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31 de diciembre de 2017

El control perfecto


Idea germen:

Para cagarse: miles de pusilánimes llorando en rebaño y en el extranjero, por un imbécil político tele-predicador y millonario que puede vivir donde quiera y todo el tiempo que le dé la gana sin preocuparse por el dinero. Y la mayoría de los que lloran, no tienen apariencia de ser millonarios, ninguno lleva un reloj que supere los doscientos euros.
No jodas… Robin Hood al revés, y los pobres felices por ello.
Menos mal que no vivo en Bélgica, qué descanso.
Diciembre 2017.

El posterior desarrollo del pensamiento autónomo:

La gracia de los timadores-políticos de las actuales democracias occidentales, radica en su habilidad y medios para desviar adecuadamente la atención de la mayoría de la población hacia un mismo programa televisivo, una película o un libro determinado.
Y por supuesto, las redes sociales de internet.
Si un libro es promocionado por medios televisivos y prensa, el pensamiento resultante de cada individuo será razonablemente similar en todos ellos. Suficiente para los fines de control de adocenamiento.
Evitar el pensamiento autónomo es el secreto del control eficiente.
Aún así, la televisión y las indicaciones de lectura y cine por parte de los entes institucionales, a veces no son suficiente; queda la herramienta definitiva: las bebidas alcohólicas.
El alcohol es el ajuste fino. En otros tiempos, gobiernos totalitarios fascistas derechistas o izquierdistas, usaron el alcohol como principal medio para el control de la sociedad; pero por sí solo, provocaba mucha abstención y negligencia entre los funcionarios y obreros.
Dada la baja capacidad intelectual de la especie humana (salvando alguna minoría irrelevante), la palabra o la lectura por sí solas, causa bostezo en las ovejas humanas, aunque vayan bien colocadas de vino o maría; si al alcohol u otra droga se le suma música (himnos y otras músicas adocenadas) y colorido (banderas y luces de neón brillantes y móviles), el manejo de la chusma roza casi la perfección.
Y todo ello, sin asesinatos, torturas y encarcelamientos por parte del poder judicial y el legislativo. Además, con la ilusión de absoluta libertad. Debería tomar nota el gobierno chino.
Aun así, queda un muy pequeño porcentaje que piensa de forma autónoma por alguna tara genética o por una voluntad atípica; este porcentaje no importa. No es preocupante, puramente anecdótico y sin peso alguno. Lo único que importa son las mayorías que dan votos y se manifiestan con uniformidad.
Es por ello por lo que los miles que se manifiestan por una causa, cuando son llamados para la causa contraria, también se manifiestan con idéntico alborozo.
Si al rebaño se le da cualquier motivo festivo que lo arranque de su monótona existencia, morderá el anzuelo sin que le duela el paladar.
Se sentirán además, protagonistas absolutos y no serán conscientes en ningún momento de su insignificancia como entes individuales; ni de la maravillosa propiedad que los caracteriza: ductilidad.
La sociedad occidental actual es prácticamente la de Un mundo feliz de Aldous Huxley; pero con un decorado amable, musical y colorido.
Sobre todo, sin consideraciones funestas sobre la pérdida del pensamiento autónomo.
Y si improbablemente algo fallara, siempre quedará youtube.
Amén, borregos.

La política es un fraude constante, sea cual sea su ideología.
Políticos que se pueden permitir el lujo de pagar millones de euros en dinero y propiedades para evitar la prisión. Y son aclamados por la chusma.
Políticos que pueden vivir sin preocupaciones económicas y legales en un país que han elegido para evadir sus responsabilidades. Y son aclamados por la chusma.
(Si yo no pago impuestos, me revientan el ano, me embargan lo que pueden y si con eso no basta, a mi hijo le arrancan los ojos, riñones y corazón para venderlos.)
Políticos que se llaman a sí mismos “legítimos presidents”, mientras su “legítima república” se va a la mierda junto con el trabajo de sus ciudadanos. Y son aclamados por la chusma.
Estudiantes y trabajadores (que suelen coincidir con los más tontos, estadísticamente hablando), adoran y defienden a esos millonarios y fasciosos políticos tele-predicadores que se están gastando en un mes, lo que ellos no ganarán en diez vidas.
No hay que ser muy avispado para saber a quien le han robado el dinero que ahora se gastan; pero como dicen las estadísticas: fanáticos y mediocres, muy listos no son.
Esto demuestra que cualquier época, por muy moderna o contemporánea que sea, es buena para que cualquier político sea elegido con total fervor por su capacidad de acumular dinero para sí mismo y pedir más conmoviendo a los no muy despiertos, mostrando estigmas dibujados groseramente en sus manos. Y luego, como premio, cantar en familia el lúgubre himno “Els segadors” con una mano en la bragueta.
Esa misma chusma, llorará lágrimas amarillas emocionada perdida.
Si naciera Hitler otra vez, las cruces gamadas serían europeístas, amarillas y pacíficas. Y tendría una cuenta en tuiter donde colgaría videos de judíos sodomizando a Blancanieves sin piedad, y así conmocionar y emocionar a la chusma votante.
Estupidez con violencia se paga.
Y es bueno, porque la violencia, al final, pone las cosas en su sitio y selecciona a los más fuertes y menos tontos.
Urge una depuración, ya.
El 2017 ha cerrado con una espantosa, mediocre e ingenua chusma pensando que viven en un mundo perfecto; y lo que es peor, tienen fe en que unos tele-predicadores, los hará vivir en el paraíso.
A ver si el 2018 es un poco más violento para evitar tanto empacho de hipócrita pacifismo.




