Powered By Blogger

2 de diciembre de 2006

Dan miedo los gobiernos del bienestar (II)

Bravo, bravo por Burger King.
A veces ver la tele tiene su premio, y el premio es el anuncio-respuesta de esta empresa de delicadezas gastronómicas para el obrero y demás gente de bajo poder adquisitivo y de una nula cultura gastronómica y dietética, ¡Ja!
Es la respuesta a las instituciones sobre la denuncia que prentenden hacerle por promocionar el consumo de comida rápida en dosis excesivas; un bocadillo XXL que a algún ilustre prócer le debió parecer demasiado grande para su masajeo anal.
Genial...


En el anuncio sale toda una colección de rollizos hombres y mujeres diciendo que eligen lo que quieren comer, hasta sale un viejo tirando de un camión (algunos pensarán que es denigrante, a mi me parece de un sarcasmo y un recochineo colosal). Son violentos, son soeces y muerden los bocadillos como animales hambrientos. Y encima alardean de que ellos eligen.
Genial...

Me encanta que una simple empresa le responda a una institución, que no se acojone ante los ayatollahs de un país que pretende presumir de una exquisita cultura que no tiene y que por ende, necesita inventarse.
Ha sido genial, ha sido como eso de: "¿No quieres caldo? Pues toma dos tazas".

Cómo me he reído. Está visto que con dinero te pasas por el forro los huevos a gobiernos e instituciones; afortunadamente claro.
Nada, que sigo pensando igual pero con una sonrisa más amplia, la seguridad social deberá cargar con los gastos derivados de mis enfermedades, para eso he pagado. Les pago los paseos en yate y sus colocones con sustancias alucinógenas, así que no toquen tanto los cojones con su mierda de gasto público o se lo diré al dire de Burger King para que les aplique un severo correctivo.
Para que los meta en vereda.

Es que hasta esta caterva de políticos y funcionarios visionarios, consiguen ponerse en ridículo a si mismos con las cosas que menos importancia tienen.
Bueno, como a nadie le obligan comer de estos productos, pues no pasa nada, no hay delito, no hay intención insana, cada uno elige lo que quiere.
A propósito, el consumo exacerbado de marisco eleva el nivel de ácido úrico en la sangre.

Los vegetarianos son medio anémicos y sus hijos enfermizos.
Y es que todo es malo, todo es peligroso.
Es que me parto el rabo de risa, coño.
Buen sexo.


Iconoclasta

24 de noviembre de 2006

Hombres y árboles

Hay días alegres de luz clara y viento piadoso. Días de luz cegadora y de un aire que parece arrancarnos trozos de alma.
Días en los que los hombres y mujeres sonríen por nada en especial, sin que haga falta.
Son días crueles para otros, para nosotros, para mí...


Días en los que una luz cruel nos baña, y sin filtro alguno nos muestra al mundo y a nosotros mismos como realmente somos.
Nos despoja de todo nuestro misterio si alguna vez lo tuvimos.
Si alguna vez lo tuviera...


Y nos muestra esa luz diáfana con todo esplendor a un mundo indiferente.
A un mundo al que apenas importamos; siendo quizás, ese apenas, un lujo que nos permite creernos algo. Un regalo de nosotros mismos para nosotros.


Y el viento...
Y luego el viento que nos roba temperatura, nos deja fríos, insensibles a otra fuente de calor.
Inmóviles, quietos, estáticos, sin poder huir o protegerse. No hay consuelo.
La piel se desengaña en esos días claros y despejados; no espera caricias, sólo siente la desnudez de la indiferencia.
Se encostra la piel y los insectos anidan entre la seca corteza. Nos mortifican.


Hubo un tiempo en el que caminamos.
O no... Tiendo a imaginar cosas que pudieran dar valor a la vida, a ésta que padezco.
Arboles de monstruosas y retorcidas raíces profundizando en tierra estéril. Saciando sed con arcilla húmeda que sólo nos permite no desecarnos.
No nos deja ni morir.
Una tierra cruel, falsa y mentirosa.


¡Qué angustia da ver nuestras hojas arrastradas por el viento, secadas por un calor que no es necesario!

Se arremolinan nuestros restos en sucias esquinas infectadas de orines, de vergüenzas.
Se escurre la reseca savia como un engrudo, no son lágrimas. Las lágrimas se evaporan.
No se llora a plena luz, es tan sólo sudor, es lo que cuesta, el colosal esfuerzo de aspirar un hálito más.


Es en estos días, donde el brillante amor y el triste hedor se hacen patentes como alimañas que nos devoran poco a poco, incesantemente.
No nos podemos rascar.


El amor brillante y cristalino es agua que se escurre entre las manos, entre las ramas.
Se va, se pierde.
Y queda el hedor, la paranoia de la soledad que se hace profunda y dura cicatriz.
Una poda, un doloroso corte que le reste peso al hedor. Que libere al menos la savia, una grumosa hemorragia que alivie la presión.
No puede hacer daño.


Arbol, hombre...
Una vez fui hombre, y ahora pago errores.


¡Qué más da ser árbol u hombre cuando la prisión, el castigo, es la tierra, el suelo, el polvo!

Soy un árbol milenario, o un hombre ancestral. Algo acabado, como ellos. Somos unos cuantos, lo sé, debe haber más gente como yo.
No quiero ser el único.


Maldecidos por alguna razón que está enterrada ya en las entrañas de la tierra, por algún error que no consigo recordar entre tantos cometidos.
Quedan tantos años de ser bañado por esta luz inmisericorde. Ignorado.
De no importar.


Verlos reír, mirarse los unos a los otros. Reconocerse.
Duele ser nada, ser indiferencia.


Es demasiado larga la vida.

Retorcida...

Iconoclasta

Dan miedo los gobiernos del bienestar

Porque son unos fascistas disfrazados. Están obsesionados por realizar una limpieza étnica, quieren que sus siervos sean guapos, delgados, altos y obedientes; sin afán de individualismo, todo en equipo. Como el lema del pollo del cabronazo de Franco: Una Grande y Libre.
Son peligrosos estos gobiernos contemporáneos con aires mesiánicos.


Los gobiernos de los países desarrollados e incluso los subdesarrollados como España, están sufriendo lo suyo para que sus siervos sean perfectos.
Odian a los gordos, a los fumadores, a los que no votan y los que no se colocan en las colas donde se regalan sardinas asadas por la inauguración de una plaza de mierda.


Que si denuncian a los restaurantes de cómida rápida por anunciar bocadillos gigantes, que si no dejan participar a modelos de según que peso para no dar mal ejemplo a sus futuros siervos, que si no eres tolerante porque no bailas con el culo al aire con todos los julandrones y julandronas que celebran ser lo que son, que si fumar jode los pulmones de los demás y el aire de las ciudades es tan sano que no es necesario evitar que circulen miles de coches.
Quieren crear seres perfectos, están obsesionados conque sus siervos sean hermosos. Hitler quería algo así.


Están locos, están enfermos. Los politicastros de mierda ostentan tanto poder y se meten tantas rayas de coca en la nariz, que han perdido todo criterio y están convirtiendo la convivencia en un constante examen y control.
A mí que me miren los pelos del culo a ver si son rubios y crecen sanos.
Y por supuesto, que me quiten la hamburguesa XXL de la mano, o mi cigarro... Me encantará tener motivos.


Porque da miedo verlos venir, es terrorífico ver el grado de control que quieren ejercer hasta en los hábitos más íntimos.
Lo cultural es obsesivo en sus planes de gobierno: El Gran Hermano, Operación Triunfo y el fútbol (esto último es herencia de Franco), bueno, siempre le dan mucha publicidad al Circo del Sol; seguramente como ejemplo de que nada bueno puedes hacer si no es en equipo, con cuarenta tíos alrededor para que nadie pueda atribuirse un triunfo y que su inteligencia o esfuerzo sobresalga por encima de los mediocres.


En poco tiempo, querrán quitarnos a los hijos para educarlos sin interferencias.
Bueno, me gusta, siempre me han gustado las novelas de ciencia-ficción con aires de anticipación.
La anticipación está cada vez más próxima y yo me froto las manos mirando con mucho morbo como se desarrolla esto. Es como imaginaba.


Y el imbécil del presentador del telediario de la RTVE, el Milá, sufre mucho y pone cara de asco cuando ve hamburguesas y cigarros.
Será que el subnormal come habitualmente centollos y cabrito al horno, y para rematar se fuma un Cohiba de 500 euros.


Hay tantos gilipollas y tan pocas balas... (Ford Farlaine, el detective roquero).
Buen sexo.


Iconoclasta

25 de octubre de 2006

Perder no forma parte del juego

Te escribo a pesar de que estás muerto y enterrado, te escribo para desear que te pudras de asco en el paraíso de mierda.
Porque estoy seguro de que como triunfador que fuiste, habrás encontrado un bello cielo.


Quisiera joder tu felicidad allá donde quiera que estés (sé que no queda nada de ti, no hay alma; pero me apetece imaginar estupideces, creer que de alguna forma queda algo de ti para lanzarte mi veneno), hacerte sentir mal, un fracasado, un mal padre, un padre inútil.
Necesito creer que puedes leer esto y conocer el asco que te tengo.

