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23 de enero de 2017

Oculto


Te espío, te deseo, te ambiciono oculto y secreto.
Avergonzado en este mundo banal, erecto y babeando como un animal por tus pechos plenos y tus muslos húmedos.
Oculto como bestia, encerrado en mí mismo para evitar el delito de robar tu alma enorme que no merezco.

19 de diciembre de 2016

Brindis por los sueños muertos y vivos


Brindo por los sueños muertos, que quedan pálidos e incoloros entre el hielo y la hierba aplastada de un invierno que hace humo del aire que sale de mis pulmones. Los que murieron en la batalla contra la realidad más espantosa, más mediocre, más gris...
Sueños bravos que se mantuvieron intensos hasta el mismo instante en que la aplastante razón consiguió descuartizarlos.
Hasta en su último segundo de inexistencia, se mantuvieron firmes, marcando el camino.
Como balas trazadoras de un deseo atroz y directo de libertad y pasión, marcaban una esperanzadora ruta.
Pobres... Murieron sin un ¡ay! Masacrados por lo real, por la adocenada y previsible realidad mierdosa.
Sus cadáveres arrancan una lágrima cabrona de mis ojos y debo mirar al suelo para que nadie me vea llorar.
Soy vergonzoso con estas cosas.
Y brindo por los hijos de aquellos sueños, que hoy imponen una maravillosa y renovada locura a mi caminar de voluntad impúdica, irracional e inquebrantable.
Que tiñen de verde vida lo que es gris y muerto.
Herederos de los sueños muertos que me obligan a avanzar adonde quiero y como quiero. Aunque me joda.
Gritan que es la guerra.
Sueños que prefieren morir rasgados como nubes por el viento a convertirse en acuarelas enmarcadas. No quieren ser inmóviles fotogramas en el Álbum de las Frustraciones que un anciano mantiene en sus temblorosas rodillas.
Ellos dicen: ¡Por allí, aunque luego duela! Y yo aprieto los dientes y avanzo con ellos, por ellos.
Aplastando y ofendiendo a todo aquello que interfiere.
Por eso el universo ha puesto precio a mi cabeza. Me intenta matar, a mí y a mis sueños de mil formas, con mil dolores.
Soy inasequible al miedo, los sueños son mi coraza de coraje.
Mejor llegar desangrado que simplemente estar, que permanecer quieto con toda la incolora sangre en las venas.
Brindo por los sueños muertos, por los vivos que piden guerra y odian la paz, por unos buenos cojones y una ira inagotable.
Un trago de hiel y dulce sangre.




Iconoclasta
Foto de Iconoclasta

25 de octubre de 2016

Bajo el paraguas



¿Has visto qué fuerza tiene el planeta, amor? Es precioso...

Podría ser perfecto si bajo el paraguas estuvieras tú conmigo.

Te diría que lo que hacen las nubes con las montañas, lo hago con tu piel.

Mojarlas, rozarlas, acariciarlas...

Es tiempo de lluvia; sin embargo, amarte es intemporal. Ni la lluvia ni el sol pueden evitar que te quiera repentina y violentamente; como si hubieras nacido sorpresivamente ante mí.

Cautivándome como si fueras planeta. 
Y debiera tener frío, pero la dulce melancolía es cálida.

Camino sin cuidado, pisando charcos, escuchando mi propia respiración reverberar contra la cúpula negra de un paraguas vacío sin ti.



Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.


