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24 de mayo de 2025

lp--Una solución final--ic

Dietario de un fascismo.

En uno de los idénticos días y meses del año 2020 del estalinismo consumista del coronavirus. Siglo 21 de la Mezquindad.

Los polluelos a veces caen de los nidos por el viento. Tienen mala suerte.

Mueren dramáticamente solos y se los comen las moscas.

Sólo los seres buenos tienen mala suerte. Es una constante de la historia de la humanidad degrada por el contrato social.

Si no mueren nunca los malos: los jerarcas y burócratas del estado/dios, como los del coronavirus ¿qué esperanza nos queda más que matarlos a todos nosotros mismos en todos los lugares?

Si algo enseña la vida es que los hijos de puta viven más y mejor que las personas valiosas.

Es un error, no se debe tener fe en un dios de mierda y su “justicia” y designios divinos; la gran invención del estado.

Ni en esa mierda que llaman karma.

Al cerdo se le descerraja un tiro en la jeta y así se acaba él y su puta triquinosis fascista corrupta.

No se necesitan obreros, no urgen. Se necesitan buenos francotiradores y luchadores con habilidades para la guerrilla urbana.

La violencia es el único método que puede evitar la ruina, extorsión, privación de libertad, de las necesidades biológicas y humillación que comete el estado/dios contra nosotros, los parias trabajadores.

Sería recomendable para la caza de jerarcas no bajar de un calibre 9 mm para asegurar a corta distancia una muerte inmediata con un buen agujero de salida o masiva rotura de tejidos y huesos. El 357 magnum sería ideal para caza urbana y en los habituales escenarios de guerrilla.

Los francotiradores, como expertos que son, ya tienen su propia arma y calibre preferido para las largas distancias.

Y no se debe menospreciar la utilidad y bondad de un cuchillo Bowie con una buena hoja de entre 17 y 27 cm. Claro está que el arma blanca precisa de un contacto íntimo con la víctima que suele ser desagradable; pero una vez has matado a dos o tres, se desarrolla cierto fetichismo hacia el cuchillo. Es más inspirador e íntimo que la bala. Con la habilidad del hábito, la hoja te transmite la muerte de tu presa a la mano. Desde que la sentí, no he podido dejar de usarlo.


Dietario de un fascismo.

En uno de los idénticos días y meses del año 2036 del fascismo estalinista de la Agenda 2030. Siglo 21 de la Mezquindad.

Hoy ha anunciado la televisión del régimen mundial fascista 2030, el nacimiento del primer bebé asalariado capaz de sobrevivir, respirar y apto para futuros trabajos con tan solo un cerebro del volumen de una insignia de solapa de la arcoíris Agenda 2030. La alimentación de la madre (oficialmente progenitore) y por tanto del feto, con gusanos transgénicos procesados durante nueves meses de riguroso control y confinamiento, es la causa de esta proeza de ganadería humana selectiva que inició sus pasos en los pasados años 20 con las famosas vacunas covid.

Al mismo tiempo y motivo de celebración mundial, ha nacido el primer bebé de un matrimonio binario homotransgénero de la casta sagrada aristopolítica 2030, sin más intervención que la divina, con un diente de oro completamente desarrollado y funcional. Lo que ha provocado una repentina pandemia de manos trabajadoras rotas, por el fervor con que se ha aplaudido el áureo nacimiento del bebé de la aristocracia política y a sus homotransprogenitores estalinistas 2030.

Ya no es necesaria la violencia, de hecho, ha sido castrada mediante selección genética ganadera de la especie humana trabajadora que se alimenta con la carne ecológica ultraprocesada de sus cadáveres; una solución ecocircular por la cual los aristopolíticos han obtenido una mayoría absoluta parlamentaria.

Se ha llegado a tal estado de paz, armonía y amor de los parias asalariados hacia sus amos aristopolíticos, que las vacas de las video-postales rurales miran con displicencia y asco a los humanos que las sostienen en sus manos con mirada imbécil. Sólo se permite el acceso a la naturaleza a los aristopolíticos.

Es urgente el suicidio en masa de la casta paria asalariada, que hace décadas que dejó de ser humana para ser cosa inefable. Deberían tomar veneno en familia o estrellarse con el coche, cualquier cosa, lo que sea, para que su indignidad desaparezca de la faz del planeta.

Dada la actual cobardía y desquiciado servilismo medieval obrero, es dudoso que tengan el decoro de suicidarse. Hay tiempo para una solución final aunque desesperanzada: que alguien, por lo que más quiera, envenene los suministros mundiales de agua potable.

Mientras tanto, he conseguido sacrificar a unas pocas de cosas, pero necesito ayuda para erradicar la indignidad.

La esperanza ha muerto con un cráneo al fin vacío y un lechón con diente de oro.

Abandonado en el 2036:

Fin de toda alegría.



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.