Triunfador de mierda, te podrías haber metido tu repugnante optimismo a puñados en la garganta y ahogarte con él.
“Ya llegará la nuestra” decías.
La tuya te llegó cuando más dinero ganabas, so imbécil; se te reventó el corazón moriste con un triste ronquido.
Si pudiera, enrollaría como un tubo gordo y pesado tu optimismo y esperanza para golpearte el cuello con él.

A ti al menos te sonrió la fortuna antes de morir, te odio con todas mis fuerzas por esa suerte que tuviste, odio con todas mis fuerzas a todos los afortunados que ahora mismo respiran, aquellos que han nacido ricos, o han triunfado pronto; odio y siento un asco caliente por los que han ganado ya el dinero que yo jamás ganaré aunque sea condenado a vivir 500 años más.

Porque tu hijo, el que esto escribe, es una víbora envidiosa, tu hijo es malo como el cianuro.
No vivo sólo de felicidad y salud de mierda.

Tienes que saber que tu educación no ha servido para nada, tus genes de esperanza y optimismo (si es que hay semejante idiotez de genes) no funcionan en mí. Sólo me has legado la pobreza y mala suerte que tú te sacudiste de encima.
No me sonríe la fortuna, pero soy muy fuerte, joder. Tan fuerte que he vencido una gangrena, una trombosis, un hueso podrido y a unos médicos asesinos.

Y eso no me basta, no quiero ser un pobre tullido de mierda. Quiero mi fortuna, quiero mi dinero y poder, no he luchado tanto por mi vida para ahora sentarme a incubar esperanza mientras la fortuna sonríe a los mierdosos que me rodean.

No me diste nada. Y fuerte me he hecho yo mismo. Lee esto y avergüénzate, padre de mierda. Avergüénzate de ser mi padre.
Afortunado triunfador idiota.

“Perder no forma parte del juego” leí en algún lugar, y así es como lo siento. No tengo un buen perder.
Es más odio y me pudre el no ganar.

Y si tengo que ganar, ganaré por acumulación de odio y envidia, aunque reviente y mis tripas al estallar manchen tu rincón del paraíso.
Triunfaré como el ser más envidioso y ponzoñoso de esta prisión que me infecta que es el mundo entero.

Coño, con que mala hostia me he levantado hoy.
Y da gracias que no te meto una postdata, gilipollas.


Iconoclasta

17 de octubre de 2006

Orines y cerveza

Barcelona, Pº Valladaura esquina C/ Artesanía.
En una mesa exterior del bar, una mujer joven mal vestida parece desmayada, tiene la cabeza sobre la mesa, no se ha acabado la cerveza que le han servido y bajo la mesa ha juntado las palmas de las manos encima de las rodillas.
Estoy seguro de que no reza, simplemente tiene un frío óseo en una tarde caliente en temperatura. Está jodida, yo diría que mucho.
Que es una yonqui, me parece redundante escribirlo, afirmarlo gráficamente.
A su lado y en el suelo reposa su sucia mochila casi infantil. Plástica y barata. O encontrada en algún container.
Lo más dramático, lo más desagradable: se extiende un charco bajo la silla y corre paseo abajo. Un río peligroso, infeccioso.
No me cuesta nada imaginar lo acabado y enfermo que tiene que estar el organismo para no poder retener su propia inmundicia. Para autohumillarse así mismo.
Yo creo que se está muriendo, que lo que le gotea del coño es su propia vida.
Pienso que es humillante mearse encima.
Tampoco siento pena, no debo ser una buena persona. Cruzo la calle cojeando y comentando con mi mujer, los pocos momentos que parecen quedarle de vida a la yonqui.
Desde la acera de enfrente observo al camarero tocar el cuerpo, para acto seguido meterse disgustado en el local.
Mientras compramos unos congelados, una ambulancia muy vistosa carga a la chica y se marcha sin prisa.
Pienso con cierto asco, en la putada que representa para el camarero tener que limpiar los orines de la silla. ¿Usará una manguera?
A mí no me gustaría hacer eso. Distraído he cogido una receta de bacalao gratinado con all i oli.
Me pregunto si podré escribir algo bohemio, agradable y subrealista en este diario de ideas. Los hay que sudan arte cada vez que piensan, yo no. Yo sólo veo con disgusto y desinterés lo que me rodea.
Tengo casi 45 años, tampoco me voy a volver demasiado delicado a estas alturas.
Buen sexo.


Iconoclasta

11 de octubre de 2006

666: Dios es un quad


“Dios es un quad, algo que no sirve para mucho, y sin embargo gusta a todos; a todos los más ineptos e ilusos.
A los más serviles, rastreros.
Cobardes.

Dios es un quad al que me subiría para conducir por el barro; derrapar con él en una montaña de abono dando gas retorciendo sus orejas divinas.
Quiero a mi Dama Oscura sentada tras de mí, dejando en su lomo la mancha de humedad de su sexo empapado, su sudor al presionar sus pechos en mi espalda y abrazarse con fuerza.
El sudor de sus muslos en tus ijadas, mi pobre creador.

Clavaría los tacones de mis botas en tus costillas hasta oírte berrear y provocar que tu rugido mueva las simas de esta tierra caliente y caliginosa que creaste.
Caliente como la frente de un tuberculoso, de un infeccioso.

Subir su motor a plena potencia tirando de sus divinos cabellos, hasta que mil caballos de potencia de humillación lo agoten y lo apuren. Que eche espuma por la boca cual caballo reventado.

Quiero un quad, quiero a Dios para saltar barrancos, para arrastrar su cara por el polvo.
Que recen los infelices para que sus neumáticos aguanten mi desatada euforia.
Dios es un quad y todo el mundo debería usarlo. Lo alquilaré en una feria y cuando sude, le empaparé la boca con vinagre como hizo él con su hijo.

Frenaré con tanta fuerza que sus codos se plegaran y su sacra nariz, esnifará una gorda raya de sílice y arcilla. De barro seco...
Es el futuro de Dios, ser mi quad, mi capricho inútil y tonto.
Hacerle sudar como sudan los primates en el desierto.

Estrangular su cuello cuando se ponga de rodillas para hacer el “caballito” que le ordeno. Abrirá la boca como la abre el niño desecado que muere en seca tierra, por su divino e inescrutable deseo, en su mundo abominable creado en seis días; seis largos días de oir esa letanía demencial salir de su boca: ”y quiero árboles, y nubes, y polvo y plata y dolor y enfermedad y un hombre y una mujer y que sus hijos mueran en honor a mí.”
Un ricacho provinciano y sin educación, así pides, así ordenas.

Dios es un quad lleno de polvo que todo el mundo admira pero nadie usa; un gasto inútil de energía en el universo.
Mi Dios, cuando te monte, cuando te conduzca por el paraíso que creaste, ruge a plena potencia, no te dejaré hasta gripar tu motor viejo y oxidado.

Hoy me sentía especialmente lírico, espero que aprecies mi arte y mi ingenio, Dios.
Aborreciblemente, tu querido ángel negro: 666”


Gabriel leyó con profunda tristeza el texto que 666 escarificó con la punta del cuchillo en el pecho y vientre de Nantiel. Era su viejo amigo, al que conoció en el Tercer Coro Celestial milenios atrás. Desclavó las alas marchitas de las puertas del Palacio Celestial y al cogerlo entre sus brazos, la cabeza lacia se dobló, un corte profundo en el cuello dejó ver la colilla de un puro entre el tejido ennegrecido. Elevándose con sus poderosas alas, llevó el cadáver y la oración a Dios. El bello rostro de Nantiel tenía aún los músculos contraídos por el sufrimiento.

Oyeron sus gritos en el cielo durante varios días, los gritos que llegaban desde el altar de piedra de la cueva de 666. Cuando cesaron, escucharon acto seguido el rumor de una horda de crueles y los furiosos golpes en las puertas del Palacio Celestial.
Gabriel emitía un cántico melancólico y lágrimas doradas bañaban el pecho de su amigo haciendo resaltar el texto escrito. Diluyendo sangre seca, rebladenciendo costras.

Dios leyó y dijo:

- Tío, 666 está cada vez más insoportable, cada vez que prueba alguna cosa nueva es que me lo tiene que restregar por la cara.
Es un cabronazo, no le hagas ni caso. Y no me envíes a ninguno más a su cueva, no lo agobiemos más. A Nantiel, le perdono los pecados y que su alma descanse en paz, no le devuelvo la vida porque era su destino.

- ¡Ah…! Gabriel, di a tus arcángeles que no clamen ahora por Nantiel, me voy al sobre que me duele un poco la cabeza.

Iconoclasta

7 de octubre de 2006

Acoso escolar

Esto del acoso escolar que tanto están difundiendo los medios de comunicación todos los meses de septiembre y octubre de cada año, es otro de esos bulos falsos e hipócritas que el gobierno de turno va metiendo a la peña por el culo y lanzarles así un mensaje tipo: no sabéis educar a vuestros hijos, pero nosotros sí.

