Disección del cuerpo humano para encontrar el alma.
Sin piedad.
Los gritos son inevitables, como el rugido de un martillo neumático rompiendo el viejo hormigón. Y sus intestinos, como una lombriz gigante, se deslizan al suelo arrastrando la vida a un rebosadero.
No la he encontrado.
Tal vez se encuentre bajo las uñas porque el tacto es lo primero que se usa al nacer.
(Diario de la demencia, pensamientos psicóticos)
Iconoclasta
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