Iconoclasta, provocación y otras utilidades para escapar del negro abismo del agobio.
18 de septiembre de 2018
Mi liturgia.
Yo, un blasfemo... Y te rezo. Yo, un renegado... Y te adoro. Yo, un derrotado... Y te conjuro. Yo, un ateo... Y eres dogma. Así todos los días todas las horas. Eres mi liturgia. Yo, tu discípulo... Tu malaventurado siervo.
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