30 de junio de 2016

La Constelación Lacrimosa



Hay una constelación en mi universo, de día y de noche siempre presente en mi horizonte.
Pequeñas luces que brillan más que un sol y perfilan tus labios en cielos claros y oscuros.
Siempre húmedos, siempre frescos.
Qué labios...
Y tu coño...
Como las lágrimas de rocío que sostienen los pétalos de las flores al amanecer, así brilla también tu piel en los íntimos muslos.
La Constelación Lacrimosa es nuestro universo sagrado y carnal, invisible a los otros, a los ajenos.
No hay tristeza en amarte, es solo un afán desesperado por tenerte toda, por poseerte, esclavizarte, ser tuyo, ser tu esclavo.
En todo tiempo, en todo lugar.
Quiero estar sometido a tu carne y mis uñas impías que desgarren tu ropa para llegar a las pieles más íntimas.
Lloran mis ojos como tus labios brillan y llora el ciego ojo de mi glande blancas lágrimas.
Contracciones de mi vientre salpicado de un semen que arde por ti.
Y desgarro mi propio pubis desesperado por penetrarte con dureza, con brutalidad; arrancándote gemidos oscuros y profundos como las simas insondables de los océanos.
Tan adentro, con  tanta fuerza, que la reproducción no tiene cabida.
La Constelación Lacrimosa es mi luna llena de hombre-bestia enamorado.
Mi pene entumecido es un dolor de amor, es la condena de la humedad sin consuelo.
Lacrimosa marca el rumbo de amarte. Un viaje donde la tragedia de amar es el más bello de los dolores. A él nos sometemos con sonrisas de augustos: ríen tristes con ojos húmedos de ternura y deseo.
Es tragedia porque todo lo que deseamos, lo que soñamos, no es posible en esta galaxia. Está prohibido por una ley natural que los amantes nazcan cerca el uno del otro.
Pobres amantes dolientes, pobres nosotros, regidos por la Constelación Lacrimosa.
No somos conscientes que nos doblamos sobre nuestro estómago con cólicos de una melancolía que aplasta el alma.
Y sonreímos con tragedia mirando al cielo, a Lacrimosa.
Rogando piedad.
Por favor...
Ser exclusivos, ser uno del otro tiene un coste de un ansia que eterniza los segundos.
Un reloj de arena marca el tiempo con lágrimas y harina de sangre de corazón.
En nuestro cosmos, el dolor y la desesperación nos da trascendencia. Lo acunamos en nuestros brazos para demostrar que vale la pena vivir aunque sea tan solo compartiendo un mismo presente.
Camino y no me doy cuenta que mis labios en voz alta le dicen a Lacrimosa: Te amo, cielo.
Y al sentir mis propias palabras, siento la condena, la dulce condena de amarte en este cosmos de lágrimas y pasión.
Que Lacrimosa nos guíe con su húmedo brillo.
Que nos guíe en este océano de ansias.
Llegaré pronto, navego hacia a ti, cielo.



Iconoclasta


29 de marzo de 2016

Las palabras creadoras


Me pregunto si te preguntas lo mismo que yo hacía mil años atrás, cuando fui consciente de mí mismo: ¿Las palabras explican la vida o la crean?
Porque mientras tú te preguntas eso, quisiera encontrar el momento preciso para responderte, para que no pierdas tiempo; para que seas infinitamente más lista que yo.
Las palabras crean y transforman la vida porque lo que hemos encontrado, no es nuestro, es ajeno, es de los muertos y está mal hecho.
No es quiera ser listo, es que amo tu vida a cada momento y no quiero que pierdas un segundo más con filosofías y teologías.
Si aún así, no te convenzo y encuentras que las palabras sirven para explicar, me convertiré en humo, no seré el hombre fuerte que creía ser, el que flotaba  mirando al cielo, a los techos y a los dioses.
Si no soy un deseo, un sueño; soy nada.
Porque todo aquello que es especial, por definición es inexplicable.
No hagas de mí y lo que contengo una explicación.
Porque creí ser fuerte, ser valiente, ser tuyo.

15 de marzo de 2016

El confesionario


El confesionario es el burdel, el casino de los cristianos. El sacerdote un proxeneta o crupier que se queda con un porcentaje de las mamadas y miserias de los que compran su absolución para continuar perpetrando sus porquerías con el permiso de Dios.
El cepillo de la iglesia es una alcancía de miserias y moralinas, de miedos y credulidades de la desesperación y la ignorancia. Es asequible el perdón de los cristianos. Es un producto siempre en oferta.
El tráfico de absoluciones, es un gran negocio.
Y es que la absolución es la adicción sexual y ludópata de los humildes y de ricos fariseos de bulas enmarcadas en sus casas tapizadas de años rancios y silencios ominosos y vergonzosos.
Dios tiene un precio asequible a todos los bolsillos y las bendiciones y absoluciones son buenas inversiones que cubren mentiras, miedos y mezquindades.
Quiero un llavero de Jesucristo crucificado para sentirme protegido y perdonado.

