía como pudo pasar algo así, en qué momento...

La policía israelí y un convoy de militares antiterroristas crearon puntos de control prohibiendo salidas y accesos al lugar sagrado. En pocos minutos se inició la tarea de identificación de los testigos.

Los sanitarios, tras la actuación de la unidad forense, retiraban la cabeza y el cuerpo del judío dentro de una bolsa para conducirlo a la morgue para su autopsia. Por protocolo antiterrorista, podría la víctima estar contaminada química o biológicamente. Repentinamente a los sanitarios les cayeron encima cinco musulmanes descabezados lanzados desde la cara opuesto del muro, sus kaftanes blancos estaban ensangrentados. Policías y soldados apuntaron con sus armas hacia el muro esperando algo más, un helicóptero volaba en círculos a muy baja altura. No ocurrió nada más.

JC sintió la carcajada de 666 en su cerebro:

–Estaban en la lista de los setecientos millones. Bueno, hay un par que no; pero es más difícil no matarlos que matarlos. Nos vemos Jesusito, sé malo.

JC sacó del bolsillo de la camisa empapada de sudor otro porro de maría y lo encendió esperando el momento en el que su padre lo elevara de nuevo al cielo. Admirando los cuerpos, ahora sí, sangrantes. La agitación de los monos le evocaba a las hormigas moviéndose neuróticas cuando se aplasta con el pie la entrada de un hormiguero.

Tras unos minutos de idiocia narcótica, dulcemente se desmaterializó dejando una voluta de humo en aquel aire sucio de polvo y fétida religiosidad humana.

Siempre sangriento: 666



Iconoclasta

13 de junio de 2024

lp--Los días sumergidos de junio--ic


En la película El cuervo 1994, Eric Draven le declama a Sarah la niña del monopatín, con fatalista poética:

– Nunca llueve eternamente...

Está bien, precioso... Pero eso ocurrirá en Detroit, en Gotham City o donde quiera que se encontraran Eric y su cuervo Rockefeller.

Pero en un pueblecito de la sufrida, martirizada, expoliada y esclavizada Cataluña, en el cantón de Gerona, Ripoll; sí que llueve eternamente.

El bueno de Eric no da ni una.

Porque no deja de llover ni un día; no es un diluvio universal, pero las vaquitas al pastar hacen burbujitas en el aire y parecen hipopótamas.

Y ya que tomamos el mundo del cine como referencia, a mí como a Kevin Costner en Waterworld 1995, también me están saliendo agallas detrás de las orejas.

Para fumar “en exteriores” he reciclado una botella de cocacola de dos litros y antes de salir del portal, enciendo el cigarrillo y lo cubro con una admirable gracia innata y precisión, sin que se rompa o descapulle, con la botella. Es incómodo; pero es la única forma de fumarse un cigarro en estos días de junio. Y además de reciclar, evito que la ceniza contamine las aguas que arrastran los abonos, apestosos estiércoles  y pesticidas de los prados.

Ni qué decir tiene que meto el mango del paraguas abierto en la mochila porque me faltan manos, aunque con este agua, además de las branquias, no tardaré en desarrollar tentáculos para intentar adivinar qué equipo ganará un mundial de fútbol, por ejemplo.

No es elegante, pero me es indiferente e incluso me suda la polla.

Quiero expresar también, ya que me encuentro en plena crisis de verborrea pluviosa o incontinente locuacidad, que hay una tenue y difusa frontera entre la melancolía de los días de lluvia y el prurito genital (los huevos en mi caso).

Y ahora voy a remar al estanco para comprar más tabaco antes de que la lluvia se lo lleve al mar. Que me ha gustado fumar inhalando también vapores de cocacola que engorda la titola.



Iconoclasta


12 de junio de 2024

lp--Un ataque de ingenuidad sin importancia--ic

 

"Los milagros, en tanto que implican la ruptura de las leyes más generales que pueden imaginarse, plantean el problema de saber si realmente convienen. Si yo tuviese —pongamos por caso— una renta, es posible que pensase que no convienen. Pero un pobre... Un pobre que no cree en milagros es no solamente cien veces más pobre de lo que realmente es, sino que, por añadidura, es un pobre equivocado. El único tesoro de los pobres es el milagro posible." (El cuaderno gris, de Josep Pla, traducido del catalán por Dionisio Ridruejo y Gloria de Ros)

Josep  Pla, respecto a esta reflexión del capítulo (año) 1918, me parece demasiado ingenuo. Se sabe que era un hombre sarcástico; pero aquí no. No en ese momento de su vida, que cuenta en su dietario El cuaderno gris.