Lo cierto es que con este mensaje están diciendo que van a crear un cuerpo parapolicial para que los niños no se peleen en los colegios, esto quiere decir que van a crear un ministro para asuntos de riñas escolares, una plantilla centenaria de inspectores y otra plantilla de auxiliares de estos inspectores. Eso sin contar la contratación de unas decenas de psicólogos.
Claro, a la peña le dicen esto y se siente tan protegida debido a su escasa inteligencia y a su indolencia; se lo creen todo. Y si alguien les hace el trabajo de educar a sus hijos, mejor.

El ganado humano es un cardumen de peces que pierde la memoria reciente a favor de lo que les dictan sus amos del gobierno y sus encargadillos en el trabajo.
Los niños se pelean y compiten como todo animal en la naturaleza: ser más fuerte y más listo. Es el juego natural.
Yo me peleé, me pegaron, pegué, ellos se pelearon, les pegaron y pegaron.

Cuando hayan conseguido que los niños no se peleen o compitan, se podrá decir que el hombre es una especie de ganado porcino pero, a dos patas.
Ya lo es, pero cuando ocurra lo dicho, les pondrán un marchamo de plomo en la oreja.

Siempre ha habido niños que han acabado siendo la burla de los demás, siempre hay personas que son detestables por naturaleza; como el padre de ese famoso niño al que filmaron con el móvil mientras le abanicaban con un plumier. Porque aquello era abanicar.
El padre en este caso, seguramente un acomodado de clase media de mierda, le jode que peguen a su hijo como le pegaron a él. Es un tío que me repelía al escucharlo hablar, muy probablemente, si se me pusiera a tiro, le daría de patadas en el culo.

Que nadie se preocupe, esto de las peleas de niños es un juego instintivo y que forma parte del aprendizaje y formación de la personalidad.
No importa más adelante quien sea el más fuerte o mejor. Porque en esta sociedad siempre ocupan cargo de relevancia y poder las personas menos capaces y que tienen una mentalidad especialmente cerrada que no les permite salirse de los parámetros que les han inculcado. Así que el niño que es físicamente más fuerte y más inteligente, se verá abocado al fracaso como me ha pasado a mí y a mis grandes amigos. Está montado así.

Puede que haya algún niño acosado por muchos entre tantas mentiras de noticias, es posible. En cualquier caso, es problema de él y de sus padres saber el porque causa tanta repulsión entre sus compañeros.
Si hubiera un par de casos reales de acoso, en ningún caso serían epidemiológicos en un país con más de cuarenta millones de habitantes.

Tranquilos, porque al final, si hubieran acosados y acosadores; acabarán borrachos perdidos, y dándose besos en la boca en alguna concentración de botellón cuando sean un poco más mayores.
Y el más macho, por pura frustración sexual y porque no acaba de ligar con la tía buena, se hará maricón para satisfacer sus calenturas.

Se siguen propagando noticias apocalípticas para que la peña se olvide que dentro de poco no podrá pagar la hipoteca, por ejemplo.
Y aún hay un motivo mucho más oscuro y tenebroso: pretenden anular la competitividad. Quieren una masa uniforme y que vaya en una misma dirección. Es la obsesión de un gobierno provinciano como el español.
Como si no tuvieran otras cosas importantes en las que pensar.

Un niño que dicen que es acosado, por muchísimas veces que lo repitan al día en los medios de comunicación, no es motivo para la creación de un nuevo ministerio o una comisión investigadora basada en esa mentira. Es mucho dinero y la mentira es tan obvia que dan ganas de vomitar.

Cada año la misma mierda, el fútbol, el botellón y el acoso escolar.
Si tuviera la chusma algo de memoria inteligente, vería como las noticias son exactas de año en año.
Y así durante toda la puta vida.
A mí me la pela, lo importante es no creerlos y hacer lo que me salga de la polla.
No puede hacer daño reconocer la mentira con una sonrisa.
Buen sexo.

Iconoclasta

6 de octubre de 2006

El botellón universitario

Es precioso ver como los estudiantes se congregan en una plaza y usan los surtidores de gasolinera como banco para beber y fumar.
Otro muestra la multa que le han impuesto por mearse en la calle.
Dos tías buenas; no es que estén buenas, es que van vestidas como niñas de 14 años y se les marcan las tetas y el coño, retozan tiradas entre mierda: vasos, meados y líquidos venenosos.

¿Y me quieren dar por culo con la prohibición de fumar los hijoputas del gobierno? ¿Por que permiten que los cerdos se congrueguen en tal cantidad y con tanta mierda?

Es la imagen de las noticias.
Mi imagen es que son miles de borregos, en este país todo lo que sabe simplemente leer va a la universidad. No deberían permitir el acceso a tanto idiota, es patético. Prefiero que mi hijo haga un módulo de formación profesional de carpintería y estucado antes que se junte con un ganado repugnante que huele a meados y mierda. Que ni siquiera se roce con los tarados.
Son vacas que tienen su sitio para ir a pacer y los pastores son los policías. Es una imagen preciosa.

Claro, a lo mejor se piensan que es muy duro lo que van a estudiar, a lo mejor se piensan que los demás no trabajan y son ellos, esos "estudiantes" las grandes y sacrificadas víctimas del sistema.

Coño, pero si todos tienen cara de subnormales, dan ganas de darles con una vara en el lomo al caminar entre ellos y apartarlos.
O follarse a la tía buena y borracha delante de su pavo, mientras mea. Le levantaría la falda, ella bebería en su vaso de mierda de plástico y se la metería allí mismo, de pie. Mientras le abro las nalgas y hundo mis dedos en ella y embisto adentro. Sus braguitas por los tobillos...
Una tía con 20 añitos, tirársela sin darle un céntimo es una ganga. O a dos, a ella y su amiga; sus acompañantes que me aguanten el cigarro mientras me corro.
Es que me excito con las cosas más insospechadas, es un asco ser tan macho y tener tanta imaginación.

Claro que hay paro, porque yo no le doy trabajo a un subnormal que va a mamar en grupo y que camina sobre meados. Y eso que no trabajan.
"Criaturas, es que necesitan un lugar donde reunirse", deben decir orgullosos sus padres.
Mi hijo no hará eso, lo tengo más claro que el agua, de eso me preocupo yo; no unos putos ediles de una mierdosa y piojosa ciudad.
Y para lo que les sale de los putos huevos, el gobierno idiota aplica Tolerancia Infinita.
Las putas de carretera tienen mucha más clase que los estudiantes del botellón.
Mierda, ojalá ocurra una desgracia con víctimas mortales y tenga que empezar todo de nuevo.
Buen sexo.

Iconoclasta

5 de octubre de 2006

Valeroso

Valeroso. Nº 99 de la ganadería de Antonio Miura. 4 años y medio. 505 Kg. de peso. “Negro bragao”. “Bien armao”. Fuerte de remos y ligera astilla en el pitón izquierdo.

Corre Valeroso sal del toril que la muerte te espera. Pisa fuerte y con orgullo la arena que con tu sangre has de teñir. La gente pide tu muerte y tú sales como una tromba a la arena, destilando fuerza y orgullo. Olvida tus hembras, la dehesa y las luchas encarnizadas con los otros machos. Tu astillado cuerno testimonia tus bravas luchas.

Tu suerte está echada.

Baja la testa, escarba la arena y embiste al hombre, que se demuestre tu bravía y coraje.
Pegas un topetazo al burladero que hace astillas las tablas y la gente aplaude tu fuerza.

Te sientes orgulloso, levantas tus armas y te sientes tranquilo. Pero tu sufrimiento acaba de empezar, se burlan de ti. Te marean. Y cuando embistes contra el caballo sientes el escalofrío del dolor por tu espinazo. Te clavan banderillas y te pican y te escarban la carne.
Fluye tu noble sangre y tus ojos se tiñen de rojo. Se ensañan contigo con crueldad y dolor.

¿Por qué te martirizan?

La sangre tiñe tu torso y saltas para sacarte de encima las banderillas que te duelen y agotan.

Valeroso no te desanimes a la hora de la muerte.

Embistes el capote, ya cansado pierdes pie y caes. La gente protesta, abres la boca porque necesitas mucho más bendito aire y te levantas con dificultad. No puedes evitar que te maltraten y dañen.

Te odian.

Te quieren ver cansado, sangrante y por fin muerto. No pienses en volver a la dehesa aquí dejarás tu noble alma.

Es tu destino Valeroso.

Y ahora que necesitas abrir la boca para respirar y no te lastiman piensas que ya han acabado de hacerte daño. Miras fijamente la muleta porque estás cansado y no desfalleces porque eres fuerte.

Y sin apenas poder reaccionar te salta encima el hombre que entierra en tus entrañas todo el acero que necesitas para morir. Te clava hasta el corazón una enorme espada que te desgarra y desconecta por fín de la crueldad que estás padeciendo. Y con la sangre que vomitas y los brincos por intentar sacar el mortífero acero, se te va la vida a raudales.

Tu vientre y tus patas se contraen y estiran en el último estertor. Ya no te harán más daño, Valeroso. Has cumplido. La gente aplaude. Yo siento el amargo sabor de tu muerte, tu dolor, tu fuerza y nobleza.

Siento que hubieras nacido para esto Valeroso.
Tuya es la muerte pero; nuestro es el pecado.

