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13 de noviembre de 2024

lp--Miniatura de amor--ic


En el aire había una distorsión, parecía un torbellino de agua flotante. 

Siempre la busco y ubico en todos los lugares y tiempo de mi cotidianidad y de esa deformación del aire, aunque fuera una espejismo de mis ojos gastados, me permití la ilusión de que podía ser un portal para llegar a ella en un instante. 

Y entré en el torbellino como un adulto que no cree en lo extraordinario, pero nada ni nadie le impide soñar. Una solitaria y secreta travesura más de amor, no podía hacer daño... Era sólo un espejismo, una avería de mis ojos.

Me hice pequeñito como los niños de algunos cuentos de la infancia. 

Me sentía turbado, alterado por un temor extraño que corría bajo la piel, como cuando la tierra se mueve por un terremoto y te das cuenta con un escalofrío de la enorme magnitud de la fuerza del planeta. No volví atrás, si en el mundo grande no te encontraba, la buscaría en un mundo en miniatura.

A veces hay intuiciones...

Comencé a caminar esperanzado en un bosque en el que las cosas mínimas formaban otro bosque, tal vez mágico como ella, mi hada amada.

Avanzaba penosamente entre una selva de altas hierbas y flores grandes como árboles.

El mundo era, al mirar al cielo, terroríficamente grande. Los árboles colosales parecían no tener fin y perderse sus copas más allá de lo azul.

Y no sé el tiempo si también se encogió, porque agotado me senté a descansar bajo el sombrero de una seta y en un instante de lucidez fui consciente de estar loco de amor. Y tuve miedo, temí lo peor: ¿Quién va a amar a un loco?

Deseé que estuviera loca también para no ser ajeno a ella.

No soy un ingenuo; pero cuando eres miniatura piensas como tal, sencilla y pequeñamente sin alejarte demasiado de lo que eres, sin sobrevalorarte, esperando lo peor.

Respiré hondo, me serené y tuve la certeza de que fuera adonde fuera, al mundo más grande, al profundo, al etéreo, al líquido, al de piedra… No la encontraría porque está en todo tiempo y lugar. Es sencillamente inabarcable, sólo puedo sentir una fracción de ella. De la misma forma que le preguntas a alguien en qué piensa y se bloquea porque no hay suficiente vida para traducir a palabras el pensamiento.

Bajo el sombrero del hongo lloré secamente esta verdad revelada. Purgué mi incapacidad hasta que una oruga voraz erizada de gruesas espinas me comió en dos segundos el meñique, anular y corazón de la mano izquierda que acariciaba la tierra cálida y húmeda. Con la derecha fumaba un micro cigarrillo.

Y escapé lejos de la monstruosa oruga sintiendo una inmediata añoranza de mis dedos más que dolor.

Ahora entiendo porque los cuentos infantiles no tienen final feliz o les pasan cosas malas a los pequeños. El problema es que cuando te encoges, el mundo se hace colosal e insensiblemente cruel. Sólo eres un microbio…

Y tal vez el amor se torne también monstruosamente voraz.

Me come ahora que soy pequeño.

Sentía angustia, ¿cómo iba a ser mi vida sin mis dedos, cómo explicar la mutilación? ¿cómo un día acariciarla con la mano mutilada, fea, horrorosa? Y aun así, en otro alarde de locura pensé que era un precio razonable por buscar a mi amor en otra dimensión como he soñado tantas veces.

Comenzó a oscurecer a pesar de que a miles de kilómetros arriba se podía ver entre las lejanas ramas el azul del cielo. El miedo se apoderó de mí, no quería que la oruga me comiera también la cabeza.

La oscuridad se llenó de ruidos, de amenazantes chirridos, algunos tan cercanos que me llevaron a correr a oscuras y caer y caer y caer…

Y la aguja de un pino se clavó en mi muslo como una lanza. Conseguí extraerla, pero manaba tanta sangre… En la última luz que quedaba vi una hebra de telaraña vieja y rota prendida en las púas bajas de una zarzamora y me hice un torniquete.

Se me cerraron los ojos de agotamiento, miedo y dolor. Cuando encontré fuerza para abrirlos, un disco de plata iluminaba suave y gélidamente el bosque. La luna llena era demasiado lejana y pequeña a mis ojos, me costó identificarla.

No tenía frío, la tierra me transmitía su calor vital.

