Soy un hombre rencoroso y descontento con el
mundo. Tengo una angustia interior que crea una presión espantosa y necesito
liberarla.
Aún me asiste el control y el cinismo para
reír y parecer cortés en lugar de vomitar mi hígado podrido sobre la faz de la
humanidad.
Necesito un solo motivo, tener la suerte que
algunos tienen para hacer pedazos a alguien con la total satisfacción de haber
cometido una buena obra. Es mentira, me da igual que sea una buena o mala acción.
Solo quiero denigrar y destruir a alguien, a ser posible, lo que personifique
lo más sagrado.
Una mala madre me hubiera servido de
entrenador para desfogar toda esta ira.
Quiero una madre como esa, como “eso”.
Esa madre repugnante que hirió con un cuchillo
a su propia madre loca.
Madre lo es una rata, no es algo tan divino la
maternidad. Que no se crean algunas que por haber rasgado su coño para parir,
son santas.
Yo hubiera querido una madre como esa para
tener a alguien cercano a quien escupir y sentirme mejor.
Esta ira que me pudre en vida busca un motivo…
“¿Sudas maltratando a tu madre, mamá?”. Le
diría arrancando mis profundos mocos de la garganta.
Daría lo que fuera por haber tenido una madre
como esa que dice: “Aguanta. Es tu marido y el padre de tus hijos”, cuando
llega la hija con la cara reventada a puñetazos y la sangre de su coño violado
y reventado bajando por las piernas como dos ríos indecentes.
Necesitaría eso, un motivo para bajarle las
bragas y destrozarle las nalgas con el cinturón, hasta que le sangrara el culo como
mana la sangre de la nariz partida y el coño forzado de su hija.
No he tenido suerte, no tengo una madre así,
que junto con su otra hija, hagan pasar hambre y necesidad a mi padre. Que le
roben todo porque él es más viejo e indefenso.
Yo quiero una madre puta así, a la que poder
pegar todas las palizas que me apetezca y cuando me apetezca. Dar rienda suelta
a toda esta violencia que tengo reprimida. Yo no quiero una madre buena; quiero
una rata como esa.
Mi ira es un cáncer que me amarga la vida.
Ojalá mi madre lo hiciera: follarse al hombre
que ha violado y maltratado a su hija. Quisiera encontrarla mamándole la polla
al hijoputa y con una vara fina arrancarle la piel de la espalda mientras se
bebe el semen de ese cabrón.
“Madre puta… La cerda del vecino también ha
parido, no eres para tanto”.
Quisiera una madre que no me deja libertad
para follar con quien quiero y meterle mis condones usados en la boca mientras
come su mierda de sopa.
Quiero una puta madre como esa que miente
diciendo que su hija maltrata a sus nietos. Miente para arrebatárselos y
criarlos con el puerco que violó y maltrató a su hija. El mismo que le mete esa
polla pequeña en su vagina estéril y fría.
Yo quiero una madre así a la que poder hacer
rodar a patadas hasta romperle todos los huesos, porque tengo tanta ira en mi
sangre, que necesito cometer actos de crueldad que ni siquiera están
legislados.
Ojalá mi madre mintiera, me despreciara y
diera cobijo a mi asesino. La mataría a golpes, la escupiría, me orinaría en
sus ubres secas y viejas.
Y saldría a la calle más tranquilo y
desahogado.
Si mi madre fuera como esa, cuando muriera
celebraría un fastuoso festín y su foto quemaría en una tarta de cumple-muerte.
No he tenido suerte, no puedo desahogarme.
Solo me queda soñar con una madre como esa, a
la que darle una bofetada cuando les arrebata los juguetes a sus nietos para
que no puedan jugar, porque es su capricho.
No soy un hombre con suerte, y tengo que
tragar toda mi hostilidad en sorbos amargos día a día, sin encontrar a una mala
persona a la que destrozar.
Y así, sufro de envidia cuando hay gente que
disfruta de tener una madre cerda, a la que un día ir a visitar para arrancarle
la piel a tiras.
Un sparring que me ayude a desfogar esta
hostilidad y que me dé algo de paz en vida.
Envidio tanto a quien tiene una madre así…
Mierda.
Iconoclasta