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8 de noviembre de 2023

lp--La única respuesta posible al Estado--ic

 


Los franceses han demostrado en muchas ocasiones que la violencia es la única forma de arreglar las cosas ante el totalitarismo y el arribismo de las castas privilegiadas. Al menos para demostrar al Estado que los abusos y caprichos contra las castas pobres o trabajadores no salen gratis.

La violencia es el único modo y vía para responder al Estado cuando ofende, denigra, segrega y prohíbe incluso respirar libre y dignamente.

En la España del Caudillo Sánchez, al igual que en tiempos previos a la Guerra Civil del 36 del siglo pasado, los políticos y “comunicadores” (prostituidos al Régimen) siguen interpretando y recitando su teatro, y por ello, ante toda esa retórica basura no queda más lugar que para la violencia. Porque las palabras se van y sólo quedan las humillaciones, la pobreza y una dignidad irrecuperable.

Los políticos respetan las leyes porque tienen la esperanza de que en un momento dado, las aplicarán ellos. Leyes suyas y para ellos exclusivamente, como cualquier ser humano con inquietudes culturales ha podido ver y entender en las crónicas de las civilizaciones.

Como aquellos pacíficos que quisieron votar y nada más se llevaron palos, si hubieran sido violentos y hubieran atacado y defendido, hoy tendrían otra percepción de sí mismos.

Las leyes se han creado por el Estado y para el Estado. Y el Estado es de quien está en el poder en este caso, el Caudillo Sánchez; no hay forma posible de que el Estado pueda devolver dignidades, dinero y humillaciones porque así lo legislan los jueces de su propiedad.

El Estado decreta que tú perteneces a una clase inferior y que en determinados lugares hay gente que trabaja menos que tú, y se va a ver favorecida por encima de ti.

Eso no tiene ninguna salida legal que pueda repararse, o pones la nuca para que te hagan el descabello o pegas.

Por no mentar que actualmente los políticos españoles forman una casta aristocrática de intocables, a los que se les ha disculpado de cualquier condena por delitos de robo, prevaricación y corrupción o cualquier otra cosa que se les ocurra cometer.

Así que no existe ninguna vía posible de protección contra el dictador y sus caprichos. Eso hay que tenerlo muy claro y no creerse las babosadas de los presentadores de televisión y sus figurantes con guion redactado por el Estado.

Tal vez sea esto lo que busca el actual Caudillo en funciones: la violencia y con ello, la excusa para invadir las calles e instituciones con el ejército.

Es muchísima gente la que ha perdido el respeto y la confianza en el Estado, o lo que es lo mismo, el gobierno del Caudillo Sánchez.

Es obvio, como en toda dictadura, que quien votó al Caudillo, no vea un golpe de estado a la libertad y la dignidad, contra las mínimas necesidades biológicas como el derecho a respirar libremente y la posibilidad del sustento; sólo ven un acto de “bondad, concordia y convivencia”.

Pero a la amnistía segregadora, clasista y humilladora, se une el rencor por las humillaciones y extorsiones que decretó el Estado Español (el Caudillo Sánchez) por el coronavirus y que en el colmo de la hipocresía de los jueces del Estado, la llamaron “inconstitucional” y por tanto ilegal. Cuando todos habíamos sido vejados y extorsionados por el Estado.

España es un país de deficientes endogámicos, mucho más que en cualquier otra nación del mundo. De ahí surge esa fascinación endémica y congénita por los dictadores humilladores como Sánchez y anteriormente por Franco.

Además, una población que felicita y apoya a la policía, es una ciudadanía ingenua e infantilmente ignorante porque policías, militares, jueces e incluso médicos son sicarios del Estado. Jamás dudarán de devorarte si luchas contra un decreto que te condene a la indignidad y la segregación.

Todo lo malo puede pasar de nuevo mientras los políticos se hacen sus pajas mentales y discursos para idiotas sobre el respeto por la ley y condenas a la violencia: una nueva guerra civil, sus muertos, tullidos, hambre, destrucción y enfermedad.

Respetar las leyes de un Caudillo, es lo mismo que vender a tus hijos a un traficante de esclavos.

