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26 de octubre de 2022

lp--La podredumbre ética de los políticos--ic


La podredumbre de los actuales políticos es tan nauseabunda como esas orugas peludas y urticantes retorciéndose entre las viscosidades de sus nidos.

Es tan repugnante observarlos que causa fascinación, una hipnosis que impide apartar la mirada de esa asquerosidad pulsante.

En su pornógrafa vanidad, arribismo e hipocresía, se han autoproclamado los auténticos mesías salvadores de vidas y almas. Pero sus fauces babean de pura codicia de dinero y poder. Esa obscena voracidad viscosa de la riqueza fácil, de una pornográfica y publicitada impunidad que pringa toda dignidad.

Y apenas unos pocos ven esa malignidad.

En el año 2020 esta plaga de vomitivas orugas se expandió e infectó el planeta con el coronavirus o covid, retorciéndose impúdicas en sus nidos-poltronas, esperando que la seda del nido se rasgara para devorar la ética, la decencia, la libertad y todo asomo de razón.

Jamás la plaga de políticos procesionarios fariseos había sido tan grande, tan numerosa. Lo han infectado y ensuciado todo, incluso a la especie humana.

Los nidos de orugas políticas llenaron e infectaron las calles y el bosque mismo como nunca antes se había visto en ninguna era.

Y pudrieron el clima y el agua.

Mientras nos subían arcadas del estómago, ellos, los políticos-orugas, engordaban y erigían nuevas dictaduras analfabetas y usureras creando crisis con burda y obvia alevosía ante una masa humana ciega de miedo e ignorancia, de inmovilismo y amén.

Oscurantismo y expolio…

Cada día y a cada minuto las repugnantes orugas se retuercen lujuriosas de poder y mentiras en las pantallas de televisores, teléfonos y ordenadores, en las páginas de los periódicos. Y nadie las mata, nadie las extermina cuando dicen que la libertad es enfermedad y usan la doctrina evangelizadora del homosexualismo y su esterilidad para frenar la reproducción humana en las ciudades superpobladas por humanos y ratas.

Las asquerosas y voraces orugas exigen más espacio que infectar. No pararán a menos que las quemen o envenenen en sus nidos.

Y lo peor que podía ocurrir está pasando, que la mayor parte de esta sociedad decadente, infantilizada, superficial, asexuada, cobarde y analfabeta ha desarrollado amor, respeto y fe hacia ese horror repulsivo de las venenosas y voraces procesionarias.

En algún aciago momento la repulsión y lo sucio se convirtió en adoración, como ocurre con toda religión.

Sucede aquí y ahora. En todas partes.

Estamos abandonados…



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

 

31 de octubre de 2019

Cinegética y asesinato


La histeria se ha adueñado de la chusma convirtiéndola en un montón de sucios espejos quejumbrosos reflejando las mentiras que sus amos cuentan, amplificándolas.
Como por ejemplo los ingleses y su complejo de superioridad del todo injustificado, queriendo salir de la unión europea. O los catalanes y vascos con idéntico racismo y paranoia creyendo ser superiores también y pretendiendo hacer de sus pequeños territorios naciones equitativas y libres, con una verborrea patriótica y pastoral que remite a los más rancios fascismos de antaño.
Quien tenga esperanza de que sus amos ideólogos van a crear una nación “libre y justa” (como literalmente dicen sujetos de grado universitario cuando expresan sus deseos de racismo disfrazado de bondad), se merece ser encerrado en un centro de educación para discapacitados intelectuales.
Quien asuma como posibles y justos los discursos de equidad y libertad que un político hitleriano recita con voz sacerdotal y que además exige sacrificios por el bien del futuro país; quien escucha esas timoratas mentiras anonadadamente y con emoción, se merece un piadoso tiro en la nuca para que no sufra en este mundo cruel. Y por otra parte, no es bueno que semejantes idiotas lleguen a reproducirse creando una especial e imbécil línea genética que se sume a las miles defectuosas que ya tiene la especie humana por doquier en estos tiempos.
Y sí, sueñan los racistas de escasas luces y nula cultura incapaces de ver o asimilar lo ocurrido a lo largo de la historia y sus mesías: creyendo fervientemente que las melifluas promesas de sus amos son verosímiles.
Cuando acaba el periodo de adoctrinamiento diario, se van con sus caritas felices a entregar las cartas a los reyes magos con actitud de mártires, los adultos de más de veinte años, claro. Los menores aún necesitan unos meses más de castigos mentales para que sean como sus mayores.
Hoy más que nunca se precisa marcar y definir legalmente la diferencia entre una buena tarea de mantenimiento cinegético de la especie humana (necesario para depurar la especie y evitar la superpoblación) y el asesinato que, es razonable asumir como delito a pesar de su carácter lúdico y caprichoso; por muy inevitable que sea en ocasiones como método para reparar ofensas.
Y como hoy está próximo el día de difuntos, pues encaja de puta madre este ensayo sociológico en el espacio-tiempo de esta imbecilidad social imparable.
Chao.




Iconoclasta