20 de enero de 2016

Moda y aberración


Aberración es un estilo de vida basado en la desgracia de estar lejos de quien amas. Es aberración porque el cuerpo no puede realizar lo que la mente exige.
La aberración distorsiona los brazos, los retuerce en un vacío y la mente cree que todo es posible. Aún cuando los huesos se han roto.
Hasta aquí, la tragedia.
El pene no se rompe; pero hay que cuidar mucho la piel, una fricción tan continuada y desbocada puede llevar a un erisipela del sensible pellejo del bálano.
Lo mismo ocurre con la delicada flora vaginal.
Es todo tan complicado como lógico.
Hoy gracias a la potencia y rapidez de la comunicación, hay aberración exclusivamente. Las modas o estereotipos románticos quedaron atrás, se han sustituido por esos videos virales efímeros y absolutamente banales que iluminan los breves segundos de destellos de sensibilidad que la masa cárnica humana puede lucir.
Solo la ropa marca moda; pero es tan cambiante y tan aburrida, que se convierte en una imposición para esa masa de cerebros ineficaces.
Siempre hay alguien dispuesto a morir por amor; pero nadie muere, al menos ahora. No está de moda.
Porque en  el siglo XVIII, en 1774, Goethe y su "Las desventuras del joven  Werther", pusieron de moda el suicidio (se triplicaron los casos de suicidas) e incluso la forma de vestir del protagonista de esta novela que se enamora de una mujer casada y se relata con las cartas que le dirige a un amigo. A este tiempo, a esta moda, se la conoce como la "fiebre Werther".
Por mimetismo, por identificación, los jóvenes imitaban la forma de sufrir de este personaje que dicen, es casi biográfico. Y alegremente y con jolgorio, se decían: "Vamos a suicidarnos un rato. ¿Te parece?".
Si hubieran tenido yutup en aquel siglo, ahora tendríamos día sí y día también, a tristes emos con una pistola en la sien frente a la webcam del ordenador, llorando negras lágrimas y con música llamativa, filmando videos sensibilísimos; pero cansinos por lo incruentos. Nadie se hubiera suicidado.
Pongamos que un perro salva a otro perro en medio de una autopista en la que mágicamente los coches veloces y feroces, no hacen jugo de perro con sus ruedas.
¿Habrían imitadores y se pondría de moda llenarse la boca de pelos para salvar a un perro en medio de una autopista? Rotundamente no.
Porque el siguiente video mostraría los ostentosos pezones que accidentalmente sobresalen de una blusa de una super-modelo en una pasarela sofisticada de Roma o París.
Y como es sabida la célebre y notoria ineficacia del cerebro humano, el arrastrar perros por una autopista quedará relegado a un bit nulo, perdido en la mente globalizada. Todos y todas (por las lesbianas) correrán a masturbarse frente a los impactantes pezones que se observan asomar en un deplorable video (por la escasa calidad) durante diez minutos en distintas velocidades.
Podría ser que en un tiempo menos hipócrita, también asomara el pene de un modelo; pero ahora no ocurre y si ocurre, me da asco imaginarlo.
Tendré un cerebro privilegiado y potente, y también un poco retrógrado; pero me molan más las vicisitudes del desgraciado y pusilánime Werther de Goethe.
Por otra parte, las modas, me las dicto yo. No soy precisamente un hombre empático con las estupideces, por muy virales que sean.
Si es que la globalizada humanidad me da unos disgustos...
Buen sexo.


Iconoclasta

30 de diciembre de 2015

El sudario helado



Un sudario de hielo hace caos de las hierbas y las flores, como si el pie de un dios rabioso las aplastara.

Camino por la silenciosa senda de un cementerio de muertos rebeldes. Se niegan a morir a pesar del divino y aplastante designio.

Como los dedos de los magos blancos, los rayos del sol hacen del sudario jirones de niebla y el verde come a lo blanco y las afiladas briznas heladas se hacen tallos tiernos.