Iconoclasta

25 de diciembre de 2017

De la navidad, de una ternera y un perro


Es navidad, hace un día soleado, frío y un tanto ventoso. El hielo ha estado presente en toda la ruta y se ha acumulado en los frenos de la bici, el tumor palpita y pienso que se joda.
He visto a una ternera y un perro guiándola. Es bonito.
Todo es precioso cuando pierdes de vista la ciudad y lo que guarda.
Fumar lejos de todo, es todo un placer.
He pensado en los que esperan de la navidad, sentirse mejor. Los que anhelan ciertas fechas para encontrar paz al estrés y un momento para la concordia y olvidar pequeños o grandes rencores.
Me parece una indecencia esperar que una superstición arregle el ánimo de nadie. Me parece patético carecer de fuerza de voluntad para sobreponerse en cualquier fecha y en cualquier momento.
Seguir tradiciones o supercherías es el gran error cultural y social.
Las tradiciones han nacido de la ignorancia y el miedo de los antepasados. Una tradición eterniza el error y crea intelectos ineficaces y comportamientos erróneos.
Sin embargo, las tradiciones no se conservan y prolongan por voluntad de las clases que precisan trabajar todos los días para cubrir sus necesidades básicas. Las impone el poder político y religioso (de la fe que sea) para mantener el control sobre los contribuyentes o ciudadanos.
Como el perro que pastorea a la ternera…
No es teoría conspiratoria, es un hecho escandalosamente obvio para cualquiera que tenga un pensamiento autónomo. Es un acto cotidiano e iterativo.
Como ocurre con todos los rebaños, las reses solo ven los vallados, escuchan los ladridos del perro y siguen el cayado del pastor. Es lógico que algunas fechas les haga sentirse mejor, porque por sí mismos, carecen de cualquier inquietud intelectual libre e imaginativa.
De ahí que los poderes que rigen sus estados de ánimo hayan decidido crear más tradiciones, tantas como para cubrir un año entero: días de celebraciones regionales o nacionales, día del niño, de la madre, del maestro, del padre, de la mujer, del libro, de la rosa, del cáncer, la amistad, del gay, de los mendigos, leprosos…
Tradiciones que ya son oficiales a nivel planetario y que conducen con dulzura, amabilidad y alegría, a las reses al matadero.
Las tradiciones son un tumor social que inmoviliza y frena libertades.
No es una novedad, algo que se me haya ocurrido ahora este planteamiento. La navidad es un día tan bueno como cualquier otro para, reflexionar sobre tanta miseria que debo sortear día a día para no entrar en el redil de un ganadero con sonrisa de hijo de puta.




Iconoclasta

23 de diciembre de 2017

Democracia: una mierda


Argumentación:
La miseria humana alcanza su más alto grado en los actos deportivos; pero con mayor virulencia en los religiosos y políticos.
La razón es bien sencilla y obvia: la humanidad (chusma) necesita dogmas e ideologías ajenas por la incapacidad de cada individuo para crear la suya.
La humanidad es absolutamente inútil, a nivel de individuo, para crear una idea o convicción que le haga actuar en consecuencia.
Necesitan con desesperación que alguien les diga lo que han de creer, cómo actuar y cuando follar. Esto último es de lo más cotidiano y triste. Si un gobierno dice que hay que tener hijos y que darán una paga por hijo, los borregos se hincharán a follar hasta tener suficientes hijos como para venderlos a macdonals y que hagan hamburguesas con ellos, o como ahora está de moda, venderlos desnudos en internet.
Hubiera preferido nacer ciego o no nacer, a parecerme a la chusma.

