Me cuesta mucho respirar, mi pequeña.
Me cuesta dios y ayuda aspirar aire con este
cuchillo de amor que tengo clavado en el pecho. No sé como arrancarlo. Es un
cáncer que mina el alma.
Un dardo de amor y ternura que duele infinito.
Como en Toy Story: hasta el infinito y más allá.
Como duele Paulita...
— ¡Papi...! —me dices abrazándote a mis
piernas si estoy de pie, o a mi cuello y me das un beso.
Y siempre quieres estar sentada a mi lado en
el sillón. Nadie lo quiere, solo tú.
Eso no está bien, no hay nada que duela más
que dejarte.
Si la vida fuera un ser, le diría que no se
ensañe conmigo, que no es justo este aire que respiro sin ti.
No podía imaginar hasta que punto podría amar
a alguien, mi pequeña Paula. Como solo los padres aman a sus hijos, así me
siento de partido en dos.
Llegué a tu lado por el amor de una mujer y
acabo llorando por el de una niña que es mi hija aunque no lleve nada mío.
Ojalá no te acuerdes de mí, porque si fuera
así, habría dolor y si supiera que ibas a sentir pena, yo me muero.
No puedo respirar sin dolor, sin lágrimas.
No soy tu padre, pero soy padre y sé que te
amo hasta tal punto, que aspirar el aire de tu ausencia es un dolor que supera
al cáncer.
No puedo dejar de llorar.
Me voy muy lejos para siempre, ya no te
llevaré a la escuela ni te recogeré.
Como duele, mi amor pequeño.
He pasado muchos dolores, Paula, pero como el
no verte, ninguno. Hacía años que no lloraba.
Eres el amor más puro, lo que jamás hubiera
esperado sentir. No sabía que se pudiera amar tanto...
Me alegro de que no te hicieras mayor conmigo
a tu lado y aprendieras que solo soy un hombre mediocre. Es el único consuelo.
Pero no lo es, porque me duele la vida entera.
Me duelen todos los años que no te veré, me duele la muerte sin saber de ti.
Es un dolor que no te puedo explicar sin
llorar. No es soledad, es simplemente que ya no te oiré, ya no iremos a tomar
helado.
Es solo mi dolor, porque con cuatro años solo
has de pensar en crecer y seguir haciéndote hermosa.
Me duele la cabeza de tanto añorarte, solo
hace unas horas, pero lo definitivo de la separación tiene la edad de los
planetas en su devastadora tristeza.
Te aman muchas personas, tus padres, tus
hermanos, seguramente más que yo; pero yo soy el único que sabe lo que duele,
eres mi dolor ahora. Solo yo sé lo que duele escribirte estas líneas y que se
hagan eternas y que me superen en el tiempo y sean el testimonio de que Papi te
amó hasta el llanto, que dejarte ha sido lo más desgarrador que he sentido
jamás. Porque existe la completa certeza de que no nos encontraremos jamás.
Cuando seas mayor, estaré muerto, mi Paula.
Y cuando seas mayor, comprenderás el alcance
de estas palabras y que un día un señor te amó hasta el llanto.
No te preocupes, la vida es hermosa para ti. Mi
vida no tiene nada que ver con la tuya, soy una excepción de dolor y
frustración.
No puedo respirar, Paula...
El dolor por perder a una hija que no lo es y
se ama más que si lo fuera, supera las barreras de la cordura.
Me duele mucho, a Papi le duele horrores...
Pero Papi es fuerte, lo es por ti.
Necesito tu abrazo, no haría daño...
Me voy y me llevo todo este amor, no importa
el dolor, pequeña.
Papi es fuerte, lo quiere ser, necesita serlo.
Solo necesita poder respirar bien...
— ¡Paula...!
—te beso, te abrazo y nos vamos a ver las gallinas, los gallos y los
pavos y luego comer unos tacos y una horchata, mi amor pequeño.
Que mi amor
te llegue siempre, aunque esté muerto.
Los viernes eran día de helado... Me
siento cansado, siéntate conmigo y vemos
juntos una peli.
Muaaaaaaaa...Iconoclasta
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