Y se enderezan soberbios en un salve a la luz que calienta.

Es el cementerio insurgente, donde la vida se come a la muerte.

Como si un sudario pudiera morir... La muerte devorada por la muerte.

Es mejor no pensar demasiado, no pensar que la carne no está sujeta a la hermosa resurrección.

Disfrutar del silencio en silencio y observar el sudario hacerse humo bajo el sol justiciero.

Soy extraño a esos dioses y a esos magos blancos. Solo soy un testigo, un forastero  que cojea silencioso; si acaso, fumando para confortar el pecho ante el gélido sudario.

Tengo una cita diaria con la muerte y con la vida.

Son tan tenaces desgarrando el sudario... No sé si quisiera hacerlo cuando me cubra a mí.

Estaré cansado...



Iconoclasta

15 de octubre de 2015

UNA MALDICIÓN DE AMOR BARROCA, en Atramentum



Algo de amor desmesurado y una excelente presentación de Marlyn Centeno, la directora de Atramentum, una cuidadísima revista literaria.
Allá nos vemos, nos leemos.

15 de septiembre de 2015

Una niña precoz


Dicen que los padres no deben tener sexo con sus hijos.
Pero... ¿Quién coño va a venir a ver como mi papá me la mete? ¿A quién coño le importa nada de lo que hagamos?
Cuando sea mayor de edad, se lo diré todo a la perra de mi madre, siempre obsesionada con la forma en que nos miramos, siempre vigilando... Siempre viene con su coño de puta empapado de leche desconfiando de nosotros. ¿A qué viene esa mierda de moralidad en la puta?
Porque ella no se folla a papá, se folla a otros.
A veces papá me la mete con tristeza. Y yo le convenzo acariciando su paternal pene, de que a nadie le importa. Que somos ajenos a toda ley y a toda moralidad. Y llevo sus dedos a mi vagina para que vea como disfruto.
Me encanta, es tan tierno y tan inocente a veces...
A veces mira a otro lado cuando levanto la falda del uniforme del colegio y le enseño que no llevo bragas cuando me lleva en el coche camino a casa.
Amo a papá, con locura. Y a medida que me crecen más las tetas, no soporto que la zorra de mi madre duerma con él en la cama.
Un día la mataré y enviaré por correo uno de sus pezones a alguno de sus machos idiotas.

4 de septiembre de 2015

Mi cara feliz


Mi cara feliz de gilipollas con gafas nuevas. Esa sonrisita y carita bonachona mía, que cuando escribe piensa en los intestinos humanos fuera del vientre dando calor sexual a penes ajenos y perversos a esas tripas en un acto sexual que atenta a toda moral.
Y también me gusta mucho la tarta de manzana.
Maldiciones, amigos. Y que Dios os... Os... Mierda, me he quedado bloqueado.
Hostia puta.

28 de agosto de 2015

El precio del amor


Amar es dedicación absoluta,
ergo tiempo.

Y el tiempo es el bien más preciado
dicen los que saben, los que triunfan.
Y si eres egoísta las cuentas no salen.
Y sientes que pierdes más que ganas.
Y amar es un mal negocio.

Ergo el tiempo es más fuerte que el amor,
y el amor se muere de decepción
asfixiado por el vertiginoso torrente
de la tragedia de la arena de un reloj.
Y no es justo.
Pero... ¿Qué lo es?

Y toma el pequeño reloj de arena
y cristal cruel
entre sus dedos de uñas granates
como sangre oscura
y el reflejo de los carnosos labios
de terciopelo negro,
para observar la ampolla del tiempo
y el rostro cuasi sepulto en la arena
sobre el que llueven unos últimos granos
sobre los claros y húmedos ojos
que lloran sin comprender aún
la atroz usura del tiempo
parpadeando barro de amor.

Y las cuentas comienzan a cuadrar.



Iconoclasta

24 de agosto de 2015

Un pacto obsceno


Una mamada por unas horas más de vida.
No quiero alma, que se la queden.