Iconoclasta, 23-9-01

30 de septiembre de 2006

666 Reflexiona en su cueva húmeda y oscura

Otra vez en mi sillón de piedra, de nuevo pensando en mí mismo. Soy el único que me importa, lo mataría todo, arrasaría el universo si me dejara llevar por mis emociones.
No debo hacerlo, he de mantener el mal y el dolor durante milenios, no puedo acabar con todos como desearía y quedarme sin curro.
Sin mi placer...

Debo realizar pequeñas masacres que no llamen la atención sobre la existencia de un ser superior entre los primates.
No quiero vivir en un mundo muerto donde no pueda hacer sentir el terror a otros seres. Soy un jardinero que va creando su árbol, podándolo, controlando su crecimento, sangrándolo y comiendo su fruto.Y si me apetece, casi quemarlo; pero siempre ha de estar vivo, es necesario que haya alguien a quien matar, a quien hacer sentir el miedo más infinito. Y ese miedo es simplemente la certeza de que hay una muerte inmediata, la certeza de que no hay salvación alguna.

Está bueno este puro, los primates tienen alguna cosa buena, pero no tan buena como para perdonarles la vida. Entendedme, es una acto generoso por mi parte achacar algo bueno a los primates, sólo demuestra que a pesar de mi maldad soy un tío majo. No tengo nada de hombre.

La voluta que ahora expulso contra el monitor y en la que se encuentra el rostro de un rollizo bebé anunciando unos pañales (lo veo todo), la podría convertir en un poderoso gas venenoso y matar a 1000 niños como éste. Arrancarles los ojos en vida cuando aún lloran por el veneno que corroe sus pequeños pulmones y meter mi lengua gorda, acto seguido, en el coño de mi Dama Oscura.

Meterle en su empapada vulva esos grandes ojos de bebé de meses, desmesuradamente abiertos y obligarla a que los expulse mientras me masturbo.
Aferrar su negra melena y obligarla a que me coma el rabo que el melífluo Dios no me cortó, como a los asexuados ángeles que durante sus primeros tiempos fueron machos y hembras; pero eso ya es otra historia.

Hay momentos en los que me dejo llevar por la pasión y sueño creando una debacle de tal magnitud que Dios tendría que volver a crear a Adán y Eva. Y todas las heces que pueblan y se arrastran por el mundo.

Realmente no quiero eso, quiero seguir con mi obra y conducir al hombre lentamente hacia su propia destrucción, crear una eterna agonía. Saboreando cada cuerpo mutilado, cada mente doblada; mascar el terror que sienten cuando son conscientes de que no hay esperanza alguna de seguir viviendo.

Y quisiera no tener jamás un momento de descanso como éste del que “gozo” ahora; me siento nervioso, inquieto. Necesito el dolor de los demás. Necesito el miedo que emanan de sus cuerpos, hasta su mierda huele a miedo cuando miran mis ojos.
Los dioses debemos controlarnos para no quedarnos solos en el Universo, mutilar a Dios, hacerle cagar sangre y meterle sus propios vómitos en la boca puede ser muy aburrido en la eternidad. Y creedme, a ese Dios maricón le llegará su hora también.

Siempre tengo que concentrarme en mi caliente Dama Oscura, allá donde se sienta deja la mancha de humedad de su sexo cuando va desnuda. Para que entendáis lo que siento por ella hablando vuestro idioma sencillo y bobo: la amo.
Requiere mucha voluntad por mi parte no ahogarla incrustándole el pene en la garganta. O arrancarle los labios de un mordisco y masticarlos agitando mi polla nervuda y venosa en el puño.

Así que le ordeno que se estire en el altar de piedra, y pasando el peligroso filo del cuchillo por sus pezones, abre las piernas cuanto puede. Hundo mi puño en esa vagina resbaladiza y los labios mayores elásticos se adaptan a mi muñeca, la acarician. Su coño me besa la mano, se podría decir.

Y sigo reteniéndome, he de frenar el impulso de desgarrar su vientre y hundir mi rostro en sus entrañas calientes, masticar sus intestinos mientras se me corre como una puta encelada.Y se corre, siente el orgasmo propio de quien salva la vida por muy poco. Su flujo se vuelve abundante y denso cuanto más se me hinchan las venas por el esfuerzo que he de realizar por no matarla.
Percibe el peligro y éste lanza descargas a su coño deseado.

En lugar de abrirla en canal, dejo que salga una escupinajo de semen que recibe en los labios, en los párpados; entre gemidos y contracciones.

Pero no os fieís, no me olvido de mataros, en cuanto ella me limpie con la lengua la leche del pijo, saldré a cazaros de nuevo.

Iconoclasta

Me siento infectado

Es una larva que ha anidado en mi oído, está tejiendo un capullo que me vuelve loco de dolor.
Cada palabra idiota, cada lágrima falsa. Cada risa estúpida, hace el capullo más grande.
Me pica tanto el oído...
Crece el capullo aplastando el tímpano, mi pus lo envuelve; incluso le da calor y humedad. Algo enfermizo.

Nacerá una repugnante mariposa de antenas rotas y enormes, de ojos negros brillantes. De la repugnante crisálida…
Me ha provocado una infección, una aguja de media, la necesito.
Atravesaré la repugnante crisálida y el jugo de oruga se mezclará con la pus.
Y vomitaré toda mi miseria en un parque lleno de color y sonido, de niños y padres y madres y abuelos y sol y calor y más ruido.
Y más felicidad imbécil de verse rodeado de cemento y humo y tufo de mierda.
Y esta olor... si cierro los ojos puedo visualizarlos, los humanos son una plaga, otra infección más. Huelen, me impregnan.

Es preciso clavar la aguja en el oído, perforar el capullo y sacarlo. No quiero que salga una mariposa infecta de mi oido.
Ya he escuchado suficiente. O mato o muero.
No quiero oler más, ni sudar enfermo.
Podría hacer ambas cosas, matarlos y luego matarme al fin y al cabo, no son para tanto. Ellos, los que hablan y ríen y lloran de una forma baladí y gratuita.
Yo tampoco soy para tanto.

No soporto este asco de saberme portador de un repugnante gusano en mi interior.
En verdad os digo: Tomad mi pus es vuestra, vosotros la habéis provocado. Soy Cristo Infectado hecho mierda.
Coño.

Que estoy hasta los mismísimos de los superguays, de los que exigen absoluta e incondicional sinceridad, de los que se preocupan por el hambre en el mundo, los que respetan religiones estúpidas y trasnochadas. No quiero saber que existen tantos tolerantes que simplemente son cobardes de exquisita cultura europea. De los que lo aceptan todo de buen grado.
¡Qué asco! Esos me infectan más que nadie, los debería exterminar.

Ojalá pudiera meterles el capullo que me está infectando en sus cerebros, trepanar y plantar.
Agujerear sin anestesia.
Al fin y al cabo, el gusano es un ser vivo al que cabe respetar.
Me cago en el respeto.

Porque si a mí me chirrían los dientes con cada latido que da el gusano, ¿por qué los superguays y siempre divertidos no van a sufrir?
Este mundo es una mierda, es mejor el que imagino. Si muero será odiando, que sea un odio atroz capaz de provocar necrosis en los ojos, en los oídos, en la nariz, en los dedos.
En las pollas de los chulos.

Mierda, hoy es un mal día. No hay nada como un buen dolor de muelas para sentir en todo su esplendor el mundo y sus habitantes.
No hay nada como ver a alguien feliz y sentir odio por no ser feliz.
Tengo un mal perder...
Pero... Y este capullo que palpita, que crece, que bombea pus...
¿No tiene nadie una aguja de media?
Me duele tanto la muela... Soy como una bestia herida, así de hombre, así de natural...


Iconoclasta

28 de septiembre de 2006

Reflexiones a cuenta de Operación Triunfo

El matrimonio es una puta mierda, si no fuera porque mi mujer lava la ropa, limpia, cocina, trabaja y se deja follar, me divorciaba ahora mismo.
Porque este toma y daca de concesiones que dicen que es el matrimonio, es una puta mierda.
Yo puedo ver tranquilamente mis películas en la televisión de pago, pero en cambio, durante la cena, mi mujer desea ver las noticias, está bien.


Y de paso le pega un vistazo al casting de OT (Operación Triunfo y maldito cáncer no les tengan que extirpar del cerebro). Esto no está bien, es puro sexo anal.
Si alguien se siente sodomizado con el constante llorar de muchos jóvenes, soy yo. Me revuelvo inquieto en la silla mientras fumo.

Si es que han de llorar porque no tienen vergüenza al presentarse a las pruebas de un reparto de un concurso basura. Todas cantan a la Withney Houston y todos saben rumbas horteras que en mi puta vida había sentido. Que asco.
Y encima van de sensibles y si no pasan la prueba lloran, si la pasan, lloran también. Lloran familias de gitanos y familias de subnormales que no son gitanos.
Los realizadores del programa saben bien lo que hacen; para la mayor parte de la gente, ver llorar a todos esos imbéciles jóvenes les remueve las entrañas y les agudiza el sentimiento paternal de mierda.

