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13 de octubre de 2024

lp--Globos humanos--ic


El humano globo o humano hinchable actual es la evolución y consecuencia lógica de los humanos sapiens previos al primer contrato social; en el momento que pactaron con el brujo de la tribu trabajar (cazar o recolectar) para él, en la especie humana se inició el proceso de putrefacción del cerebro. Le fermentó la inteligencia y se convirtió en una especie quejumbrosa siguiendo el rastro de excrementos que sus amos líderes cagaban delante de ellos. Y en lugar de trabajar para ellos mismos, se masacraban por hacer rico al brujo del poblado, que luego evolucionó a rey o papa en pocos siglos y luego surgieron los presidentes, ministros, secretarios generales, caudillos, etc…

Hoy la especie humana es irrecuperable, incluso su carne como alimento es desagradable para las otras especies carnívoras.

Con un cerebro meramente funcional los humanos del reciente pacto social iniciaron un vertiginoso proceso de degradación genética psicosomática de la especie humana sapiens hasta nuestros días que ya es exclusivamente “globo” o “hinchable”, salvo algunos afortunados individuos. Aunque lo de “afortunados” no es correcto, ya que están sometidos a una constante persecución y caza por el estado ladrón y asesino y los propios globos que han sido programados mediante la virtud social de la envidia durante la infancia y adolescencia.

Ninguna especie del planeta ha evolucionado tan rápidamente como ha involucionado la especie humana, salvo las vacas, caballos, ovejas, perros, gatos y pollos. Especies a las que el ser humano globo modificó matando los especímentes que no se adaptaban a su uso ganadero o agrícola.

De hecho deberían perder su nombre taxonómico “humano”, porque prácticamente son monos con fuertes tendencias al homosexualismo y a una imbecilidad congénita, lo cual los condena a la extinción, como extinto está el homo sapiens.

Hasta que alguno de los pocos eruditos que puedan quedar designe taxonómicamente a la actual evolución de la humanidad del pacto social con un nombre que no manche la dignidad de la auténtica especie humana sapiens, para mayor claridad usaré “humano globo” o “humano hinchable” según mi criterio literario para dar mayor plasticidad al texto. Aunque margaritas a los cerdos porque los humanos hinchables pierden cualquier comprensión cuando un párrafo supera la docena de palabras, a la decimotercera ya no saben qué han leído atrás.

Los humanos globo nacen ya genéticamente adaptados y esclavos del estado asesino y ladrón. Son incapaces de afirmar si son hembras o machos aunque se reflejen desnudos en un espejo. Y así ocurre con sus crías: se ven con la angustiosa incertidumbre de darles un nombre adecuado a su anatomía que los progenitores son incapaces de clasificar sexualmente. Hay hembras con unas mamas enormes y oscilantes, que se llaman Javier, hay machos con un pene oscuro y oscilante también, como el badajo de una campana, que se llaman Margarita y hay madres que deberían ser hembras, pero como tienen barba y mamas lecheras velludas han elegido nombres neutros para conciliar su propia confusión o ignorancia de su sexo como: Denis, Francis, Emo, Eider o incluso Milán como las gomas de borrar.

Bien, pues estos pseudo humanos hinchables, están absolutamente vacíos de inteligencia y el estado, durante el sacrificio de la infancia y la adolescencia de los pequeños globitos, les inyecta junto con el aire necesario para que tengan un cuerpo sólido las directrices-leyes-normas-tradiciones-folclore-teléfonoscelulares que todo buen votante demócrata de la sociedad consumista y del estado del “bienestar” o contribuyente, precisa tener y saber.

De hecho, un hombre o mujer globo decapitada, sus cabeza podría servir para decorar las fiestas de cumpleaños infantiles. Están absolutamente vacíos, incluso hay quienes sostienen, que es la primera especie del planeta que no tiene sangre en las venas.

Los hombres y mujeres hinchables están sometidos a un constante control y revisión por el estado que, los infla con aire o algún gas inerte a la presión necesaria para que sigan cumpliendo las normas y preceptos para los que han sido programados y de nacimiento, condenados capitalmente: nacen pecadores o culpables por un programado “pecado original” sea cual sea su credo y por ello, deben pagar hasta morir al estado su culpa.

