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23 de diciembre de 2021

Chispas de coronavirus navideño en la España Penitenciaria Fascista del Coronavirus y sus taifas autonómicas


Precisiones navideñas jocosas para paliar el miedo al coronavirus y amenizar las cenas bajo toque de queda y control nazi (“restriccionadas” en argot fascista penitenciario) por el Nuevo y Normal Gobierno Penitenciario Fascista Español del Coronavirus y sus fieros Caciques Autonómicos nazis al mando de las taifas. 


- Un niño superdotado de ocho años (de esos cientos de miles de “pobres” niños que hay en toda Europa, incluso en España; aprobando cursos y materias en colegios que valen una pasta) teclea malhumorado sentado en la alfombra del salón, la carta a los reyes magos en realidad aumentada y a 5putosG+. Está molesto porque el código QR del certificado de coronavirus flota translúcido en la pantalla y le molesta. Su padre lo ha configurado y no ha podido quitarlo a pesar de su superdotadura.

El papi sorbe ruidosamente una cerveza sin alcohol viendo en yutup premium las noticias del coronavirus en una pantalla de trescientas pulgadas y cuatrocientos putos K.

–¿Qué le pides a los reyes, Pau? –el padre intenta animarlo tras acabar un bloque de noticias sobre lo gratis que salen los test de antígenos en algunas taifas españolas.

–Un juez, yo quiero uno como los políticos que salen por la tele.

–Pero un juez no se compra, son señores que trabajan en los juzgados.

–Sí que se compran, lo he visto en la tele. Y quiero uno.

–Está bien… ¿Y para qué lo quieres?

–Tú no fuiste superdotado ¿verdad? Pues para que avale encarcelarte y me dejes tranquilo de una puta vez. Y quítame ya esta mierda de código de la pantalla.

–No te pongas así, Pau. Es mejor que…

–¡Que me quites esta mierda, joder!


- La raza española cada día se parece más a los negros por sus anchas, deformadas y dilatadas narices. Es la secuela más obvia de los continuos pcrs y pruebas de antígenos de coronavirus que se hacen porque están cagados de miedo y además, en algunos sitios son gratis. Y ya sabemos que el español, se apunta a todo lo que sea regalado, sea para la nariz o el culo.

Dan ganas de meterles una argolla en la nariz y atarle una cuerda para pasearlos en alguna feria ganadera.

¿Qué tendrán los bastoncitos de limpiarse el cerumen de las orejas que hace tan adictivo que se los metan en los agujeros de las napias y los hagan girar con paranoia una y otra y otra y otra vez? ¿Es sugestión de cabestro o realmente esnifan algo tan blanco y más sabroso que el algodón?

Si los test se siguen regalando, en un par de semanas la raza española se confundirá con la negra albina.


- Si el test de antígenos o la pcr del coronavirus fuera anal, el éxito estaría garantizado. Ni siquiera habría negacionismo (lo que quiera que sea).

Estoy convencido que se usaría con mucho más entusiasmo que el bozal (vulgarmente conocido como mascarilla), que es mucho decir.

Además, bozal y culo contento, sería tan bueno para la moral de la población como aplaudir cuando el Nuevo y Normal Caudillo lo decretaba. Vamos, sería lo que rima con joya.


- Y para acabar, me referiré a la profilaxis, como palabra. Y es que hay mucha gente aún que no sabe bien si es una marca de pasta dentífrica o bien, una de condones.

A pesar de las horas que queman frente al televisor acatando decretos y creyendo mentiras, aún no acaban de concretar en sus pequeños cerebros lo que es “profilaxis”. Lo único que han aprendido es a aplaudir, el quédate en casa que yo también me quedo y lo muy peligrosas que son las aspirinas y las vacunas del coronavirus unas santas.

Lo sé porque cuando se pronuncia ese ladrillo de palabra: ¡profilaxis!, levantan mucho las cejas al no entender. Y es que al llevar el bozal no se atreven a abrir la boca y dejar caer la baba por si se contagian de si mismos. Es fascinante como el ser humano desarrolla habilidades gesticulares para vencer las dificultades que un bozal le provoca y comunicarse con el prójimo para preguntarle si ya tiene la pauta completa de las quince revacunaciones del coronavirus.


Y recordad en las cenas de nochebuena y nochevieja, los abuelos al piso de abajo o al establo y vosotros arriba. Es mejor que estén ellos abajo por la ventilación y para no tener que subir y bajar escaleras (me les dejáis un orinal debajo de la mesa ¿eh?).



Iconoclasta

26 de enero de 2021

Ratas, bofia y basura



Otro nuevo día.

Amanece en la república bananera del fascismo español tras una noche de ratas, bofia y basura. Las únicas cosas que pululan en las tiranas calles frías y malolientes

Las tres cosas se llevan fenomenal en la nocturnidad franquista.

El toque de queda no frena el coronavirus, ni los bozales; cosa que no le importa al Caudillo, ni a sus caciques. No es por eso la cárcel nocturna, es algo más mezquino, más criminal.

Y mientras la cosas ocurrían o no, soñaba con un follar cremoso. Su vagina voraz pulsaba exprimiéndome de la polla hasta la última gota de mi humanidad retornándome a la animalidad más salvaje. Era táctil, era húmeda la onírica realidad fascinante.

Después he despertado de nuevo en la pesadilla de siempre con la polla aún dura y el glande agotado y empapado.

Y está bien.

He jugueteado con una navaja sin precisar ideas, solo tabaco y café.

Ha sido una buena noche, definitivamente.

Mi lascivia es solo comparable a mi absoluta indiferencia a quien vive o muere.

Me pregunto si padre y madre podrían imaginar en lo que me convertiría, en una nocturna obscenidad insaciable ajena a todo, cruel con precisión y un vocabulario perfectamente escogido, ni una palabra o idea al azar.

El amanecer hace foco en la mezquindad: en los que se colocan el bozal en el hocico y sonríen invisiblemente a un nuevo día de mierda, a la madre puta cobarde que, tiene miedo a que su hija entre en casa y la contagie de coronavirus. A las embarazadas desarrollando fetos de rata que nacerán vestidas de humanos y roerán libertad y dignidad hasta pudrirse en vida.

Y yo cierro la ventana a la mezquindad. Rezo cosas innombrables cagando y jugando con un videojuego.

Bofia, ratas y basura… Estoy a salvo de toda esa mierda.

Y ahora ya tengo hambre.

Que los jodan a todos a plena luz del día. Que los tigres  y los leones los devoren. O las bombas hagan su trabajo, hasta que la cobardía desaparezca de toda estirpe humana; o que desparezca toda estirpe humana, me da igual. No importa, ya he vivido suficiente y no quiero más mierda.

Bon apetit.



 


Iconoclasta