OT seguirá triunfando a pesar de las petardas versiones que cantan los becerros que participan en el serial.
La gente llora con estos idiotas del casting y se sienten aliviados de no vivir ese drama. Dicen: “Pobres críos” cuando los críos van dejando una estela en el aire de vellos púbicos ya rancios.
Y así siguen comprando con resignación mucha fruta para cenar en vez de tanta carne.
¿O os pensáis que tanta apertura de fruterías se debe a un deseo de comer sano? Todas esas fruterías se abren para los emigrantes y obreros que con sus jornales no tienen para merendar o comer carne toda la semana. Se compran un melocotón que es mucho más barato que un bocadillo de jamón y con él se pegan una opípara merienda que no se la salta un galgo y encima sana.
Es un buen momento para invertir en montar un negocio de fruta. En carnicerías o charcuterías, nada. Os moriríais de pena.

Si mi hijo llorara como un subnormal de esos que salen por la tele, lo repudiaría.
Es que se me ponen los pelos de punta.
Porque esos idiotas que esperan triunfar… ¿quién coño les ha dicho que van a tener la potra de que los realizadores los elijan para hacerlos millonarios? Es que los jóvenes se hacen más idiotas desde edad más temprana. Claro, que por eso las cabalgatas de reyes se llenan de carrozas de 20 y casi 30 años esperando coger una mierda de caramelos y sentir esa añoranza de la infancia.
Coño, ¿dónde está el hombre maduro? ¿la mujer con valor?

Se eterniza la estupidez de la adolescencia hasta los 30 años como si fuera algo bonito. Cuando es algo ridículo, roza la pornografía que un hombre o mujer con pelos en los genitales se comporte como un crío. Me da asco. Un hombre no debe parecerse a un niño por mucho que lo diga una mierda de gobierno, hay que tener más dignidad, so asquerosos.

Es lo que tiene el poder, elige el programa adecuado y con ese programa consigue bajar aún más el rango de madurez del sector obrero, que es obrero e idiota a estas alturas. He visto y conozco obreros que están pagando un piso por el precio de un palacio. Porque así se sienten mejor. Y encima dicen que son de clase media mientras se comen una pera con hambre atrasada.

Está todo tan calculado y se ve venir de miles de kilómetros lo que pretenden que siento vergüenza por los poderosos y su poco cerebro. ¿Cómo es posible que un imbécil pueda acaparar tanto poder y dinero? No hay que ser muy listo para saber que la élite que hasta ahora ha acaparado el dinero del mundo, intenta por todos los medios que no sobresalga ni un solo individuo más con el que repartir su riqueza.

Y la globalización es un forma de llamar a un falo de madera que intentan meternos por el culo.

Así, que como mi hijo ve el programa, no callo. Los critico, los insulto, los llamo maricones y subnormales. Tortilleras. Hijos de puta y todo lo que se me pasa por la mente.
Y así, combato con diligencia y entretenimiento el mensaje que pretenden insertar en el cerebro de mi hijo. Y da resultado, ahora mi hijo es tan mal educado y poco sensible como yo. A mi hijo que ni lo toquen esos hijos de puta. Si quieren fabricar imbéciles, que modelen mejor a los nietos del rey.
Tras una de estas sesiones tan desagradables, mi mujer acaba por irse al cuarto a ver la tele y yo pongo la película más sexual, violenta y macarra que pueda encontrar; como por ejemplo: Memorias de Africa o Bailando con lobos, los dos grandes iconos del cine mundial contemporáneo.
Tampoco la televisión de pago es de lo más sugerente, coño.

El matrimonio es una mierda, pero la mierda que pretenden meter en el cerebro de la manada, supera con mucho las expectativas que tenían los comunistas de fabricar idiotas con su represiva sociedad.
Aquí te la meten con cuidado y dándote besitos en la nuca.
Son unos cerdos.
Y ojalá que lloren sangre.


Buen sexo.
Iconoclasta

16 de septiembre de 2006

Milésimas

Distancias, recorridos, velocidad, aceleración, segundos...
Y todo en milésimas... Es desesperante.
¿Dónde están los grandes momentos? ¿Las cantadas épocas de amor y de pasión? Porque sólo siento que duran milésimas de segundo.


Como el tiempo que tardan en rozarse los labios hambrientos. Una milésima de centímetro entre las pieles, una distancia ínfima. Tan ínfima como el tiempo que la vida nos concede para realizar ese pequeño recorrido a la sensualidad de tu boca.

Hace daño esa velocidad del tiempo, duele y desgasta; me reflejo en tus ojos y me derramo por el suelo como cera caliente en ellos, temo ser tan relativo para ti, que siento ser una distorsión en tu vida, algo que no importa demasiado, que pesa unos miligramos.

Soy tu aberración. La aberración que el infinito provoca en el tiempo, en mi tiempo.
Tal vez en el tuyo.
Te ruego atención, te exijo que por breve que sea mi beso, lo sientas. Y mi abrazo... Ya es suficiente sufrimiento esta velocidad, esta brevedad.
El sufrimiento no es una cuestión de milésimas de segundo, mi vida; son decenios.

No es largo el recorrido hacia tu boca, preciosa, simplemente nos conceden muy poco tiempo. Hay momentos en los que soy lento porque tus ojos me capturan, tus labios me distraen y me convierto en hombre satisfecho con sólo tenerte ante mí. Te sueño despierto y las milésimas de tiempo han pasado, me queda el rastro de tu sonrisa en la mente como el testimonio de una oportunidad perdida.

Soy un estúpido iluso y el tiempo es breve, calculadamente breve para la pequeña distancia. Calculado para que mis dedos se encuentren de pronto acariciando el aire, cuando hace apenas media sístole, tenía tu mano en la mía.

El universo es una cuestión de escalas, y sé que durante el beso ha llegado la luz hiriente de la implosión de una estrella. Y eso duele, duele ser nada; ser tan lento que hasta la luz de una estrella que explotó hace infinito tiempo, llegue más rápida al planeta que mi boca a la tuya.
Lo aseguran los astrónomos, ellos tienen más tiempo que yo.
Debo estar en una escala equivocada, mi amor. Temo envejecer tanto cuando llegue el próximo beso, que tus labios se comben en una mueca de desagrado.

Requiere gran concentración y reflejos llevar mi mano a tu mejilla tantas veces acariciada en mi mente por mis dedos de prestidigitador fracasado.
Sombras chinescas que no se sienten.
Recuerdo esa milésima de segundo que duró el roce de mis dedos en tu mejilla hace siglos.

Milésimas, miserias de un instante feliz, de unos ojos cristalinos y limpios que se cruzan, que se reconocen, que tal vez hayan sonreído; pero ya no estoy seguro.

Desgasta tanto esta velocidad... La desmesurada aceleración del corazón que colapsa mi respiración demasiadas veces.

Hay tan poco tiempo que podemos creer que ha sido un espejismo esa mirada de amor.

Milésimas de segundo es lo que tarda el corazón en detenerse ante el roce de tu piel.
En milésimas de segundo, surge mi vómito del alma y te arrojo a la boca mi amor; mi amor eterno y para el cual me conceden sólo esas milésimas de segundo, esas milésimas de milímetro de piel.
El corazón acelera tanto en tan poco tiempo...


Soy un fracasado, un atleta del amor que no sabe robar tiempo al universo que nos empuja, que nos estampa el uno contra el otro para arrancarnos de ese abrazo en el que nos envolvemos y dejarnos labios del uno en el otro.
Escuecen tanto tiempo los labios, necesito calmarlos con el calor húmedo de los tuyos. Hidratarlos con los tuyos.
Y esta pasión que es eterna, en constante lucha contra la expansión del universo, me desgasta. ¿Sabes que temo desaparecer? Ser devorado por la parábola del tiempo...
Mi corazón rompe el pecho ante ti, por ti.

Dímelo, dime que has tenido tiempo a sentirme, que mis labios han dejado la impronta de un amor que me enferma, que me encarcela y me desintegra a una velocidad a la que ni los cosmonautas pueden sentir.

Pero lo más importante, la razón por la que te cuento esto, mi vida: tú no me quieras igual, porque no soportaría saber que vives esta aberración de tiempos y distancias.
Unos prismáticos que enfocan por el lado contrario y nos acercamos sólo un instante donde todo está deformado y es extraño a nosotros. O nosotros ajenos al mundo.
Yo no sé tanto como para expresarme con claridad, para explicar toda esta irracionalidad.

No me quieras así o me mato, porque no podría, no quiero ese padecer para ti.
Si me quisieras como yo te quiero, me rajo el cuello, mi vida.
Sólo dime que he conseguido que me sientas durante esa milésima de segundo. Que he existido y que en tus labios aún sientes el calor de los míos. Que rozas tus mejillas allá donde se posaron mis dedos.
No me quieras así, mi amor, no me quieras que duele mucho.
Sería un hijo de puta si te pidiera amor, mi vida.

Es un dolor eterno y cósmico.
Y sin embargo, es mi tesoro, mi triunfo. Mi amor atesorado milésima a milésima de segundo.
Soy un ladrón de instantes.

Iconoclasta

7 de septiembre de 2006

Dolor de cabeza

Le temo a este dolor de cabeza, es insano. Es de esos que ves venir y que nada puede frenar. Uno intenta no pensar, detener el cerebro. Ralentizarse, hibernar.
Y es imposible, está bullendo. Y duele.