15 de agosto de 2015

Ven conmigo


Ven conmigo,
ven conmigo.
Estoy tan muerto...
Es una mañana fresca
nos prometeremos el necesario calor.
Una serena e incontenida pasión.

Ven  conmigo
ven conmigo...
Para que caminar no pese
porque eres vida que falta,
fantasía e irresistible realidad
el palpable y desesperante deseo.

Ven conmigo,
ven conmigo...
Quiero hablar en susurros secretos
con íntimas sonrisas sin sentido
en la cena más hermosa
y las sábanas plenas de ti.

Ven conmigo
ven conmigo...
Eres creación y cuerpo
refugio de mis tristes albas,
carne brutal que desafía mis venas.
Desbordas mis lágrimas agotadas.

Ven conmigo,
ven conmigo.
Estoy tan muerto...
Eras razón de mi tristeza
ahora no me queda ni eso
ven conmigo ahora que existes,
no puedo
no quiero morir ahora que estás.

Ven conmigo,
Ven conmigo.
Por favor...




Iconoclasta

30 de julio de 2015

Vengo a amarte


¡Hola, vengo a amarte!

Sé que es raro y podría decirse que precipitado.

Al grano.

He quemado mucha vida ya y si no aligero los trámites no tendré tiempo a ofrecerte la fuerza que aún poseo, me refiero a la pasión. No vayas a pensar que me voy a poner a realizar una exhibición gimnástica. De ahí estos cohetes propulsores que llevo a la espalda. Tengo prisa como el Coyote por cazar al Correcaminos.

Está bien, mi cultura es un tanto básica, pero  lo puedo arreglar leyendo a Nietzsche o a Kierkegard, incluso a Stephen King.

Opción A: Puedes amarme de buena fe, sin miedo, porque en esencia soy bastante corto e inofensivo (pero hasta cierto punto, no te frotes las manos con esa sonrisa endiabladamente hermosa).

Opción B: Me envías a la mierda sin ningún tipo de alegría ni sutileza. Ya te digo que el tiempo apremia para todo.

Porque si optas por la B, emplearé dos semanas en hundirme: me insultaré cruelmente frente al espejo todos los días, todas las horas. Caminaré hasta que me sangren los pies y aguantaré los cigarrillos encendidos entre los labios, todo el tiempo que ardan, para que me escalde y enrojezca el humo estos preciosos ojos verdes que dios me ha dado. Seré absoluta, decidida y tenazmente cruel conmigo.

Lo juro por la vida de los vecinos de arriba que dejan la escalera perdida de meados de perro.

Si optas por A (no sería nada extraño dada la calidad de la mercancía que te ofrezco rápidamente) no te asustes. No habré muerto ni mi cerebro habrá sufrido parálisis.
Simplemente se tratará de un ataque de virulenta emoción. Fulgurante y aguda como el sarampión de los niños. El babeo pasará en dos minutos, no te vayas a pensar que siempre será así tu hombre. Y la erección no indicará un exceso de lujuria, soy romántico hasta el empacho.

Lo que ocurre es que el pene se olvida que forma parte del conjunto de órganos del resto del cuerpo y se luce por su cuenta, independientemente que el alarde sea justificado o no a sus proporciones.

Dijéramos que es orgulloso; pero no vanidoso.

Somos dos buenos tipos en general.

En cuanto pase mi patético marasmo, besaré esos maravillosos labios que me enloquecen, te tomaré la mano y te diré cuanto te quiero haciendo cosquillas en tus oídos. Te contaré lo que he esperado y soñado caminar de la mano de mi bella amada. Luego compartiremos todo eso que llaman vida y dentro de unos años (espero que muchos) serás una feliz viuda. Esto último, es el típico toque de tragedia que todo romance intenso y devastador que se precie de serlo, ha de tener como contrapunto a tanta felicidad que podría rozar la cursilería. Está todo controlado, mi amor.

¡Qué nervios!

Vaya...

He de confesar que la opción C: quedarme hablando solo, no la había previsto.

Ni que le hubiera estado vendiendo un seguro...

La tomaré como la opción B: a la mierda sin ningún tipo de alegría ni sutilezas.

