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22 de julio de 2014

Se vende hombre insensible en Binibook







Se vende hombre insensible.


Mejor que una mala película


17:52 de un apestoso día como otro cualquiera en una plaza comercial, en la fila de caja de una hamburguesería de esas que regala mierda con cada cajita gozosa para los niños. Y algún descerebrado de más de veinte años que también las compra, claro.
Estoy de vacaciones y cuando mi mujer trabaja, si no me la follo me aburro, así que salgo para distraerme y ver mundo.
Tengo ocho personas u objetos animados delante de mí para hacer su pedido.
Enseguida, mirando sus caras y sus ademanes, me doy cuenta de que los seis primeros y una tía buena con blusa transparente, van juntos. La tía buena resalta entre ellos una barbaridad, viendo quien es su novio, imagino que debe tener algún daño cerebral, pobre chica. O tal vez sea una furcia muy necesitada. Me inclino por su daño cerebral, porque su novio no tiene cara de poder pagar ni una mamada en el dedo índice de su dedo izquierdo. Es de mediana estatura, buenas tetas y un sostén que no es un Victoria Secrets, pero le queda bien, me gusta que transparenten su ropa interior, me ayuda a follar y masturbarme. Su piel es bastante blanca.­
Le daré mi tarjeta de visita para follármela en la fábrica de condones, luego, cuando los otros se estén cebando con lo que encarguen. La voy a volver lista abriéndole el cerebro a otras dimensiones a través del culo con la nueva gama de condones Hard Culinos from The Hell.
Los otros son una sarta de super bronceados de nacimiento, de ese tipo que crees que son sucios sin fecha de caducidad. Es curioso lo lejos que llegaron los gitanos para follar, seguro que mucho antes que Colón el maricón. Hay dos niños de unos 10 y 12 años, una niña de 14, el novio de la retrasada mental buenísima, que tiene pelo-casco de moco de gorila y negro como el tizón.  Otro muy parecido al novio, que debería llevar esponjas en los incisivos para no rayar el suelo. Mismo pelo, pero en forma de cuña, que a esta raza les mola mucho y no sé porque. Al final ni parecen mohicanos, ni soldados de fuerzas especiales. Tal vez se parezcan un poco a los dibujos de ánime, que imagino que a falta de cultura y dinero para ver otras cosas de más calidad, se han puesto hasta el culo en la infancia de ver teleseries de esos dibujos japos; cosa que deja huella quieras que no, en esos cerebros tan lisos y moldeables que hay bajo todo esos kilos de fijador a granel.
Y completa el circo una vieja de aproximadamente unos 60 años que parece tener 90. Es como un títere que solo se mueve cuando el resto de la tribu la estimula con un grito que solo ellos son capaces de entender.
La niña lleva unas plataformas en los pies de mujer de cuarenta, los niños y hombres, todos calzan zapatos muy elegantes, negros, desgastados hasta ver el forro sintético presionado por sus indudablemente largas uñas y con unas punteras que te hace pensar en las babuchas de Aladino. Deben pertenecer a una raza que se denomina Nacos. Lo he oído alguna vez.
Con dificultad, y algunos babeando, piden sus refrescos, patatas fritas y algún café; pero nada de carne, no creo que sean vegetarianos, simplemente son pobres, eso sí, con mucha gomina.
Gente humilde... Bueno, sin eufemismos, son más míseros que las ratas.
Con los pobres hay que tener mucha paciencia porque sus cerebros son tan lentos, que uno solo requiere la ayuda de otros tres de su clan para elegir el puto refresco pequeño de mierda que va a elegir.
Y si el cajero realiza alguna pregunta estúpida como: ¿azúcar o sacarina para el café?, los seis (la tía buena retrasada se ha retirado de la fi­la porque no quiere nada, seguramente su novio ya la ha hartado de leche en la choza de cubículos con catres separados por viejas lonas de propaganda de partidos políticos), clavan sus ojos negros de gruesas cejas en el rostro del cajero, se hace un silencio intenso en el local, de sus labios abiertos se deslizan unos hilitos de babas, que dulcemente se convierten en gota para caer en las largas punteras de sus calzados.
Cuando todos los clientes pensamos que nadie será capaz de responder, dice el de los dientes de morsa algo así: "ucar pché jero, ...  pta mdres". Y el cajero de alguna forma lo entiende y sonríe como un idiota. Todos respiramos aliviados tras acabar el tenso suspenso que ha provocado el cajero con su estúpida e imprudente pregunta.
Y no es por echarle más mierda a la mierda, pero son pobres por alguna cuestión genética, y cuanto más pobres, más lerdos. No es racismo, es simple biología aplicada.
