No llores, mi amor.
No cuando no puedo darte el calor de mi piel.
¿Te das cuenta de lo hermosa que te hace tu tragedia? ¿Te das cuenta de mi angustia por las lágrimas que se bebe la tierra sin que corran por mi pecho?
No llores si no puedo envolverte, ten piedad...
No muestres tu tristeza a este mundo de mierda.
¡Qué valiente eres!
Confieso que tu llanto es mi paz. Me construye como tu hombre, porque no existe nada tan íntimo que asistir a tu tristeza en la madrugada.
Todo irá bien, cielo.
Perdóname por verte tan hermosa, tan mujer cuando la tristeza te abruma.
Perdóname por amar tus lágrimas.
Amarte me hace egoísta y tu llanto pone a prueba mi decencia.
Temo amarte más, porque descubrirá lo más bajo de mí, lo que yo mismo me niego.
Llora en mí, hazme saber que soy tu consuelo, tu fortaleza.
Llora...
Perdóname, amor.
Iconoclasta