No podía dar un paso más, notaba un corazón palpitando en mis heridas y me negaba a examinar la mano mutilada.

Y otra aberración óptica apareció como un pequeño sol ante mí. Un burbuja dorada que se estiraba y contraía, como el cebo de un anzuelo para atraer a los peces. Avancé lentamente hasta ella y cuando miré dentro, me succionó.

Imaginé que era una alucinación, una metáfora de mi muerte por desangramiento.

Y ahora soy donde nada duele, donde no hay sonido, ni orugas. No siento ni siquiera necesidad de amar porque soy una partícula, un pensamiento inmaterial que no precisa respirar. Una conciencia eterna, un quark indivisible donde el amor ya no es deseo, sino serenidad. Y sin cuerpo, el amor es una obra de arte de mi conciencia, un orgullo de sentir.

Fue importante amar, la ilusión no fue una pérdida de tiempo al final.

Soy una partícula subatómica indivisible sometida a las fuerzas y corrientes de la materia oscura de un cosmos tan grandioso y tan inabarcable como tú, mi lejano amor.

Soy una mínima y completa estructura de pensamiento puro que cobija infinitas ideas.

Así son los dioses que pueblan el universo: partículas indivisibles que guardan la memoria vivida y contemplan y se llenan de experiencias. Ahora sé que todo mi pensamiento, no ocupa espacio ni tiempo. Soy un pensamiento libre de materia y estoy en todo lugar y tiempo expandiéndome a mi interior.

Hace unos segundos la oruga casi me devora y me he emocionado con la formación de una estrella que se ha convertido en una agujero negro a lo largo de millones de años en la escala temporal de la carne sufriente.

Sin cuerpo, en la dimensión cuántica el tiempo pasa tan veloz que puedo ver estrellas formarse e implosionar en un instante y tan lento como para reírme de la angustia que sentí en aquel bosque en miniatura hace unos segundos.

Todo ocurre al mismo tiempo, en un caos fascinante.

Soy un fenómeno cuántico producto del amor y la imaginación, de alguna forma me convertí en lo que buscaba. Y dentro de un millón de años o de una trillonésima parte de un segundo, no habrá variado nada, de lo que siento, lo que amo, temo y admiro. De lo que experimenté y descubrí. Soy un proceso libre.

Lo que importa es que ya no hay búsqueda y no es necesaria la esperanza. Soy un todo consciente liberado de toda carga, incluso atómica.

Y mi amor será eterno e indivisible como mi naturaleza cuántica.

Bye, amor, todo irá bien, te lo juro.



Iconoclasta

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11 de noviembre de 2024

lp--El caballo y el cautivo--ic


El caballo no está en un cercado, soy yo el que nací dentro.

Me observa desde fuera.

La alambrada la instalaron para mí y unos miles de millones más que no la perciben.

El tan cacareado “pecado original” es nacer en cautividad.

Puede parecer desolador; pero a todo se acostumbra o sensibiliza uno.

La libertad sólo se puede obtener viajando a un lejano planeta decente que puede que ni siquiera exista.

Así que no hay otra que habituarse a las alambradas y los hijos de puta que las tendieron y siguen tendiendo.

Me mira con indiferencia, tal vez con cierta compasión de ver a un animal incapaz de ser libre. Y debe concluir, como yo tras años de cautiverio, que visto uno vistos todos.

La especie humana cayó en manos de un timador y la libertad se fue a tomar por culo, incluso la del puto estado de mierda.

No sé a qué viene eso de la inteligencia de la especie humana.

Y mucho menos su valor.

Hay que escapar de La Tierra como sea, porque esta tristeza vital desarrolla tumores malignos que extingue a los humanos dentro de sus cercados.




Iconoclasta

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4 de noviembre de 2024

lp--Hay ternuras…--ic



Hay repentinas ternuras que estremecen las emociones y te hacen perder un par de latidos del corazón.

Con las que ya no puedes teorizar sobre la existencia de los sentimientos en los animales no humanos.

Y eso me lleva a pensar en la angustiosa y peligrosa inocencia que los desprotege tanto de los animales humanos. La inocencia es lo que realmente los define como no humanos.

¿Cómo no contagiarse de ellos repentinamente?

¿Cómo no sentirme de pronto un cabrón?