Por si no hubiera habido suficiente espera, para esos lerdos endogámicos de ambiente marcadamente rural, llega la hora de pagar. Por seis productos han conseguido pagar menos de 75 pesos (si es que saben montarse unas fiestas con tan poco dinero...). Cuando el cajero les repite tres veces la suma, todos miran a la vieja de pelo cano, sucio muy sucio. Y con una cola que parece una brocha de pintor roída por el perro juguetón que siempre tienen en los tejados de sus casas todos los habitantes. La vieja no se entera, se debe pensar que le miran sus tetas, cuyos pezones llegan hasta las rodillas y apuntan con una perfecta verticalidad al suelo. Y sonríe mostrando su único incisivo feliz ella. Es pobre...
Es entonces cuando uno de los niños le da unos golpes en el codo diciendo "ela, ela". La vieja se sobresalta y con una lentitud perfecta, en la que da tiempo de calcular los ángulos de sus brazos por cada movimiento y hacer el pronóstico del tiempo con cuatro días de antelación, saca del bolsillo de su bata de casa color azul cielo, un monedero pequeñísimo, tan pequeño que nadie pensaría que pudiera llevar más que algún par de bacterias dentro.
Pues aunque nadie lo crea, consigue sacar un montón de putas monedas de un centavo y dos, que tarda en contar como si fueran quince millones. El café ya no humea en el mostrador, se ha enfriado hace un par de horas ya. Cuando se las da al cajero que le llegan en una cadena humana de seis bronceados, en la fila de al lado ya han atendido a diez clientes.
Ya solo queda delante de mí un chico bajito, de hombros caídos, cabeza hacia adelante, gruesos brazos con vello pelirrojo y cuello de toro. Es un síndrome de Down, un mongol. Así que respiro hondo para acopiar paciencia.
Está más nervioso que un desdentado queriendo partir un garbanzo frito. Apenas ha comenzado o "principiado" a retirarse la comitiva de aldeanos endogámicos con sus míseras consumiciones, el mongol se acerca rápidamente a la caja empujando a la vieja sin disimulo alguno.
Como estos individuos son dados a gangosear, le pide algo al cajero que nadie entendemos. El chico se gira hacia mí y con la mirada me pregunta si el pinche cajero es imbécil o qué. No le digo nada, solo veo con fascinación e incomodidad sus ojos bizcos que parecen mirar a alguien muy lejano tras de mí.
Se gira de nuevo hacia el cajero y le señala con insistencia lo que quiere en el tablón de productos, al tiempo que le deja un billete en el mostrador y dice algo así como "pinche puto caguego".
Tiempo de elegir tres refrescos, dos de patatas fritas y un café para los aldeanos: quince minutos.
Tiempo de elegir el menú deseado por el mongol: 3, 3 segundos, con pago incluido.
Cuando me acerco por fin a la caja, el mongol ya está sentándose en una mesa a la que ha llegado sorteando a los seis humildes que aún están decidiendo en que mesa amontonarse y embrutecerse. Por lo visto, no les ha gustado que el mongol les ganara la mesa y dicen cosas esotéricas entre ellos mirando al chico con rencor.
La tía buena se acerca a ellos acomodando ostentosamente y sin demasiada elegancia, sus grandes tetas en las copas del sostén.
El cajero me pregunta que deseo e interrumpo con un sobresalto el profundo repaso que le estoy dando a la Blancanieves que va con los cinco enanitos y la abuela con muerte cerebral.
"Un paquete de Marlboro rojo" le pido.
Me mira como si le hubiera enseñado mi enorme polla, casi ofendido.
"Aquí no se vende tabaco ni productos relacionados", me contesta.
Yo ya lo sabía, claro, pero es que cuando en el cine no dan una buena película, puedes ponerte en la fila de cualquier hamburguesería elegida al azar, con la total seguridad de que vas a pasar un buen rato distraído.
Cuando salgo por la puerta, me encuentro a la chica buena del grupo de rurales endogámicos fumándose un cigarro frente a la entrada.
"Estás buenísima, ¿te puedo dar una tarjeta de mi empresa para conseguir trabajo en mi departamento? Allí te explicarán en qué consiste.
"Sale", me responde mascando chiclé.
Me acompaña el parking subterráneo sin avisar a su tribu. Cuando abro la puerta de mi coche, se me caen dos monedas de veinte centavos y las toma rápidamente. Como poseída, me empuja y me quedo sentado frente a ella en el asiento. Me desabrocha el pantalón, me saca la polla con habilidad y se la mete en la boca. Me encanta como la chupa, en calidad y velocidad. Cuando me corro, se traga todo el semen sin dejar caer ni una gota, no me ha ensuciado nada. Es hábil la hija de puta.
Tras eructar, me pregunta si me ha gustado.
Yo respondo que ha estado genial y con una sonrisa que la convierte en idiota, me dice: "Ayer cumplí 14".
Por toda respuesta, en lugar de darle una tarjeta de mi empresa, le doy cinco pesos que hay en el cenicero y se larga contenta con las rodillas sucias y las punteras de sus zapatos de fino tacón arañadas.
Arranco el coche y me voy a buscar a mi mujer que ya me estará esperando a la puerta de su trabajo. A ver si me la follo rápido, que la putita me ha puesto caliente.
Siempre tengo razón: hay cosas mejores que una mala película para pasar el tiempo.