Y... ¡mierda!, no se cura con una sobredosis de analgésicos; sólo consigo tener un ardor de estómago que parece una llaga abierta e infectada justo en la boca del estómago; parece que me sube el ácido por el esófago e irrita la laringe.
Duele tanto la cabeza que acabo pensando en que esto va mal. Que debería empezar de nuevo, volver a nacer y tener el suficiente testimonio genético para que mi cerebro deje de imaginar. Un simple recuerdo de haber vivido esto antes y así poder frenar todo asomo de actividad durante el tiempo necesario para quitar presión. Que deje de producirse tanta conexión sináptica aquí dentro de mi cabeza.


Sonreír sin pensar en porque sonrío y llorar porque es lo estipulado en la especie.
Pero esto no es lo absurdo, lo absurdo es que abro la tapa de mi cráneo y la inclino un poco para ver en el espejo la causa de ese dolor de cabeza.
Es estúpido, pero los hay que nos abrimos la tapa craneal con la misma facilidad que otros saben mover los ojos en círculos. Lo de los ojos es una muestra de vulgaridad. Lo de la tapa de mi cráneo es pura filosofía trascendental.
Tampoco iba a ser tan pésimo en todo.


Pues encuentro la causa; hay un letrero luminoso profundamente clavado entre las rugosidades, y chispea en el terminal derecho según se mira el espejo, con lo cual no cesa de hacer intermitencias.
Anuncia: Tranquilidad.
Ahora empiezo a entender, ahora empiezo a comprender. Hacía mucho tiempo que no me levantaba la tapa de los sesos; es peligroso por las infecciones y si no se hace en un lugar completamente aséptico, se corre el riesgo de que se se pose un pelo, una pelusa o una mota de polvo que cause una infección.


Joder, me tengo que inclinar un poco para poder actuar con las pinzas de las cejas.
Consigo coger con cuidado el letrero y lo saco de su zócalo de conexión; puedo notar el chasquido líquido al desclavarse los terminales y unas gotas de sangre se deslizan por mi nariz y gotean en el lavabo. Es algo que no tiene importancia y además me alivia de cierta presión. Siento una intranquilidad espantosa, pero ya no hay rastro ese dolor de cabeza pulsante y cancerígeno. Con sumo cuidado, meto el minúsculo rótulo bajo el chorro del lavabo y lo limpio de sangre.
Una de las patas de conexión tiene un coágulo importante, lo rasco con la uña y lo vuelvo a poner bajo el chorro para eliminar pequeñas manchas de sangre ennegrecida.


Con toda intranquilidad lo seco e intento dominar con un esfuerzo sobrehumano un ansia descontrolada por salir de este planeta. Estoy muy intranquilo en estos momentos.
Lo difícil es insertar de nuevo el rótulo en su lugar. Con el primer intento clavo una de las patas fuera del zócalo y mi ojo derecho se cierra fuertemente. Cuando vuelvo a levantar la pata mal insertada, consigo el control del ojo.
Con el segundo intento me equivoco por una décima de milímetro y al entrar en contacto la pata con una rugosidad virgen, mi pene se endurece y tengo la impresión de que voy a eyacular sin control. Me gusta, pero no me parece oportuno.
Estoy a punto de correrme...


Al tercer intento consigo insertarlo y una total tranquilidad se apodera de mi estado de ánimo, todo está bien. Mi pene poco a poco se relaja y las pupilas también; ya no parezco un enfermo mental de esos que hablan con los marcos de las puertas.
Con la toalla seco las gotas de sangre y dejo los sesos en un aceptable estado de limpieza. No se aprecia ya rastro de sangre. El letrero Tranquilidad luce de una forma continua y sin sobresaltos.
Cierro la tapa de los sesos y me siento enormemente cansado.
Quiero dormir, necesito dormir.
Buenas noches vida, mañana nos vemos de nuevo.


Iconoclasta

1 de septiembre de 2006

Ley del Talión

Si los musulmanes y sus facciones radicales han de gozar de cierta tolerancia progresista (un eufemismo por cobardía) de que su religión es su forma de vida y cabe respetarla. También adoro de una forma franca y sonriente a Israel, a los judíos y su ley.
Son los únicos que estando rodeados de enemigos por todas partes han tenido la valentía de bombardear a esos piojosos terroristas que son los de izbolaj, los que verdaderamente tienen en un puño a su gobierno libanés. De todas formas, cada pueblo se merece el gobierno que tiene y el gobierno libanés ha permitido que mataran a sus hijos y familias, no son excesivamente inteligentes.
Y no les ha servido de una mierda escudarse en sus hijos, mujeres y viejos, provocar la muerte de su propia gente para desacreditar a los judíos.
Por otro lado teníamos al presidente español haciendo el ridículo con un pañuelo palestino en la cabeza, olvidando nuestros muertos provocados por terroristas musulmanes.
Mi admiración hacia Israel y su rotunda forma de no admitir negociación alguna con ningún asesino.
Al final, uno acaba concluyendo que la guerra es la única salida a un conflicto en el que los muertos gotean durante años y años.


Era de imaginar, ahora les enviamos a los libaneses ayuda, tropas, mensajes de esperanza y mierda en bote delicadamente perfumada.
Churchill dijo: Debían elegir entre el deshonor y la guerra, eligieron el deshonor y por tanto la guerra.
Los occidentales son cobardes por naturaleza y porque están bien asentados en su decadencia. Ni siquiera 400 muertos entre España y el Reino Unido han bastado para comprender que al enemigo no se le ha de dar ni agua.
Se les presta ayuda para que nos vean buenos, que no hay rencor por los muertos que han causado los mierdosos integristas islámicos. Pero seguirán metiendo bombas donde les apetezca, y no les importará que se trate de un país cobarde y miserable como España para volver a hacer volar a la peña en pedazos.
La cobardía no es una moneda de pago ni una medida diplomática. Es simplemente un insulto a los muertos.
No se puede alimentar y proteger el terrorismo por una cuestión de cobardía, eso hará más daño. Deberían aprender de los judíos y tener un poco de dignidad, hostia.
A los moros que los ayuden sus moros y que un país tan miserable y en la cola de la unión europea como es España, se dedique a sanear primero sus miserias. Y cuando esté saneado y se hayan olvidados de los inocentes que mataron en los trenes, entonces que se dediquen a obras benéficas.
Y sobretodo, que se gasten el dinero en lo que necesitamos en nuestro país, gilipollas.
Al enemigo, ni agua, coño.
Y los cobardes deberían meterse bajo tierra y no molestar a nadie. Ni ofender con su puta cobardía a las familias de tantos muertos.
Si han caído bombas y han destrozado el líbano, que lo reconstruya la puta izbolahhh...
Buen sexo, y que les den por el culo con una caña rota a los cobardes de mierda.

Iconoclasta

31 de agosto de 2006

Negranoche II

Mi Negranoche tantas veces conjurada...
¿Dónde estás? Sigo loco aún, para siempre y desde siempre.
Te escondes, apareces, te evades, me sonríes y te haces desear con una naturalidad que me desquicia. No puedo estar tranquilo, no tengo tu aplomo; soy primitivo, tonto; mi Negranoche.

No quería decir que te quiero, que mi corazón late con una fuerza dolorosa, que te amo con la fuerza con la que te follo.
¡Coño!

No quería reconocer que me arrodillo en el suelo y lamo tus pisadas.
Hoy no, mi Negranoche, hoy no hay esa pasión enferma y loca. Sólo un amor triste y trágico, lamentar susurrando entre tu negro cabello, tu ausencia caprichosa y medida. Rendir amor a la altiva diosa que juega conmigo, no quiero piedad ni comprensión. No quiero calma ni paz.

Te quiero a ti entera.
Y tu preciosa sonrisa tatuada en mi pecho con un hierro al rojo, joder.

Me arrebatas de ansia, me haces sonreír y sin apenas pretenderlo, tensas mi cuerpo. Tengo el tuyo entre mis brazos…
Tu boca entreabierta, ofrecida.
Sólo puedo sentirme triste, sentirme desgraciado. Es tan duro mantenerse alejado de este amor que me intoxica que crea espejismos de noches de negro terciopelo, de ojos enormes y oscuros. No puedo solo follarte, ¿no lo entiendes, desgraciada? No es sólo sexual, es una puta adoración lo que siento.

No llego a ti, no me quieres… Mi Negranoche, negra y oscura entre las más negras.
La más deseada...
He rasgado mi pecho, es mi ritual, mi herida de amor, mi tributo al deseo.
No hay sangre, sólo lágrimas, un transparente cariño, un cálido torrente.
Cálido como tu piel tostada, morena, lamible…No puedo, mi Negranoche del alma, no puedo mantener por mucho tiempo este amor sereno.

Hablas y es tu boca el imán que mantiene el mundo en su lugar, y yo soy atraído por él, irremisiblemente.
Te quiero más que a mi vida ¿No notas el temblor de mi sonrisa? Deja que me apodere de esos hermosos labios, ¡Por lo que más quieras! Déjame besarlos y rendirme de amor.
¿No lo entiendes? Es ser adicto al caballo y no tener un mala aguja que llevarse a la vena.