Iconoclasta

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3 de noviembre de 2024

lp--El húmedo y gris otoño--ic


El otoño es el Sr. Melancolía que suaviza las estridencias de nuestra vida para prepararnos a la crudeza del invierno.

¿Qué sería de la cordura humana si pasáramos de la calidez a la gelidez al instante, sin tener tiempo de evocar y añorar tiempos amables; consolarse de que llegará la templada luz y su color de nuevo?

Tiempo para crear esperanzas y despedirse un poco más relajados.

Y pienso que algo falló en mi concepción porque siento la tristeza de que el otoño es tan breve…

Saludo al Sr. Melancolía con un “¡Al fin, jefe! ¿Por qué ha tardado tanto?”.

Nací gris y quiero mi mundo gris.

Soy congénitamente melancólico, es posible que naciera un poco muerto.

Un ser de sangre fría…

Son cosas que no se pueden elegir. Y está bien, no me molesta.



Iconoclasta

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2 de noviembre de 2024

tg--En vivo y en directo--ic


Asistir, ver en directo un golpe de estado como el de España que pasa de la libertad a la dictadura, a pesar de su hediondez, es fascinante.

No puedes apartar la vista de toda esa mierda que como un cáncer pulsa a cada momento todos los días.

En España hoy se puede ver con todo lujo de detalles la mezquindad, la podredumbre ética del gobierno que da el golpe mortal a las libertades y el conocimiento. Y un estado degradado, inoperante e imbécil lo permite.

A pesar de esa repugnancia no puedo quitar la vista de esos políticos fascistas estalinistas, homosexuales con vicio, carceleros y supremacistas con un nivel de ignorancia que sólo se da en la endogámica España, oscura y obscenamente retrasada genéticamente.

Nazis estalinistas parasitando ministerios y tribunales con ansias de totalitarismo islámico y corrupción sudamericana babean con codicia haciéndose ricos en todos los estamentos. Perros sedientos de la riqueza que exprimen con su corrupto poder tras crear leyes que los hacen impunes a los crímenes cometidos, a los que ahora cometen en este mismo instante y los que cometerán.

Es asqueroso escucharlos mentir analfabetamente, salivando sin cesar con la nariz a punto de desmoronarse deshecha por la cocaína.

Con su falta de inteligencia y una nula cultura se plantan ante sus votantes como ilustres palurdos que no conocen siquiera la palabra “ciudadanía” y repiten subnormalmente como cotorras el “todas y todos”. No pueden unir más de tres palabras sin errar.

Esta fascinante repulsión me lleva a preguntarme con incredulidad lo que ya sé: ¿Cómo es posible que tales seres inmundos y venenosos puedan tener la simpatía y voto de la chusma o plebe? No puede ver lo cerdos que son, como si necesitara esta chusma un colirio para limpiar sus ojos sucios, empañados.

Tiene una explicación: la chusma ibérica quiere ser así de puerca, como sus jerarcas votados. Vivir de robar sin dar un palo al agua.

Y para ello no es necesaria la libertad ni la inteligencia, sólo codicia y bestialismo.

La chusma sueña con ser como el corrupto Sánchez y los fascistas racistas vascos y catalanes.

Los podridos de fascismo son los héroes seculares de una población endogámica en las dictaduras.

Los niños en el colegio ya deben jugar a ser cerdos hijos de puta impunes a todo crimen y viajar en avión a todas las regiones del mundo, como si vivieran en el País de Nunca Jamás. Unos juegan a ser jueces, fiscales y abogados corruptos que cuidan de la riqueza y comodidad de los puercos en el gobierno. Los niños ibéricos sueñan con ser estalinistas islámicos corruptos como si de superhéroes de una película censurada de toda verdad y decencia se tratara.

Cuando observo a estos carroñeros del estado español sin más inteligencia y conocimiento que la podredumbre y codicia animal llevar a la humillación, ruina y esclavitud a su masa votante que los jalea y aúpa; doy por extinta a la especie humana, al menos la ibérica.

Y nadie cuestiona a los puercos, o muy pocos, una minoría en extinción también; porque el estado tiene la justa correspondencia con el pueblo, ambos son una simbiosis de podridas ambiciones y codicias irracionales.

Los cerdos del estado son el paradigma de ideal social. Cerdos que ni siquiera se pueden correr al follar porque la codicia pudre el placer. Incluso se enriquecen sin alegría enfebrecidos de corrupta ambición.