Siempre abundante: El Probador de Condones.







Iconoclasta

21 de julio de 2014

Nueve horas


Nueve largas e interminables horas en una ciudad de mierda, ¿y cuál no lo es?
Nueve horas... Ese número de horas no es mágico, es lógico. El número oficial y oficioso para agotar el cuerpo trabajando; pero por encima de todo, para agotarlo bailando, metiendo en sangre el suficiente licor para despreocuparse de que hay un ejemplar de ganado porcino esperando en la casa, tras las puertas del antro.
Me gustan las guarras borrachas con vestido corto que meando entre dos coches con las bragas en las rodillas, se caen sobre su propia orina riendo como subnormales.
Nueve horas es el tiempo perfecto para beber, cantar, bailar y rozar los cuerpos hasta quedar sexualmente satisfecho, o con las pollas y  los coños debidamente lubricados.
Nueve horas que son las necesarias para asentar los fracasos, las carencias y las frustraciones de las parejas que nunca llegaron a amarse. Solo frustrados soñadores con pretensiones de amor ultra terreno. Nueve horas marcan el ridículo y la vergüenza entre gritos, copas y música mala y aburrida solo para idiotas.
¡Chum-chunga, chumba, chum! Y así infinitas veces.
El borracho saca su ridículo pene del pantalón para mear en las ruedas de un contenedor de basura en las sombras de una calle.
Nueve horas son las justas y necesarias, para que el ser despreciado sepa que causa repulsión, nueve horas son las necesarias para librarse de algo que no quieres y romper las cadenas de un amor que no lo es, viciado de terceros amantes, de ascos y decepciones.
Nueve horas para fumar veinte cigarrillos y toser sangre y mierda puta.
Un coche con cuatro borrachos ensangrentados, humea contra un pilar de hormigón, la muerte no siempre es romántica, suele ser muy aburrida también.
De seis de la tarde a nueve de la noche, los falsos amantes  y sus mentiras prensadas con besos secos y sexos desganados, se relajan. Se olvidan en una descendente y suave curva, la basura que son, la tontería que han hecho durante años juntos, la porquería a medio construir que no pueden acabar.
De nueve de la noche a las doce, los impostores del amor se embriagan con copas de alcohol y bailes sensuales que creen realizar, para olvidar completamente lo que les espera al salir de ese antro encajado entre las calles de una negra, sórdida y aburrida ciudad. Como ellos... Ellos lo saben en el fondo de sus pequeños cerebros.
Se empeñan en ser indiferentes a lo que les espera en el mierdoso hogar, en la novena hora.
Hay vulvas sudadas y empapadas sentadas en las plásticas sillas, gotas de rancio sudor en escotes atrevidos, penes con restos de orina manchando los calzones y los pantalones. Hay una música estridente que alimenta el ridículo y la lástima en las tardes y las noches de las ciudades de los amores muertos.
De las doce de la noche a las tres de la madrugada, sus coños y penes están tan resbaladizos de deseo y de roces con otros cuerpos como ellos de miserables, que acaban follando o mamando los sexos de otros que no desprecian como lo que volverán a ver cuando sean las tres y un minuto.
El apestoso y mentiroso hogar...
Nueve horas son las justas para que miles de idiotas intuyan y asimilen con sus mentes ebrias, la vida fecal que se han creado.
Solo unos pocos elegidos, entienden que esas nueve horas son una liberación a un infierno de vulgaridad, cotidianidad y cobardía. Para ellos, el nueve, la novena hora , se convierte en un número mágico.
Como una bomba que estalla en esa hora tras haber estado corriendo el temporizador durante años. Reventando el techo de una caverna formada por rocas de decepciones, tristezas y amores que no pudieron ser.
Amores que intentaron ser suplantados con otros falsos en un ciclo vicioso cada vez más desalentador.
Cavernas con suelo inundado de guano; eligieron las menos malas dentro de lo malo. No tuvieron valor para aguantar la soledad el suficiente tiempo.
La novena hora tiene dos filos...
Nueve horas para los frustrados y mediocres que rozan sus cuerpos cuasi clones en danzas animales para consolarse en rebaño.
Nueve horas para la liberación de una larga prisión que pudre la confianza, el cariño y la tranquilidad.
Nueve... Un número de mierda y un número sagrado para percibir la realidad y escapar del engaño y la ponzoña.
Nueve horas pueden destruir un calvario si eres hábil.
Son las tres de la madrugada: ¿tendréis inteligencia y valor? ¿O volveréis con vuestras embriagadas y deficientes mentes al apestoso agujero del que salisteis para rozaros y emborracharos al son de una música patética en el antro del plástico y los humores rancios?
Solo sé, con una precisión absoluta, que tendréis hijos que harán lo mismo. Y vuestros nietos serán otros enfermos de vulgaridad y falacias.
Son las tres de la madrugada y algunos miramos la liberadora luz de la caverna, con el rostro lleno de mierda.
Como odio esa metralla asquerosa...
¡Bum!







