Iconoclasta, provocación y otras utilidades para escapar del negro abismo del agobio.
17 de septiembre de 2014
Relaciones sexuales internacionales
Hay provincianos y provincianas tercermundistas que con servilismo de retardados mentales, sienten admiración por la carne estadounidense, sueca, alemana, inglesa o italiana.
Y entonces deciden llevarse a la boca, el culo o el coño esa carne para salir del negro abismo del agobio que llena sus tristes y grises vidas.
Piensan con ese poco cerebro que alguien les ha heredado, que esa polla o coño que van a saborear sabe a mermelada. Al final, acaban bebiéndose y oliendo la misma orina que han mamado de los genitales de sus paisanos. Eso sí, son lácteos de otra región, un poco de exotismo ganan, aunque dure una mierda.
La verdadera razón de que los idiotas se deslumbren ante seres de razas "superiores" y se los follen o les hagan una buena comida de bajos, es para curar su baja autoestima y sus complejos de cargar con un cerebro poco eficaz. Y pretender ocultar a un forastero esa vulgaridad que reina en sus vidas. Creen que el extranjero no es un subnormal como ellos, pero quien tiene un poco de cerebro, no cree en razas superiores ni en hombres o mujeres que sean mejores que él mismo, aunque vengan de otro puto planeta.
Como si follarse a uno del norte, los hiciera del norte.
El servilismo, la ignorancia, y un retraso mental es caldo de cultivo para una prostitución fácil o barata. Por mucho que la quieran disfrazar de ligue o de conquista.
Otra cosa son las putas y los chaperos, que no tienen complejos, solo van a por dinero, sin pensar que se la están comiendo a Odín o a una walkiria. Son un poco más inteligentes que los y las idiotas que se ponen cachondos/as con carnes eslavas, arias o sajonas.
No jodas... Yo no le como el coño ni a una princesa si no me parece algo interesante, y se lo voy a comer a una rubia gilipollas por ser simplemente de una región del norte.
La dignidad no es algo que se pueda debatir o negociar. O hay dignidad, o se trata de un perro o una perra metiendo el hocico en el culo de otro perro o perra.
¿Razas superiores? No...
Solo hay retrasados mentales en todas las regiones del planeta.
La misma mierda de siempre, nada nuevo bajo el sol.
Vamos que lo que se aplica al fútbol internacional, se aplica al sexo internacional entre idiotas.
No es malo follar con carne eslava (por ejemplo), lo malo es ser tan idiota de creerse que es especial...
Las orientales son otra cosa, que conste. No es que las admire, que yo soy muy digno; pero es que no son italianas, alemanas, inglesas, suecas o estadounidenses. Son más espirituales.
¡Ja! Me parto...
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16 de septiembre de 2014
Ser luz
Quisiera ser kapaxiano y viajar por el espacio
a otros lugares sin más equipaje que mi cuerpo hecho luz. Sin más propósito que
conocer algo nuevo o volver a sentir algo que me gustó.
Quisiera como Prot, tener esa sensibilidad tan
especial hacia la luz y no padecer la sordidez de un sol que aplasta los
matices e incinera la ilusión.
Quisiera estar loco y creer que puedo
convertirme en energía para viajar más allá donde los vulgares dioses ignoran.
No es malo soñar, no es delito ver una
maravillosa película y olvidar por unos segundos que soy la más pura esencia de
la vulgaridad.
No soy Prot, el kapaxiano, soy uno de esos pacientes
de ese psiquiátrico que detesta el olor, el aire y los sabores de un planeta
que es una cárcel, de una vida que no aporta nada a todos esos sueños que he
tenido. Soy uno de esos locos que dibuja y escribe deseos para poder ser luz e
irse con él a K-Pax.
Soy un loco sin daño cerebral, solo sufro
decepción aguda de una vida en la que no he podido ser luz, solo penumbra.
La muerte, tras el final de la película, se
hace aterradoramente hermosa, como una esperanza, la última, de convertirse en luz y viajar allá donde sé que todo es mejor. Tan lejos de la Tierra como sea
posible.
(Una reflexión sobre la película K-Pax, 2001,
de Iain Softley)
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15 de septiembre de 2014
13 de septiembre de 2014
El lugar de las flores
He encontrado flores llorando sucias de restos de seres humanos en los camposantos, junto a las estatuas rotas y viejas. Lápidas sin nombre, viejas y mohosas.
