Si la humanidad fuera un organismo, un cuerpo; yo estoy alojado en su ponzoñoso corazón.
Un corazón que hace lo que debe; pero es infeliz y bombea la sangre enfadado, con presión excesiva por ser envidioso e ignorante. Y hace la sangre espesa como el engrudo.
Yo soy su infarto, el infarto de toda la humanidad; a la espera de hacer mi trabajo con rápida y entusiasta diligencia.
Iconoclasta
No hay comentarios:
Publicar un comentario