Iconoclasta

20 de julio de 2014

Se vende hombre insensible


Se vende hombre insensible, a prueba de toda clase de situaciones, absolutamente indiferente a la vida de los demás y a la muerte propia.
Come lo justo y necesario para sus gustos y caprichos (es económicamente suficiente), manteniendo una razonable higiene en la cocina. Es ideal como decoración.
Por simple filantropía y generosidad, se comerá el coño de su dueña si así lo quiere ella. Eyaculará silencioso sobre la piel por la que siente indiferencia, convirtiendo el acto sexual en algo sórdido, como en las mejores películas de corte hiperrealista e intimista.
No levantará falsas ilusiones ni mentirá, porque no es necesario, porque no le importa si algo duele, incomoda, humilla o molesta. O todo junto.
El objeto de compra se compromete a mantenerse vivo por un periodo no inferior a 15 (quince) años, al cabo de los cuales, me reservo el derecho al suicidio o a avivar y promover un cáncer de pulmón. El objeto de compra es fumador y bajo ninguna circunstancia dejará de fumar cuando y donde le apetezca.
Ejerceré como elemento de seguridad en el hogar y esporádicamente puedo realizar pequeñas y superfluas tareas domésticas.
Donde realmente se encuentra mi utilidad, es en la decadencia de mi pensamiento misantrópico, y el total descontento de mí hacia el mundo e incluso hacia mí mismo.
No existe nadie tan vacío ni frío como yo. Nadie tan fuera de lugar en el mundo.
Mi función, es pues, catártica para mi dueña.
Aquella mujer que me compre, al observarme, se dará cuenta de la verdadera desolación de un ser, presumiblemente humano. Se sentirá, así, dichosa todos los días de no tener nada en común con la propiedad adquirida.
Bendecirá su buena estrella cuando cierre la puerta tras de sí dejando toda esa miseria que soy yo, encerrada en la casa.
Podrá ver cada día como me aboco cada día hacia la muerte entre altibajos emocionales propios de un desequilibrado mental. Y lo más importante, lo podrá compartir en el muro de su red social y con sus amistades.
Seré la más exóticas de las mascotas.
Puedo resultar todo lo patético que pueda proponerme, y si es el deseo de mi dueña, en una intimidad adecuada, me masturbaré con la cabeza cubierta con una bolsa de supermercado, como si me encontrara haciendo mi última voluntad ante mi verdugo.
Incluso puedo hacerme un lazo decorativo en los genitales y fotografiarme si así fuera su deseo y mi humor en ese momento para acceder a ello.
En definitiva, pues, puede sentirse libre de proponerme cualquier aberración sin que ello cause en mí ningún escándalo o escrúpulo. Si ella decidiera asesinar a alguien, yo no pondría objeción alguna.
La compradora se compromete a crear un lugar físico exclusivo para mí y para mi desarrollo como escritor acabado y frustrado, donde pueda mantener en el desorden que yo crea conveniente mis papeles, plumas, libros y ordenador.
En el caso de que la compradora se sintiera triste o decaída por un mal día o unos biorritmos hormonales impredecibles, puede hacer como que no existo, porque de hecho, no vivo, solo estoy. No me preocupa que piense en determinados momentos si soy un hijo de puta o un cerdo sin corazón. Como no me importa la ternura que pudiera inspirar cundo esconda mi rostro tras un libro o una libreta porque a nadie le importa si grito o lloro.
No garantizo ningún tipo de conversación gratuita o amable, no es mi función ser dama de compañía, sino todo lo contrario.
La razón de venderme, es que soy el hombre más solo del universo; pero por esta misantropía con la que fui parido, es mi voluntad, mi capricho y mi orgullo mostrarme ante los otros seres vivos como lo que soy, para que en algún momento pueda causar molestia o incomodidad con mi propia existencia. De la misma forma que dicen que Jesucristo nació para redimir a los hombres, yo he sido gestado y expulsado al mundo para que se sepa que la vida es una mierda y que al menos un humano ha nacido en un lugar que no debía en un tiempo que no es suyo. Y que ningún lugar o tiempo, podrían consolarlo de su propia existencia, en tanto haya un ser humano respirando a menos de 10 kilómetros (diez) a la redonda.
Soy una permanente performance, es el concepto que podría definirme.
Salvo que las performance duran poco tiempo, por lo cual, mi compradora, deberá demostrar una madurez mental perfecta para que pueda mantener un nivel de cordura aceptable y no someterse al desgaste que provoca mi presencia entre los seres humanos.
Si escupo o meo sangre, la compradora, podrá exigir mi examen médico, para preservar su propiedad, solo por los primeros 15 (quince) primeros años antes mentados. Me someteré a las curas necesarias para mantenerme vivo durante ese tiempo.
El precio se acordará en la absoluta intimidad, para que ningún estamento público pueda exigir impuestos por la transacción.







Iconoclasta

18 de julio de 2014

Euforias y desánimos

Se elevan en euforias desmedidas por intrascendencias, para acto seguido, hundirse en la más miserable apatía del cuerpo y el pensamiento.
En algún momento de la historia, un hombre y una mujer no deberían haber follado, su hijo no debería haber nacido, o en caso contrario, no debería haber sobrevivido hasta la madurez sexual, no debería haber follado, su hijo no debería haber nacido tampoco, o al menos debería haber muerto, ni dejado preñadas a cincuenta hembras idiotas como él.
¿Cómo pudo haber salido tan mal todo?
Solo por curiosidad, me gustaría saber en que época fue parido el tarado padre de todos los tarados.
Lo imbécil tiene una asombrosa capacidad reproductiva.

Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta "touch"

Las Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta ya no son virtuales. Ya se pueden tocar, doblar, usar como papel higiénico de emergencia, etc...


Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta
Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta

Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta


12 de julio de 2014

Dos buenos chicos


"Qué lástima que tengas esa cara redondeada, dulce y tierna de chica manga. Eres preciosa, una Heidi deseable... Porque no te servirá de nada para que sea cuidadoso y educado contigo.
Te la voy a meter por el culo hasta que muerdas de dolor las infectas sábanas de la cama del motel.
Y luego me la chuparás con los ojos ciegos y las manos esposadas.
Estoy caliente; pero no será rápido. Te arrancaré ese precioso vello lacio del coño, con la cera de una vela negra que dejaré caer en tu raja, que mantendré abierta con unas toscas pinzas de madera.
Tu pequeño y durísimo clítoris latirá ardiendo.
Confundirás dolor y placer. Cuando de tu coño mane la leche del orgasmo, me correré en tu cara y tus manos no podrán limpiar el semen de los ojos, que se filtra por la tela negra que te mantiene ciega. Ni el de la nariz, tendrás que tragarlo o ahogarte.
Beberás tanto semen que te quedarás embarazada vía digestiva.
Si supieras, preciosa Montse, lo que destila ahora mismo mi pijo... La densidad del deseo, la pegajosa lujuria que humedece mis calzoncillos. Te masturbarías como una ninfómana, el vello castaño de tu vulva se empaparía y se pegaría a esos labios pequeños y tersos que forman tu coño.
Respirarías agitando con fuerza esas enormes tetas con los pezones endurecidos como bolas de acero, serías una asmática de la pornografía.
Te apresaría entonces el coño entero, presionándolo con la palma de la mano y cerrando los dedos hasta que entre ellos se derrame el humor que te hace puta.
Sé que eres de las que babea y se extiende toda esa ansiedad por la cara y por los pechos, pero no podrás y las comisuras de tus labios serán unos embalses desbordados.
Cerda... Cerda...
Te dilataré con el puño y no podrás mover las piernas temiendo que se te desgarre el tejido que separa el ano del coño.
Te llevaré a la confusión, donde muere el placer y nace el dolor. Aunque nunca he sabido distinguir qué es lo primero.
Te enseñaré que el dolor o el placer, nacen con la primera bofetada que hará sangrar tu respingona nariz de nena buena, para luego morder tu coño y golpear sin cuidado esa pequeña perla perfecta que escondes entre los pliegues de la vulva con el glande amoratado, henchido de sangre como una variz, como una  sanguijuela".
 Montse se siente abrumada por silenciosa e intensa mirada de Cristian. Se encuentran sentados frente a frente en una pequeña mesa de un restaurante italiano, en la zona alta de la ciudad, es caro, pero íntimo.
Es su primera cena en pareja, durante cinco semanas, hasta que han podido dejar a sus hijos (son divorciados) a cargo de los abuelos. Hasta ahora solo se han limitado a pequeños tocamientos y besos en los reservados de las discotecas.
Siente una especie de ternura en la mirada de Cristian, es un hombre bueno, amable. Tiene una ligera sensación de vacío en el estómago ante la incertidumbre de como será una noche entera con él; pero es una agradable incógnita.
¬—Tienes cara de niño bueno, esa mirada tuya tan tierna...
—Y tu coño es mío, lo maltrataré cuanto quiera ¬—le respondió al tiempo que metía el pie descalzo entre las piernas, separándole los muslos.
No supo que decir ni como reaccionar, la sonrisa afable de Cristian permanecía inmutable en su rostro. Su sexo se hacía agua, el tejido de la braguita estaba empapado.
—Te aseguro que no quedará ni un rincón de tu piel libre de mi leche.

Todo su cuerpo está dolorido, su ano parece tener enormes hemorroides y su vagina es un horno ardiendo. El monte de Venus está en carne viva por la cera derramada.
Y aún así se masturba al evocar a Cristian, el niño bueno. Le gustó especialmente que le violara la boca con sus manos atadas y los ojos vendados....
Cuando le metió mil dedos en el ano y sintió que la iba a partir por la mitad...
 Aún mancha el papel de sangre cuando se limpia.
El clítoris tan pequeño que era, ahora está inflamado como una vejiga. Lo golpeó, lo mordió, lo succionó.
La tierna Montse, la de los ojos grandes de Heidi, se está masturbando con una recia manopla de esparto para exfoliar la piel sentada en el inodoro, con un espejo de maquillaje frente a su vulva irritada e inflamada, maravillosamente inflamada.
Y a medida que le sube el orgasmo, se ríe. Ríe del gesto infantiloide de Cristian, su ademán cortés de predador cruel. Lobos vestidos de cordero...
Se apaga el cigarrillo en la ingle y aguanta el dolor sudando, sus pezones irritados y lesionados, se estremecen con el escozor de la humedad que baja desde su rostro empapado. Evoca el momento en que le arrancó un buen trozo de prepucio con los dientes.
Toda aquella hemorragia en su boca, mezclándose con el semen y la baba.
Se comportó como un hombre, gritó de dolor pero siguió bombeando en su boca, la hizo vomitar.
Con el pene mutilado... Se ha detenido en las caricias, el dolor de los labios vaginales arrasados por la manopla es insoportable. El clítoris parece que va a estallar y se moja con agua fresca que toma del lavabo haciendo cuenco con la mano.
Ella llevaba en el bolso una enorme aguja de peletería, y se dejó atravesar la piel del escroto para follarla, con cada embestida la sangre de sus huevos mojaba su vulva, respiraba dolorosamente, pero no paró hasta eyacular. Mordió los labios de Cristian hasta que sangró y la sangre se mezclaba en las dos bocas. Era una aberración de follada.
Se ha corrido, con el agua fresca aliviando los labios vaginales...
Le duele la ingle, pero no importa.
Espera impaciente otra noche con él. Lo malo no es el dolor ni las lesiones, lo malo es el tiempo que tardan las heridas en sanar para poder volver a realizar las mismas aberraciones.
Su pene mutilado en su boca... Dios...
Ella también parece una buena chica.
Y de hecho lo son.
Serán dos buenos chicos desintegrándose con mutilaciones y heridas, hasta desaparecer en la habitación del horrible motel "chino".
Un día se dejarán la vida desangrados o infectados porque no podrán esperar a que las heridas sanen. La familia y los amigos, no podrán creerlo, se les veía tan amables, tan tranquilos...
Es hermoso soñar.
Mañana irá a ver a Cristian al hospital, el prepucio se ha infectado, los médicos le habían avisado que no se masturbara mientras la herida fuera reciente.
Es tan hombre...
Heidi y Pedro el cabrero...
Está caliente otra vez.