Y se ha llegado a esta situación de nuevo, porque en su endogámica ignorancia el Estado ha apretado tanto el lazo en el cuello de las castas parias o trabajadoras, que prefieren morir violentamente y defendiéndose que pudriéndose de asco perteneciendo, por capricho del Estado, a la casta más desfavorecida, mientras las otras son impunes y opulentas.

Ha apretado tanto la soga como para que una niña no pueda afirmar que es niña, o un niño, niño.

Es una abominación de características bíblicas.

La violencia no se puede medir ni legislar, es inherente al ser humano y cuando a un animal lo acorralas, se defiende.

La violencia es una justicia y libertad salvaje, un rasgo congénito humano, y no hay ley ni dios quien la pueda impedir.

Así que menos mierdas de periodistas prostituidos al régimen del Estado Español y políticos que juegan a ser santos y ecuánimes como la puta que los parió, mientras los jueces firman sentencias de condena, pobreza y humillación contra unos ciudadanos y a otros premia y galardona a conveniencia propia.

La violencia no arreglará nada, con toda probabilidad; pero no importa. Lo único que importa es que al enemigo, ni agua. Aunque el enemigo sea el Estado y tengas todas las de perder.

Nadie, ni cuarenta mil millones de votantes de mierda y la mayoría piojosa que forman, me va a convencer que otro tipo vale más que yo.

Es ahí donde radica la nobleza y la efectividad de la violencia: humillaciones, las mínimas.

No importa ganar, nunca se puede ganar al Estado y su ejército de sicarios; sino conseguir que al dictador o al Estado no le salgan gratis las leyes que te hacen mierda.



Iconoclasta

27 de septiembre de 2022

lp--Hacendosos insectos--ic


Algún semi hombre impotente frente a una hoguera prehistórica nocturna con un collar de abalorios modelados con excrementos secos, predicó a aquellos monos humanos de la tribu que, se folla con la misión de procrear. Gozar es pecado, promiscuidad.

A medida que la civilización adquiría asentamientos fijos, los pecados, faltas y leyes se predicaban en templos construidos con el esfuerzo y la sangre de los creyentes para el brujo o sacerdote. Y más adelante, una casta de sacerdotes se hizo política.

Pocos hicieron caso de este follar reproductivo y gozaban; pero por mansedumbre, por miedo a las leyes de los dioses inventados por brujos y sacerdotes, aceptaron con falso arrepentimiento el pecado. Y por ello el castigo por el placer.

La humanidad es una especie imbécil y ha sobrevivido y evolucionado físicamente durante miles de años porque es plaga, como los insectos. Por muchos humanos que mueran, quintuplican sus nacimientos insectilmente.

Esta prédica religiosa y política, sobre la obediencia y el pecado de gozar se graba en las mentes de los niños con ejemplos de virtud, como pueden ser las hormigas y las abejas que trabajan hasta morir y sin lamentarse (de ahí también el uso actual del bozal o mascarilla en jerga nazi o fascista), para engordar a la puta reina.

Es un concepto llamado ahora “trabajo en equipo”, que se inculca desde tiempos inmemoriales en las mentes de los niños, para convertirse en la madurez en un mantra laboral siempre en boca del insecto u obrero productor humano. El trabajo en equipo consiste en anular la creatividad humana para evitar que ningún insecto sobresalga y usurpar el equipo de idiotas la inteligencia del individuo.

Al final, el 99,99 % (la minoría restante son líderes políticos religiosos y millonarios) de los cerebros humanos útiles solo trabajan como receptores de timos, dogmas y mandamientos fascistas, todo entra y nada sale de ellos.

Y como los líderes del panal u hormiguero son humanos, también son imbéciles; pero gracias a la enfermiza ambición genética y una paranoica codicia, han desarrollado instintos para convertirse en putas reinas del sucio termitero, con su imbecilidad intacta. Es la denominada suerte de los tontos, a los que se les aparece dios o la virgen y se consideran mesías de la mierda.

En fin, este pequeño ensayo explica que la especie humana, a pesar de los miles de años que holla sobre La Tierra, no pueda evolucionar: su reproducción insectil irremediablemente eterniza el gen imbécil.



Iconoclasta


11 de diciembre de 2020

El venenoso bucle social


Hay gente que se esfuerza en entender y buscar la razón que explique tanta banalidad y engaño político y económico con argumentos apoyados en la fe de que la sociedad es capaz de encontrar algo de justicia entre las leyes creadas para defender el dinero y el poder; y así defender libertad y dignidad. Creen sinceramente convencidos por una lógica y una ética que no existen, que las cosas pueden cambiar; repararse más concretamente de forma pacífica, negociando o pactando.