Lloran lo que tienen que soportar: muerte y desolación. Y el único sonido que las rodea es el llanto y las oraciones tan inútiles como la ropa con la que entierran los cadáveres.
Salpicadas de vísceras y sus raíces agusanadas, se preguntan porque han sido plantadas y dejadas entre tanta muerte.
No está bien...
He visto flores entre vertederos de basura, mierda y miseria, con trozos de alimentos podridos en sus pétalos.
Y no entienden porque viven entre podredumbre y enfermedad.
Hay flores en hermosas y cuidadas casas y mansiones. Jardineros que las cuidan y hacen mejores de lo que fueron y las hacen vivir más tiempo del que ellas quisieran.
Y odian toda esa hipocresía y artificialidad. Están bellamente tristes.
Hay flores en las habitaciones de los hospitales donde la madre amamanta con cansancio y dolorida a su hijo recién nacido. Y ellas, las flores, piensan que no les gusta ese olor a vida que es una mezcla de sangre y leche. Es algo que no va con ellas; las mataron para celebrar la vida, como si no importaran sus vidas.
Hay flores amputadas de la tierra en los burdeles y moteles, soportando jadeos comprados, inventados. Olores a semen rancio, orina y excremento. Se marchitan de asco y de vergüenza con condones usados en sus tallos cortados encima de una mesita donde hay dinero, tabaco y licor.
Hay flores en salas de baile soportando ritmos neuróticos, sus pétalos caen secos con la vibración de un sonido que no entienden.
Hay flores que ha cortado un hombre, en manos de una mujer. Y no saben cual será su destino, no saben que ocurrirá con ese hombre y esa mujer, no lo quieren saber.
Su vida tampoco importa a los amantes.
Hay flores en los campos, montañas, ríos y en las orillas de los caminos. Y un colibrí metálico e irisado liba de una de ellas flotando, flotando, flotando...
Hay flores mecidas por ondas de agua en un lago, sin pensar, sin sentir.
La belleza es tan cautivadora...
No razonan, no temen, no les duele nada. Alojan insectos y su vida es efímera porque el sol no perdona a ningún ser de la tierra.
No necesitan pensar, no tiene que ser felices. Solo son, viven y mueren.
No existe lugar alguno para las flores, más que allá donde nacieron sin que una mano humana las jodiera.
Yo no soy una flor, pero quiero lo mismo que ellas: morir y vivir en la tierra.
Que de mi muerte broten flores, o puedan brotar. No soy un romántico, soy praxis pura.
Por ello pienso como una flor: en lo malo, en la miseria, la enfermedad, la vanidad y la envidia.
Todos los seres pensamos cuando algo no está bien.
Y el pensamiento crea miedos, rencores y dolores. Ilusiones ahogadas de realidad...
No soy una flor que camina, pero ellas dicen que sí, que soy una fea flor de carne que no está donde debiera. Ni en tiempo ni lugar.
Las flores son buenas aunque estén tristes, no tienen porque desanimarme. Pobres flores...
Nos encontramos inevitablemente humanos y flores iguales, tal vez sea el único consuelo. El descontento encuentra a otro descontento. Luchamos por hacer un mundo mejor, pero el decorado es tan desolador...
Nos marchitamos como ellas, pero mientras tanto, dañamos y somos dañados. No acabamos nuestra vida en un jarrón o secas por el frío y el sol, no es así de fácil para los seres que andan sobre dos patas.
Que vergüenza da mi vida, hasta las flores lo saben...
Al menos para ellas esta mala dimensión dura solo unos días.
Envidio a las flores por ello, por su efímero pensamiento cuando lo padecen.
Tengo trozos de amores rotos en la piel, encima de los trozos de pena, dolor y muerte. Son demasiados estratos. Y la vida es tan larga...
No soy una flor, soy una roca lisa sin ningún interés, de color gris, algo que nadie recogería del suelo.
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12 de septiembre de 2014
El árbol humano, una novela de Iconoclasta
"La soledad es su naturaleza, o una parte de ella. Porque su otra naturaleza se marchita de pena entre savia y fibras que no acaba de asimilar como suyas.
Las noches son el descanso de los árboles, la fotosíntesis es agotadora.