No importa, sigue siendo un gran humano y poderoso escritor.

Y en efecto, unos párrafos más adelante, escribe sobre la fuerza y la astucia. Y claro, se contradice.

"Sólo debe de haber —me parece— dos formas de ejercicio del libre albedrío: la fuerza y la astucia."

Lo último que debe hacer el pobre es creer en los milagros.

De aquí surge otra reflexión importantísima para entender la literatura: el escritor no tiene por qué decir verdades. Debería describir y escribir sus emociones e ideas con claridad, imaginación y precisión en el tiempo y lugar que padece y goza; en su vivencia íntima, su mirada propia. Independientemente de lo que sea real o no para la sociedad. Debe usar el poder de la imaginación más allá de complacer al lector, si lo tuviera.

Y el deber del lector es entender con una chispa de inteligencia, imaginación y experiencia vital que el escritor no le debe ninguna verdad a nadie. No aspira al Nobel de la puta verdad revelada de mierda y escribe según sus emociones en un lugar y momento muy concretos.

Según sus iras y amores.

La verdad debería ser ley y ética para los historiadores, periodistas y políticos; pero esto es otro ejercicio de ingenuidad. Desde que se instauró el nazismo clima-sanitario carcelero y homosexual en todo el planeta mediante la red informática 5G y el coronavirus, la mentira y la hagiografía hacia los jerarcas y burócratas nazis surgidos en las pseudo democracias, la verdad está pudriéndose como un cadáver en un vertedero, picoteado por las gaviotas y cuervos, comido por las ratas.

Un escritor debe describir con amenidad e ingenio cómo es su mundo, su realidad, su propia vida de mierda. Tergiversando y pervirtiendo lo que sea necesario para que se sienta a gusto e impacte en el lector con estilo. Mostrar cómo debería ser el mundo independientemente de que a una sociedad mono pensante e insectil, le guste o no lo que lee.

La literatura no es periodismo y no debería prostituirse al estado; pero de nuevo, en la actualidad es una pretensión de una ingenuidad indigna, inmadura y analfabeta de cualquiera que piense que es así. Hoy quien escribe busca un “me gusta” o en el caso de los autoeditados sin escrúpulos y sin estilo alguno, cinco estrellitas amazon.

Sí que es cierto que el escritor se ha extinguido, su lugar lo han ocupado parásitos y sicarios del estado como apóstoles de un nazismo que atenta contra la biología humana misma. Con la IA la pseudo literatura se extenderá como un manto de mierda sobre todo el planeta y lo que contiene. De hecho, ha comenzado el parasitismo de la literatura.

Josep Pla debió ser de los últimos escritores del planeta. Y con él se llevó el arte de “mentir” con gracia, el deber de todo escritor.

Porque, chusma mía, escribir de hechos reales o de la verdad misma, es el ejercicio más árido de imaginación e inteligencia. Basta salir a la calle y ver la televisión para tener esa piojosa “literatura” gratis hasta provocar náuseas.



Iconoclasta

9 de junio de 2024

lp--Llueve fuera y dentro--ic

Llueve y por ello salgo a caminar con premura, temo que cese.

La lluvia aterciopela la atmósfera impregnada de tierra mojada y clorofila picante.

Las nubes besando húmeda e impúdicamente a sus amadas y sólidas montañas hacen de mí un mirón insignificante; no es por lujuria, es simple y tierna tristeza de que un día se acabará todo.

Es buena la soledad que no te llama derrotista o recita un banal consuelo edificante que maldita falta hace.

He resbalado y me he caído, he reflexionado sobre la aceleración de los cuerpos y la densidad ósea.

Me he caído y no ha pasado una mierda. Mi culo se ha mojado y también los cojones están húmedos, cosa que no me molesta. En absoluto.

Me he cagado en el puto dios atea y coloquialmente. He recordado a mi padre que me educó, lo poco que vivió, sin escrúpulos.

También he pensado en la elasticidad de los cartílagos y el miedo mezquino a caer. Ese miedo que hace del cobarde un héroe ante el mal. Los mezquinos fabrican grandes dramas y odiseas para disculparse a sí mismos de lo que son, indignos.