Es mentira, es una ingenuidad creer algo así.

Y así transcurre todo inamovible, con las mismas esperanzas y frustraciones durante milenios.

No pueden asumir, debido a un pensamiento condicionado e integrado en la sociedad, que los más altos valores que rigen toda sociedad basada en poder y obediencia (de hecho, no existe otro tipo de sociedad), es la envidia, la ambición y la represión.

Cuando toda esa mezquindad se quiere explicar o excusar mediante leyes, política y moral; se otorga impunidad a los grandes estafadores electos, a los tiranos y a los ministros religiosos.

Si un estafador es tratado como político es impunidad.

Solo saliendo de ese círculo vicioso (como ocurrió durante un breve tiempo con la Revolución Francesa, una excepción que rara vez se da en la historia), se puede identificar correcta y realmente a los políticos y su ambición desmedida de poder y dinero. Al reconocerlos como criminales, la conciencia propia se relaja y el pensamiento se hace más grande y potente una vez liberado del yugo de la presión social que excusa lo inexcusable por medio de esperanzas y argumentos que se esconden tras un grueso pellejo de estafa, cobardía, ignorancia e indolencia.

Saber que todo permanecerá igual que los milenios pasados o peor, otorga de por sí al pensador una visión clara, la herramienta necesaria para su liberación intelectual con la que a su vez, podrá asumir y entender que política, economía y religión son un conjunto de degeneraciones que más tienen que ver con la ganadería que con la humanidad.

Saber y entender que el poder de las actuales pseudodemocracias ahoga y asfixia, que no hay protección alguna a pesar de lo que te roban y pagas, es un acto de madurez contra tanta estafa, tiranía e hipocresía.

No dar crédito a los grandes estafadores de la política, la economía y la religión, es dignidad.

Por la evolución de millones de generaciones castradas mentalmente a lo largo de la historia, el instinto de defensa y supervivencia se ha fulminado definitivamente en la especie humana. Y esperan encerrados en sus establos produciendo la miel y leche necesarias para alimentar el poder político, religioso y económico; esperan con fe ciega que sus ministros y sacerdotes los guíen y los salven del hambre y la enfermedad.

Lo que en un tiempo lejanísimo se arreglaba por la fuerza y evitaba así la proliferación de cobardía, ambición y envidia, ahora se eterniza con sesudas discusiones y explicaciones de erróneas y amañadas comprensiones nacidas de la decadencia actual con votos, aplausos, fanatismos y militancias.

Y así, el poder actúa cada vez con más impunidad y virulencia, con el beneplácito de sus ingenuos votantes frustrados que, prefieren engañarse a sí mismos a realizar el esfuerzo de la correcta y digna defensa; pero sobre todo, si reconocen la degeneración de la sociedad en la que viven, deberían reconocer la suya propia y su cobardía; cosa que no les complacería si tuvieran la suficiente intelectualidad y cultura para concluir que gozan de semejantes “virtudes”.

Un solo tarado estafador, alimenta y da esperanza a millones de seres, sin que haga ninguna de las dos cosas. Desde siempre ha sido así.

Es una sociedad ciega que ocupa todo el planeta. Y no sé ya si su cobardía se debe a esa ceguera, o la cobardía le infectó los ojos. A efectos prácticos poco importa el origen o causa de ambas cualidades.

A efectos filosóficos, como ocurre desde tiempos inmemoriales, se han convertido la ceguera y la cobardía, el gobierno y la estafa; en un misterio indescifrable para ocultar la indignidad de que millones de seres humanos sean pastoreados por un sujeto de pocas luces y mucha suerte.

A un parásito, el gobernante; se une otro en simbiosis, el filósofo que los disculpa con sus meta estupideces (los filósofos, al final acaban creando leyes, tradiciones y culturas adecuadas para el rebaño). Al fin y al cabo, el filósofo, como animal nacido en granja, se avergüenza de sí mismo excusando al poder y por tanto su dignidad al vestir de complejos pensamientos su propia cobardía, inoperancia e indolencia.

Amén. 



