La amañada legalidad corrupta de los nuevos fascismos surgidos con el coronavirus, cuyos corruptos jueces son los que le dan el falso sello de legalidad a todo tipo de estafas, crímenes y acosos a la población; esgrime un lema letal, preñado de hipocresía, oportunismo, populismo e infantilismo: “Prevalece el derecho a la vida”. Resulta que la propia salud y la necesidad de moverse con libertad, es veneno.
¿De verdad se ha llegado a este límite de lo dictatorial, corrupto y criminal para acusar a cualquier individuo elegido al azar y condenarlo culpable de atentar contra la vida por respirar? Culpable de vivir.
Y las ratas cobardes encerradas en sus casas royendo sus propios excrementos entre aplausos y lloriqueos.
Solo hay un nombre para esos jueces y gobiernos: Marranos hijos de la gran puta.
Con el “Prevalece el derecho a la vida” han ejecutado a decenas de miles de enfermos, han encarcelado a millones de humanos y han arruinado a otros tantos. Así, genocidamente. Y eso solo en España.
Es una secta fascista golpista que ha cometido crímenes y estafas contra una sociedad indolente, cobarde e intensamente mezquina. La secta fascista del coronavirus, ha dicho que el individuo es un veneno, quiere borregos adocenados. Porque el individuo, es infeccioso, su veneno es el más letal.
Está tan podrido el nuevo y normal gobierno fascista del coronavirus que los jueces esgrimen “Prevalece el derecho a la vida” como un bolígrafo entre sus corruptos dedos con aburrimiento, cómplices impunes del fascismo.
Porque si “Prevalece el derecho a la vida”, se prohibirá el vino, la cerveza y el resto de bebidas alcohólicas que a tantas reses de ganado humano enferman y matan al año. Por el puto y cochino “Prevalece el derecho a la vida”, prohibirán la conducción de vehículos para evitar las muertes. Por el “Prevalece el derecho a la vida” prohibirán los deportes de agua, de saltos, de escalada; para proteger al ganado humano. Por el “Prevalece el derecho a la vida” prohibirán caminar por montañas, para que no se pierdan las reses humanas y caigan por barrancos. Por el “Prevalece el derecho a la vida” prohibirán las manifestaciones, los actos políticos electorales, los conciertos de música, los eventos deportivos, las visitas a los museos, los transportes públicos; porque en el hacinamiento hay peligro de perder la vida.
Y luego, por el “Prevalece el derecho a la vida”, podrán adueñarse de los hijos que ellos consideren que peligran por la ineptitud por la que juzgarán y condenarán a los padres. Porque necesitarán mantener un banco de órganos bien surtido, para ese selecto grupo que decreta los “Prevalece el derecho a la vida”.
Y por “Prevalece el derecho a la vida”, permitirán o no, follar a los monos humanos, a las reses que se gobiernan con “una mano que no tiembla”.
¿Es ahí adonde quieren llegar los bastardos gobiernos neofascistas y normales del coronavirus? ¿A prohibirlo todo, absolutamente todo?
Sí… A eso quieren llegar estos hijos de la gran puta.
Les saldrá mal, les estallará su dictadura en el rostro y se convertirán en muertos y sepultureros. Porque los políticos, los jueces y otras cosas con riqueza y poder, son el reflejo mismo de la sociedad, solo que en un lugar que han obtenido por la suerte de nacer en el momento adecuado y en el seno de una familia del selecto club del poder. Esta chusma no es inteligente, son de la misma calidad mediocre e ignorante que el pueblo que gobiernan. La misma torpeza, la misma cobardía, la misma mezquindad, solo varía su nivel de impunidad.
Hijoputas deficientes mentales…
Nunca en la historia han peligrado tanto y han sido destruidas las más básicas y elementales libertades, con una hipócrita, facilona e idiota coletilla como “Prevalece el derecho a la vida”, es un insulto a cualquier intelecto. No ha existido jamás un golpe de estado a las libertades más básicas; tan brutal como el que comenzó el mes de marzo del 2020 en todo el planeta al mismo tiempo, perfectamente sincronizado.
Tiene que llegar una guerra aniquiladora, devastadora para que les digan a los soldados que “Prevalece el derecho a la vida”.
A ver que dictan los corruptos jueces genocidas, carceleros y envenenadores profesionales.
No solo joden mi libertad, insultan mi inteligencia con su podredumbre.
Mi libertad y salud está por encima de cualquier consideración, de cualquier manada de borregos de dos patas. Mi libertad y yo no matamos a nadie como han matado los fascistas gobiernos y sus jueces hambrientos de carroña. Como los mezquinos cobardes, que han colaborado con tantas muertes cagándose encima de miedo.
Me hierve la sangre esperando la gran ola de violencia que mate y destruya lo podrido, hasta los mismísimos cimientos de estos cochinos fascismos y sus legalidades de estafa global. Que la muerte de millones y millones de humanos (o lo que quiera que sean todos esos mezquinos), sea renovación para nuevas líneas genéticas.
Ya toca, me lo dicen mis cojones plenos de mal semen, con el escroto duro como el cuero.
Es necesaria la guerra, la violencia; la masacre para respirar de nuevo libremente.
Que sea una muerte planetaria.
Está bien, la otra opción (pero ya es una cuestión de azar y por lo tanto mucho menos probable que un gran conflicto bélico mundial) sería que un meteorito colosal impactara contra La Tierra e hiciera con rapidez, lo mismo que aquel (que dicen) extinguió a los dinosaurios.
Lo que sea que tenga que pasar, que ocurra pronto, antes de seis meses; porque necesito que mueran muchos para poder respirar de nuevo.
Mis cojones ya duelen mucho por el esperma ya fermentado de tanto fascismo y persecución.
Iconoclasta
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