El vegetal se retira y da paso al hombre.
Al hombre más solo del mundo." (Iconoclasta)
Para leer en:
http://issuu.com/alfilo15/docs/el___rbol_humano_libro
y
http://binibook.com/details.php?id=1656
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9 de septiembre de 2014
8 de septiembre de 2014
Exceso de comunicación
No es verdad que haya un exceso de información por parte de los medios audiovisuales y de gestión del poder. Y si lo hubiera, según los diletantes que lo discuten, no es siginificativo. Al 99 % de la población, la información le entra por una oreja y le sale por la otra sin haber sintetizado nada de ella.
El problema es el exceso de comunicación, poca madurez intelectual, poco cerebro y demasiados canales.
Demasiados medios para la comunicación banal e inmadura.
Todo lo que se traduce de la palabra electrónica al pensamiento se transforma en una versión de ellos mismos completamente distinta de si esas palabras son manuscritas o manifestadas en una conversación frente a frente donde no escapen los matices de miradas y ademanes.
Porque para escribir es necesaria la reflexión y la habilidad. Para hablar es necesaria una integridad y eficacia mental. Y ambas cosas escasean como el agua en el desierto.
El problema de la comunicación banal se agrava cuando se realiza entre más de dos personas al tiempo. Habitualmente, gracias a los teléfonos con conexión a internet, las conversaciones suelen realizarse entre más de seis o siete especímenes. Son malas conversaciones, un esnobismo por usar un aparato electrónico sin la suficiente educación o cultura. Pero sobre todo, sin la suficiente capacidad intelectual.
Seamos sinceros, la gran parte de la humanidad escribe mal o con dificultad y es incapaz de entender y asimilar lo que lee. Tienen en sus manos un instrumento que ofrece más posibilidades de lo que su intelecto puede asimilar.
La comunicación banal y sin fundamento, es una epidemia que hace de los comunicadores la caricatura de unos amantes, de una amistad o de una cultura inexistente.
Las parrafadas a través de los medios sociales y baratos como la mensajería instantánea, son un mero ejercicio de vanidades infundadas, donde se buscan los elogios y afectos entre imágenes irreales y prefabricadas de esos individuos (que la individualidad no conocen), porque son como cabezas de ganado que necesitan rozarse las grupas continuamente los unos a los otros para no sentirse abandonados.
Las capacidades intelectuales y la madurez mental de tantos millones de seres, no está preparada para mentir (consciente o inconscientemente) en tantos canales. Se confunden, toman mentiras por verdades y crean su propia realidad a su medida, porque piensan que entre ellos hay miradas sinceras.
Y no las hay, no hay miradas. Solo son intentos de pobres cerebros para lucirse a cualquier precio y demostrar que no son lo que ellos se reconocen en el fondo. Intentando ocultar con eternas sonrisas y mensajes de amor y lamentos de soledad sus decepciones. Crean protagonismos que calman una vanidad de decepcionado.
Cuando llega el momento (rara vez ocurre porque el valor y la determinación no es cosa de cobardía) en el que esa mediocridad disfrazada de literatura barata, de vanidad que pretende ser belleza y divinidad espiritual se encuentran; asisten con vergüenza a sus propias limitaciones y la realidad pone de manifiesto con un golpe de mazo en la mesa que son tan vulgares como lo que día a día respiran.
Incapaces de entender lo que ha pasado se convierten en mártires de un dolor que no existe. Porque la decepción de darse cuenta que no se es un ser especial, no es un dolor. Es vergüenza.
No, el problema no es la información, el problema son las mentiras y las falsas imágenes que la peña crea de sí misma para intentar destacar.
La realidad se impone, afortunadamente en la cotidianidad y quien no sirve, no trabaja, no folla, no mama...
Toda esa banalidad comunicativa nace de la cobardía. Se ha degenerado tanto la especie humana desde que los leones dejaron de comer hombres, mujeres y niños, que la cobardía se ha hecho genética en la humanidad.
Los cobardes se amargan y lloran si están solos más de cinco minutos.
Y por ello, si hay que engañarse y engañar, cualquier medio vale para no estar solos y demostrar que se es lo más querido y admirado de todos los mediocres que figuran a su alrededor.
