Yo, un blasfemo...
Y te rezo.
Yo, un renegado...
Y te adoro.
Yo, un derrotado...
Y te conjuro.
Yo, un ateo...
Y eres dogma.
Así todos los días
todas las horas.
Eres mi liturgia.
Yo, tu discípulo...
Tu malaventurado siervo.
Iconoclasta
Iconoclasta, provocación y otras utilidades para escapar del negro abismo del agobio.