Los humanos hinchables lloran y ríen, se acobardan o se lanzan a la guerra como muñequitos descoordinados siguiendo las estrictas consignas del estado ladrón y asesino.

Y cuando ocurre que el estado no les acaricia las crines con benevolente paternalismo y falsas palabras, se deprimen y lamentan de estar abandonados. Son dependientes del estado y sus leyes como las garrapatas de la sangre o el humano globo político de la cocaína. No saben qué hacer cuando se encuentran en ilusoria libertad y siguen a cualquiera que camine en una determinada dirección para sentirse adocenadamente acompañados, ya sea para bailar en masa, para correr en masa, para comer en masa, beber en masa; o morir en masa que también saben hacerlo muy bien. Porque como los humanos globos afirman: mal de muchos, consuelo de subnormales. Les tranquiliza ser explotados, morir o sufrir en multitud debido a su personalidad marcadamente dependiente y cobarde.

El estado les dicta a quien cómo cuándo y dónde deben amar u odiar. Existe una compleja red global de adoctrinamiento también global que funciona sin pausa toda la vida de los globos, en libros, películas, series, televisión basura y telediarios del régimen que reciben todo ello en sus teléfonos móviles, televisores, cines y espectáculos.

Todo está programado y catequizado para eliminar todo asomo de inteligencia en los humanos hinchables que son ya el 99, 9 % de la población pseudo humana del planeta.

Una vez la elasticidad se pierde, el estado los pincha y los quema para reciclarlos como fertilizantes o alimentar a los cerdos.

Los humanos hinchables no se alimentan, sólo se inflan. Es básico entender esto, porque la carne sólo es para los globos que forman el estado. Si a un jerarca del estado lo decapitas, su cabeza golpeará duramente el suelo, porque están rellenos de carne. No sirven para decorar las fiestas de cumpleaños, porque además, olerían a podrido.

Les encanta a los globitos grandes y pequeños, hembras o machos por su absoluta ausencia de vida interior, amontonarse en grandes bandadas que se mueven obedientes a la voz del estado, cuyo representante es otro globo con una programación de lujo o premium, según en la familia de hinchables en la que haya nacido.

El precio de un humano hinchable varía según la región del planeta; pero de media se podría afirmar con muy poco margen de error que puedes comprar uno entre los diez y quince mil euros. A unos ciento veinticinco euros el kilo suponiendo un adulto macho de ochenta kilos.

El peso es exclusivamente el de la carcasa, ya que la cantidad de nada o aire que contienen en su interior es despreciable, su presión no supera los 0, 05 bar. Son de fácil mantenimiento y alimentación. Incluso algunos eligen comer exclusivamente desperdicios vegetales como algunos animales del zoo.

Los humanos hinchables creen a veces que una vez llegó el humano a la Luna y otras no. Su creencia varía en función de lo que el estado a través de sus medios les radie a sus orejas-antenas. Se debe destacar que el reciente decreto borra el anterior de su reducida y apenas funcional memoria, son lo más parecido a una cría recién nacida porque pierden toda experiencia pasada cuando el estado de la globalización les encaja una nueva idea o decreto.

Su proverbial infantilismo se debe a esta degradación, involución o eliminación de la memoria.

Tienen la innata capacidad de olvidar a velocidades lumínicas, es por esta razón que la Historia Global es un aberración o degeneración de la realidad y por la que un líder político o religioso dura más de medio siglo al mando de las ciudades granja donde se crían y reproducen los humanos hinchables.

Los globos humanos desconocen, del mismo modo que la libertad, el concepto de verdad y su antónimo la mentira; se limitan a obedecer sin más discusión su dogma del día y contribuir a la riqueza de los jerarcas del estado a cambio de una humillación de la que no son conscientes.

Lo hinchables son bebés mamando de una teta (en realidad es un dedo del estado introducido en sus anos) y se horrorizan ante la posibilidad de que un día pierdan la teta dura y agria del estado.

Les roban su infancia, adolescencia e inicio de la adultez en los centros de adoctrinamiento: escuelas, institutos y universidades. Y así, sin infancia ni adolescencia experimentadas y con una nula madurez mental, inician su ciclo biológico productivo y reproductivo para alimentar las arcas de los jerarcas del estado.