Los niños miran con atención las videomentiras de yutup y cosas semejantes que sus padres llevan al hogar como muestra de cultura y entretenimiento. Y lamentablemente creen estar viendo cosas reales, que solo dan risa a los tontos.
La cobardía y la ignorancia crean religiones y otros mitos. El exceso de comunicación disfraza la miseria y el analfabetismo en excelencias y seres especiales que no tienen fundamento en la vida cotidiana, para combatir así el miedo a la soledad que es el único y verdadero estigma con el que nacen los bebés en el planeta Tierra.
Porque de otros planetas, no conozco nada.
Hay tantas reses de ganado, que las religiones, el fútbol y la televisión de masas no bastan para mantener a la peña contenta con su mísera existencia, han tenido que crear un medio para que se mientan a sí mismos. Y es bueno que ocurra, que haya una marcada distinción entre la chusma y la élite.
Otro problema iresoluble es que todos se creen élite.
Smartphones, tabletas, ordenadores... Margaritas a los cerdos.
El mejor medio de comunicación, mi único canal, es una voluta de humo de tabaco que se deshilacha caprichosamente en un contraluz.
El tabaco... Mi eterno e infalible compañero.
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5 de septiembre de 2014
El árbol humano, una novela de Iconoclasta
"La soledad es su naturaleza, o una parte de ella. Porque su otra naturaleza se marchita de pena entre savia y fibras que no acaba de asimilar como suyas.
Las noches son el descanso de los árboles, la fotosíntesis es agotadora.
El vegetal se retira y da paso al hombre.
Al hombre más solo del mundo." (Iconoclasta)
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2 de septiembre de 2014
1 de septiembre de 2014
No puedo respirar
Me cuesta mucho respirar, mi pequeña.
Me cuesta dios y ayuda aspirar aire con este
cuchillo de amor que tengo clavado en el pecho. No sé como arrancarlo. Es un
cáncer que mina el alma.
Un dardo de amor y ternura que duele infinito.
Como en Toy Story: hasta el infinito y más allá.
Como duele Paulita...
— ¡Papi...! —me dices abrazándote a mis
piernas si estoy de pie, o a mi cuello y me das un beso.
Y siempre quieres estar sentada a mi lado en
el sillón. Nadie lo quiere, solo tú.
Eso no está bien, no hay nada que duela más
que dejarte.
Si la vida fuera un ser, le diría que no se
ensañe conmigo, que no es justo este aire que respiro sin ti.
No podía imaginar hasta que punto podría amar
a alguien, mi pequeña Paula. Como solo los padres aman a sus hijos, así me
siento de partido en dos.
Llegué a tu lado por el amor de una mujer y
acabo llorando por el de una niña que es mi hija aunque no lleve nada mío.
Ojalá no te acuerdes de mí, porque si fuera
así, habría dolor y si supiera que ibas a sentir pena, yo me muero.
No puedo respirar sin dolor, sin lágrimas.
No soy tu padre, pero soy padre y sé que te
amo hasta tal punto, que aspirar el aire de tu ausencia es un dolor que supera
al cáncer.
No puedo dejar de llorar.
Me voy muy lejos para siempre, ya no te
llevaré a la escuela ni te recogeré.
Como duele, mi amor pequeño.
He pasado muchos dolores, Paula, pero como el
no verte, ninguno. Hacía años que no lloraba.
Eres el amor más puro, lo que jamás hubiera
esperado sentir. No sabía que se pudiera amar tanto...
Me alegro de que no te hicieras mayor conmigo
a tu lado y aprendieras que solo soy un hombre mediocre. Es el único consuelo.
Pero no lo es, porque me duele la vida entera.
Me duelen todos los años que no te veré, me duele la muerte sin saber de ti.
Es un dolor que no te puedo explicar sin
llorar. No es soledad, es simplemente que ya no te oiré, ya no iremos a tomar
helado.
Es solo mi dolor, porque con cuatro años solo
has de pensar en crecer y seguir haciéndote hermosa.
Me duele la cabeza de tanto añorarte, solo
hace unas horas, pero lo definitivo de la separación tiene la edad de los
planetas en su devastadora tristeza.
Te aman muchas personas, tus padres, tus
hermanos, seguramente más que yo; pero yo soy el único que sabe lo que duele,
eres mi dolor ahora. Solo yo sé lo que duele escribirte estas líneas y que se
hagan eternas y que me superen en el tiempo y sean el testimonio de que Papi te
amó hasta el llanto, que dejarte ha sido lo más desgarrador que he sentido
jamás. Porque existe la completa certeza de que no nos encontraremos jamás.