Iconoclasta

10 de julio de 2014

5 de julio de 2014

El árbol humano


Una novela de misterio y terror, en la que se narra la solitaria y esquizofrénica existencia de un niño que se convierte en árbol. Cientos de años de soledad y un hombre que prisionero en madera, madura mentalmente hacia la locura, mientras el vegetal, mata lo que le molesta.
Han valido la pena los tres años que he trabajado en ella.

Enlace directo de Issuu:
http://issuu.com/alfilo15/docs/el___rbol_humano_libro/0

La descarga directa en Iconoclasta. es, al final del post:
http://www.iconoclasta.es/27701.html?entryId=5355058a9608c02ee495747f6102bcfa#blogstart

4 de julio de 2014

2 de julio de 2014

Lluvia eterna


Seguirá lloviendo eternamente, hasta que se pudran las hojas y las pieles todas. Hasta que las mentiras y frustraciones formen un lodo fétido de tintas de muchos colores e infecciosas.
Seguirá lloviendo sobre amantes idiotas y listos, sobre amantes verdaderos y verdaderos imbéciles.
Sobre los rostros de los asesinos implacables e impredecibles, los que equilibran un exceso de vida con una falta absoluta de muerte suficiente. Son los únicos que merecen esta refrescante relajación.
No me cae la lluvia como a todos ellos, no soy de aquí. Lo mío es accidental, no debería estar.
No debería ser.
No amo bien ni mal, ni asesino...
Observo y muero, lentamente, demasiado lentamente.
Soy extraño... Y esta lluvia no me moja.








Iconoclasta

25 de junio de 2014

Los reventados


El cansancio agota el ánimo como una sombra que lo traga todo. La fatiga vital es un agujero negro donde los genitales solo tienen la función de excretar.
Solo un esperma aleatorio y escaso mancha las sábanas. Una polución nocturna de mierda.
El placer es para los que pueden respirar sin darse cuenta que lo hacen, como médicos forenses que respiran podredumbre con amplias sonrisas.
Los cansados sufren apneas aún despiertos y huelen la orina vieja acumulado en los rincones de sus sexos.
Los agotados sueñan con dioses y muertos corruptos que juegan con ellos.
Y el sueño no es sueño, es agotamiento. No se despiertan los reventados, se limitan a abrir los ojos.
Con cada jornada empiezan una nueva pesadilla.


El cansancio es plomo, asfalto
y acero embutidos en piel y carne
y bajo las uñas.
Un alambre en la puta polla
un hierro oxidado que tapona el coño.

Es un agujero negro que roba luz y humedad
y la eventualidad de los placeres:
follar y asesinar, si acaso también
algo de drogas y alcohol y
un ocio sexual y perverso.

Elementos pesados en los genitales
que fatigados solo excretan.
Orinan sin fuerza vergas y vaginas
inertes y asqueadas, aburridas.
Los reventados cagan trozos de sí
crispando los dedos de los pies
cerrando los puños en la frente
en los aseos de lujosos almacenes,
en los asquerosos burdeles baratos
infectos de gonorreas y hepatitis.

El placer es para los que respiran
sin esfuerzo, aspiran y cagan.
Los fatigados no despiertan
abren los ojos llenos de tierra,
con los pulmones sin aire y una tos.
Los reventados cambian de pesadilla,
en un mismo mal sueño donde
muere el deseo y la esperanza.
Y el amor se convirtió en mierda
hace tiempo, hace una eternidad.

Los agotados sueñan con dioses
que jalan de sus cojones
y hacen fría carne cruda de los coños.
Los exhaustos solo cambian de delirios,
de nocturnos a diurnos.

Solsticios de otoños eternos
en un planeta seco de ilusiones,
un desafortunado accidente
en un estúpido Sistema Solar.