Parece que nací contigo en mi cabeza, en mi corazón, en mi pene henchido y rabioso. Entre tus pechos plenos, duros, tersos… Morenos y desafiantes.
Entre tu cabello de seda que lanza brillos de estrellas, de noches sin luz preñadas de gemidos y olores. De humedad.
Hoy necesitaba ser débil, no quisiera morir sin que oyeras lo que ya sabes, que te amo Negranoche.
Con el dolor y el placer que conlleva.

Si es tu cuerpo y el placer el centro de gravedad de mi mundo, toda tú eres el universo entero, mi vida entera.
Hoy he deseado tu coño, tu muslos húmedos y tu cuerpo entre mis manos, entre mi boca.
Pero he sangrado puro amor.

No me olvides Negranoche, no me aniquiles; así no…
Seguiré aullando a la oscuridad, a la noche sin luz mientras me queden fuerzas, mientras te siga amando. Y eso es la eternidad.
Buenas noches, mi Negranoche.
Te quiero…

Iconoclasta

Negranoche

Es un ser voluptuoso de pechos plenos y melena oscura, negra como una noche sin luna. Es mi sueño, es una fuente de placer y de ansia, es todo lo necesario para caer en la sima del embrutecimiento.

Soy víctima de la Negranoche. O no...

Su pubis rasurado brilla cuando lo acerca a mi boca, cuando se coloca a horcajadas encima de mi rostro para que mi lengua la llene... Soy una serpiente que desearía meterse en ella, recorrerla.
Negranoche exige su dosis de placer, quiere llegar a la cima del éxtasis. Quiere abusar de mi cuando la noche me envuelve y duermo. Soy un instrumento para ella, no me ama, no me desea; sólo busca un placer único y ritual. Cada noche sin luna cae un manto negro de largos cabellos en mi vientre cuando ella aspira de mi, cuando ella me excita y disuelve mi voluntad entre saliva y humores sexuales.


No la quiero, no la deseo, ni siquiera me acuerdo de ella en la vigilia. Sólo cuando noto el roce de su cabello mi pene se inflama y mis labios se abren buscando besarla y lamerla. Abro mis piernas para que sus manos heladas recorran mis genitales. Me abandono a su voluptuosidad.
Y gimo y gruño profundamente, desde un instinto arcaico y viejo.
Quiero llenarla de mi hasta que sus manos se sujeten el vientre inflamado por mis embestidas.
No hay amor, sólo un frenesí.
Sólo el placer de inundarla con las contracciones de mi vientre, de hacerla gemir.


Quiero que clave sus uñas en mi pecho y me haga sangrar.
Quiero las cicatrices testimonio de placeres ocultos y oníricos.
Quiero acariciar las cicatrices mi Negranoche en la vigilia.


Algo que me haga recordar; pruebas de un placer oculto.
De que no estoy tan enfermo.
Tan loco.


Iconoclasta, 5-3-05

26 de agosto de 2006

Monstruo

Hace mucha calor y soporto con estoicismo el "aserejé" del año pasado que atrona en los altavoces de la atracción El tren de la bruja. Son las fiestas del barrio y espero con mi mujer a que nuestro hijo se apee del tren; cosa que no ocurre nunca. Me parece que ya ha dado cientos de vueltas y empiezo a sentirme mareado y asqueado de ver al habilidoso tipejo que maneja la escoba por encima de la cabeza de los pasajeros.

Mi mujer me comenta algo de una gorda que lleva minifalda y top. Yo miro a las ventanas de los feos edificios que nos rodean en la sucia plaza. No soy un tío con suerte; no veo a ninguna mujer desnuda o en ropa interior. En lugar de eso me tropiezo con un horror y una pena infinita.
Hay algo en una ventana cercana, un niño-hombre, un niño-monstruo, un hombre-árbol. Un horror humano. Está sentado pegado a la ventana en una silla de ruedas de respaldo alto, es muy grande el monstruo. Le asoma un fino bigote que se debería de afeitar. ¿15, 18 años?. No lo sé, él vive en una dimensión tan aberrante que su edad se desdibuja, su edad no tiene sentido de la misma forma que no tiene sentido conocer la edad de una piedra. No es necesario.
Lo importante, lo impactante, lo transgresor es que existe. Que tiene vida. Hay vida donde debería haber muerte.


Alguien ha tenido un grave error al diseñar la vida. Deberían despedirle.
Hay dolor y cansancio de vivir obstruyendo la felicidad y la tranquilidad.
Ese monstruo de la ventana me atenaza, me ha captado por entero.


- Eso sí que es una pena. Es horroroso.- me dice mi mujer al darse cuenta de lo que estoy mirando.

El monstruo intenta hablar, es un sonido gutural que he podido captar durante el silencio del cambio de canción de la atracción.
Miro a mi hijo para amortiguar esa pena que golpea bajo, directa a las vísceras para encogerlas. A veces no estás preparado para algo malo y entonces el golpe es inevitable pero; puedes intentar encajarlo y no pensar más en ello antes de que te tumben o bien, caes y piensas. Y esto último es lo peor. Y lo que precisamente me ocurrió.


La vida es una mierda.

Supongo que mueve sus enormes brazos al son de la música y lo hace como si tuviera las muñecas rotas y las manos se movieran por el impulso de los brazos. Como si los huesos fueran de goma blanda. Su tronco se mueve de forma tal, que parece que un puño invisible lo golpeara haciéndole perder el equilibrio en la silla. Su cabeza da semivueltas a una lado y a otro caprichosamente, y de su boca no cesa de salir la baba. Su jersey demasiado grueso para este tiempo está empapado.

No es una buena coreografía.

En un momento dado un viejo se acerca, no importa si es padre o abuelo; le acaricia la cabeza y le dice algo para tranquilizarlo pero; el niño animal se agita más aún. El hombre intenta limpiarle las babas y el niño monstruo le golpea la cara lanzando sus gafas al aire. El hombre se aleja de él con la mano en la cara y abatido por una pena infinita; se la noto, la veo en su espalda encorvada.
El niño-monstruo sigue moviéndose espasmódicamente. Dejo de mirar, no puedo más.


-Joder.- me digo a mí mismo.

¿Qué ha pasado? ¿Qué pasó? ¿Cómo es posible que nazca un ser como éste y viva tantos años? Es una vida eterna la que ofrece el dolor, la pena y el desaliento.
En estos tiempos no debería respirar un ser así; es inhumano para él y los que le rodean.
Y cierta ira crece en mí; y como tantas veces he pensado, vuelvo a afirmar: A la humanidad se le debería prender fuego y que todo comenzara nuevamente.
Maldita, sucia, asquerosa, retrógrada, hipócrita, abúlica e inútil sociedad.


¿Qué pretende? A lo mejor hay que sentirse orgulloso porque hoy en día estos seres viven muchos años gracias a los avances de la ciencia.
Son unos hijos de puta, ¿y el dolor de los padres? ¿y la marchita vida de ese ser?.
Conservadores de vidas atormentadas y exterminadores de vidas sanas en pobres continentes... Eso es lo que hay entre los poderosos.


¿Qué ocurre con el médico que lo permite? ¿No hay una inyección piadosa para ese ser?.
Es lícito exterminar un pueblo cualquiera de Oriente con balas, bombas y fuego. Es ilícito acabar con el dolor y la pena. Un médico no debería permitir que ese tipo de vida se desarrolle.

- Médico; eres un desalmado al sacar esa criatura del vientre de su madre y entregárselo. ¿Por qué no mientes? Dile que ha nacido muerto. Díselo y hazlo, médico. Será un dolor y un llanto para la madre, el descanso para la criatura. Y no arruinas vidas.


- Médico, deberías preservar la vida y luchar contra el dolor.

Nadie piensa en ello, no interesa. No es popular; es mucho mejor ver las escenas de la guerra por la televisión y obscenamente manifestarse contra la guerra, como si fuera la única fuente de dolor.
Malditos sean todos, zafios ignorantes, cobardes, cobardes, cobardes, cobardes...
Ved al padre como sufre si podeís, eso es el puto dolor. Toda vuestra sensibilidad me la paso por el culo porque soís incapaces de sentir el profundo y verdadero dolor.
Tarados, tarados, tarados, tarados, tarados...


Iconoclasta 11-6-03

21 de agosto de 2006

De amor no muero

A lo mejor te has pensado que eres capaz de hacer que muera de amor por ti.

No puede ser, es una vana ilusión; una ilusión mía.

Ojalá muriera en este instante, desangrándome con cada letra, con la pasión que te amo.

Es imposible morir, soy una puta maldición. Soy el Conde de Montecristo encerrado en tu alma y en tu coño.
Desearía que las venas se hincharan hasta reventar y manchar de rojo el papel escribiendo y describiendo que te amo hasta morir.

Pero no...
Tú me fibrilas.
Doscientos, trescientos... ¡Ya!

Y vuelvo a ti.
Me duele tanto pensarte... Es un dolor que creía no soportar; pasa el tiempo, ha pasado. Y cada día me siento más fuerte. Y más fuerte el dolor. Y más fuerte mi ansia y mi pasión que no da tregua a la cordura.


¡Todo eres tú, coño!

Te respiro, me impregnas, me penetras, me ahogas y me das aire con tu boca.

¡Maldigo tu existencia, mala puta!