Cuando seas mayor, estaré muerto, mi Paula.
Y cuando seas mayor, comprenderás el alcance
de estas palabras y que un día un señor te amó hasta el llanto.
No te preocupes, la vida es hermosa para ti. Mi
vida no tiene nada que ver con la tuya, soy una excepción de dolor y
frustración.
No puedo respirar, Paula...
El dolor por perder a una hija que no lo es y
se ama más que si lo fuera, supera las barreras de la cordura.
Me duele mucho, a Papi le duele horrores...
Pero Papi es fuerte, lo es por ti.
Necesito tu abrazo, no haría daño...
Me voy y me llevo todo este amor, no importa
el dolor, pequeña.
Papi es fuerte, lo quiere ser, necesita serlo.
Solo necesita poder respirar bien...
— ¡Paula...!
—te beso, te abrazo y nos vamos a ver las gallinas, los gallos y los
pavos y luego comer unos tacos y una horchata, mi amor pequeño.
Que mi amor
te llegue siempre, aunque esté muerto.
Los viernes eran día de helado... Me
siento cansado, siéntate conmigo y vemos
juntos una peli.
Muaaaaaaaa...Iconoclasta
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29 de agosto de 2014
28 de agosto de 2014
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27 de agosto de 2014
No tiene precio
Hay momentos buenos por los que vale la pena pagar, porque lo bueno no existe gratis.
No importa que la idiota mienta y diga lo maravilloso que soy. Ya soy mayor para creer toda esa mierda, sé lo que soy, como soy.
Y el que yo sea un ser despreciable, no convierte a nadie en algo mejor que yo.
Hasta yo, siendo tan desarraigado e indiferente a las vidas y emociones de los demás, supero ampliamente en calidad a cualquier otro espécimen.
El mundo es sórdido, yo solo soy un producto de él, de lo que han creado. Que se jodan, a mí me va bien.
El condón me incomoda, pero ese coño rosado promete una muerte dulce e infecta. No soy un suicida.
Un billete de quinientos y otro de doscientos asoman en el bolso de la puta, cuando ha sacado el condón para vestirme la verga, le he pagado.
Follar entre miseria tiene un aliciente y una intensidad que no tienen los buenos burdeles de altos precios para gente como yo.
El niño de unos cuatro años, juega con el teléfono de la puta de su madre. Se encuentra justo a mi lado, sentado en una silla a la cabecera de la cama. Yo jadeo sin ningún pudor mientras me la come rico.
Le gusta mucho el sabor a frutas del condón, se nota.
Me relajo, yo pago y ella trabaja, no me preocupo si ella siente placer, no me gusta preocuparme más que por el mío.
Su coño, encima de mi cara porque así se lo he pedido, está seco como el tabaco al sol.
Entre chupada y chupada dice cosas como: "¡Qué rica verga, papi!". Su vulva lo desmiente.
Me gustaría decirle que dejara de rajar mentiras y estupideces, pero crearía un mal ambiente. La zorra hace su trabajo, es inevitable.
Cuando ya se ha cansado de darle al "que te pego" con la boca, se sienta en mi vientre clavándose mi polla, noto la habilidad de su vagina estimulándome, tiene prisa de que me corra rápidamente.
El niño se queja de que el móvil se ha quedado sin batería, lo dice varias veces y me irrita. Está tan cerca que darle una bofetada es inevitable. Así que le cruzo el rostro con el dorso de la mano derecha haciéndole una pequeña herida en el labio superior.
La puta, entre jadeos y cabalgándome, le dice que le ha estado muy bien, que se ha ganado la hostia a pulso. El niño apenas llora, se limita a bajar la cabeza con el teléfono entre las manos y hacer como que no existe su madre follándose a un desconocido en su casa.
El monte de Venus de la guarra sube hasta casi el ombligo, seguro que aparece en internet. Es un vello negro y rizado de esos que da asco lamer. No haces más que escupir todo el rato. Por otro lado, hay que estar muy loco para pegarle una mamada al coño de una puta.