Iconoclasta


18 de octubre de 2016

666 Reflexión sobre el dolor




Prefacio.

Una reflexión de Gerardo Campani, 19/10/2016.

"...no piden perdón ni clemencia, solo esperan la muerte. Y es que no desearían estar vivos y recordar todo ese dolor." (666)
Casi textual de mi pequeña crónica de las dos semanas de infierno después de mi cirugía. "No aguanto más, déjenme ir, abandono, no me interesa más la vida". Pero todo va bien, aguantá un poco, en unos días te vas a casa. "Abandono ya, me quiero ir ahora." Bueno, bueno, ya pasa, dos o tres días y te vas a casa. "No quiero irme a casa, me quiero ir de la vida, renuncio." Eh, por qué, no hables así... "¿Dos o tres días? Carajo, ¿no saben que en el presente está la eternidad? Tengo acumulada una deuda incobrable, ningún futuro puede pagarme esto."
Así es el dolor. Yo lo sé. Pablo también. El buda lo supo. El mundo es dolor. Las estrellas explotan y presumimos que no lo sienten, aunque quién sabe. ¿Las plantas? Qué sé yo. Los animales sí, seguro, aunque tal vez no puedan presentir la eternidad del dolor. Los hombres sufrimos peor que las vacas degolladas en el matadero. Es así. Que lo narre la bestia o el rey Salomón, tanto da, es el mismo dolor. La literatura es un artificio que consiste en narrar en tercera persona, como Stephen King, o en primera, como Pablo aquí y Poe allá.
Las truculencias de este texto son contingentes, ¿cómo se supone que debe hablar la bestia? Así como habla, claro. No hay que confundirse, ni extraviarse en esas truculencias propias del sujeto narrador, porque ¿de qué va esto? Hay que ver el epígrafe: "Reflexión sobre el dolor". De eso va.

Me saco el sombrero ante semejante muestra de maestría literaria.