No veo la odisea en caer, levantarse y acariciar el culo recitando una jaculatoria.

Pensando en la cobardía también he visto una bala reventar un rostro en una nebulosa escarlata. Precioso...

Asociar ideas es fascinante.

Pensar no puede hacer daño; pero que nadie se fie, hay pensamientos sobre la desmesurada presión demográfica de la especie humana en el planeta que podrían no ser muy populares entre el puritanismo.

A veces, sin darte apenas cuenta, el pensamiento trasciende a amenaza y tal vez a su conclusión lógica. Son cosas verosímiles.

La cobardía es alérgica a la lluvia y a la libertad. Es un hecho, me limito a expresar lo obvio.

Y así, la lluvia refrigera mi pensamiento evitando neuralgias y el pantalón mojado mis cojones, que los siento alegres y lozanos. Produciendo una leche a toda hostia, fresca y alimenticia.

La obscenidad es un recurso literario que uso con sabiduría para romper con la monotonía del texto. Es pura habilidad literaria instintiva en mi “vivo sin vivir en mí” que escribía muy colgada, la mística e incomprensible Teresa de Jesús.

Yo sólo quiero ser nube y besar ávidamente a mi montaña que me espera con los árboles alborotados de esperanza.

Es hora de fumar y no pensar.

Que mis cojones lo disfruten.

Dios, desde su creación por un mentiroso, siempre fue un fraude; una caja de zapatos vacía.

Y mi pluma tan llena...

¡Qué bonita mi lluvia!



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.


6 de junio de 2024

lp--Descomposición y refracción del amor--ic


Amar deshilacha la mente en las precisas emociones que escondemos por supervivencia y las expande como el prisma descompone la luz blanca en todos sus colores.

Y observando cada una de esas maravillosas emociones desplegadas, robarle un beso porque está preciosa.

Arropar su coño con mi mano...

Abrazar toda su gama tonal espiritual y emocionarme.

Y soportar la mortificación de la sangre congestionándome la polla.

Deslumbrarme con ella y doblegar la triste cotidianidad, como el agua refracta la luz quebrando las uniformes líneas rectas. Rompiendo lo sórdido, mediocre y previsible.

Descubriendo su clítoris atómico, duro y resbaladizo entre mis dedos...

Besarle con los dientes los labios y lamer como bestia hambrienta su coño con líquidos ruidos en una dimensión silente.

Mi rabo partido por su poderosa refracción en su líquida vagina.

El amor es como la luz. Nos descompone a ambos haciéndonos seres de luz. Y a través de la refracción y descomposición, la vida al fin se muestra asombrosa y fascinante.

Como mi leche escurriéndose entre sus muslos trémulos, agotados de placer.

El amor y su asombrosa refracción torna el cansancio en una deliciosa desidia y pereza; despertando a su lado la tarea más importante del día ha sido realizada. Con ella todo lo demás puede quedar relegado para más tarde.

Voraz, despertarla con mi baba cubriendo sus pezones y mis dedos crispados en su vientre deseando su piel peligrosamente.

Ella responde mordiéndose los labios, cerrando el puño en mi pene, domando mi brutalidad, refractándola a su antojo.

Y un café sereno en la mañana, frente a frente, para concluir que tal vez no sea un espejismo, un capricho de la luz. Porque los sexos aún laten y los ojos aún tienen reflejados en sus iris todos los colores de la luz del amor y el deseo.

Es desesperante la física que lo descompone todo.

Es privilegio tener su luz cada día como un faro que barre las tinieblas de un mar sólido, hostil y sus embates de hipocresía.




Iconoclasta


4 de junio de 2024

lp--Los dientes superiores o la muerte de la literatura--ic

 


"—¿Yo? —rio el oficial, abriendo los ojos desorbitadamente—. ¿Yo? ¡Pregúntale a tu pueblo quien es el loco! —Rodríguez de Liria mostró sus dientes superiores en una mueca de infinito desprecio—" (novela El secreto de Boca Verde de Alberto Caliani).


El subrayado de la cita, eso de los “dientes superiores”, es un ejemplo elegido al azar de entre cientos de miles de “obras literarias” actuales que muestra el estilo y la calidad literaria (que ni la de un niño de cinco años puede ser peor), que se está extendiendo como un excremento diarreico en la globalidad fascista del coronavirus y el cambio climático.

