Ya no te escucho Valentina. Estás perdida
en medio del espejo, prisionera de mis caprichos.
Ya no te miro Valentina, ni muevo mis
labios como antes, cuando hablábamos musitando frases que nadie escuchaba.
Aún sigues ahí porque trazas con tu dedo
las figuras si lleno de vaho tu mundo.
Escribe Valentina, rompamos el mercurio de
tu silencio como aquella vez que me enseñaste a romper los míos de costras.
No te pierdas Valentina que aún te grito en
sueños, en tardes solitarias de uvas y duraznos.
Ya no podemos regresar, el abuelo ha
muerto. Quédate conmigo como la tarde que decidiste acompañarme en mis
silencios para secar lágrimas, curar rasguños, levantarme el gesto y besarme la
nariz.
Valentina… siempre más valiente que yo.
Aragggón
070520120939
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