Creen que su esperanza de vida está en torno a los ochenta años. Es mentira, porque sus primeros veinticinco años de vida no ha sido tal, los pasan prácticamente muertos. Han permanecido aletargados en su desarrollo. Apenas viven cincuenta años de promedio.

Resumiendo las cualidades de los globos humanos:

1. Creen con fe inquebrantable todas las mentiras y mitos que el estado global sermonea cada día, ya que esas mentiras son realmente el aire que los infla da forma concreta, excepto sus genitales para evitar que sepan algo de sí mismos.

2. Carecen del concepto instintivo de libertad hasta el punto de ser ignorantes de su nacimiento en cautividad.

3. Y si conocieran la libertad: ¿quién los hincharía si no existiera la Sagrada Globalización?

Quiero suponer, en un ejercicio de ingenuidad por mi parte y sin que sirva de precedente, que el próximo a la extinción: lector; ya habrá deducido el porqué de que a la masa humana (antes del pacto social llamada humanidad) se la designa con el gris, triste e infantil epíteto de “globalidad”.

Comprendiendo a la actual naturaleza de los humanos hinchables podemos comprender el concepto y la criminal y caníbal imposición de la globalidad, con su semántica tan sencilla y diáfana sin asomo alguno de retórica alegórica.



Iconoclasta

13 de julio de 2024

lp--El peso de un bolígrafo--ic

Es muy ilustrativo y esclarecedor para entender la sociedad actual, el asunto del peso de los objetos de escritura. Hay mucho afeminamiento en machos y hembras juzgando el “peso” de una pluma, bolígrafo o lápiz.

¿Cómo es posible que sientan fatiga por algo que pesa unos gramos y además se apoya en el papel? ¿Cómo es posible cansarse con una pluma “pesada”?

Las sociedades del coronavirus obedientes del encarcelamiento (“yo me quedo en casa”), el bozal nazi (mascarilla) y la vacuna que no vacuna; se ha degradado tanto y le tiene tanto horror al mínimo esfuerzo, que no se debe escribir de ella sin insultarla u ofenderla con todas las palabras posibles.

Esta sociedad es un monstruo deforme construido con millones de cuerpos humanos grapados entre sí que, enfermo y con el cerebro podrido, se arrastra mezquino a los pies de su amo, el telepredicador más publicitado. Siguiendo con ciega devoción los miedos y consignas del psicópata pervertido que ha votado.

Y todo ocurre en “democracia”, donde enfermos mentales dementes como Hitler son mayoritariamente votados secularmente.

Los cobardes exhiben con orgullo su mezquindad y así hacen de la cobardía, inmovilidad e infantilismo, virtudes cívicas como el votar.

Esta degradación es la que lleva a las mayorías a votar a alguien tan infame y degradado como ellas. Necesitan un amo igual para seguir haciendo virtud de sus indignidades.

Se quejan de que el bolígrafo pesa y ni siquiera saben sujetarlo. Algunos llevan al extremo del plumín las puntas de los dedos y no ven una mierda de lo que escriben, otros rodean con el pulgar el bolígrafo como cuando la profesora les enseñaba a escribir las primeras letras, otros doblan la muñeca tanto que parecen sufrir parálisis cerebral. Pareciera que quieren demostrar con orgullo que padecen alguna enfermedad cerebral o una tara intelectual que les impide la coordinación motriz instintiva y lógica para tomar un objeto de escritura y escribir de una forma sencilla y natural.

La incapacidad intelectual y su incultura es otra de esas indignidades transmutadas en orgullosa virtud.

Forman una reata de asnos con el rabo enhiesto de una injustificada vanidad.

Socialmente, por mucho que cacareen los politicastros contra la violencia, yo afirmo que nunca ha sido tan necesaria en las ciudades como en esta tercera década del siglo XXI.




Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

22 de mayo de 2024

lp--Tal vez los sordos tengan una oportunidad--ic


Hay películas rebuscadas como Sound of Metal, en la que el batería de un dúo de heavy metal se queda sordo y todo es drama.

Y yo pensaba mientras la veía, qué poco se da el cáncer y graves enfermedades entre los jerarcas en el poder.

Siempre cae la mierda en el rostro del más pobre.

La baja mortalidad de la casta política está dañando gravemente al resto de la especie humana.

