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8 de diciembre de 2024

lp--Con la misma intensidad escribo--ic


Escribo cosas directas, certeras e hirientes con los justos e imprescindibles ornamentos necesarios para dar interés al texto.

Escribo con la misma intensidad que follo, lenta e impíamente para aplastar toda voluntad y remilgo en pro de la consecución del placer.

Ya ha habido demasiado dolor.

Ahora el dolor lo doy yo y lo tomo de quien elegí con la misma precisión y voluntad que escribo lo que nadie quiere leer.

Negando la gracia humana de la bondad, la que queda en ella y en mí si alguna vez la tuvimos

Escribo como follo, destruyéndome.

Destruyéndonos…

Y al igual que al joder soy animal en celo, me deslizo como bestia de deseo e ira con palabras sucias de mellados y oxidados filos por el papel.

Como desgarro la piel que jodo.

Sin más finalidad que la destrucción de todo aquello que nos quisieron inculcar robando nuestra infancia y juventud.

Mi rabo es mi pluma y mi pluma apuñala ojos que leen sin acabar de comprender.

Mi amor es la más bella del mundo y su coño sabe a azufre, he desgastado su piel lamiéndola y escribiendo los versos cardenalicios de la catedral del dolor y la vejación.

Soy un cerdo hociqueando en el coño de mi crucificado amor y denigrándome en el papel sin pudor, sin importar nada más que mi mortificación, para no tener ya nada que perder y arrasar con todo lo que han podrido y eternizan.

Lo malo lo hago mejor que nadie.

Quiero que mi diosa crucificada sienta el gozo de tener un macho a la medida de su hambre e irreverencia.

Entre escribir y follar, sólo varía que no firmo mi acta con mi leche rezumando de su maltratado coño que me enloquece y embrutece.

Escribo ante la cruz de mi puta diosa y el dolor brota formando las palabras necesarias para maldecir al mundo y su humanidad imbécil que surgió de un accidente genético que nunca debió ocurrir.

Y mi amor crucificado le saca la lengua a dios diciéndole que soy suyo y mis palabras en realidad, son su obra.



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

4 de agosto de 2024

lp--Otro cremoso día--ic


Hace ya dos horas que ha empezado a extenderse la luz del día. Son las siete y treinta de otro mierdoso y caluroso día de agosto, según el reloj de los ganaderos de reses humanas: políticos, religiosos y otras sucias bestias con poder como los millonarios.

Cuando la naturaleza lleva dos horas activa, los animales humanos al despertar se vanaglorian de que “a quien madruga dios/el estado le ayuda”.

Y una mierda.

Piensan eso para engañarse y sobrevalorarse injustificadamente. Deberían sentirse miserables y sucios con su indolencia e indigna dependencia de dios/el estado y su reloj de oro y diamantes con pulsera de genuina piel de bebés.

No es ninguna novedad, hará más de treinta mil años que el ser humano degradó su naturaleza y dignidad permitiendo que un ser superior en hijoputismo le decretara cuando debía dormir y en qué momento despertar.

Toda granja de cerdos, gallinas o cerdos de dos patas debe tener su horario artificial para optimizar el engorde de sus bestias.

Haciéndome una paja en este momento, con el glande morado de colapso sanguíneo emergiendo viscoso de mi puño; pienso que preferiría follármela a ella que duerme a mi lado ofreciéndome el culo; pero no me dejaría. Es demasiado pronto para sus biorritmos, y bellamente dormilona; pero así de costado y dándome el culo se la metería si no la conociera.

Así que me corro a su vera, pensando que en unas horas me use. Me empuje a la cama con el rabo bien duro y se clave a mí apartando las bragas a una ingle. Me encanta cuando su coño viscoso y mojado me cubre la polla mientras mantengo la presión de mis dedos en sus pezones en la frontera del dolor.

De vez en cuando elevo la cintura con un golpe violento, elevándola, y se la hundo más agitando sus tetas de grandes areolas. Se le escapa un gemido cuasi doliente y su coño produce más suero del follar, más humedad con la que bautiza mi glande en nombre de dios/el estado, que es exactamente su aromático, flexible e inquieto coño.

Sea la hora que sea, oficial o no, dios/el estado fracasa en su control y la leche me brota con espasmódicos borbotones por el pijo cubriendo también la esfera de las horas, agitando el planeta con mi orgasmo.

Y ella masculla un ¡Para! somnoliento, pastoso. Sabe lo que hago; pero sigue siendo desesperadamente dormilona y no quiere salir de su sueño.

Presiono con fuerza la polla para exprimir la última gota de leche y su último placer mirando su coño comiéndose las bragas entre los muslos.

¡Vaya! Resulta que quien madrugando se corre en la granja de cerdos humanos durmientes, se lleva el primer premio del día. Aséptico ganado…

Cuando tome el café, meditando y observándome con astucia, no tardará en decir con la taza frente a los ojos: “Eres un guarro”, yo me reiré con ganas y ella se morderá el labio con descarada lujuria.

Ahora fumo pensando que se hincará frente a mí sentado en la silla del escritorio y rozando mis rodillas con sus pezones, me la chupará. Le gusta hacer eso para demostrar su control sobre mí. Le place usarme, es voluptuosa en cada acto que ejecuta.

Le digo que a mí me gusta más y cierra el puño en mi rabo zanjando que es de su propiedad.

Jugueteando con el semen derramado en mis cojones, afirmo que la voy a doblar sobre el escritorio y con las bragas en los tobillos la voy a embestir hasta que las rodillas se le aflojen y las tetas se derramen pesadas y sin voluntad en estas letras.

No soy el dios/el estado. Si digo, hago y follo contra todo horario o ley decretada.

Qué le vamos a hacer… Nací macho impúdico y ella bellamente puta.

Nos usamos, somos objetos de nosotros mismos.

Puede que un día acabe.

Siempre nos quedará la indiferencia…

Tal vez, avanzado el día, deba matar a un humano para proteger mi espacio de cautividad en la granja humana y joderle al dios/el estado una res de la explotación.

¡Dichoso trabajo!

Otro día que se presenta cremoso, eso es lo que importa.

Y ella por encima de todas las cosas.

Encima de mí, clavada en mí…


Iconoclasta