Testimonio:
Cataluña, diciembre 2017. He visto gente cuidar de los carteles electorales, recogerlos del suelo con devoción e intentar pegarlos de nuevo o dejarlos bien alisados sobre una baranda o un banco. He visto quien cuida de unas tiras de plástico como bolsas de basura amarillas (emblemas de protesta política), como si fueran delicadas flores. Las volvía a asegurar y las componía como si tuviera una reliquia entre sus manos.
Me han recordado al pobre y mega-divertido Scrat (la ardilla prehistórica de las películas de dibus, Ice Age), cuando con desesperación e ingenuidad, con sus patitas delanteras y con agudos jadeos, intenta cerrar la brecha que se abre en un glaciar y evitar así que el continente se rompa.
Solo que Scrat es divertido, una genialidad. Los ciudadanos que he visto solo son patéticos.
El ánimo de los fanáticos está gobernado por sus amos: obedecen consignas de sacrificio, de ira, de alegría, de tristeza… Con diligencia mutan sus rostros y sus emociones. Se sienten esclavos o libres si así lo desean sus presidentes o líderes.
Les encanta que les digan que son mártires, que todos son un solo pensamiento.
No conocerían ni sabrían que hacer con la libertad si se la pusieran delante de las narices, o se la tatuaran en la frente.
Y siento náuseas, porque no existe nada peor que la uniformidad. No existe mayor degeneración de la dignidad, que una manada de seres humanos gritando lo mismo. Es un insulto a mi singularidad, una amenaza a mi individualismo.
Lo peor que pudiera ocurrirme es verme integrado en un rebaño. Me siento sucio por dentro con solo pensarlo.

Conclusión:
Es la razón por la que jamás votaré: mi voto es mucho más valioso que el de un borrego, jamás dejaría que mi sobre cayera en la misma urna.
Si alguien me aconseja que vote, al igual que al diablo, me bese el culo.
Solo votaría si una junta electoral colocara una sola urna para mí y esa urna tuviera un identificativo: 1x 250000 (mi voto equivale al de un cuarto de millón de votantes). Sí, ya sé que es una cifra muy pobre; pero es solo simbólica, no soy usurero; conque marque una pronunciada diferencia me basta. Algo que explique que mi voto es inteligente, preciso, magnánimo y que he perdido un tiempo precioso para votar.
Una mierda, la democracia es una burda trampa.
Un espejismo para esclavos con pocas inquietudes intelectuales y sin sentido de la dignidad.




Iconoclasta

22 de diciembre de 2017

Yo y Mi razón


Escribir es el más fascinante acto de egoísmo.
Todo deja de importar salvo el propio pensamiento. Cuando escribo solo existo Yo y solo existe Mi razón, mis ideas precisas y perfectas.
Impúdicas y sórdidas como los sueños de un enfermo mental.
La realidad que me rodea carece de importancia, porque la verdad la creo yo dentro de mi cerebro.
Las personas se convierten en cosas inferiores y sacrificables o utilizables en mis manos.
La moralidad es una hipocresía inconcebible en mi pensamiento y la ética es absolutamente despiadada.
Hay quien usa su habilidad literaria para alentar el intelecto, educar o emocionar. Bien por ellos, pero no son ejemplos que me gustan o me sienta tentado de seguir.
Yo soy otra cosa.
De hecho, no existe nada que me sirva de ejemplo.
Es fácil ser dios sabiendo plasmar precisa y claramente el pensamiento de forma tridimensional haciéndolo duradero, táctil e inviolable en el tiempo.
Escribir me eleva por encima de cualquier ser humano y cualquiera de las leyes humanas.
Soy absolutamente amado y envidiado.
Y nada ni nadie, puede impedir mi divinidad. Nadie…
Ninguna ley, ningún dictador, ninguna sociedad.
Siempre seré absolutamente libre e indomable, sea cual sea la situación. Los líderes de cualquier índole mueren en el mismo instante que nacen en mi ano; el excretor de miserias de todo tipo.
Mi vanidad es absolutamente impermeable a cualquier contaminación ajena a mi pensamiento hermético.
Acabo siempre concluyendo que todo está mal hecho (incluyendo humanos) porque no nací antes.
Y firmo mi pensamiento ajeno al mundo, con el humo de un cigarro cegando interesantemente mi ojo.
La ceniza ha caído sobre el papel y por tanto mi pensamiento, me gusta; da carisma. Soy perfecto hasta el final.




Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.