Llega el momento de eyacular y lanzo mi pelvis hacia arriba, la puta sonríe porque por fin puede descansar y como una buena amazona, mantiene el equilibrio sobre el caballo.
Blasfemo de placer y ella se retira, durante unos segundos aferro con fuerza el pene entre el puño vaciando los restos de semen que aún salen con pequeños espasmos.
"Qué rico te vienes, papi", dice bostezando.
"Cállate, joder", le respondo.
Ahora me da asco, cuando eyaculo, durante unos minutos no soporto a la mujer y me contengo de darle un puñetazo en la nariz y aplastársela.
Me saco el condón y lo tiro encima de la cama, el semen se derrama en la colcha, pero la puta no lo ve, está lavándose el coño.
Al niño lo aparto de la silla para sentarme y atarme los zapatos.
"Vuelve pronto, mi amor", me dice desde algún lugar del baño.
No respondo y al salir del dormitorio su marido está dormido frente a la televisión sin volumen. El pantalón está desabrochado y sus calzoncillos tienen una gran mancha de humedad.
No me importa que se masturben mientras follo siempre y cuando no lo vea o no me molesten. Este puerco me debería pagar a mí. Su cabello negro está sucio de polvo y cemento de la obra.
Vale la pena pagar por estos buenos momentos, porque cuando pagas eres amo y no existe nada más adictivo que la posesión de un ser humano. O de una familia entera.
Podría meterlos a ambos en la trena durante toda la vida y a su hijo meterlo en una picadora de carne. Decido perdonarles la vida.
Enciendo un cigarrillo y lanzo el fósforo aún caliente entre su cabello.
Su vaso de algún licor con hielo está a medio terminar y lanzo un salivazo dentro.
El puerco no se despierta a pesar de mi proximidad. Es una razón por la cual muere mucha gente: es demasiado holgazana hasta para estar alerta. Menudo cabrón.
Es lo que decía: con todo lo despreciable que soy, estoy por encima muchos idiotas en ética, valor e inteligencia.
Cuando entro en mi casa, mi santa ya tiene la cena servida, comemos en silencio porque no tengo nada que decirle, al menos algo que le guste oír.
No tenemos hijos porque a mí no me ha dado la gana, hace años que le dije que si se quedaba preñada, no soñara con tenerlo, porque la haría abortar a patadas en la barriga si fuera necesario.
De postre me saca una cremita que está mala, ácida. Me jode que no tenga cuidado, por lo que le doy una paliza de casi cinco minutos con cinturón y patadas.
Uno de los golpes le ha ido al pecho izquierdo y se le ha inflamado. Tanto, que me la pone dura.
La levanto, la obligo a que se ponga encima de la mesa con las piernas abiertas, le rasgo la bata y le arranco las bragas. Se la meto y comienzo a follarla; pero como estoy cansado se me arruga y la llevo al dormitorio para que me la chupe. Tras veinte minutos de una mala mamada, no consigo correrme de nuevo. No tengo ganas de darle otra paliza y me duermo.
Me despierto, llego a mi trabajo, me visto con la maldita toga que la haría arder y cuando entro en la sala, golpeo con el mazo para dar inicio a la sesión y me convierto en dios.
Vale la pena pagar por los buenos momentos.
Y que te paguen por tener en tus manos la vida y el futuro de otros, no tiene precio.
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22 de agosto de 2014
El árbol humano, una novela de Iconoclasta
"La soledad es su naturaleza, o una parte de ella. Porque su otra naturaleza se marchita de pena entre savia y fibras que no acaba de asimilar como suyas.
Las noches son el descanso de los árboles, la fotosíntesis es agotadora.
El vegetal se retira y da paso al hombre.
Al hombre más solo del mundo." (Iconoclasta)
Para leer en:
http://issuu.com/alfilo15/docs/el___rbol_humano_libro
y
http://binibook.com/details.php?id=1656
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15 de agosto de 2014
El árbol humano, una novela de Iconoclasta.
"La soledad es su naturaleza, o una parte de ella. Porque su otra naturaleza se marchita de pena entre savia y fibras que no acaba de asimilar como suyas.
Las noches son el descanso de los árboles, la fotosíntesis es agotadora.
El vegetal se retira y da paso al hombre.
Al hombre más solo del mundo." (Iconoclasta)
Para leer en:
http://issuu.com/alfilo15/docs/el___rbol_humano_libro
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