Suelen salir mal las cosas por ninguna razón
en especial. Y no es que salgan mal, sino que ya lo estaban. A veces (asaz de
ellas) los genitales toman el control. Los humanos creyendo que el cerebro se
encuentra en los testículos o la vagina, estos detalles de perspectiva les
pasan desapercibidos y no se enteran del mundo en el que viven. Y mucho menos
de su propia estupidez.
El humano es un ser confuso, desconoce su
propia naturaleza y sus limitaciones.
Ojalá un día el analfabetismo se erradicara y
supieran de una vez por todas que el cerebro no se encuentra en los cojones o
entre los pliegues del coño.
No lo saben y siguen rigiéndose en cuestiones
románticas, sociales, económicas y religiosas por estos órganos genésicos tan
alejados del cerebro, que aunque sea muy pequeño y con escasa operatividad en
el 99,8 % de los humanos, no deja de ser el que de verdad rige el intelecto.
Si tuviera la peña la más mínima capacidad de
síntesis, lo habrían aprendido en sus primeros años de vida viendo cualquier
mierda de programa televisivo. Incluso en los primeros libros de texto de la
infancia se hace mención del cerebro.
O sea, que hacen lo que les sale de la polla o
el coño sin capacidad de elegir, de una forma habitual y mediocre.
Y así, cuestiones como pobreza, hijos no
deseados, religión, cuernos y un compulsivo deseo de cambiar de teléfono móvil
cada dos meses, son solo baladíes actos de una polla o un coño demasiado
inquietos.
Los humanos se “aman” entre coitos y felaciones,
teléfonos e imágenes jpg, y comida barata con refresco de a céntimo el litro en
el supermercado; pero como lo hacen usando los genitales y sin pensar, todos
estos animales tienen cabida en el paraíso porque no hay pecado en las bestias.
Ergo el paraíso es un centro para deficientes
mentales y el planeta Tierra un criadero de subnormales.
Y lo que salta a la vista es que el aborto no
solo debería ser legalizado, sino que debería ser forzoso.
Claro que si dejaran de nacer subnormales, los
curas se quedaban sin feligreses y los políticos sin votantes.
Y las casas de telefonía móvil se iban a la
mierda en dos días.
Sería el caos…
Maravilloso.
A mí me suda la polla.
Iconoclasta
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