Creados y explotados semejantes bodrios de pseudo literatura por la codicia de los portales de internet de venta de libros o suscripción. Casi todo son malos autores que se autoeditan y autopublican con una impunidad espantosa, sin revisión y escrúpulo ortográfico y semántico alguno.

Lo de “sus dientes superiores” es infantilismo, falta de imaginación y habilidad léxica que da miedo y causa vergüenza ajena. Es de imaginar que por dientes superiores se refiere a los incisivos. Y tal como es la anatomía de la boca humana, para mostrarlos, el personaje debía haber enrollado el labio superior sobre la encía superior (exactamente como hacen orangutanes y chimpancés sin causar desprecio infinito por ello). No sólo es estúpido, es absurdo y estúpido. Eso no es una mueca de infinito desprecio, sino la imitación de una asquerosa rata. ¡Idiota!

O bien, el personaje tiene un serio problema de discapacidad mental y coordinación motora. Y para hacerlo del todo mal, para llenar páginas, el figura del autor añade infinito a desprecio para infligir más dramatismo en el lector; como si no nos riéramos al leerlo.

No es sólo por el infantilismo y analfabetismo en sí, es mucho más grave. La decadencia cultural de una sociedad la arrastrará a la miseria y su extinción por esa merma de inteligencia que la hará inviable como grupo social o étnico.

Que se publiquen e incluso vendan estas barbaridades como novelas es lo peor que podía ocurrir (además de que un narco dictador sin habilidad literaria, ni conocimiento del  lenguaje se autopublique dos veces en poco tiempo como pasa en España), porque es pudrir el conocimiento y la cultura, las bases de toda civilización. Esto es el indicativo de que las sociedades globales del coronavirus, el cambio climático, el homosexualismo y el servilismo, están al borde del precipicio.

Cuando un analfabeto funcional puede vender sus miserias y se le compran, la sociedad va en retroceso hacia su ruina o hasta que una cultura con un conocimiento superior y valores éticos, la someta por la fuerza y la esclavice.

Que en las escuelas aprueben a los ignorantes o vagos por caridad o lástima, tiene esta consecuencia terrible: “sus dientes superiores” y otros infantilismos surgidos de un cultivado oscurantismo impuesto por un estado/dios tan analfabeto como la chusma que gobierna. Ningún jerarca quiere que un simple ciudadano tenga más conocimiento que él; es básico erigirse en sabio supremo para que el dictador y su cártel de burócratas se mantengan en su poltrona o bajo palio católico (o musulmán que tan de moda está entre los fascistas estalinistas, deslumbrados por la capacidad represora del islam).

Si nadie se asombra de encontrar semejante novela a la venta o como lectura por suscripción y no maldice la estafa, significa que ya no queda esperanza para la cultura, el arte y la inteligencia. Y mucho menos con los audiolibros, cuya función primera es castrar el intelecto evitando el gran ejercicio mental y básico que representa descodificar el lenguaje escrito, el que dio el espaldarazo definitivo hacia el conocimiento a las civilizaciones. Los actuales fascismos del coronavirus y el cambio climático (pseudo democracias) exigen la vuelta a la tradición oral de propagar el conocimiento que en poco tiempo se convertirá en chismorreo y superstición. Sin embargo, los decretos nazis o estalinistas climático, homosexuales y sanitarios sí que quedarán bien escritos y eternos para que nadie pueda evadirse de su cumplimiento gracias a un funcionario que los pregonará por las calles ante la incapacidad lectora de las nuevas generaciones. Como los diez mandamientos de aquel dios psicópata y asesino.

Se puede brindar por ello con sabrosa agua de cloaca.

Otros optamos por cagarnos en el puto dios que ha parido a toda esta panda de jerarcas hijos de puta y sus libros de papel e informáticos y audiolibros, de autoedición y estafa.

Y así con el cine, así con el cómic, con el arte y la prensa.

Esto es lo que se van a encontrar las generaciones que crecen ahora y las que están por nacer. No tardarán en nacer seres humanos sin cerebro, con el cráneo rellenado con minions de goma con pito y playmobils que no saben ni doblar las rodillas. Seres vivos como zombis obedeciendo y humillándose a sus jerarcas que a duras penas saben leer su propia mierda que decretan o publican en todos los rincones de esta repugnante globalización nazi clima-sanitaria..



Iconoclasta