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Un filamento de baba une mis labios con el clítoris duro y dilatado de mi Dama Oscura. Me enderezo tras besar su coño.
De mi glande se desprenden pesadas gotas de semen que caen en mis pies y sobre el rostro del cadáver que piso inmóvil, normalizando mi respiración.
El cadáver lo he hecho yo. Mi Dama lo ha conducido hacia mi oscuridad y crueldad por la vía del dolor.
Del insoportable y terrorífico dolor que a vosotros primates, os transporta veloces como una corriente eléctrica a la locura.
Ha caminado seis pasos hasta situarse frente a mí con los genitales despellejados (la Oscura le ha practicado una circuncisión que se ha extendido desde la punta del  prepucio, hasta la base del pene, arrancando el peludo pubis y el escroto).
Avanzando hacia a mí extendiendo sus manos, con el único testículo que le quedaba desprendiéndose, me ha pedido muerte pura, muerte liberadora.
La Dama Oscura es eficaz, conoce todos los puntos de dolor y alguno que ha inventado.
No había nada de raciocinio en él. Sus ojos estaban vacíos de humanidad como sus dedos vacíos de uñas.
Vacío de todo lo que ese Dios maricón le dio.
Y si hay algo que estimule la irrigación sanguínea en mi sagrado y oscuro pene, es el dolor humano.
La respiración agitada de mi Dama Oscura hace oscilar sus pesados pechos coronados por duros pezones oscuros. Con una lascivia inusitada, escupe lenta y ostentosamente el semen que le he vertido en la vagina, contrayéndola con habilidad, como si hiciera lo contrario de parir. Con sus hermosos muslos brillantes de babas sexuales, el semen se escurre por su ano en una imagen de inédita obscenidad en la historia del planeta.
Odiamos la reproducción, de la misma forma que somos muerte y tormento.
Le he colocado al mono en una fosa nasal el cañón de mi Desert Eagle .50 en vertical y he disparado. La parte superior de su cráneo ha desaparecido desintegrando el cerebro en forma de un géiser ultrasónico.
Después he penetrado a mi Dama Oscura encima de la mesa del despacho pisando el cuerpo muerto. Hundiendo mis pies en su carne átona, como una alfombra maloliente y viscosa.
Es importante un buen decorado para el sexo.
El caos de los cuerpos destrozados hace de nuestro acto hedonista, sucio y salvaje un ritual sagrado, una comunión que nos sume en la aberración más satisfactoria.
Dios crea y yo destruyo. Dios llora y yo me meo. Dios los atormenta con sus juegos de maricón, yo les robo su humanidad con el dolor. Dios es un hipócrita, yo pongo las cosas en su lugar.
Dios es homosexual con sus ángeles y condena a los primates que se dan por culo.
Las leyes de los primates, son el reflejo de su hipocresía e ignorancia.
Dios da dolor, le gusta provocar daños y que se le rece para que cesen.
La diferencia es que yo lo hago personalmente, a través de los tiempos y los espacios. Dios es una bola de manteca sin movilidad, yo soy el dolor omnipresente que conduce veloz como una flecha a la aniquilación de la vida sin lugar para la esperanza.
Cuando un primate mira a mis ojos, sabe que va a morir en un instante, que no habrán despedidas y que su dolor no tendrá ningún efecto en mí. Y eso es la desesperanza más infinita, porque no le sirve de nada rezar.
Sabe que Dios no puede salvarlo de mí. Yo despierto los instintos más arcanos y primitivos en el cerebro de los primates, ese pánico, esa certeza de su muerte imparable, es antiguo como su genoma.
Diez minutos de tormento conmigo, equivale a vivir ese instante durante dos vidas. Al minuto que he empezado a trabajarlos, no piden perdón ni clemencia, solo esperan la muerte. Y es que no desearían estar vivos y recordar todo ese dolor.
Yo aniquilo esperanza y vida. Dios solo hace las cosas a medias.
Lo que estoy pisando, la carne muerta sobre la que he follado a mi Dama Oscura, era un juez, el más digno representante de Dios en la tierra.
Los jueces son los lacayos de los primates más poderosos, ergo lo son de Dios.
Su toga rasgada, que deja al descubierto la carnicería en que se han convertido sus genitales, es ahora un trapo lleno de inmundicias.
El simbolismo... Me encanta dejar mis mensajes diáfanos y directos. La ley humana es un trapo con el que limpiar mierda.
Y la ley de Dios, también.
Ilustrísimo Sr. Juez  De Castro y Cardenal, eso dice la placa sobre la mesa de su despacho. Lo elegí al azar, porque todo juez es culpable de vanidad y petulancia. Solo un mal tipo puede ambicionar decidir sobre los actos de otros seres. Son peligrosos los jueces, mala gente. Auténticas víboras.
Más de un primate besaría mi ano por lo que he hecho.
Mi Dama Oscura, se arregla la microfalda de piel negra que apenas le cubre el final de sus musculadas nalgas y se limpia los regueros de semen y orina que bajan por sus muslos. Tira los pañuelos de papel sobre el rostro irreconocible del primate juez.
Y me besa, me mete la lengua en la boca causando de nuevo excitación, aplasta sus pechos contra el mío con descarada voluptuosidad.
Le muerdo los labios haciéndolos sangrar. Ella gime de placer-dolor y se limpia con el dorso de la mano mirándome desafiante.
- ¿Los matamos a todos? -me pregunta con ansiedad señalando las fotos familiares que decoran el despacho.
- Sí, pero primero vamos a cenar, mi Oscura. Tenemos tiempo, mi hermosa crueldad impaciente.
Se levanta la falda de nuevo para mostrarme como se acaricia el monte de Venus hasta la raja de su coño.
A veces temo por ella, que me desespere como ahora y la destroce follándola.
Salimos del edificio judicial sin prestar atención a los policías muertos en el vestíbulo.
Son las  nueve de la noche, mañana antes de las cuatro de la madrugada habrá muerto esposa, hijos y nietos de su Ilustrímo Sr. Juez de Castro y Cardenal. Porque todos llevan el mismo estigma de lacayos de Dios y el poder.
Soy yo el que condena y ejecuta, con decisión y rapidez. Sin diligencias previas.
Todo primate que intente usurpar mi trabajo, morirá. Y su esposa, sus hijos, sus nietos, sus hermanos, sus padres y sus abuelos...
Será exterminada toda su línea sanguínea.
¡ÉL Y TODA SU DESCENDENCIA SE PUDRIRÁ CON UN DOLOR ETERNO EN EL INFIERNO!
Siempre sangriento: 666.




Iconoclasta