Tal vez los sordos serán los que más tiempo resistan sin que se les pudra el cerebro por los dogmas y decretos de los jerarcas; mientras no tengan la mala idea de usar audífonos.



Iconoclasta

29 de diciembre de 2023

lp--Una demencia colectiva--ic


Hay una grave psicosis, una demencia colectiva. La chusma cree, hoy más que nunca, en charlatanes sectarios políticos y religiosos. Como en el inicio de las sociedades humanas, cuando se hizo el primer pacto social por el que la especie humana se degradaría miserablemente hasta convertirse en la masa amorfa, quejumbrosa y cobarde que es hoy.

La chusma se queda encantada mirando a su líder ladrón que le dice cosas estúpidas, mentiras que quiere oír, sin asomo alguno de madurez intelectual, sólo genital; cree las mentiras de un político ladrón y asesino.

Y lo hace con los ojos muy abiertos y con las orejas tiesas prestando toda su atención al telepredicador. Leyendo infantiles mensajes en las redes sociales de sus dioses, que no superan las veinte palabras, el máximo entendimiento del humano tipo en la actualidad.

Esperan expectantes, esperanzados y boquiabiertos mirando al líder que raja desde el púlpito, que les eche en sus rostros ignorantes e imbéciles su caliente lluvia dorada.

Su sermón genital.

Como desde los inicios de los tiempos...

Para una especie animal, sesenta o treinta mil años son breves etapas en su evolución e historia.

La especie humana ha fallado en su inicio, la cobardía de aquellos que sellaron el primer pacto social, su legado, es el único y real pecado original con el que nacemos. Y ese pecado original, es la castración de la verdadera especie que fuimos, su aniquilación.

Y luego, acto seguido, se inventó la palabra magnicidio, como si asesinar al líder político o religioso fuera matar a un ser superior.

El magnicidio convirtió en vulgares cerdos nacidos para el sacrificio a los que no formaran parte del Estado.

Está tan sucia la especie humana que ya sólo sirve para combustible.



Iconoclasta

3 de noviembre de 2023

lp--A por otra guerra civil--ic

  Su majestad el rey de España, Sánchez I el Arribista.

GENPHOCS: Gobierno Español Nazi Penitenciario Homosexual Clima-sanitario

CENPHOCS: Caudillo Español Nazi Penitenciario Homosexual Clima-sanitario


Cualquiera con un mínimo de conocimiento de la historia diría que España está al borde de una nueva guerra civil; pero el español tiene ese optimismo tan propio de la ignorancia y además de decir y pensar: “Hoy día no puede pasar algo así”, hace chiste de la corrupción y la prostitución de las instituciones, para concluir con aquel adagio de servilismo y analfabetismo que surgió en el franquismo que es: “Y qué se le va a hacer”.

El problema es que los jueces, funcionarios, el ejército, la realeza y el gobierno son españoles y chapotean todos en mierda indiferentes, incluso cuando se la comen.

Volverán los tiempos en los que tengamos que comprar libros censurados en librerías con trastiendas ocultas y envueltos en papel de periódico, como debía hacer mi padre y yo con él.

Pero eso no se repetirá porque ya nadie (las minorías no importan en este caso) sabe leer más que los mensajes en las redes sociales del nazismo del GENPHOCS y su CENPHOCS supremo y corrupto. 

Tampoco sería extraño ver a partir de ahora en las puertas de las cortes, aquellos grandes coches de lujosas ruedas de radios, horteramente pintados y con tapicería de piel de leopardo; saliendo de ellos los diputados, ministros y jueces como chulos de putas con llamativos sombreros y abrigos de visón, como sus parientes los proxenetas negros del Harlem de los 70 del siglo pasado.

La gracia está en todas las cosas. Si de algo te sirve la experiencia, es para encontrar el chiste en todo.

Y a partir de ya en España, autobuses, metro, trenes y cines, tendrán asientos especiales para los blancos según la comunidad autónoma en la que se habite, y de momento sólo una tiene derecho a asientos. El resto, “los negros” deberán estar en pie. La segregación monocolor será la mar de divertida y dejará no pocas anécdotas de tiros, navajazos y sus evisceraciones y degollamientos.




Iconoclasta