¡Maldita sea...! ¿Qué habrá salido mal?

He de comprar colirios.

Vaya dos semanas me esperan.

Si pongo un circo me crecen los enanos.





Iconoclasta

28 de julio de 2015

La noche


A veces no sé qué hacer con la noche.
La soledad y la libertad hacen de la oscuridad un mero trámite planetario y ardo en deseos de salir al mundo, de seguir caminando. Como si perdiera el tiempo.
Como si muriera más deprisa durmiendo.
No es miedo, es impaciencia, debo ir a algún lugar.
Se acaba el tiempo.

11 de mayo de 2015

Lynette: no puedo creerlo

Avisa en su blog Los Rostros de Jano: ¡HOLA! ESTA ES MI CRIPTA, PASEN BAJO SU PROPIO RIESGO, CONSTE QUE QUEDAN ADVERTIDOS.
Estoy de acuerdo y me encanta.
Lynette Mabel Pérez, una conocida y notoria escritora boricua (puertorriqueña) e impulsora de actividades literarias y sociales, ha tenido la inmensa generosidad, de hacer una reseña en su blog Los Rostros de Jano (http://rostrosdejano.blogspot.com.es/) de un personaje que creé hace mucho tiempo como la encarnación del mal y una justicia salvaje entre los humanos. Puro entretenimiento para adultos.
Lynette, mi amiga ha invertido un tiempo precioso, su conocimiento, profesionalidad y habilidad para comentarlo, como ejemplo para el tema que trata.
Esto aparte de ser vanidad mía, es un muy pobre agradecimiento a esta gótica escritora de este siglo y una amistad que se ha prolongado por el tiempo y el espacio, gracias a ella y a Miranda Merced, pude participar en ese lujo de antología que fue Fantasía Circense.
Lynette, gracias por elevar a algo importante a tan oscuro y banal personaje, que en muchas ocasiones representa mi furia desatada ante las injusticias que se hacen en el mundo y quedan impunes.
Me ha emocionado toda esa generosidad, te quiero amiga.
Un beso bermejo, un abrazo eterno, Lynette.

Su artículo es: Para una teoría de la dualidad: una lectura de un texto de Iconoclasta.
http://rostrosdejano.blogspot.com.es/2015/05/para-una-teoria-de-la-dualidad.htmlhttp://rostrosdejano.blogspot.com.es/2015/05/para-una-teoria-de-la-dualidad-una.html
Que lo disfrutéis. Como todo lo que es escribe, es adictivo y da para reflexionar y discutir con un buen café entre amigos. Algo ya casi olvidado.

24 de diciembre de 2014

Carta a un amor que espera

No sé donde estás, pero sé que existes. Me lo dice toda mi piel.
Deberíamos estar juntos ya, mi amor desconocido, pero han surgido problemas. Soy falible.
He cometido error y he caído en una trampa de tiempo frustrante. Una confusión...
Pero lo he solucionado, cielo. Ahora voy disparado y certero a ti como una flecha. Como las que disparaba en el bosque con mi arco antes de ser tullido.
No importa donde estés, voy a ti con el corazón acelerado.
Bum-bum, bum-bum..
Perdona si me demoro un poco; pero la pierna a veces me duele más y otras menos.
No sé como eres, solo sé que que eres preciosa y te reconoceré.
Soy tímido, un poco anti-social; pero bailaré contigo una canción lenta y te besaré.
No desesperes. Te lo tengo que decir porque aún no me conoces: cuando me propongo algo, lo hago.
Sin juramentos ni ceremonias. Es connatural en mí.
Así, si sientes unos nervios en el estómago, soy yo pensando en ti. Dirigiéndome a ti.
Sé que estas fiestas de fin de año estaremos solos; pero no cierro por vacaciones, ni por dolores, ni descanso, mi amor.
No me detendré, llegaré con el frío o con la templanza de la primavera.
Llegaré antes de que sea tarde.
Esa alarma en tu estómago, muy adentro, esa pequeña contracción nerviosa; mantenla viva, porque soy yo rastreando tu ser en el planeta.
Mientras tanto, mi amor, no te sientas sola. Sé que estás aquí, en el universo. No sé si en algún lugar cercano o remoto.
Quisiera que estuvieras cerca, tengo prisa por comerte a besos; pero es solo un detalle sin importancia. Por lejos que te encuentres, llegaré a ti con todas mis fuerzas, para que te sientas orgullosa de tu hombre.
Rápido como un expreso de medianoche.
Nuestra soledad es solo un instante en el cúmulo de la vida.
Felices fiestas, cielo. Ya casi llego.
Te amo.
Con ansiedad: tu amor desconocido.