El sol pulsa sobre los cansados
como un mal tumor radiactivo
oculto entre nubes tristes de cemento.
Ya no queda nadie en la calle
solo ellos y sus resuellos,
caminan cuando nadie les ve.
Reventados de ver siempre lo mismo
se les evapora la sangre en las venas
lentamente muere el esperma
necrosis en las matrices.

Se duermen sin correrse
en la más árida y triste
de las solitarias pajas insomnes.
Deliran con los sexos tibios
y la muerte enfría sus tobillos
con dedos de cuchillas oxidadas.

La plomada de la vida
presiona los intestinos,
cagan sueños mal formados
como bebés de drogadictos
con brazos deformes y orejas roídas
de encías negras y pieles cárdenas.
No queda más de ellos en ellos
que una sonrisa metálica y
unos ojos de incrédula mirada.
El plomo los aplasta y su ánimo devasta.

La verticalidad de la vida,
la horizontalidad fúnebre
de  una muerte que no llega nunca.
Hombres y mujeres boqueando
han mamado semen y orina,
arena y cal...
Exceso de amargo, lo dulce fue escaso.

Tristes amantes de asfixiantes vidas
sabios inadaptados que se anticiparon,
no fueron capaces de soñar
no se atrevieron a engañarse.
Cansados, agotados, cagados por la vida
como peces asfixiándose entre añicos
de una pecera destrozada.
Un buzo de juguete y un castillo de plástico
todo era mentira...

Y así mueren, ahítos de frustraciones,
Reventados...
Han gastado la vida, la han usado
a pesar de todo, por encima de todos.
Nunca creyeron que fuera fácil,
tampoco tan agotador.

 Y yo eyaculo cagándome en Dios...
¡Cómo tira de mis cojones!








