No pido mucho, incluso demando no vivir del todo.
Solo quiero ser una fría sombra, incorpórea.
Un suspiro de deseo feroz, oscuro y frío.
Un fantasma, un anti héroe del amor.
Sería la forma perfecta de deslizarme por tus piernas. Arriba, a lo profundo.
Cubrir de mí tus muslos calientes para que cedas calor a mi oscura frialdad.
Es una ley termodinámica y el principio fundamental del amor: el intercambio de temperatura. Lo frío roba el calor que necesita.
El tuyo...
Ese calor que radia de esos mudos y secretos labios que tus muslos esconden.
Me basta con ser incorpóreo, un frescor en tu coño caliente; sin que nada ni nadie pueda evitarlo.
Ni tan siquiera tú al ver la sombra que te cubre.
Un soplo que separe tus piernas. Un frío penetrante que cierre tus puños con fuerza y lujuria. Desesperada...
Seré la oscura blasfemia lactante en tus pezones y los erizaré hasta que te muerdas los labios y te sangren de placer.
No... No quiero ser carne, sería imperfecto, no bastaría para cometer todas las inmoralidades que deseo hacer en tu piel.
Dentro, más adentro...
Penetrar en tu mente por la boca, como un hálito frío. Y poseer tu pensamiento.
Esclavizarte de amor.
Follarte impunemente, salvajemente.
No quiero el cuerpo, la carne no permite que te joda tan profundamente.
Quiero tus dedos en tu propio coño, acariciándome, excitándome. Porque estaré ahí.
Eyacular mi suspiro y que se derrame en torrente salpicando tu vientre. Un oscuro soplo en tu coño palpitante.
Tal vez ambiciono demasiado.
Tal vez te amo desesperadamente.
Ser la sombra, la oscuridad que te adora...
Labitur umbra corpus.
(Una sombra que se desliza por tu cuerpo)
Iconoclasta
Foto de Iconoclasta
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