P. D.: Sé que eres valiente, por eso te amo también.
No soy un niño: sé muy bien que podría morir antes de llegar.
Si se diera el caso, mi vida, mantente viva e ilusionada, porque naciste para ser amada, yo soy solo un corredor con desventaja en tu búsqueda y conquista. Conmigo no acaba el amor.
A pesar de esta posdata de madurez y controlado pesimismo, llegaré a ti, cielo.
Te amo a través del tiempo y del espacio, en todas las dimensiones.







Iconoclasta

3 de diciembre de 2014

El frío


Es un frío agradable que hace cálida la casa.
Un frío amigo de liberación y renovación.
Un frío acogedor que apaga las brasas de un calor insano, ondulante y vibrante como cinta de asfalto bajo el sol de mediodía. Un espejismo, una mentira...
El frío es la verdad y la luz.
El frío bendito que deja las calles vacías y silencios caídos en el suelo...
Vencido el calor, vencido el polvo cegador y asfixiante, barridas las moscas y los aromas corruptos, el frío anida en el corazón como un estilete que rasga una membrana sucia.
El frío trae la serenidad como premio a esos sudores derramados con hartazgo y desgana.
Vence a fiebres contagiosas y contagiadas por ese calor metido en los sexos mediocres y sucios de semen y humores rancios.
El frío, mi frío, lo arrastra todo, incluso tiempos y dolores.
Y el amor entra por los resquicios de la ropa creando escalofríos, cálidas erecciones y humedades entre el ropaje y las hojas secas de los árboles
Abrígate junto a mí, mi amor.
Clávate a mí en este frío conmovedor, mi amor.
Haremos cálido el hogar con nuestros corazones ardientes y la piel fría.








