Hace mucha calor y soporto con estoicismo el "aserejé" del año pasado que atrona en los altavoces de la atracción El tren de la bruja. Son las fiestas del barrio y espero con mi mujer a que nuestro hijo se apee del tren; cosa que no ocurre nunca. Me parece que ya ha dado cientos de vueltas y empiezo a sentirme mareado y asqueado de ver al habilidoso tipejo que maneja la escoba por encima de la cabeza de los pasajeros.
Mi mujer me comenta algo de una gorda que lleva minifalda y top. Yo miro a las ventanas de los feos edificios que nos rodean en la sucia plaza. No soy un tío con suerte; no veo a ninguna mujer desnuda o en ropa interior. En lugar de eso me tropiezo con un horror y una pena infinita.
Hay algo en una ventana cercana, un niño-hombre, un niño-monstruo, un hombre-árbol. Un horror humano. Está sentado pegado a la ventana en una silla de ruedas de respaldo alto, es muy grande el monstruo. Le asoma un fino bigote que se debería de afeitar. ¿15, 18 años?. No lo sé, él vive en una dimensión tan aberrante que su edad se desdibuja, su edad no tiene sentido de la misma forma que no tiene sentido conocer la edad de una piedra. No es necesario.
Lo importante, lo impactante, lo transgresor es que existe. Que tiene vida. Hay vida donde debería haber muerte.
Alguien ha tenido un grave error al diseñar la vida. Deberían despedirle.
Hay dolor y cansancio de vivir obstruyendo la felicidad y la tranquilidad.
Ese monstruo de la ventana me atenaza, me ha captado por entero.
- Eso sí que es una pena. Es horroroso.- me dice mi mujer al darse cuenta de lo que estoy mirando.
El monstruo intenta hablar, es un sonido gutural que he podido captar durante el silencio del cambio de canción de la atracción.
Miro a mi hijo para amortiguar esa pena que golpea bajo, directa a las vísceras para encogerlas. A veces no estás preparado para algo malo y entonces el golpe es inevitable pero; puedes intentar encajarlo y no pensar más en ello antes de que te tumben o bien, caes y piensas. Y esto último es lo peor. Y lo que precisamente me ocurrió.
La vida es una mierda.
Supongo que mueve sus enormes brazos al son de la música y lo hace como si tuviera las muñecas rotas y las manos se movieran por el impulso de los brazos. Como si los huesos fueran de goma blanda. Su tronco se mueve de forma tal, que parece que un puño invisible lo golpeara haciéndole perder el equilibrio en la silla. Su cabeza da semivueltas a una lado y a otro caprichosamente, y de su boca no cesa de salir la baba. Su jersey demasiado grueso para este tiempo está empapado.
No es una buena coreografía.
En un momento dado un viejo se acerca, no importa si es padre o abuelo; le acaricia la cabeza y le dice algo para tranquilizarlo pero; el niño animal se agita más aún. El hombre intenta limpiarle las babas y el niño monstruo le golpea la cara lanzando sus gafas al aire. El hombre se aleja de él con la mano en la cara y abatido por una pena infinita; se la noto, la veo en su espalda encorvada.
El niño-monstruo sigue moviéndose espasmódicamente. Dejo de mirar, no puedo más.
-Joder.- me digo a mí mismo.
¿Qué ha pasado? ¿Qué pasó? ¿Cómo es posible que nazca un ser como éste y viva tantos años? Es una vida eterna la que ofrece el dolor, la pena y el desaliento.
En estos tiempos no debería respirar un ser así; es inhumano para él y los que le rodean.
Y cierta ira crece en mí; y como tantas veces he pensado, vuelvo a afirmar: A la humanidad se le debería prender fuego y que todo comenzara nuevamente.
Maldita, sucia, asquerosa, retrógrada, hipócrita, abúlica e inútil sociedad.
¿Qué pretende? A lo mejor hay que sentirse orgulloso porque hoy en día estos seres viven muchos años gracias a los avances de la ciencia.
Son unos hijos de puta, ¿y el dolor de los padres? ¿y la marchita vida de ese ser?.
Conservadores de vidas atormentadas y exterminadores de vidas sanas en pobres continentes... Eso es lo que hay entre los poderosos.
¿Qué ocurre con el médico que lo permite? ¿No hay una inyección piadosa para ese ser?.
Es lícito exterminar un pueblo cualquiera de Oriente con balas, bombas y fuego. Es ilícito acabar con el dolor y la pena. Un médico no debería permitir que ese tipo de vida se desarrolle.
- Médico; eres un desalmado al sacar esa criatura del vientre de su madre y entregárselo. ¿Por qué no mientes? Dile que ha nacido muerto. Díselo y hazlo, médico. Será un dolor y un llanto para la madre, el descanso para la criatura. Y no arruinas vidas.
- Médico, deberías preservar la vida y luchar contra el dolor.
Nadie piensa en ello, no interesa. No es popular; es mucho mejor ver las escenas de la guerra por la televisión y obscenamente manifestarse contra la guerra, como si fuera la única fuente de dolor.
Malditos sean todos, zafios ignorantes, cobardes, cobardes, cobardes, cobardes...
Ved al padre como sufre si podeís, eso es el puto dolor. Toda vuestra sensibilidad me la paso por el culo porque soís incapaces de sentir el profundo y verdadero dolor.
Tarados, tarados, tarados, tarados, tarados...
Iconoclasta 11-6-03
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