Iconoclasta

20 de junio de 2014

19 de junio de 2014

Mantras mexicanos o pura diarrea mental


Hay un libro que no se debería haber publicado jamás para no insultar la inteligencia de algunos. Corren malos tiempos y cualquier basura se publica y se vende si el personaje que lo escribe es lo suficientemente grotesco para la mente adocenada de la chusma o bien, va dirigida a los adolescentes sin inquietudes o con un cerebro perezoso (por llamarlo de algún modo suave).
En este caso, me he ventilado enterito el libro ¡Me vale madres! de un tal Prem Dayal.
Por medio de una literatura para niños de cuatro años y un estilo mojigato y con una redacción del carajo, se detallan cuatro mantras para que los mexicanos y todo aquel que no tenga demasiado cerebro, pueda ser feliz, o al menos sentirse a gusto con la mierda que le rodea y la mísera vida que tiene.
Así que como hay muchos que desean ser engañados y creerse a cualquier gurú analfabeto con ansias mesiánicas, el libro (lo llamo así porque tiene hojas encuadernadas) ha sido imprimido 16 veces desde Octubre 2011 hasta Octubre 2013.
Kilos y kilos de basura que no sirven ni para distraerse.
Kilos y kilos de papel para limpiarse el culo en los cagaderos de los antros o salas de baile de 3ª categoría.
Esto dice muy poco de la inteligencia de los humanos en el siglo XXI y mucho de la mierda que se obsesionan en vender los grandes editores de mierda, que son los auténticos impulsores de las basuras pseudo-intelectuales que se propagan como una mala enfermedad.
No es por censura, es simplemente por dignidad, que hay libros que deberían arder, porque al igual que el Mein Kampf de Hitler era una hediondez de un subnormal paranoico, estos libros como los de Prem Dayal, se constituyen en una fábrica de retrasados mentales y le roban el sitio a autores inteligentes que tienen algo importante que aportar.
Entre esta basura de auto-ayuda y los vampiros, licántropos y héroes de ciencia ficción de moral falsa y completamente amables, empieza a ser difícil encontrar algo que valga la pena leer.
Los cuatro mantras mexicanos que prometen cunillingus o felación gratis si consigues dominarlos son (a pesar de sentirme sucio, voy a seguir escribiendo):
Me vale madres (un equivalente de Me suda la polla o Me perfuma el coño. Cosa de tíos inteligentes cuando se refieren a leer mierda).
A la chingada (un equivalente de A la mierda. Cosa de inútiles que no pueden trabajar o esforzarse por algún tipo de extraña alergia).
No es mi pedo (un equivalente de Me importa menos que el rabo de la vaca ó Las veces que tu madre le ha puesto los cuernos a tu padre. Cosa de cobardes e ignorantes).
No hay pedo (equivalente de No hay problema o No tengo cerebro para entender. Cosa de subnormales).
Esto son las expresiones más humildes y coloquiales del populacho mexicano, redactadas así con un enfermizo afán oportunista que ha dado muy buenos resultados.
Me cago en la puta madre que parió a la virgen por esta mierda que tengo que leer (mantra iconoclasta de verga -en mexicano, en el original- empalmada por la ira).
Ahora, y como prueba asquerosamente irrefutable de la mierda que se escribe, ahí van algunos fragmentos del libro:
"Y si lo piensas bien, si la gente se presentara: "Hola, no sé quién soy, mucho gusto", "yo tampoco, encantado",  todos se volverían inmediatamente más humanos, se pondrían a reír y se abrazarían sintiéndose hermanos, parte de este mismo irresoluble misterio. Se volverían como Sócrates."
Este es uno ejemplos de los cientos y cientos de párrafos llenos de filosofía barata, tontorrona, chocha y superflua como ceniza en la mesa.
Que todos se volverían como Sócrates, ni en sueños, aunque de hecho, la mentalidad de muchos es tan vieja como la de este filósofo, que tuvo su mérito en su tiempo, pero tampoco es para tanto.
Que todos se sienten hermanos cuando están borrachos. es verdad. Es entonces cuando no saben quien son o han perdido la habilidad para pronunciar su nombre.
Este párrafo es una mierda, no puede sostener un razonamiento inteligente y decente.
Otra mierda:
"Rezando todos ¡No es mi pedo! ¡No es mi pedo! ¡No es mi pedo! la humanidad se despertará un bonito día en el Jardín del Edén dándose cuenta que nunca había salido de allí."
Vaya mierda. Y Blancanieves caminará todo el puto día con pajaritos azules y rosas danzando por su cabeza y los pezones no se le marcarán en el vestido, perfecto.
Por otro lado, eso es lo que dirá el puerco que se ha tirado una flatulenta ventosidad en un ascensor atestado de gente.
Sigo pensando que cualquiera que tenga unos buenos contactos puede convertir su mierdalibro en un bestsellerpiojoso.
"La confusión es siempre un hecho positivo. Porque de la confusión algo nuevo está destinado a nacer. Del orden nunca sale nada nuevo. Por esto la mayor parte de los adolescentes son patológicamente desordenados: necesitan el desorden para encontrar un orden nuevo y personal que refleje su individualidad, no se contentan con el orden de los padres."
De la confusión solo nacen burros, los adolescentes no son patológicamente desordenados por esas razones tan preciosas e idealistas, son desordenados porque no les sale de los huevos trabajar en ordenar sus cosas, hasta que a sus padres se les hinchan las narices de trabajar para ellos y les obligan a recoger la mierda que esos genios tienen en sus cuartos. Porque todos esos "genios" que buscan su nuevo orden estúpido, son los mismos que éramos nosotros, y ya sabemos lo que es la adolescencia ¿verdad? Es una sucesión de masturbaciones compulsivas y un montón de pañuelos de papel sucios bajo la cama. Tampoco hay que hacer dios y genio a cualquiera, luego la humanidad se cree que hay inteligencia y que ellos son ejemplo a seguir.
Y una mierda.
Así que menos oportunismo estúpido, infantiloide e ignorante. De la confusión y el desorden solo nacen seres descerebrados e ideas estúpidas e idiotas. Es la historia de la humanidad, coño.
"¡A la Chingada!
Una correcta práctica de este poderoso mantra te permite liberar todo lo que tienes reprimido, y sentirte otra vez fresco y ligero como una florecita de primavera."
Una correcta práctica de esta estupidez solo te hace escupir entre los dientes, no liberas nada. Simplemente te has asqueado de hacer lo mismo una y otra vez. Si te sientes como una florecita de un jardín, es que eres más idiota aún de los que era posible. Los predadores no comen hierba y el esclavo no le come el rabo al amo. Como ocurre en el caso de los sacerdotes y sus seguidores o crédulos de cualquier superstición llamada religión.
"si encuentras algo  que te estorba, que obstaculiza la danza de Dios dentro de ti, no mandes simplemente a la chingada, mándalo ¡A la Chingada!"
Esto sí que es pura doctrina y acto de fe. Repítelo con mucha fuerza a ver si la puta chingada va a pagar la hipoteca, el coche que debes y las tarjetas de crédito. No jodas... El cerebro del oportunista de Prem debe ser del tamaño de una semilla de alpiste.
Y para esto un libro de trescientas y pico aburridas y simples páginas...
Y por último, un fragmento de una de sus parábolas apestosas con un rancio aire de mesías gracioso e ingenioso. De mesías puede que lo tenga por los tontos que han comprado su basura, pero de ingenio, ni arrancándole el corazón saldría algo. Por otro lado, la redacción del dichoso cuentito, es tan malo como lo escrito en la biblia y tan repetitivo que uno piensa si ha llegado a pasar por manos de un buen editor y ha sido convenientemente revisado. Claro que no, de lo contrario no existiría semejante estupidez.
"Entonces intentó sacarlos de su cabeza, pero cuanto más trataba, más monos llegaban. ¡No era posible! Empezó a sacudir la cabeza, se paró en una fuente para mojarse la cara, se agarró a cachetadas suscitando la lástima de los marchantes... ¡Pero nada! Más intentos hacía, más monos llegaban: en grupos, en fila, en formación de diamante, en cuadrados, en triángulos, a horcajadas, caminando al revés, de cabeza, en cuatro, sobre una mano, en fila de dos, de cuatro, de seis, en fila india..."
Gracias a Prem Dayal, ahora sabemos las muchas combinaciones que pueden hacer los monos.
Es increíble la cantidad de tonterías que se escriben cuando falla la imaginación, la lógica y la inteligencia.
No compréis jamás semejante basura de libro. Es un insulto hasta para la inteligencia de los que padecen síndrome de Down.
Buen sexo y tomad muchas drogas (es mejor que leer cosas como estas).







Iconoclasta