Iconoclasta

8 de noviembre de 2014

Un escritor atormentado


Me gustaría ser un escritor romántica y carismáticamente atormentado. Un hombre triste que se emborracha al tiempo que en el papel escribe su alma con una pluma japonesa de edición limitada y  con un buen reloj.
Claro que ser materialista no es lo que me descalifica como escritor atormentado; es esta cochina erección que me incomoda la que me califica como un hombre simple, con un cerebro liso.
Maldita sea, no es elegante estar caliente.
No es elegante que la puta me esté haciendo una mamada y se me deslicen lágrimas por la cara. Debería estar escribiendo en un cuarto en penumbra con una rata como compañía.
El amor se rasga como la hoja de papel que rompo cuando no quiero reconocer lo que escribo. No es por dolor, es por vergüenza.
El amor dura el tiempo que tardas en conocer a quien crees amar. Luego se convierte en mediocridad, en monotonía y por fin en engaño.
Los hijos te aman hasta que se hacen mayores y se dan cuenta que son mejores que tú...
Así que le hago  caso a mi polla y me la toco.
Bajo el prepucio y el glande brilla baboso, con ganas de invadir o violar; es inevitable dejar una mancha de fluido en mi elegante pluma después de haber acariciado a mi alter ego.
No soy un escritor atormentado, soy salvaje en el deseo primario, me parieron demasiado cerca del bestialismo y oscilo entre el pensamiento y el instinto, sin pudor, sin reparos.
¿Cómo puedo escribir de tormentos y vicisitudes si este pene no siente absolutamente nada parecido a lo que siente mi alma corrupta?
Observo mi relojazo y el grabado de la pluma. Pienso en lo muerto y en lo que queda vivo mientras me fumo un cohiba que sabe a gloria bendita.
Intento llorar por las ilusiones que se fueron directamente a la basura; pero siempre acabo en una página de porno oriental. Es que están preciosas las jodidas japos...
Quisiera ser anti-viagra para ser más intelectual y asemejarme a esos grandes escritores que viven y mascan su tristeza con mujeres de pago en sórdidos moteles. Que escriben en mil hojas de amor y derrota sobre una pequeña mesa de madera.
Yo necesito una buena mesa organizada con espacio para tabaco, cenicero y papel. Tengo muchas cosas, no podría ser tan humilde. La humildad me la paso por el forro de los huevos. Así, sin literatura.
Porque no nací como escritor, ni pude vivir como un bohemio. Trabajé como un cabrón, prostituyéndome durante toda una vida por un puñado escaso de dinero. Sin romanticismo, sudando y desgastando mi cuerpo.
"Como todo el mundo", pensarán algunos. Solo que a mí, "todo el mundo", me importa una soberana mierda.
Al final, es razonable que no sea un escritor triste. Solo furioso y con prisa; que el tiempo corra rápido, sabiendo que el final es la nada. El amor, el odio, la paternidad, la felicidad, el dolor y la desgracia son accidentes geográficos en el mapa de la vida.
Y mi pene parece saberlo, porque cabecea inquieto y repleto de sangre en mi pantalón. Quiere salir y ser lamido, ser empuñado y apretado hasta el dolor, meterse en una elástica e inundada vagina hasta escupir un semen caliente y abundante con un gemido, con una blasfemia: "La virgen santa, la hostia puta, qué gusto..."
El atormentado queda a merced de su polla y así ella cuida de mí. Borra la vergüenza por los errores cometidos y  convierte la tristeza en un nuevo universo de posibilidades. No piensa en la muerte, solo sabe que está vivo.
Su primitivismo me contagia el ánimo...
El sosiego de la soledad es una entelequia, la soledad es algo intenso, solo los más fuertes se soportan a sí mismos. Solo los que tienen una polla inquieta pueden vivir sin pudor y sin meditar sobre el mal y el bien.
Los escritores románticos y tristes buscan cuchillas de afeitar, veneno o se balancean en el borde de las alturas y de la narcosis.
Yo aferro mi bálano y tengo que recoger un semen incontrolable que nunca va a aterrizar a sitios fáciles de limpiar.
El romanticismo es algo que solo puedo intuir, soy una bestia que ha trabajado demasiado, que ha maltratado el cuerpo y la mente. No queda tiempo para un romanticismo suicida, es hora de follar. Siempre lo es.
El otoño es el final de la época del color y el sonido, los humanos caen presas de la melancolía, de la luz que quedó atrás y las noches se hacen más largas, con más monstruos.
No soy humano, porque el otoño me alegra, apaga la actividad ajena a mí, el mundo lo es.
Ajeno... Soy un maldito error, mi padre no se la metió bien a mi madre.
No puedo ser un escritor carismático, solo soy un escritor impunemente frío. Que odia escribir en lugares deprimentes y humildes.
Alguien tiene que serlo, hay carroñeros, hay parásitos y estoy Yo.
Y mi pene.
Esta Nakito tiene un vello púbico lacio y fino... Guarras orientales.com...
A lo mejor, cuando envejezca puedo ser romántico y tierno en mi tristeza. Cuando mi pene esté cansado y la erección no se imponga a mi metafísico pensamiento.
El animal de Battiato suena en el estéreo, estoy de acuerdo en algunas cosas con la canción, pocas pero suficientes para asentir expulsando el humo de mi pecho por la nariz y la boca.
Dejo la pluma y enciendo el cigarro número mil doscientos de la mañana, toso y escupo. Y sé que nunca podré ser un escritor de la depresión y el suicidio. Así que tecleo en mi magnífico ordenador el texto, mejorándolo fríamente a plena luz del día, con una buena música y un buen café.
La vida sórdida es trabajar y llegar exhausto a tu casa sin tiempo para el pensamiento.
No me arrepiento de ser materialista y bestia. Ni de mi vanidad, me la he ganado a pulso como el cáncer de pulmón que se pudiera estar desarrollando ahora en mi pecho.





Iconoclasta