- La pobreza es inversamente proporcional al peso de la ropa de abrigo: cuanto mayor es la pobreza, menor el peso. Más sudaderas ligeritas.
- La pobreza es directamente proporcional al número de teléfonos móviles: cuanta más miseria, más usuarios de teléfonos móviles; aunque no abriguen. Mientras leen mentiras en la pantalla, se distraen del frío y la pobreza que pasan y se cubren la sesera con la capucha de la sudadera que da poco alivio. Algo es algo.
- La pobreza es directamente proporcional al número de vacunados por coronavirus. La fiebre que causa la vacuna como efecto secundario, es calor y gratis. Por tanto, cualquier cosa que chutarse a la sangre y dé calor, bienvenida; ya que sudaderas ligeritas y smartphones no proporcionan el calor necesario para que las neuronas se muevan con alegría.
Hay algunas cuantas proporciones más; pero me aburro de siempre lo mismo, sinceramente.
Como cachondeo con tres proporciones hay más que suficiente para trazar el perfil de una sociedad que además de pobre y fría, es absolutamente impermeable a la inteligencia. Está a salvo de semejante contagio como de leer y comprender correctamente un texto o lo que le predican en la tele.
Iconoclasta
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