Pensar en ti acelera mi corazón cuando parece agotado; mi pecho estalla y mis puños se aferran al aire como si fueran tus muñecas tirando de ti, atrayéndote a mí.
Si muerdo mis labios y sangran, es porque son los tuyos. Es mi beso urgente, es tu dulzura innata de la que no eres consciente.

Estoy tan cansado de amarte, de vivir...
Mi corazón se para, parece agotado.
Tus pechos erizados, tus muslos hambrientos, trémulos.

Doscientos, trescientos... ¡Ya!


Y me arrancas de la muerte; otra vez vivo debatiéndome.
Siento ganas de llorar. El mundo fluía tranquilo, antes de que te diera mi alma.
Mi propia vida servida a tu voluntad. No supe ver a la diosa que jugaría con el hombre, que lo trataría como a un igual.
Tu amor es letal en su inocencia.
Es tan puro como la heroína que mata antes del viaje.

Dame un respiro, o quítamelo.
No sé ya que pedirte.
No aguantaré otra descarga, no aguantaré con cordura toda esa presión que de ti viene.
Yo soy un hombre, mi vida, mi diosa.
Y duele toneladas tu amor, tu presencia. Y en la noche cada estrella pulsa con el brillo de tus ojos y en el día es imposible mantener los ojos abiertos, vivo soñándote.
No tengo protección, no tengo fuerza.

Doscientos, trescientos... ¡Ya!
Me fibrilas y como un niño lloro que no quiero volver.
Ten piedad, no te dejes amar. No me ames.
No me arranques de la muerte, no puedo más.

¡Jajajajajaja, jajajajaja!...
Vivir duele, la vida es puro dolor. Amar es puro terror, y ya no puedo más.
Adiós cordura si un día la hubo.

¡Jajajajajaaaa jajajaaaaa, que no pare la fiesta!
¡Boum! Las postas han desparramado mis sesos contra la pared.
Doscientos, trescientos... ¡Ya!
Y tú me fibrilas.

Y otra vez, ¡jajajajajajajaja, jajajajajajaja!
Cómo te amo mi diosa, mis puños aferran el aire y mis labios sangran...
No sabes cuanto te quiero, que precioso es este amor loco y divino.
Inmortal...

Iconoclasta

13 de agosto de 2006

Trípode

Soy un trípode, un aparato. Una cosa completamente insensible, no siento nada. Tal vez algún día me cansé de sentir, de oír, de ver, tocar…

Olvidé la pena, el llanto, el amor, el hambre, el color, el calor, el frío y la mierda en la que me hundía.
Soy de un frío metal cárnico.

Mis dos pies están bien afianzados en la tierra y mi pene, la tercera pata, aunque lejos, muy lejos de tocar el suelo, es una barra firme, un caño de líquido espeso y blanco.

Disfruto con este alarde de erección constante. No preciso nada más, sólo la envidia de otros machos, el perverso deseo de ellos y ellas. Mi total indiferencia representa la divinidad. Los dioses son inmunes a todo, como yo.
Es un nivel de existencia superior.

Se me mantiene dura con el niño que se muere de hambre y con los cuerpos destrozados por bombas, por los críos que se abren de piernas ante el turista que los abanica con billetes. Por el coño mutilado de la negra.
Se me pone dura con el que se consume por el sida, se vuelven los cuerpos tan delgados…

Soy el cristo resucitado y mi pene es la redención divina.
A todos les doy apoyo, no importa lo podridos y destrozados que estén. No los amo, ni los odio; siento una completa, total y liberadora indiferencia.

No me importa nadie, es mi pene la muestra de que el mundo está vivo, de que no existe tanto dolor como dicen. Mis venas latiendo, mi glande rosado y mojado. Si hay fuerza en el mundo, mi pene es la prueba. El poder está en mi congestionada polla, es la fuerza divina que no atiende quejas ni risas.

La leche es el maná que a veces se derrama cuando demasiadas manos buscan apoyo, cuando las manos buscan placer.
Son blancos cuajarones de indiferencia lo que se me derrama sin querer, mientras fumo y observo las volutas deshilacharse en jirones de indiferencia.

Un niño exhausto y sin carne asió mi pene para incorporarse, agonizaba; mi pene se mantenía henchido, se agolpaba la sangre por ningún placer, sin excitación. Como Cristo ofrecí mi barra divina a la humanidad y él niño se aferró a él. Me sentía poderoso en mi indiferencia. Se agarró entre temblores, con un esfuerzo titánico se levantó. Ya de pie, consiguió andar unos metros más antes de morir.

Pocos pueden mantener esta erección en una situación así. No tengo la más mínima empatía.
Eyaculé sin placer, sin necesidad, sin excitarme, mi pene es así. Soy un trípode casi irracional.
No siento nada por el dolor de nadie, sólo soy un mecanismo de soporte.

Los que buscan apoyo cuando las fuerzas flaquean, los desesperados de dolor o pena pueden sujetarse a él, no importa que sus manos podridas de lepra me toquen, incluso me hacen cosquillas.
No desfallezco ante su dolor, me da igual, soy un trípode que se mantiene firme ante todo.

Y los poderosos, los que no tienen suficiente ya con la cocaína que esnifan, con las personas que compran para su uso personal, con las vidas que destrozan por pura codicia; ellos son los que se sujetan con la boca, a veces ni se sujetan. Sólo buscan mamar la divinidad.
Incluso muerden con hambre.

Como un Cristo yo les ofrezco mi pene, mi semen.
Tomad y bebed, ésta es mi leche, diría si me importara lo más mínimo.
Y mientras los desesperados se aferran a mi pene para no caer, los poderosos quieren ser como yo, me tocan continuamente, acarician mi pene, están obsesionados por mi potencia, quieren ser insensibles a su podredumbre mental. Quieren eyacular encima de los cadáveres y los sedientos.
Como yo lo hago, sin sentir nada.

No pueden, ni con sus narcotizadas narices, evitar sentirse mierdas con el paso del tiempo.
Me tocan continuamente, ellos son los que más eyaculaciones me provocan.

Vi tanta mierda hasta que decidí ser un trípode para la humanidad, que mis cojones se infectaron.
Creo tener gusanos en mis huevos, creo que mi semen es un cóctel de babas y larvas.
Y siento el picor de la infección, de la pus que se forma. Me rascaría por dentro si pudiera.

Ellos calman mi picor, los poderosos; el presidente aburrido me acaricia, me pasa la mano por el bálano hasta que le riego la boca con mi semen podrido. Me pregunta si me gusta, si disfruto. Y desespera por no oír mis gemidos.
No le respondo, no siento una mierda. Y su mano se acelera quiere que sienta, quiere ejercer su poder hasta para otorgarme placer. No le miro a la cara y sin un solo espasmo mana la leche podrida.
Cuando me derramo entre sus ojos, en su boca, no gimo, no siento nada. Sale el semen como un chorro muerto, grávido, y restos de larvas sacian su sed depravada. Es veneno puro lo que traga, y no me importa que muera con las entrañas devoradas. Vienen él y miles para adorar mi polla, a mamar la podredumbre que han creado.

Este es mi semen, tomad y bebed, porque no me importa si morís o matáis. Me importa nada los que lloran.
No soy humano, ni siquiera animal. Soy cosa.
Mama el juez y el rey cansado de no encontrar putas que superen lo que se tiran. No pueden comprar más de lo que tienen y les sobra dinero, les falta divinidad.

Soy su trípode, para ellos también me hice cosa y aparato. Ellos necesitan saber que hay más, que un pene permanezca inmutable a la muerte y a la miseria les da esperanza de que ellos puedan algún día eyacular con la conciencia enferma y sin vomitar.
Sienten envidia cuando el desamparado se cuelga de mi bálano buscando descanso y ni siquiera soy capaz de mirarlo, de hacer algo más que de trípode.
Ellos ansían este poder que me hace incansable, inagotable, perpetuo y eterno.

Mucho más que un dios renacido. Que un leproso redentor.
Tanto despreciar y sentir asco… Al fin soy lo que todos anhelaban ser.
Soy el trípode del universo.

Ella se cuelga de ahí abajo, y mama y mama y mama…
No siento nada, sólo su voz: “Dime que te gusta, dime que te doy placer” quiere destrozar mi indiferencia. Y chorrea blanca crema de su boca, y se sale de madre ante la lenta catarata de semen que la baña de la boca a los pechos, llora acariciándose su poderoso coño, no puede dar placer al trípode ni con todo su poder.

Dejan dinero bajo a mis pies, sacrificios al indolente Dios Trípode, quieren ser bendecidos por mi semen venenoso. Algunos creen que sin el dinero no saldría esperma por la tercera pata del trípode.

Y pringo a los más miserables con mi leche. No necesito nada de nadie. Me alimento de mí mismo, de mi profundo poder de erección.
Ni siquiera la ropa interior manchada de sangre y orina me provocan curiosidad, ni alarma, ni desprecio.

Tomad y bebed, esto que mana de mi pijo es la ponzoña.
Como un dios os la devuelvo, como un cristo resucitado, ignoro vuestros crímenes, vuestras salvajadas.
Tomad y bebed, esto es mi leche.
No hay maldición ni bendición, sólo la indiferencia hacia vuestra vida, hacia vuestra muerte.
Tomad y bebed.

Iconoclasta