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8 de febrero de 2016

A medio hacer


¡Ey, padre! Tú estás muerto, ambos lo sabemos; pero ¿qué pasa conmigo?
¿Soy un zombi?
No sé si soy muerto o vivo.
Te fuiste pronto y dejaste cosas por acabar: a mí.
Quiero tener una posición ciertamente definida en la vida o en la muerte, si pudiera ser.
Porque me da la impresión de que soy solo medio hijo, cosa que no te hace medio padre, entiéndeme, no quiero ser ofensivo, reprochón.
Soy una mitad que dios se dejó por acabar.
¿Es eso? No me digas que dios existe, porque tendríamos un serio altercado tú y yo.
Hay cosas muertas en mí, y sin embargo sonrío. ¿Debería, padre?
Porque a veces tengo unas locas de llorar y me da miedo verme en el espejo reír y gemir.
Y frotarme los brazos que están gélidos de algún mortis rigor.
No es locura, solo es que no sé si ir al cementerio o a follar.
Tengo dudas, padre.
Soy hombre inquieto.
No busqué herencia, pero podrías haberte ahorrado dejar cierto legado de cierto gen tumoroso en mí. Así dicho, parece gracioso.
Y lo es, padre inquieto que tuviste tanta prisa en marchar.
Es gracioso que yo ahora te tenga que enseñar cosas de la vida que tú no viste.
Digo que vendí una parte de mí al diablo a cambio de cierta libertad.
¿Estás orgulloso en que invertí lo que hiciste?
No es reproche, es que a veces, cuando el viento hace hablar a los árboles, parece que estás entre el rumor de sus ramas y hojas. Y quiero estar contigo.
Cuando los árboles rugen, siento la sensación de que no me quieren ahí, no quieren a nadie medio muerto. Temo que quieran acabar el trabajo, porque las cosas a medio hacer no tienen futuro entre lo nemoroso.
Insectación del alma: come orugas peludas.
Se me ha ocurrido de pasada, hay un nido de orugas caído en el camino y no he resistido la tentación de pisarlo.
Es como si tuviera orugas comiendo mi humanidad, dejando grandes agujeros de nada.
Tal vez el viento  pasa a través de ellos y siento que soy estiércol. No sé...
Ser algo medio vivo no es optimista.
Pudiera ser jocoso; pero si existieras, deberías abrazarme ahora que solo el viento nos ve.
No es broma.
Llegué a ser bueno con los cables, para llegar a ser habitualmente cruel con palabras que hieren las buenos sentimientos.
El tejido negro de lo que hay muerto en mí, se extiende más allá de piel, carne, cartílago y hueso.
Es razonable que a veces sea oscuro yo también.
Tú tienes tu pequeña responsabilidad; porque he de reconocer haber perfeccionado lo medio vivo y lo medio muerto.
Tu hijo te quiere y no recuerda un día sin pensarte.
¿Te das cuenta de lo que hiciste conmigo? Tu testimonio de vida.
A lo mejor, al morir tú, morí un poco yo también.
En tal caso, olvida mi divagar. Te exonero de esa pequeña responsabilidad.
Ya te he dicho que soy habitualmente cruel, habitualmente extraño.
Es tiempo de carnaval, todos piensan que mi disfraz es bueno.
Hasta pronto papa, sigo muriendo por aquí un rato.
Nos vemos pronto.



Iconoclasta
Foto de  Iconoclasta.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

veo que no has dejado de escribir. eso está bien. yo ya no lo hago, prefiero pensar.
me surge una duda: uno de tus libros favoritos es "crónica del pájaro que da cuerda al mundo"?
besos.
K.

Iconoclasta dijo...

¿Quién eres K.?
Porque sí, porque escribo. Y escribo demasiado, a pesar de no querer hacerlo.
El pájaro que da cuerda, Murakami. Sí.
¿Quién eres K.? Porque no te veo como un Men in Black.
Nadie deja de escribir cuando se expresa así, con ese misterio, con esa marcada sensualidad fatal.
Besos, K.

Anónimo dijo...

sabía que mi memoria no me fallaba.
unos cuantos años después (¿demasiados?), estoy leyendo ese libro. me ha sido imposible no acordarme de ti.
así que, a pesar de mi tardía respuesta, gracias por la recomendación.
soy karo.
besos, pablo.

Iconoclasta dijo...

Llamé tu nombre al ver K. Sinceramente, rotundamente.
Pero luego pensé que yo no tenía tanta importancia para evocar a alguien tan lejano en el tiempo y que no tenía derecho a usurpar bellezas y edades que no me corresponden.
Ha sido una belleza de sorpresa en este momento, en este instante tranquilo. He corrido veloz por la vida, he tenido suerte aunque haya tenido que vender una parte de mí. De hecho, no tuve opción.
Besos, besos, Karo.
Disfruta del libro, como yo he disfrutado de tu sensualidad grave, densa...
Besos, más...