Y cuando crean tenerlo todo, incluso el amor incondicional de su pueblo retrasado mental, con el estado parasitado como perro por las garrapatas; morirán. Porque siempre hay otros puercos pulsando con las codiciosas manos sudorosas para ocupar y administrar la eterna corrupción española y su podredumbre institucional. Y robarles lo robado.

Porque el cerdo ibérico copa el poder del estado como un aristócrata impune.

Es absolutamente hipnótico presenciar cómo los excrementos del estado corrupto se expanden como colosales edificaciones de oficinas recaudadoras arruinadoras pudriendo la libertad, el conocimiento y la alegría.

Es pura cátedra de Antropología del Hijoputismo Español. Una clase magistral que sólo se da cada medido siglo y aporta un conocimiento útil para unos pocos inmunes a las retóricas del fascismo parroquial y fariseo, del paternalismo mafioso del bienestar.

Un máster para impedir que te conviertas en otro gilipollas más bajo los palurdos zapatos de un estalinismo cocainómano y maricón.



Iconoclasta


1 de noviembre de 2024

lp--El día de los muertos, los no santos--ic


Hoy es el día de los muertos, otros lo llaman el de todos los santos.

Sinceramente no creo que hasta la fecha, desde que surgió el primer primate humano, se haya muerto ningún santo y mucho menos lo hayan enterrado; o como se dice hoy día: “reciclado”.

La verdad es que tanto me da, a pesar de tener una buena colección de muertos en mis recuerdos. Mi madre reiría por esta ocurrencia; pero no era santa.

Los santos son paradigmas de pobreza y humildad que el estado/dios inventó y sigue creando para que los pobres sientan orgullo de serlo y, no dejen de alimentar y cebar al estado/dios.

La chusma no piensa o no sabe que el cerdo o estado/dios tras haberse cebado debe ser degollado porque sigue comiendo mucho más de lo que ofrecerá ya muerto.

Pero la chusma no ve al cerdo, ve al caudillo, al presidente, al ministro, a un general, al rey, al papa/rabino/ayatolá.

Y el cerdo engorda y lo aplasta todo porque los santos no degüellan a nadie, sólo quieren vivir míseramente orgullosos, cobarde e inmóvilmente humildes y celebrar a sus “santos” con ese infantilismo adulto tan propio del retraso mental o enfermedad neurodegenerativa.

Así seguirán con su orgullosa y patética humildad hasta que sea perentorio matar al cerdo o morir de hambre; pero en ese instante será tarde porque serán demasiado pobres y débiles para resistir el peso del cerdo.

Está bien, nada nuevo bajo el sol. Es algo cíclico, las guerras llegan, mueren los que deben y vuelven a adorar y cebar a un nuevo cerdo.

He visto a un árbol solitario alzar sus ramas esqueléticas al cielo otoñal, clamando la desdicha de su desnudez. Otro invierno que llega, otra prueba de muerte.

Tal vez no sea capaz de cubrir con hojas sus ramas en la próxima primavera.

Está muy lejos de pensar en los santos y el cerdo.

Le he deseado buena suerte aún que está vivo.



Iconoclasta

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28 de octubre de 2024

lp--Y de repente la perfección--ic


De repente te aíslas del rugido del agua, de las voces y la lluvia seca; el crepitar de las hojas muertas que caen y pisas.

Mantienes la respiración porque algo va a ocurrir.

Y el silencio lo llena todo…

El silencio despliega el telón de un momento de inusitada belleza y paz.

El agua, la fronda y la garza parecen girar en un caleidoscopio hasta fijar el momento perfecto de la serenidad y la armonía. Y provoca un vértigo en el pensamiento.

La garza está ahí porque puede, es la pura esencia del ser, sin necesidad alguna, sin vanidad. De hecho, es ajena a todo, hasta tal punto que niega mi existencia.

Yo no existo y ella es el único ser vivo de ese mundo que ha sido revelado.

¿Sabes, cielo? Así te sueño, en el momento perfecto. Yo manteniendo la respiración, inexistiendo para que nada enturbie tu mundo al que aportas fascinación. Soy un admirador fantasma, un testigo accidental e intangible de cosas hermosas.

No está mal mi privilegio para ser un fracasado…

Hay momentos de melancólica dicha que parecen ríos de agua tibia corriendo bajo la piel.

Adiós garza.

Adiós, mi amor.



Iconoclasta

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